Bien, no me resisti y aqui tiene, mi primer fic de twilight

debo decir que este fic me base DESPUES de leer Luna nueva y Eclipse, así que olvidense de todo lo que paso en esos libros en este fic por favor, ojala sea de su agrado y le den una oportunidad.

Twilight, New Moon, Eclipce y Amanecer no me pertenece, ni siquiera sus personajes, sino a Meyer-sama

Nacida para romper la maldición.

Capitulo 1: Noticia con consecuencias.

Había sido un día duro para la joven de nombre Kathie, primero la escuela, luego sus clases extra de piano y guitarra, después, fue a sus clases de baile y de ballet y para finalizar, sus tres horas de trabajo como vendedora de una boutique, por suerte allí solo trabajaba los miércoles y los fines de semana.

Kathie se dirigía a su casa a pie, no le gustaba usar un vehiculo, a pesar de ya contar con uno, un jeep gris de marca KIA, tomaba la caminata en la ciudad como un buen calentamiento, pero en las noches, cuando tenía un día duro como ahora, generalmente llamaba a u taxi o a su madre, pero esta ocasión, quiso caminar, quiso demorarse porque su sexto sentido le decía que era lo mejor, que cada caminata la ayudaría a prepararse con lo que le esperaba al llegar a casa.

No le preocupaba la peligrosidad de las calles, a diferencia de su madre, no nació con la torpeza o la mala suerte por así decirlo, así que uso esa oportunidad para aprender karate y judo, en ambos era cinta negra, incluso había ganado trofeos y medallas, y aun que no lo quería admitir, debía darle gracias a sus habilidades a esa persona…

A su padre.

Hizo un gesto de rabia al pensar en el, incluso se revolvió su cabellera castaña y ondulado, otra cosa que saco de él y que le llegaba a la cintura, fueron años y mucho esfuerzo de cuidado, pero tuvieron sus frutos, logro obtenerlo hasta esa altura. Sus ojos, los sacó de su madre, café como el pelaje de un lobo, incluso eran intimidantes como uno cuando se enfurecía, sacando sus colmillos.

Finalmente estaba ante su casa, las luces apagadas, de seguro su madre seguía afuera, escribiendo un reporte oficial o sobre alguna idea que a su imaginación se le ocurría, o también, podría ser que regreso tan cansada que se acostó en el sofá. Tenía miedo de abrir la puerta, de nuevo sus emociones, sus sentidos de alertas que odiaba le advertía que si entraba, su vida cambiaría, pero tenía que entrar, tenía…que romper su barrera de alerta. Finalmente abrió la puerta, aún algo arrepentida y prendió las luces del comedor.

-¿Estas en casa mamá? – Fue lo que libero de sus labios mientras caminaba por el silencioso lugar.

Descubrió que no se encontraba por ninguna parte, por lo que no tardo en sospechar en la segunda opción, es decir, que aún no regresaba. Se dirigió a la cocina, encendió las luces y comenzó a preparar la cena, sin dejar de tener ese extraño presentimiento, sentía que cuando se cruzara con su madre, su vida cambiaría y por una razón, tendría algo que ver con esa persona…

-Dios, tengo que dejar de pensar así, no va a pasar absolutamente nada – Golpeando el lava plato con un cucharón – Así que tranquila.

Oyó la puerta abrirse y sus nervios volvieron de golpe, incluso su corazón latía con frenesí. Dio media vuelta y corrió para encontrarse nada menos con su madre. La miro fijamente, larga cabellera roja, un rojo oscuro y unos ojos café como las de ella, su piel era blanca y vestía como un campesino, con su larga camisa a cuadrados y sus anchos jeans gastados.

-Buenas noches Kathie – Saludo con una sonrisa.

-¿Fuiste así al trabajo? – Alzando una ceja, definitivamente su madre no tenía remedio.

-No, termine temprano. Me cambie y fui a ver al médico – Dejando su bolso en la pequeña mesa que estaba cerca de la puerta.

-Oh, es verdad, te has sentido mal desde hace unos días… ¿Qué te dijeron?

