Disclaimer: Tanto los personajes como la trama de ésta historia no son de mi propiedad sino que pertenecen a Natsuki Takaya.


Es el día de San Valentín, celebración de la amistad y del amor, día de encuentro entre amantes. Por las calles trajinan las rosas, las postales, los corazones, las cartas y los bombones; y el nerviosismo se palpa en el ambiente pues en todas partes hay una persona pensando las palabras que dirá a su enamorado.

Incluso ese chico sentado en el fondo de la clase, el que tiene un extraño cabello de color blanco y negro, está meditando lo que va a decirle a ella y está deseando que se termine la jornada escolar para poder ir a verla. Aún no sabe muy bien del todo lo que hará para conmemorar este día especial pero, igualmente, desea que llegue el momento de encontrarse con ella para poder rodearla con sus brazos, acariciar su largo y liso pelo negro, besar sus labios y pronunciar en un susurro su nombre. Rin... Y, mientras, ajenas a los pensamientos de ese chico en concreto pero compartiéndolos inconscientemente, las demás persona siguen llenando de muestras de afecto las calles de todas las ciudades del mundo.

Cuando parece que son ya casi las doce de la noche, una sombra sale de una ventana en silencio, atraviesa con cuidado el jardín que rodea su hogar y corre sin ser vista y sin mirar atrás. Haru, el joven de cabello bicolor, llega a una pequeña casa y se dispone a escalar la pared para llegar hasta una ventana que hay en el segundo piso, una ventana que conoce muy bien. Ahí está Rin, que se despierta de su sueño al oír unos suaves golpes en la ventana, no muy fuertes para que los demás no los oigan. Y, cuando los amantes se ven, el aire se carga de puro sentimiento y el mundo se detiene en un largo abrazo y en un profundo beso envuelto por el más callado de los silencios, nadie debe oírles. Después de eso no hay un intercambio de chocolatinas ni de poemas, el regalo es la furtiva visita pues, tras tantos días separados, eso es todo lo que desean: sólo quieren abrazarse, besarse y estar juntos el resto de la noche. Porque Haru y Rin no pueden salir por la calle con naturalidad, no pueden esperarse en la puerta del colegio para volver hacia su casa de la mano, no pueden confesar su amor a nadie ni mostrar el motivo de su felicidad. Su relación debe ser un secreto, que alguien lo descubriera podría ser fatal.

Y, por eso, a escondidas se encuentran siempre que pueden, a escondidas hablan de lo mucho que se quieren, de lo mucho que les duele tener que esconderse.