LA TRIADA
Por: Xelli
Cáp. 1: la calidez del corazón
Era apenas miércoles por la mañana cuando HoroHoro regresaba de la estación del tren, ya que acababa de dejar a su hermana quien regresaba a su pueblo natal. Él estaba contento en la pensión junto a sus amigos por ello decidió quedarse; con todo eso en su cabeza no se fijo por donde iba cuando tropezó con alguien.
-pero que clase de ton…-decía hasta que noto que se trataba de una hermosa joven como de su edad algo aturdida por el choque- estas bien?-pregunto cortésmente al levantarse-(oh si que es bella…)-pensaba al ayudar a la chica.
-creo que si, lo siento-dijo con una dulce voz; él no pudo evitar admirarla por un segundo: vestía toda de negro, pero le iba bien con su blanca piel y su largo cabello negro el cual tenia medio atado con una cinta blanca.
-no te preocupes…ah este, mi nombre es Horohoro!-se presento muy apenado por haberla estado viendo.
-que lindo eres!-le sonrió esta-yo me llamo Yuki-ahora eran sus brillantes ojos azules los que lo tenían hipnotizado, pero esta vez ella que do atrapada por la mirada del Ainu.
-…que bonito nombre…-balbuceó Horo.
Se quedaron así por unos minutos, hasta que ambos notaron el rubor del otro; caminaron sin rumbo fijo mientras charlaban un rato, ella le contó que estaba de viaje y él pues le dijo lo mucho que aprecia la naturaleza. Simpatizaron mucho, ella era muy alegre cosa que al shaman cautivaba; Yuki a su vez le agradaba la simpatía de Horo. Ya era casi medio día cuando menos querían dejar de platicar y de estar juntos.
-fue una agradable mañana, pero tengo que irme-le decía ella tristemente
-ya se, tienes que regresar a tu hotel…-pero repentinamente se le ocurrió una esplendida idea-oye…me preguntaba si no querías quedarte con migo en una pensión a las afueras de la ciudad, es donde vivo…- ella lo miro un momento.
-claro, solo déjame ir por mis cosas al hotel-dijo al hacer ademán de irse
-te acompaño!-se ofreció Horo pero lo detuvo.
-no, tengo demasiado tirado!-exclamo nerviosamente sacando la lengua.
-te comprendo...-recordó el joven el estado de su cuarto antes de que Anna le dijera que lo ordenara-pero te esperare en el lugar a las ocho
-a propósito, como llego ahí?-pregunto al tallarse la nuca y luego el Ainu le dio santo y seña de como llegar.
Pasaba de las doce del día cuando Jun, quien estaba de compras con su hermano, había encontrado una tienda de su agrado dentro de un enorme centro comercial, no pasaban mas de diez minutos cuando Len ya no aguantaba más la muchedumbre; pasara el tiempo que pasara, el joven seguiría siendo en un cierto modo una persona de soledad, que no soporta estar en medio de grandes multitudes de personas así que salio del lugar y se sentó en una banquita a esperar. Unos minutos después una joven llamo su atención, ella caminaba despreocupadamente por la acera cuando tropezó, tirando por el suelo muchos rollos de escritos, uno de los cuales rodó hasta donde Len se encontraba, él lo miro por unos segundos y cuando se disponía a levantarlo su mano choco con la de la joven, de inmediato ambos apartaron la mano.
-...lo siento mucho...-dijo con una queda voz la joven al tomar el pergamino
-..no te preocupes-le contesto este retomando su postura en lo que ella recogía otros más que cayeron a un costado de la banca.
-le pasa algo maestro?-de repente llego Bason, a ver a su amo.
-un maestro?...-ella decía al momento de tirara nuevamente todo al suelo para hacer una reverencia para el joven-lo lamento señor, espero perdone mi falta de respeto!-repetía nerviosamente al venerar a Len.
-..no. no soy esa clase de maestro, no es necesario...-dijo Len nervioso al ver lo que ella hacía, pero cuando la chica levantó su mirada ambos quedaron viendo las pupilas del otro por un rato.
-perdón...-contesto por fin al ponerse de pie pero perdió el equilibrio y estaba por irse de espaldas cuando Len la tomo de la mano-...-
-...te lastimaste el tobillo cuando te tropezaste --(es demasiado dulce...)-pensó al sentarla en la misma banquita que él.
-que listo es señoriíto!-dijo fascinado el fantasma
-no se ...moleste-se apeno mucho ella -puedo por lo menos saber su nombre?-
-me llamo Len Tao...-contesto este al mirarle a los ojos-y este es mi espíritu, Bason-después simplemente continuo viendo la nada.
-veo que son de de china, joven Tao-conversa la chica-bueno...mi nombre es Yume..- se desamarro su largo cabello negro, el cual tenia medio atado con una cinta blanca, para sujetar sus pergaminos.
-deberías esperar un poco antes de irte-comento Len casi sin pensarlo.
Pasaron un tiempo así sin decir gran cosa, pero luego acabaron hablando de china, ella paresia venir del país pero no, solo estaba de viaje de investigación; podría decirse que justo cuando se estaban despabilando fue cuando Jun llego, nuevamente Yume se presento.
