CAPITULO 1
ORGASMO SOÑADO
Por: Tatita Andrew
Se encontraba en una boutique tenía montones de prendas por probarse y mientras la asistente le traía otro vestido de su talla se miró en el espejo en ropa interior, se sorprendió cuando detrás de ella un hombre la observaba entre la sombras.
-¿Qué hace aquí? Grito tratando de cubrirme con las manos me sentía tan expuesta ante su mirada.
Lo miraba a través del espejo sin atreverme a voltearme.
-He venido a verte.
Rogaba porque la asistente entrará en cualquier momento y lo descubriera el pequeño vestidor solo tenía una pequeña puerta que se abría con facilidad y afuera los murmullos de las demás damas haciendo compras.
Él se fue acercando quise gritar cuando lo mire por primera lo conocía claro que lo conocía muy bien era el hombre de su vida.
Pero antes de poder reaccionar había puesto su mano suavemente en mi boca me hizo señas que no diga nada, y con su dedo en mis labios.
-Shhh.
Por detrás sentía su protuberancia apuntándome contra mi trasero, su lengua empezó a descender desde el cuello luego succiono el lóbulo de mi oreja, al mismo tiempo que sus manos me acariciaban los senos y luego el vientre. Yo estaba completamente excitada y húmeda.
Cerré los ojos disfrutando de sus caricias pero con autoridad me dijo.
-Mírate, eres hermosa, no cierres los ojos, quiero ver como disfrutas con mis caricias. Obedecí automáticamente mientras su mano hacía a un lado mi braguita e introducía un dedo juguetonamente. Nuestros ojos se encontraron con intensidad en el espejo azul y verde.
-Así me gusta tan preparada para mí. Podía apreciar cada curva de nuestros cuerpos, en los espejos que cubrían las paredes de lado a lado, su cabello rubio rozaba mi cuello mientras introdujo un segundo dedo y yo grite de placer. Cuando los movía en mi interior mientras con el pulgar acariciaba mi clítoris con movimientos circulares estaba a punto de explotar.
-No grites, te escucharán. Obedecí no quería que aquella tortura terminara. -Por favor rogué.
-Pídeme que quieres.
-quiero sentirte dentro de mí. Con prisa me hizo girar para quedar frente a frente en nuestras miradas se veía el deseo, el ardor, las ganas, me tomo con fuerza y me empujo contra uno de los vidrios mi trasero topaba el frío espejo, levantó una de mis piernas contra su cintura y me dijo en un susurro.
-Ahora te voy a follar muy duro.
-Sí por favor gemí. Luego escuche la voz de la asistente de la tienda y maldición cuando busque por todos lados, estaba sola, ¿Dónde se habría ido? Grite sin saber muy bien su nombre. De pronto escuche un susurro en mi oído pronto estaremos juntos para siempre. Corrí corrí buscándolo desesperada, cuando me di cuenta estaba sudando y jadeando encendí la luz de la mesita de noche y me di cuenta que estaba en mi cama, en mi apartamento, fue todo un sueño susurre, mire al hombre que dormía a mi lado Terry roncaba sin darse cuenta de nada. Roce mis senos y estaban duros y sensiblemente dolorosos mi sexo también estaba muy húmedo, no era una mujer promiscua más bien eran pocas las veces que había logrado llegar a u orgasmo, tal vez porque no había tenido relaciones con ningún otro hombre que Terry habían sido novios desde el colegio y ahora faltaban pocas semanas para casarse. Volvió a suspirar siempre el mismo hombre, lo conocía muy bien sin necesidad de recordar su sueño, cabello rubio y largo ondeando al viento, tez blanca, nariz perfilada, ojos expresivos de un azul tan intenso que la miraban como la única mujer en la tierra, barbilla definida, y esa sonrisa, era lo mejor podrías perderte en ella, no entendía porque razón llevaba teniendo el mismo sueño por más de 20 años, recordaba poco pues apenas tenía 6 añitos, pero su madre le dijo que era una niña muy traviesa que le encantaba subirse a los árboles y un día subió tan arriba y al pisar una rama que estaba muy frágil había caído al suelo, estuvo inconsciente por muchos días, toda su familia la lloraba pensando que no iba a sobrevivir, no podía recordar nada de eso pero tenía bien claro que estaba en un lugar oscuro que una voz la llamaba, ven aquí pequeña esa voz me fue conduciendo donde había mucha claridad y me dijo que debía seguir una luz que estaba mucho más allá, tenía miedo le dije que no me dejará. Me dijo que algún día vendría por mí y estaríamos juntos para siempre. -¿Quién eres? -Soy tu príncipe azul. Y cuando desperté todos los miembros de mi familia estaban felices al verme bien, si llevaba soñando con el tanto tiempo pero ningún sueño como eso tan real. Estaba totalmente excitada debido al sueño sin pensarlo dos veces me subí a horcajadas entre las caderas de Terry le baje suavemente el bóxer y con mis manos empecé a acariciar su miembro hasta que volvió a la vida abrió los ojos sonrió complacido, lo tome entre mis manos y yo me misma lo introduje en mi interior, cerré los ojos quería pensar que aquellas manos que me tocaban eran las de mi príncipe y empecé a moverme hacia arriba luego abajo hacia adelante y hacia atrás, era algo tan intenso y tan fuerte que en pocos minutos estaba llegando a un orgasmo tan alucinante que me dejo exhausta.