-Eso…No importa ahora, importa ahora que tendremos que hacer cambios en nuestras vidas, tendremos que mudarnos.

-¿Mudarnos? ¿Por cuánto? ¿A dónde?

-Se que te es difícil, que aquí tienes todo lo que querías, incluso tus oportunidades para cumplir tus sueños, pero… - Se interrumpe con un suspiro, lo que diría a continuación causaría un enfrentamiento – Tendremos que mudarnos, por tiempo indefinido a Forks.

Eso le cayó como un balde agua fría, dejar Los Ángeles, su ciudad de nacimiento, el lugar que la vio crecer, que a ayudo a convertirse en lo que es, en ser una hermosa mujer con talentos y con el sueño de ser una cantante… ¡Por Forks!

Si, claro, ahí tenía a su abuelo materno, quien lo quería demasiado, y su otra familia, sus abuelos, sus tíos, sus primos llamados Peter y Melody, pero había un problema, un detalle enorme, el verdadero motivo del por que no quería poner ahí un pie…

-¡Ni lo pienses! ¡Me rehusó a estar en el mismo lugar que mi padre!

-¡Kathie, debes entenderlo por favor!

-¡De seguro es un truco tuyo y de la tía para juntarnos como el año pasado!

-¡No es eso! – La toma de los hombros y la obliga a que se vean – Debo ir, me han recomendado a tu abuelo para mi tratamiento, no hay otro que puede ayudarme, especialmente porque me lo hace barato.

-¿Tan grave es?

-Me temo que si – Acariciándole los cabellos – Solo un año, si en un año las cosas siguen igual, te daré la libertad de seguir conmigo o irte, te lo prometo, pero en estos momentos te quiero a mi lado.

-Ja, al final terminaste siendo igual a tu madre.

-Me temo que si… por favor.

-Está bien… aguantaré, ¿Cuándo nos vamos?

-En una semana.

-La cena esta en la mesa – Caminando hacía su cuarto –Mañana no iré a clases.

-¿Ya comiste? – No hubo respuesta, eso significaba un no rotundo. Lanzo un suspiro y camino hacía la cocina, viendo la comida ya preparada.

-Cada día que pasa, me siento más vieja…Tú estas igual, ¿no? – Viendo la luna llena, llevándose por los recuerdos.


Kathie prendió su laptop y encendió el reproductor, el volumen estaba casi en lo máximo, no le importaba si los vecinos se quejaban, era la única forma de poder calmar su ira. No podía ser egoísta, tenía que aguantar su odio, tenía que comportarse, todo esto es por su madre, por su salud. Se arrastraba en su cama como un gato, sigiloso, llegando a una mesita de luz que estaba en el lado derecho y lo abrió, sacando la única cosa que estaba en el interior: Una foto.

La llevo a su pecho, sin atreverse a ver la imagen, siempre era igual, no podía verla hasta que estuviese completamente calmada. Finalmente revelando una imagen en que salía ella de niña, calculaba unos 5 años, sentada en el regazo de su madre, quien le sonreía a la pequeña, ignoraba la cámara y al lado derecho se encontraba un joven de 17 años, 6 años menor que esa mujer de la foto. La gente normal, ingenua, creería que era una mujer con sus dos hijos y que el padre tomaba la foto, o una madre soltera que aparte de cuidar de su pequeña, cuidaba a su sobrino o la mujer y ese joven eran hermanos, únicos familiares…

Cualquier cosa podría pasar por sus mentes…

Pero ninguna es verdad…

Esa niña es la hija, Kathie Swam.

Esa mujer es su madre, Isabella "Bella" Swam.

Ese adolescente es su padre, Edward Cullen.

Las orillas de la fotos tenía varios cortes, del tamaño de una uña, ya que muchas veces trato de romper esa foto, pero no podía, su consciencia fastidiosa se lo impedía, o tal vez su propia alma, un rincón que aún quería creer, que aún quería a ese hombre…Pero no podía, no podía confiar en él, en amarlo, o respetarlo, porque lo Odiaba.