-espero me disculpen pero tengo que irme, gracias por todo joven Tao-se despedía ya de pie.
-(mi hermano esta muy raro...creo que debería hacer algo al respeto...)-espera, no te gustaría pasar unos días con nosotros, estamos hospedados en un bonito lugar a las afueras!-la invito Jun, a lo que Len no pudo más que hacer notar un leve sonrojo cuando su hermana lo volteo a ver con una picara mirada.
-si no causare molestias, con gusto!-respondió con una sonrisa muy tierna y extrañamente Len también-solo dejen que vaya por mi equipaje, espero comprendan que tengo que recoger muchas cosas y eso solo los retrasaría, así que iré yo sola, señorita Tao-
-llámame Jun, y claro te esperamos a las ocho-dijo esta al entregarle una dirección que acababa de escribir en un papel.
Eran cerca de las siete de la noche cuando Manta e Yoh salieron por algunos víveres por ordenes de Anna, la itako los mando por algunos ingredientes que el joven shaman ocuparía para cocinar esa noche.
Yoh estaba afuera del lugar ya que el enano cabezón sabia que de lo contrario saldrían con un ciento de golosinas que no están dentro del presupuesto.
-pobre Yoh, tener que hacer la cena; bueno ahora cual marca de tallarines comprare?-se cuestionaba con dos paquetes en las manos.
-ese de la derecha sale muy bueno!-escucho venir de sus espaldas, cuando volteo se topo con una linda joven de ropas negras.
-gracias-dijo al tomar el que ella le aconsejaba-imagino que tienes buen gusto!-comento señalando las cosas que la chica cargaba.
-cuando uno viaja debe tener un paladar bueno pero censillo jijiji!-rió esta al ver todos los dulces que llevaba.
-(algo en ella me recuerda a Yoh)-mucho gusto me llamo Manta Oyamada!-estiro su mano para saludar.
-yo soy Kotori!-dijo al estrechar su mano-pero juro que no siempre como solo chucherias!-bromeaba con el chico.
-pues si quieres puedes venir a cenar o hasta hospedarte en la pensión "En", no esta muy lejos-ofreció Manta a su nueva amiga.
-me encantaría Manta, solo deja que vaya al lugar donde me quedo para recoger mis cosas!-
-te ayudaría con eso, pero tengo que acabar las compras. Ten la dirección para que no te pierdas!-y con esto le entrego un cachito de cartón en el cual la escribió.
-bueno, te veo como en una hora!-se despidió al dar la vuelta del pasillo de las pastas.
-por qué te demoraste tanto?-reprocho Yoh algo aburrido cuando Manta por fin salio.
-lo sabrás cuando den las ocho!-el shaman solo lo miro extrañado
-me gusta que estés contento, peque!-
Estaban por dar las siete y media cuando los hermanos Tao regresaron a la residencia Asakura, Jun corrió a su habitación para mostrarle a Li Brus Long lo que compro, mientras Len se fue a donde un embelesado Horohoro estaba ido en la mesa y Anna veía televisión.
-por qué en la luna, Hotohoto!-trato de molestar el recién llegado ya que se encontraba de muy buen humor por lo sucedido en el día.
-no hay nada que me moleste en este momento, es mas hasta te lo voy a platicar aun cuando no quieras-contesto el ainu al otro lado de la mesa-hoy por la mañana conocí a una hermosa joven, sus ropas negras, sus ojos azules y su largo cabello ah!-suspiro Horo sin notar que Len lo miraba con su típica mirada de pocos amigos.
-imposible...-susurro el joven chino- ella era de tez muy blanca?-a lo que Horo asintió-y sus ojos azules son tan hermosos... que hipnotizan?- ahora es cuando el ainu comprendió un poco la situación.
-tú también la conociste!-ambos se miraron fríamente-ni te atrevas en siquiera pensar en ella!-
-mas bien tú, ella es demasiado buena para ti!-dijo Len parándose de la mesa.
-y que te hace pensar que se fijaría en ti, eres tan simpático como un sepulturero!-contesto molesto al poner se cara a cara.
-mira papanatas, no la vas a "conquistar" primero te mato!-las cosas se estaban poniendo por demás tensas.
-silencio!-grito Anna-si van a pelear salgan al patio, hacen demasiado ruido!-ordeno la itako antes de retomar su programa de TV.
Estaban por salir cuando llegaron Yoh y Manta, este ultimo llego a la zona de batalla que estaba por ser abandonada mientras que el joven shaman se fue a la cocina a comenzar con la faena de preparar la cena.
-por qué tan tensos?-pregunto el peque.
-ese chinito me quiere bajar a mi prospecto de novia!-acuso Horohoro.
-mas bien el Hotohoto trata de molestar a mi dulce jovencita!-reclamo Len al borde de sacar su arma de ataque.