-Wow, Candy has estado increíble.
Ella se sonrojo no quería sacarlo de su error, que había tenido ese orgasmo tan intenso porque estaba pensando en el príncipe de sus sueños, no se sentía culpable después de todo no era como si lo estuviera traicionando era un sueño nada más, todas las parejas de vez en cuando necesitan fantasías para salir de la rutina, pero la verdad era esa, había pasado mucho tiempo desde que ella había podido disfrutar tanto teniendo relaciones con su novio, decidió dejar de pensar y volvió a quedarse dormida.
Era martes Candy salió del hospital con una sonrisa de satisfacción, no podía creer que hubieran confiado ese proyecto en su persona, sabía que estar comprometida con uno de los hombres más ricos de la ciudad abría muchas puertas, pero esta vez lo había conseguido por mérito propio.
Llamo a Terrry para contarle pero su teléfono sonaba apagado, había tenido que viajar hace tres días por asunto de trabajo. ¿Y si le daba la sorpresa? Después de todo, era algo para celebrar, una empresa internacional estaba dispuesto a invertir mucho dinero en un proyecto innovador y que a la vez sea para ayudar a los demás.
Muchos hospitales como fundaciones quería obtener los beneficios, pero ella tenía una idea que los señores de la Multinacional no iban a poder rechazar. Con eso en mente ya estaba llegando a la empresa en New York.
Al llegar donde la recepcionista estaba se encontraba atendiendo una llamada, por lo que paso sin preguntar si su prometido podía recibirla. Estuvo a punto de tocar cuando se dio cuenta que la puerta no estaba cerrada algunas voces y murmullos se escuchaban desde adentro, sin hacer ruido y pensando que interrumpía alguna reunión miro sigilosa, para descubrir que su querido prometido se encontraba entre las piernas de una mujer con uñas postizas rojas que se prendían como garras en sus hombros, los pantalones bajados hasta la rodilla, ella con la falda hasta la cintura y encima del escritorio, los papeles volando por todos lados, y las voces.
-Vamos zorra, sé que te gusta, toma toda mi polla.
-Sí papi dame más.
Era como un sueño no podía creer lo que veían sus ojos, u lo que escuchaba el hombre tan recto y respetable, su primer novio y hombre, diciendo esas vulgaridades lo desconocía en aquel momento, no podía articular palabra menos decir algo, él estaba de espaldas que ni siquiera había notado su presencia hasta que la chica la miro a los ojos y sonrió complacida por la escena. -Vamos papi, córrete en mi.
Ya no podía soportar salió corriendo a un baño hasta que las náuseas aparecieron y vómito y luego vomito nuevamente.
Regreso al hotel donde se hospedaba donde se quedó mirando el techo sin hacer nada, solo sentía decepción, decepción por pensar que Terry era un hombre bueno y sensible ni siquiera dolor, rabia, había sido traicionada pero parecía que no le importaba lo que había visto. A las nueve de la noche decidió bajar al bar del hotel para despejar su mente, se sentó en la barra con una margarita en la mano. Empezó a mirar alrededor de las mesas, cuando en una que estaba colocada en un rincón estaba un hombre no se apreciaba muy bien su figura, pero Candy tenía la certeza de que lo conocía, con el corazón latiéndole aceleradamente se acercó y al aproximarse se dio cuenta que su instinto no le fallaba era él, debía de ser un sueño, su príncipe estaba allí, y ahora ella nuevamente lo necesitaba con desesperación.
Al llegar un poco más cerca el aludido alzo las cejas en mirada interrogativa, ella le sonrió y se quedaron mirando un largo rato como reconociéndose nuevamente azul y verde queriendo ver más allá de lo evidente.
Cuando dejo de mirarla la examino de arriba abajo como un león a su presa, por un momento tuvo miedo del rumbo que estaban tomando las cosas, pero había estado esperando toda una vida para ello, al mirarse se dio cuenta que llevaba una falda demasiado pequeña, se la había puesto para sorprender a Terry y una blusa de seda que se apreciaba su brassier provocativamente.
Ella le sonrió coquetamente, bueno intento jamás en su vida había filtreado con nadie, se sentó en su mesa cuando este le hizo un gesto con la mano.
-¿Cómo te llamas?
-Blanca adrede dijo su segundo nombre, después de todo y a pesar de que estaba en un sueño no quería que nadie supiera su nombre. -Que inusual nombre. -Lo es. -Yo soy…
-No es necesario por favor….
