Hola queridos lectores. Esta es un de las ideas que ha estado en mis archivos desde hace u tiempo. Espero que les guste y aprecien las locuras que salen de mi cerebro.
Ouat no me pertenece, pero estoy con ansias por saber que trae esta temporada. Hasta ahora el primer episodio me da la esperanza de que sí, esta puede ser la temporada en que Swan Queen sea canon. Quizá. (le sigh)
Cualquier horror ortográfico es mío.
Sin más, disfruten. =)
MÁS QUE OBVIO
CAPÍTULO I: DISCURSO
Hoy no era un bien día. Definitivamente no lo era.
¿Por qué?
Porque hoy se supone que tenía que llegar al trabajo puntual como siempre –no casi siempre, ok casi, casi siempre- y justo cuando iba a lograr el milagro de la semana, una mujer de esas que se visten a la perfección, que caminan como si las calles y las avenidas fueran una pasarela, se tropieza con ella.
Era obvio que la culpa era de tal preciosa e insoportable mujer.
Más que Obvio.
Y Quizá no, quizá toda la culpa la tenía Emma Swan.
De todos modos ¿cómo una mujer podría ser tan insufrible con lo hermosa que se veía? Sabrá Dios, porque Emma sinceramente no podía comprenderlo.
Y tal vez la culpa era suya –totalmente suya- porque por andar fijándose en la hora no vio que tal mujer de cabellos marrones y ojos penetrantes estaba yendo en la misma dirección. No vio cuando su pie dio un mal paso y todo su cuerpo fue aparar en la espalda de dicha morena desequilibrándola por completo. No vio tampoco como al tratar de componerse puso las manos donde no debía.
Oh, pero que sensación.
Y que suave.
Pero lo siguiente que sintió fue algo muy contrario a lo anterior, es más, aun puede sentir al ardor en su mejilla por la cachetada que le dio por haberle, accidentalmente cabe recalcar, agarrado los grandes dotes, el regalo de la naturaleza, que tenía esa mujer por pechos.
Sin duda hay un refrán que dice "amar es compartir", era definitivo que esa mujer debería compartir con ella.
En resumen, después de una vergonzosa y casi increíble situación en donde aquella mujer la había llamado desde cavernícola hasta incompetente en tan solo un par de segundos, en la cual también Emma había pedido perdón más de mil veces –aunque si es sincera consigo misma, no estaba tan arrepentida- y aún así aquella diosa había decidido ignorar sus balbuceos como ella tan majestuosamente lo había llamado.
Sin duda era una mujer atractiva, con una voz que te pone la piel de gallina, unos labios que te invitaban a que los beses. PERO, era insufrible, creo que eso ya lo había dicho, pero vale la pena recalcar. Solo había pasado unos instantes con ella y ya le estaba hirviendo la sangre con las ganas que tenía de estrangularla.
Es en ese momento en donde recuerda en donde tiene que estar. Así que dejando a esa Reina de hielo atrás, vuele a la maratón de llegar temprano al trabajo.
Era obvio que no sería así, pero vale la pena soñar.
Y justo tenía que ser hoy.
¡Justo hoy!
El día en que su nuevo jefe sería presentado ante todos.
No hay nada mejor que una buena impresión. Espero que hayan resaltado el sarcasmo de esa expresión.
Sabía que hoy no sería un buen día. Creo que eso ya lo había mencionado antes.
Porque cuando entra a la oficina de reuniones donde le darían la bienvenida al nuevo Gerente de una de las empresas más grandes de Estados Unidos dedicada al trasporte de pasajeros y carga, sabía que su día sería aún peor.
En serio, sí puede ser peor. Aunque no lo parezca aún.
-Emma, ¿qué rayos te ha pasado? –dijo el joven de ojos azules desde uno de los asientos.
Aquel elocuente, a veces coqueto rayando en lo acosador era Killian Jones. Muy buen amigo suyo, siempre y cuando recordara que estaban interesados en el mismo sexo y que no debía de robarse todos sus delineadores negros.
-¡Lo siento! Esta vez no fue mi intensión, pero me choque con esta hermosa mujer, que más bien parece una sirena de mitología, de esas que te seducen con la voz solo para hacerte presa y devorarte y luego esconder tus restos fósiles en algún lado del océano.
Ok, sabía que estaba exagerando, pero aún tenía un poco ansiedad por haber corrido hasta ahí, por no saber si estaba en peligro de desempleo y por haber conocido a un ángel terrenal ¡solo para saber que estaba disfrazado de tinieblas! Y seducción. ¡Pero más de tinieblas!