-vamos, no es para tomarlo tan apecho!-pero Manta volteo a ver el reloj del lugar-que bien ya van a ser las ocho, ya va a llegar alguien especial!-
-no estarás hablando de una chica de ropas negras, o si?-lo miro inquisidoramente el chico peliazul.
-pues...si-ya estaba lo bastante nervioso al ver a Len con la misma expresión dirigirse a él. En ese instante algo salvo a Manta, un grito provenía de la entrada.
-debe ser ella!-dijeron al correr a ver que le pasaba.
Menuda sorpresa se llevaron cuando al abrir se encontraron con tres jóvenes exactamente iguales, solo se les diferenciaba por sus ropas, que un que del mismo color eran distintas e iban desde un quimo, un top y un simple atuendo algo fresco.
-...les...pasa algo?...-por fin pregunto el pequeño.
-no es nada, Manta jejeje!-rió Kotori al quitarse de la pared del recibidor y estirar un poco su falda.
-lo siento joven Tao!-dijo la autora del grito-es que ...no esperaba ver a mis hermanas en este lugar...-
-joven Tao?-se burlo Horohoro hasta que este lo miro muy feo-pero pasen, no se queden afuera!-dijo al cargar las dos bolsas de Yuki.
-te ayudo?-se ofreció Len al ver que Yume traía como unas tres valijas y una bolsa.
-que bonito lugar!-comento Yuki al entrar atrás del ainu
De la nada apareció Anna en el pasillo.
-adonde creen que van!-todos quedaron impresionados.
-hola Anna, ellas se van a quedar en la pensión unos días!-dijo temeroso Manta.
-no te preocupes, nosotros les explicaremos lo de las labores!-completo Horohoro.
-mmm..esta bien, pero desde mañana se encargaran de algunas tareas!-con una ultima mirada de desconfianza se fue donde su adorado televisor-una ultima cosa, deben quedarse en una sola habitación-
-claro...-dijo Len al verla de reojo.
Tal y como lo ordeno Anna se quedaron en una sola habitación, en la cual los chicos dejaron las cosas y las dejaron que se instalaran para luego hablar con ellas. Por el bienestar estomacal de todos, decidieron que esa noche se pediría comida china, que amablemente Len se ofreció a pagar con tal de no comer otra vez el arte culinaria de Yoh, este por su parte decidió ir a su cuarto a descansar un poco antes de la cena; caminaba por el pasillo cuando Yuki estaba saliendo, estaba cerrando la puerta cuando se giro y vio a Yoh.
-aahhh!tú, aquí!-grito al verlo a la cara y hacerse para atrás.
-mmm...qué te pasa?-pregunto algo impresionado, si le agregamos el hecho de que no estaba enterado de la presencia de las chicas en el lugar.
Inmediatamente estaban todos los habitantes de la casa en el pasillo.
-por que gritaste, es solo Yoh!-replico Horohoro al ver a yuki aterrada.
-es que...a él no lo había visto, si, solo me asusto verlo!-era una explicación convincente.
-pero si yo no estoy tan feo!-bromeo Yoh a lo que todos rieron menos Anna que se fue en cuanto se resolvió el problema.
La noche transcurrió tranquila después de todos esas sorpresas tan raras. Ya por la mañana se podía respirar un bonito jueves por delante, Jun insistió en comprarle algo de ropa nueva a Yume y claro que llevaron con sigo a Len, este curiosamente no opuso mucha resistencia como solía hacerlo. Por otro lado Horohoro tenía que limpiar la casa de arriba abajo, pero Yuki le estaba ayudado en lo que podía, pero era algo torpe lo que salía contraproducente para el joven shaman. Ya para terminar Kotori se ofreció a cocinar, ya que después del desayuno quedo sobre advertida de que la comida de ellos no es precisamente la mejor, eso y Anna quería ver si por fin encontraba alguien que pudiera complacerla al cien por ciento, en cuanto a su exigente paladar se refiere, cosa difícil desde que Tamao y Ryu no estaban en la pensión.
A pesar de algunos percances, Horo termino el aseo ya por la tarde, todo gracias a que todos decidieron comer fuera y así no tubo que lavar los platos; milagrosamente, Yuki no había acabado con la bajilla completa al lavar los trastos del desayuno, ni tampoco paso a mayores el piso excesivamente encerado, o el pequeño detalle de que casi acaba con el aparato más preciado en toda la casa, la televisión.
Comenzaba a oscurecer por completo cuando horo tomaba un baño, muy merecido después de tan fatigante labor; aun no llegaba nadie, pero de seguro ya no tardarían, en toda la casa solo estaban el ainu y dos de las trillizas una de ellas en la cocina viendo de preparar la cena que estaba próxima y la otra presuntamente estaba en su cuarto. No pasaba mas de un par de horas cuando todos estaban ya reunidos en la mesa, los lugares de cenar habían cambiado un poco a favor de que ciertas relaciones pudieran darse con mayor facilidad y sin que se suscitara algún percance. Todo estaba saliendo bien era una noche más que perfecta: la comida deliciosa, todos en paz, el cielo hermoso, la luna llena, como mandado hacer para enamorarse perdidamente.
Continuara…