-Por lo que veo te gusta la aventura y los riesgos.
-Algo así. Intente parecer una mujer fatal
-Vamos. ¿Tu habitación la mía nena?
-Tomé la mano que me ofrecía, y al rozarla fue como si me atravesará un rayo por todo el cuerpo.
-A la mía.
Estaba muy nerviosa no podía ni siquiera abrir la puerta con sus llaves, amablemente se ofreció a hacerlo él. No tuvo tiempo de nada en cuanto entraron a su habitación la tomo en los brazos jadeando, y la llevo hasta donde había una mesa con un jarrón el cual volaron al piso. Mientras no podía dejar de besarse, era mucho mejor que todas las fantasías juntas era como un montón de juegos artificiales.
-Oh por Dios… logro susurrar cuando pudo respirar.
-Pequeña era como fuego en mis manos… vamos a hacerlo duro y con fuerza, voy a entrar en ti porque necesito tomarte ahora. Rápidamente le ayudo a desabrocharle la camisa, luego el abrió los botones y de su blusa y saco los pezones por encima del sujetador, a duras penas pudo desabrocharse el pantalón bajarse el cierre y sacara su enorme miembro erguido delante de ella gimió cuando de una sola embestida la penetro hasta el fondo, se sentía llena y completa en todas las paredes de su vagina se acoplaba como dos seres destinados a estar juntos.
-Voy a correrme vente conmigo. Jadearon sin control mientras él seguía saliendo y entrando mordisqueando sus pezones con fuerza y la tomaba de las nalgas y la apretaba con intensidad. Se corrieron al mismo tiempo mientras Candy caía contra su duro cuerpo.
Ella pensó que eso iba a hacer todo, sin darle tiempo a recuperarse la tomo en brazos rumbo a la habitación, en donde se despojaron de la ropa allí puedo apreciar cada centímetro de su cuerpo, cada lunar, cada detalle, cada musculo de sus fuertes brazos mientras la apretaba, coloco sus piernas sobre sus hombros y ahora mucho más despacio pero con la misma entrega se empezó a moverse dentro de ella.
-Quiero disfrutar estando dentro de ti. Quiero sentir cada contracción de tu sexo. Esta noche eres mía.
Las palabras que le decían no eran groseras ni vulgares, pero decían con cada detalle lo que le haría, lo que sentía y eso la hacía alucinar una y otra vez, nunca se había sentido así, era como si su cuerpo lo hubiera esperado desde hace tanto tiempo.
A la mañana siguiente despertó sola en la cama, pensó que había sido un sueño, debía de serlo pues no había rastro del hombre en cuestión, pero algo le decía que no era. Así el olor a sexo en el ambiente y la satisfacción de su cuerpo le dijeron que no estaba equivocada. Al ver la hora corrió Maldición hoy día tenía la entrevista que con el gerente de la Multinacional. Mierda todavía tenía que tomar un avión solo esperaba que pudiera lograrlo. Nada le había salido bien, estaba llegando atrasada, la blusa se le había salido el primer botón, venía toda despeinada, ni siquiera había tenido tiempo de irse a dar una ducha y estar mucho más presentable y todo para que cuando llegará la secretaria le anunciará, que se había cansado de esperarla y ya se había ido, de eso no hacía ni diez minutos corrió y para terminar de rematar su suerte el tazón de sus zapatos rojos se le rompió, pero a lo lejos pudo divisar al hombre que ya estaba a punto de subir a su limosina. Cuando logró gritar.
-Ey por favor, espere un momento. Al parecer la escucho porque colocaba sus manos en su frente para que el sol dejara verlo mejor. Llego sin aliento y sin poder respirar bien.
Pero había valido la pena, hasta que al estar de cerca se dio cuenta que el hombre que tenía en frente suyo no era solamente el príncipe de sus sueños con quien había soñado tantas veces, sino que era el mismo con quien había pasado toda la noche en un sexo salvaje y loco, solo pudo hacer lo humanamente posible en estos casos se desmayó.
-¿Despierte se encuentra bien? Volvió a abrir los ojos y al verlo los cerró nuevamente rogando porque fuera un sueño. No había sido un sueño en verdad se había acostado con otro hombre que no era Terry. Luego sintió que pusieron algo fuerte en su nariz y recobro la conciencia. Estaba sentada en la parte de atrás de la limosina.
-No vuelva a desmayarse, ¿Ha abierto los ojos tres veces? Y al verme los ha vuelto a cerrar. ¿Acaso soy una especie de fantasma?
-No, solo un sueño.
-Déjeme decirle que soy muy real. Mi nombre es Williams Albert Andrew soy el Gerente de la Multinacional. Y el hombre que usted sedujo anoche en New York para tener sexo con él, por supuesto por ¿obvias razones? No pudo articular palabra, no solo por saber de quien se trataba sino por la infamia que acaba de lanzar sobre ella.
