"Este fic participa del desafío de Octubre de "Captura la bandera" del foro El Monte Olimpo."
Pareja: Charles & Silena.
Palabra: Libro.
Género: Romance.
Era el día de San Valentín en el campamento mestizo. Todo debería ser romance, amor, chocolates, hijas de Hécate vendiendo supuestas pociones de amor a las hijas de Afrodita. Oh, l'amour. Todo felicidad y sonrisas, ¿no?
Un momento… ¿qué hace Silena Beauregard llorando? Ah, claro… ese tal Dylan, hijo de Hermes, le estaba engañando a Margaret, hija de Deméter, con una hija de Némesis. ¿Será por eso que la hija del amor llora tan desconsoladamente? No lo creo. La chica levantó un pañuelo y se limpió con él los mocos y las lágrimas. ¿Quién diría que una hija del amor llore tanto el día más, según ellas, bonito del año?
Un momento después, una chica robusta pasó bien feliz y campante de la mano de un tal Chris Rodriguez. Ella miró tristemente a Silena y Clarisse La Rue se le acercó.
—Silena, ¿qué pasa? ¿Acaso Beckendorf rompió contigo? Porque le partiré la cara si no sabe lo que es bueno.
—No es eso. Él… Charlie no me habla.
—Y encima de feo, bruto —dijo Clarisse para tratar de hacer reír a Silena. Ella solo se hizo bolita contra la pared.
"Wow, y yo que pensaba que la que no tendría pareja iba a ser yo", pensó la hija de la guerra y trató tranquilizarla.
Mientras tanto en el búnker de Hefesto, Charlie leía un libro titulado: "Las 1001 maneras de sorprender a tu pareja en San Valentín: Guía para mediocres en el amor", que le había regalado una de las hermanas de la chica que tanto le gustaba, Silena. No le había hablado por dos días y él ya estaba enloqueciendo. Quería impresionarla con algo súper romántico, pero él no era para nada un hijo de Afrodita (o travestis, cómo a veces cariñosamente los llamaba). Encontró una opción en el libro que podría ser muy fácil: "Cantarle una canción en público no está de más".
— ¡Cantarle! —dijo de repente. Él iba a buscar una canción cualquiera que le parezca bonita y adecuada. (El pobre estaba casi desmayándose sin saber que hacerle a su novia). Así que le pidió ayuda a uno de los hermanos de Silena, un tal Michael. Ese chico no parecía tan metrosexual como los demás, así que Charlie confió en él. El hijo de Hefesto le pidió que lleve a Silena a algún lugar bonito y dónde no haya mucha gente (¡Dioses, cantar da miedo con tanta gente!)
Al parecer Michael no entendió bien la idea o yo desarrollaría la teoría de que es sordo, porque lo primero que hizo fue ir directamente a la cabaña de Apolo para pedir un cupo en el karaoke especial por St. Cupido's Day.
Supongo que ya sabremos cómo terminó todo, ¿eh? El pobre Charlie terminó cantando "Who Let The Dogs Out" y casi se mata con un cable frente al micrófono. En fin, Silena se paró en la mitad de la canción y acompañó a su novio a seguir haciendo el ridículo, pero esta vez ya no le parecía estúpido.
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Bien, tengo 500 palabras...
