¿Quién dice que leer el libro sentimental no sirve para nada? :D
Este se supone que era para el sábado… y el prompt era "Redes sociales" pero como podrán notar eso no me importó demasiado.
Para los que enviaban sus cartas a ese tipo de secciones ¡Lo que digo más abajo no es verdad! Y espero que ustedes hayan encontrado a alguien especial también.
Simon S. Salisbury
"Soy un chico de 20 años, de piel dorada, ojos azules y cabello color cobre y rizado. Me interesan las ciencias naturales, la esgrima y los bollos de cereza. Estoy en busca de una señorita o joven para que me escriba y así comenzar una bonita amistad. Ahorita estoy privado de mi libertad; pero pronto saldré…"
El anuncio estaba publicado en una de las revistas de su madrastra. En la sección "Lonely people". Disfrutaba leerlos porque las solicitudes solían ser bobas, desesperadas, falsas o simplemente ridículas y eso le sacaba enormes carcajadas. Era una buena forma de entretenerse. También le gustaba leer esas novelas rosas que se publicaban en ella, decía que lo hacía de forma irónica, pero ni él mismo se creía aquello.
Esa publicación en particular le había parecido realmente triste. Las personas que solían escribir ese tipo de cosas eran viejos cachondos o bien, cursis solteronas. No un chico de veinte años.
Un chico que, para colmo, estaba preso. Debía ser alguien solitario o muy peligroso para haber acabado así. Era, cuando menos, una historia muy llamativa. La vida de Baz últimamente era demasiado tranquila. Copió los datos que estaban impresos en la página en un papel que encontró por allí. Tenía que ir a comprar algunos sobres y estampillas.
En la primera carta que envió Baz simplemente saludaba al chico. No daba demasiados detalles sobre él mismo, además de los obvios, claro está. Le interesaba conseguir la amistad del chico; pero no creía en verdad que recibiría una respuesta.
Así que, cuando una tarde al regresar a casa le dijeron que tenía una carta se sintió feliz en verdad. De inmediato subió a su habitación a leerla y darle así una pronta respuesta .El joven en su carta se notaba feliz aunque con sus reservas. Tenía una redacción que resultaba más extraña que mala; pero que resultaba bastante disfrutable.
Fue así como comenzó su relación epistolar.
Al principio sólo se contaban cosas de sus rutinas del día a día. Como si cada uno de ellos estuviera escribiendo un diario. Detalles sin mucha importancia y anécdotas sobre cómo era vivir en sus respectivas prisiones. Baz solía llamarle así a su universidad y Simon, que había sido encarcelado injustamente por una estupidez del cretino que tenía por padre, no se tomaba su condición de preso muy en serio. Le resultaba muy aburrida y un fastidio para sus estudios.
Con el paso del tiempo, Baz empezó a enviar pequeños cuentos y dibujos para que el otro los disfrutase en la soledad de su celda. Todo esto y la escritura en sí era una gran entretención para Simon. Era bastante tedioso estar allí.
Se enamoraron de forma tan paulatina que ni ellos mismos se dieron cuenta. Pero de pronto la ansiedad y espera por recibir las cartas era demasiado grande. Fue por ese entonces cuando empezaron a intercambiar fotos, mechones de cabello y otros pequeños objetos que eran permitidos en la cárcel.
Resultó que a Simon le faltaban sólo unos cuantos meses para ser liberado. Ambos decidieron que entonces se verían en el centro de Londres.
Y cuando al fin estuvieron uno frente al otro, supieron que nunca más serían almas solitarias.
Muchas gracias por leer 3