Así es, lo odiaba, jamás le perdonaría el daño que le hizo a su madre, la forma en como rompió su promesa y huyo, la abandonó por segunda y última vez, última porque desde que su padre, Edward Cullen huyo para no cumplir su promesa de transformarla, pescó sus cosas y se fue a estudiar a Los Ángeles, diciéndole al resto de la familia de que le dijesen a Edward que no quería verlo más.

Y así fue, pero solo duro dos meses.


Isabella Swam, o mejor conocida como Bella, era una mujer hermosa, madre soltera y miembro de la jefatura de policía, aunque también escribía cuentos para niños gracias a sus estudios de Literatura en la Universidad. Debía confesar que ni ella se esperaba ser policía por su torpeza o debilidad en los deportes, o por el hecho de "traer mala suerte".

Arrugo la frente al pensar en esas últimas palabras, recordando al vampiro que siempre le decía eso, que siempre debía estar a su lado para protegerla de esa mala suerte…

Paso una mano por su rostro.

Debía dejar de pensar así, en una posibilidad de volver, no importa si es siglos mayor que ella, él seguía siendo un adolescente de 17 años para la vista de los demás y para ella. Además…todo esto es por su culpa, él rompió su promesa, pensar en sus palabras de protección le hacía recordar también su abandono, su abandono por el miedo, por el arrepentimiento, de transformarla.

Llevo sus manos al cuello, sacando un collar de plata en donde colgaba lo que parecía ser un anillo, el mismo que le dio Edward hace muchos años, el anillo de compromiso, se había ido de su lado sin poder devolvérselo y cuando lo iba a hacer, él lo rechazo, rogando que se lo quedase, como recuerdo del amor que se tuvieron en el pasado…

¿En verdad ese amor murió? A estas alturas de la vida no lo podía decir con certeza, solo sabía que nunca más podía volver a su lado.

Pensar que estuvo bien en su nueva vida hasta que le llevo aquella noticia, esa noticia que cambio más su vida, la causa de verlo nuevamente.

Era alrededor de Noviembre cuando la joven se sentía mal, tenía mareos y vomitaba todo lo que le daban. Programo una hora con el médico para después de sus clases de la universidad. Termino a las cinco y media y tenía media hora para ir, como era cerca y ya no usaba su viejo auto, corrió hasta su destino.

Ahí fue recibido por una secretaria rubia, de bonitos y pequeños ojos verdes, vestía una blusa con escote para revelar un poco sus pechos y una falda hasta las rodillas. Con una sonrisa, le pidió que tomase asiento mientras esperase su turno. Las sillas en verdad eran pequeños sillones individuales de piel y de color azul claro, de seguro el doctor ganaba bien en su trabajo, fue lo que pensó mientras tomaba una de las revistas, contemplando unos momentos la portada para leer los artículos que había en la esquinas y luego hojeaba las hojas hasta que finalmente oyó su nombre.

La persona que la llamaba era masculina, el doctor, un hombre que de seguro estaba cerca de los cuarenta, serio en su trabajo, usaba jeans y zapatillas, nada de bata blanco, sino fuese porque no tiene barba, su color de cabello era negro y no usaba un bastón, juraba que podía asegurar que era un familiar de House, su doctor favorito de la televisión y de muchas chicas más que les llamaba la atención los hombres que rompen las reglas sin arrepentimiento con tal de conseguir lo que quieren.

Entraron a su consulta, pequeña, pero lujosa, sin rodeos, le ordeno a que se sentase en la camilla. Le estuvo haciendo unos chequeos en silencio como si no valiese la pena y eso no hacía más que aumentara el silencioso comentario de Bella de relacionarlo con aquel loco doctor de la televisión.

-Ahora te llevare al salón de los scanner – Dijo sin rodeos, apartándose de ella y caminando hacía la puerta – Apresura que no tengo todo el día.

-Si House 2 – Susurro la pelirroja con una traviesa sonrisa, en momentos así, extrañaba a Alice, su cómplice en esas bromitas.