-Tranquila, aún no ha llegado el cocodrilo con el nuevo sargento.
Es ahí donde puede respirar un poco más y relajarse antes de la inevitable charla de bienvenida que vendría. Por lo visto parece que se salvó de una inevitable tragedia.
-No sabes lo genial que es escuchar eso.
-Olvídalo ya, ahora cuéntame un poco más de aquella sirena.- dijo Killian moviendo sus cejas sugestivamente.
-Pues imagínate a una de las mujeres más sexys que puedas imaginar. -hizo un pequeña pausa para que Killian pudiera concebir la imagen que poca justicia le hará con la realidad.- Una de esas que se visten como para salir en una alfombra roja, con unos ojos marrones tan profundos que parecieran que conocen todos tus secretos y unos cabellos que parecen ser tan suaves como la seda y unos labios, oh sí, eso labios eran muy deseables.
Y sí que se la podía imaginar. Aunque el encuentro había sido breve, la mente de la rubia había capturado la imagen cual escultura griega en su memoria.
-Swan, no es por romper tu sueño mojado del momento, pero creo que dicha sirena sí existe y viene para acá.
-¡Que mierda Killian! ¿De qué hablas?
El joven de cabellos negros señalo discretamente en la dirección específica y ambos fijaron su mirada por el pasadizo que daba para la entrada de la oficina. Emma daba gracias al cielo por el genio que se le ocurrió construir la infraestructura con puertas y paredes de vidrio. Pero ahora que lo piensa, ¡NO!
¡Maldita sea!
Era ella. ¡En serio era ella!
¡Esa mujer creía que ella era una completa imbécil!
Y sí, tal vez tenga razón, pero eso a Emma no le convenía.
¿Pero qué hacia acá? ¿Qué hacía con Rupert Gold con aquella Reina del Mal?
Espera un momento.
Oh, no
Oh, por Dios no.
OH NO
¡OH POR LA GRAN FRUTA!
¡¿ES EN SERIO?!
Y sí, lo temible, lo más espantoso, el destino caprichoso, como quieran llamarle.
Ella sería su nuevo jefe.
Ella.
Pero ¿por qué diablos no dijeron que sería mujer? Y que mujer.
Que mujer, en verdad.
Lo único que queda es hacer la de Goku.
Pedir energía al mundo para sobrevivir está situación.
Ok, era definitivo, debería de conseguir nuevos amigos, ya que por lo visto Killian y Neal no ayudaban en su crecimiento intelectual. Bueno, no todo es perfecto.
El cocodrilo y aquella Reina Mala entraron al salón como si de la coronación de un rey se tratase.
Quizá si fuera así.
Porque su nueva jefa se convertiría en la protagonista de sus pesadillas mojadas.
¿Existe algo parecido?
No.
Bueno, ahora sí.
Definitivamente sí.
Cuando aquella morena de labios rojos fija su mirada con majestuosidad por cada uno de los colaboradores presentes -como si estuviera examinando sus almas y se enterara de todas sus debilidades, como un escáner de mal, si definitivamente un escáner del mal- se encuentra que ahí, en la misma habitación esta la idiota que había prácticamente abusado de ella en la vía pública.
Es en ese preciso momento pasó por la mente de aquella joven gerente la pregunta de ¿por qué diablos estaba rodeada de incompetentes idiotas?
El encuentro de las miradas entre Emma y la nueva sargento podía derretir un iceberg. Se sentía la tensión.
Unos quizá recuerden este momento y piensen: "Sí, en verdad parecían tener sexo agresivo con la mirada." Otros quizá: "Emma parecía estar de firmando una sentencia de muerte." Y unos pocos valientes se atreverán a confesar: "Debí apostar más por aquella relación tormentosa."
Lo que atrajo la atención de todos en la habitación fue la voz de Gold.
-Muy buenos días a todos. Como ya saben, hoy estamos reunidos para introducir y dar la bienvenida a nuestra nueva Gerente General Regina Mills.
Era obvio que el Cocodrilo era un gran actor, pero todos sabían lo ardido que estaba por no haber sido él el que ocupara el puesto que tanto había deseado alcanzar y no de maneras muy limpias.
Pero al diablo con Rupert Gold.
Volvamos con Emma.
Ahí estaba ella.
Petrificada, anonadada, estupefacta, atónita, pasmada, en fin ustedes entienden. La idea es que ahí estaba ella. Con la cara de tarada aún sin podérsela creer.
