El encuentro y la noticia.
Summary: EL Sr. Mellark se encuentra con una antigua compañera suya. Regalo para Sorcieres de la Neige (Gui) por el Amigo Literario del foro Hasta el final de la pradera.
Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Suzanne Collins. Esta historia no tiene fines de lucro.
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Un joven rubio caminaba por su distrito con als manos en los bolsillos y la cabeza para abajo, iba tan distraído que no se dio cuenta de que una chica venía en la dirección contraria hasta que chocaron.
- ¡Perdón! Oh, ¡Hola!- le dijo el joven a la chica rubia con la que había chocado.
- Tu eres Mellark, ¿no?
- Si -le dijo él a la chica a la que amaba desde hace años, aquella chica tan hermosa-. ¿Qué tal todo? Hace tanto que no te veo, creo que desde que terminamos el colegio.
- Si, desde hace unos 5 años.
- ¿Y qué te ha pasado en estos últimos años?-le preguntó él, queriendo saber más sobre ella.
- Bueno, nada importante... Oh, ¡estoy comprometida!-dijo ella, mostrando un anillo que tenía en el dedo anular de la mano derecha.
El chico sonrió, pero por dentro su corazón se rompió en pedazos.
- ¿Ah, si? ¡Me alegro por ti! ¿Con quién te vas a casar?
Ella sonrió soñadoramente y le contestó:
- ¿Recuerdas a aquel chico que, cuando cantaba, hacía que las aves se callaran, escucharan su canción y la repitieran?
- Si, se llamaba Everdeen, ¿no?-preguntó él, aunque sabía que era el.
Ella asintió con la cabeza, mientras sonreía.
- Y tú, ¿tienes novia?-le preguntó ella con interés.
El sonrió con pesar, y le repondió:
- No, hay una chica que me gusta, pero ella va a casarse pronto.
Ella le miró con pena, antes de decirle:
- ¿Sabes qué? Algún día encontrarás a la persona indicada, aquella que sepa apreciarte y que te ame tanto como yo amo a mi prometido.
- Gracias. Espero encontrarla algún día.
Lo que ella no sabía era que él lo amaba, que ella era la persona indicada para él, pero tal vez él no lo era para ella. Ella se merecía la mejor persona que existía en el mundo, y tal vez Everdeen era aquella persona.
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- ¿Ves a aquella niña, Peeta? Quería casarme con su madre.
- ¿Y porqué no lo hiciste, papá?- preguntó el pequeño niño.
El señor Mellark sonrió tristemente, recordando aquel día...
- Porque ella se casó con un hombre que hace que los pajaros se detengan al escuchar su voz.