Sintió que caminaban por todo el hospital, con sus vueltas, subidas en elevador, como todo un laberinto, por unos momentos creyó que el doctor jugaba con ella, tal vez oyó su "House 2" y se estaba vengando, pero no le resulto molesto, sino gracioso. Llegaron y sin siquiera molestarse con lo que encontraría, el doctor abrió la puerta, encontrándose al encargado jugando las cartas, incluso este se sobresalto cuando la puerta se abrió, intentando ocultar su medio de entretenimiento, pero se desparramaron por todos lados.

-Deja tus juegos de pobre fracasado y escanea a la chica.

-¿Qué tipo de scanner?

-Escanéale el vientre…Y encuentra a una prostituta los viernes para que hagas algo útil en vez de jugar solitario.

-Deja de meterte en la vida de otro Harold.

Después de varios minutos, alrededor de media hora, el doctor de nombre Harold acababa de entregarle finalmente los papeles a Bella, las respuestas de su mal estado.

-Felicidades señorita.

-¿Felicidades? – Confundida por sus palabras, curiosa por saber el significado, abrió el sobre sin más, leyendo el contenido de forma acelerada, incluso se saltaba algunas letras. Sus ojos se abrieron del asombro, como también su boca, no podía hablar, ni pensar porque su mente solo se repetía una palabra – E-Esto es… ¿Embarazada?

-Así es. Embarazada – De entre sus cosas saco una corneta y la uso para soplarla, como si estuviese en una fiesta que en su oficina de trabajo

Embarazada…Embarazada de Edward

Esos fueron sus pensamientos, paso una mano por su frente, quería alejarse y ahora le traían algo de él un bebé de él, tarde o temprano, conociendo las habilidades de Alice, se enteraría y vendría a buscarla inmediatamente, porque por nada del mundo creyó que él no sabía donde estaba, no era tonta, tal vez no se hablaban, pero podía meter sus manos al fuego de que él todo este tiempo sabía donde vivía, sus rutinas, todo.

Salio de ese hospital, caminaba por las oscuras calles de Los Ángeles, suspirando de vez en cuando, imaginándose una escena con sus padres, de seguro Charlie diría un par de cosas sobre la inocencia de su hija, pescaría su escopeta e iría a buscar a Edward cielo, mar y tierra, en cada rincón con tal de atraparlo y matarlo. Por una razón, de su madre solo podía esperar un desmayo y lanzando miles de preguntas confusas, resolvería unas, pero a ellas se les saldría mil más por cada respuesta.

Saludo a la casera con una sonrisa, en aquellos años, ella vivía en un departamento pequeño, pero acogedor, conocía a todos los pensionistas y se llevaban muy bien, siempre contaban del otro, especialmente de la casera, que con su corazón de oro, siempre trataba de ayudarlos y los conocía muy bien, como si sus hijos se tratasen. Subía las escaleras con lentitud, no había elevador ya que solo eran dos pisos, parecía cansada, no quería saber nada más, no quería más sorpresa, solo quería estar sola para pensar sobre su nuevo giro, que hacer ahora en adelante ahora que en su interior esperaba el hijo (o hija) de un vampiro, ahora que pensaba en ellos, ¿Cómo saldría?

Estaba decidido, apenas abriera las puertas de su cuarto, se iría a tomar un baño y luego a dormir, sin comer, no tenía ánimos de nada más.

-Dije que no quería más sorpresas – Se quejo una vez dentro de su pequeña casa.

-¡Bella! – Alice se puso de pie y con sus ágiles movimientos de bailarina, se acerco a ella y la abrazo por el cuello.

-Sospecho que esto es tú culpa Alice.

¿De qué tenía Alice la culpa? Tal como ella lo sospecho, ella se termino enterando gracias a sus habilidades y ahora tomo el primer avión para verla…Ah, pero no sola, claro que no, se trajo una carga consigo, seis cargas y entre ellos…

Edward Cullen.

-¡Mamá! – Un grito y un jalón en su hombro derecho saco a Bella de sus pensamientos.

-Kathie…Lo siento, estaba pensando, ¿Ocurre algo?

-¿Dónde viviremos? Se supone que el abuelo vendió su casa y se fue a vivir con Billy.