Regina Mills, la nueva Reina Mala, no solo sería su jefa, sino era nada más que la Gerente General de StoryBrooke Airlines, donde viajar es más que un cuento de hadas.
Podría apostarlo ya. Esa morena sería su final.
Si le preguntan a Emma Swan ¿qué es lo que recuerda de la bienvenida que dio Gold? Ella responderá con simpleza.
Nada.
Nada de nada.
Ok, si, algo.
Regina Mills. Nueva Gerente
Gerente General Regina Mills.
Nada más.
Para cuando Gold terminó con su discurso sin importancia, al cual Emma estaba segura nadie había puesto atención, Regina Mills tomó la palabra como era de esperarse. El discurso fatal de agradecimiento y expectativas y todo ese floro.
Emma sabía que estaba mirando. Lo sabía, pero no podía dejar de hacerlo. Y si alguien quisiera decirle algo al respecto, ella respondería lógicamente que ella es parte de una audiencia muy atenta. Lo cual es pura mentira, claro está.
Hay cosas en la vida que te hacen reaccionar de diferentes maneras, pero quedan grabadas en la mente por el resto de tu vida. Como lugares, personas, momentos, etc. Te dan sensaciones voluntarias e involuntarias. Emma sin duda estaba teniendo una de esas que son involuntarias.
Su cuerpo respondía la voz de Regina Mills.
Y cómo respondía. Cuerpo traidor y desleal.
Seductoramente aquella diosa la envolvía como si de proposiciones sexuales hablase, pero todos en aquella habitación saben que el tema es completamente diferente y aburrido, nada que ver con lo que pasa por la mente de la joven de ojos verdes.
Emma trata de resistir.
En serio que sí.
En serio que trata.
La odia.
En serio que la odia.
Es definitivo. La odia con todas la fuerzas del mundo.
2 minutos en el discurso.
"Maldita sea, si que la odio. Haré una fiesta de odio para todos los que la odien y así podremos odiarla juntos y acumular odio no correspondido."
3 minutos en el discurso
"Ok, no es tan buena. Pero es buena. Y se ve bien, claro para el tipo de realeza al que pertenece."
5 minutos en el discurso
"!Es injusto que se vea tan bien hablando de estadísticas! ¡¿Quién hace de las estadistas algo tan sexy?!"
6 minutos en el discurso
"Mierda, hay que admitir que sí sabe su tema, claro por algo es la gerente, pero que sensual que se ve."
7 minutos en el discurso
"¡No puedo más! Esto debería ser considerado como porno. Es tan perfecta. Y que tal cuerpazo."
8 minutos del discurso
"¿Cómo es que su cabello se ve tan perfecto? ¿Hace calor aquí o solo soy yo?"
Para cuando el discurso terminó, Emma no estaba segura si había llovido en la habitación o no con lo mojada que estaba. Todos aplaudieron y ella aplaudió por reflejo. Su mente estaba a mil al igual que todo su cuerpo.
De pronto sus ojos se volvieron a encontrar y ahí Emma supo que el ataqué sexual que había ocurrido en su mente había sido descubierto por Regina.
Tragó saliva, pero no pudo por más que quiera desconectar su mirada de la de ella.
Gold le estrecha la mano a la nueva Gerente, agradeciéndola por tal alentador discurso terminando completamente con la conexión entre ambas.
Era obvio que la falsedad de las palabras de aquella sabandija no había alcanzado el objetivo deseado por Regina, la cual solo se limito a darle una media sonrisa, una de esas políticas que han sido practicadas más de mil veces cuando quieres simular que quieres insultar a la madre de alguien aunque ella no tenga la culpa.
Volviendo a sus pensamientos, Regina no podía dejar de darle vueltas a lo ocurrido con la cavernícola que se la había pasado devorándola con los ojos durante todo el discurso. Y si cuenta el tocamiento indebido la hacía enfurecerse más.
Pues aquella rubia podía mirar y desear todo lo que quisiera, porque jamás le iba a dar el placer de ser suya.
Eso era más que obvio.
Jamás.
Marquen sus palabras.
Jamás.
Poco sabían las dos que esto era tan solo el inicio de algo de lo cual no podrían escapar.
Poco sabían de lo que en realidad se necesitaban la una a la otra.
Pero de algo Emma Swan estaba segura.
Estaba totalmente jodida, porque esa morena le iba a cambiar la vida.
Sí, totalmente jodida.
Y eso sí que era más que obvio.