-Pues ahí te diste la respuesta, viviremos con Charlie, Billy, Jacob y su hijo Jackson.

-¡¿Con Jacob?! – Emocionada, otro punto bueno, él era muy cercano para ella, era cierto que cuando era muy pequeña, tuvo ese típico romance que se tenía, ahora lo quería como un padre, mejor él que el suyo - ¿Jackson?

-Es el hijo de Jacob, sino me equivoco, es dos años mayor que tú.

-Me parece que lo conozco, ¿No es ese pequeño niño que fue a mi cumpleaños número seis? – Memorizando.

-Así es, el mismo. Ya lo conocerás – Se oyó un sonido – Mas te vale que comas algo.

-S-Si… - Susurro con las mejillas coloradas a causa de la vergüenza.

-Me iré a dormir, estoy muerta – Besando su frente – Por favor descansa, ¿Quieres que te ayuden en tus cosas?

-No es necesario, pienso hacerlo sola, comenzando con salirme de la escuela.

-Sigues enojado.

-Al contrario, estoy feliz, viviré en un lugar donde casi siempre llueve, con más posibilidades de enfermarme, no hay que olvidar mi alergia al polen… ¡Ah! Y tendré que ver muy seguido a mi padre – Sonríe – Ya no puedo esperar.

-Compra a otra con ese sarcasmo – Suspirando.

-Descuida, no me gusta, lo odio y todo, pero aguantaré porque esto es importante para ti, porque si te mueres o algo así, te golpearía.

Bella sonrió ante sus palabras, aunque dentro de esa sonrisa estaba la tristeza, tenía que ocultarle por un poco de tiempo lo que tenía, hasta que su ex suegro le dijese la gravedad del asunto. Acerco su mano a la mejilla de la chica, sorprendiéndola por sus caricias – Siempre que estemos juntas, todo saldrá bien – Le dijo, sin dejar de sonreír.

Oyeron un sonido, alguien golpeaba un cristal, técnicamente la ventana. Uno se asustaría pensando que era un delincuente o algo parecido, pero ellas simplemente no le dieron importancia, es más, Kathie caminaba hacía donde provenía el sonido, la pequeña ventana que tenía la puerta de la cocina y sin arrepentimiento, la abrió.

-Buenas noches Gustav – Dijeron madre e hija a la vez.

-Hola Kathie, lamento no pasar por la ventana, pero tenías el seguro puesto…Ah, buenas noches señora Swam, ¿Trabajo duro?

-Se podría decir – Sonríe – Me iré a dormir, buenas noches Gustav y saluda a tu madre por mí – Pidió para luego retirarse.

-Tienes la cara de "Odio a mi padre" – Dijo el recién llegado, una vez que Bella se fue.

-Mi madre nos llevará a ambas a Forks.

-¡¿Qué?! ¡¿Estarás en el mismo lugar que tu padre?! – Exclamo, viendo como se preparaba su cena.

Gustav Ventury era el vecino de Kathie por casi diez años y su amigo más cercano, ambos tienen la misma edad, 16 años y es el único que conoce su secreto, su secreto "anormal", aunque hay una historia de cómo paso, porque no se entero con rosas…o salir ileso. Era boxeador y le enseño un poco a Kathie, también tocaba el piano y le gustaba cocinar. Su cabello lo tenía ondulado, corto al nivel de sus orejas y de color castaño claro, sus ojos eran azules claros y su piel blanca era como la seda, no solo por el color, sino por la textura, su cuello siempre era cubierto por algo, hoy, tenía un pañuelo negro, pareciese que ocultase algo y ellos eran los único que sabían la verdad, ellos y Bella.

-Lo se, raro – Sentándose – Pero mi madre tiene que ir y no la dejare sola… por lo menos en un año.

-No aguantaras, con suerte mantienes una cena con él…los cinco minutos de una cena.

-Tengo que hacerlo, por mi madre – Vuelve a revolverse el cabello con los dedos de su mano derecha por la frustración – Por lo menos no estaremos viviendo bajo el mismo techo, o ahí me muero, me encierro por el resto del año.

-¿Qué todos te desagradan?

-No todos, quiero a mis primos, tíos y abuelos…Mi problema es él.

-Pero él te ha ayudado mucho, ¿No? Vas a un buen colegio gracias a él. También…

-Lo se, lo se…Le agradezco ese gesto, ¿Sabes? Pero no todo se debe en dinero, es decir…traiciono la confianza de mi madre…Y se molesto mucho al saber que yo nacería, ¿Cómo debo tomarme eso? Necesitará más que su dinero para ganarse mi confianza – Come un pedazo de su cena al finalizar, luego toma de un vaso de jugo.

-¿Y qué harás? – Se atrevió a sentarse a su lado, sirviéndose también de su jugo – Porque dudo que vayas a despertar Ya Sabes Que y lo cases.

-Como si eso funcionaria, en primer lugar, es inesperado, y en segundo, no funcionaría mis ataques contra él – Golpeándolo con el tenedor – Una idea más inteligente por favor.

-Entonces, ¿Qué te parece esta oportunidad para conocerlo mejor?

-¿Conocerlo? – Deteniendo la trayectoria de su tenedor a su boca.

-Tú sabes poco…más bien, MUY poco de tu padre, ¿Por que no tratas de conocerlo? Incluso podrías llegar a saber la verdad.

-No… ¿Y si termino desilusionándome? Ya lo he hecho mucho en estos años.

-Nunca lo sabrás sino lo intentas, ambos sabemos que no puedes seguir así.

-Oh claro que si y mira lo bien que he salido.

-Kathie Swam – Regaño cruzándose de brazos, arqueando una ceja molesto.

-Rayos, odio cuando me hacen eso. No lo haré.

-¿Acaso no puedes?

-No – Admitió al fin – Lo he intentado antes, pero no puedo salir de mi monosílabo, ni paro de pensar en lo que hizo, piensa como me siento.

-De acuerdo, cambiemos de tema un poco, te iras, ¿Qué harás con las clases y los demás?

-De los otros, tendré que escribir un testamento porque de seguro me matarán, especialmente María, ya que tendré que dejar las audiciones para Odette.

-Eso no lo negare… ¿La escuela?

-Mañana iré por mis papeles, entre más pronto prepare todo, mejor.

-Pareces una niña emocionada por salir.

-¿Quién esta emocionada? Es solo que estuvo reflexionando en mi cuarto…No le digas a mamá, pero me he sentido rara últimamente…No es "eso" – Agrego al ver que iba a hablar. Se quedo en silencio para reflexionar lo que iba a decir, era simple, pero a la vez confuso, notaba la preocupación en su mirada – Siento que mi madre y yo ya nos estamos seguras aquí.

-¿Insinúas que hay personas que las espían?

-O vampiros – Tomando de su jugo – No estoy segura, esto ocurrió después de la última vez que me paso "eso".

-Entiendo, crees que las dos estarán segura con más vampiros cerca, tu familia.

-Si y No, solo ella, yo no quiero que me anden cuidando.

-No digas tonterías, ¿Has peleado con un vampiro una vez? Te recuerdo que eres Mestiza y no puedes controlar Ya Sabes Que.

-¡Ya entendí! Ya entendí…Cada día parezco más humana – Murmuro, viendo su reflejo en el jugo, lucía pensativa.

-Y lo eres…solo con unos defectos. Oye, ¿Y si esos vampiros son los italianos que me contaste? Los que querían que tu madre se transformase.

La muchacha abrió sus ojos sorprendida, recordó lo que su tía Alice le confeso, que ellos les había dado dos opciones, matar a Isabella o hacerla del clan, porque no podían dejar a una humana con conocimiento sobre ellos, y por supuesto, que tenían un gran interés en ella, porque al parecer, su madre era inmune a los poderes de los vampiros.

-Eso…podría ser… -Lucía asustada, realmente preocupada.


Si llegaron hasta aca abajo, es porque me dieron una oportunidad ^^

espero que haya sido de su agrado

y por favor, dejen un review