¡Hola, hola! A qui yo con esta pequeña historia que es en realidad una adaptación de 2 capítulos de un anime que me encanto por su romance y claro me imagine a Tsubasa y Sanae en esa situación. Les recomiendo mucho que lo vean si es que no lo han visto ya, se llama MAJOR y es sobre Béisbol. También le agregue otras cositas para completarlo un poquito, serán solo 2 capítulos . Bueno espero que les guste y nos vemos en mi otra historia. n_n saluditos!


Un nuevo día comenzaba en Shizuoka. El sol con sus primeros rayos iluminaba la fachada de la casa de la familia Ozora. Era una mañana silenciosa, hasta que el tono del teléfono se dejó escuchar. Unos pasos pequeños se escuchaban correr, perseguidos por otros mayores.

-¡Hola, hola! Soy Daichi ¿Quién habla?-una vocecita chillona he infantil contesto.

-¡Dame el teléfono Daichi! Te he dicho miles de veces que no puedes contestarlo- Natsuko le quito el teléfono, mientras el hacía pucheros.

-¡No, yo quiero hablar!- renegaba Daichi.

-Si hola residencio Ozora, habla Natsuko- trataba de contestar ella ya que Daichi no se callaba – ¡silencio Daichi!- ese hijo que no la dejaba hacer nada.

-Hola mamá- se escuchó del otro lado de la línea.

-¡Tsubasa!- la cara se le ilumino, su hijo después de tanto sin verlo, regresaba al fin.

Días después, en una Universidad solo para chicas Sanae y Yukari se aburrían como ostras en una de sus clases. No sabían de que hablaba exactamente el profesor y apunto estaban de quedarse dormidas.

-Dios, espero que la clase termine pronto- se quejaba Yukari.

-Y hoy no hay entrenamiento, estoy realmente aburrida- Sanae se recostaba sobre su mesa. Las dos seguían siendo managers pero ahora del equipo femenil de esa escuela.

-Por todos los cielos Sanae ¿no hay otra cosa que te interese? No todo es futbol- le recrimino.

-¿Qué tiene de malo?- Sanae se sintió ofendida.

-Nada olvídalo- Yukari se rindió.

-Tú también eres manager, lo recuerdas-

-Ya sé, no sé en qué estaba pensando cuando deje que me convencieras- volvió a recostarse derrotada sobre la mesa. De pronto el celular de Sanae comenzó a vibrar. Lo abrió y un mensaje apareció.

-Qué raro un mensaje de Ryo- lo abrió para leerlo.

Hola hermanita, solo para informarte que al parecer Tsubasa ha vuelto. Te lo hago saber aunque sé que no estas interesada en chicos.

Los ojos se le humedecieron, las manos le comenzaron a temblar y el celular resbalo de sus manos. Yukari al verla se espantó pensando que algo malo había pasado.

-¡¿Sanae, que paso?!- le pregunto preocupada.

-¡El volvió!- decía sonriendo entre lágrimas.

-¿De qué hablas? ¿Quién volvió?- Yukari no entendía nada.

-¡Tsubasa volvió! ¡Volvió Yukari!- algo comenzaba acelerarse en su interior, haciendo que una calidez la recorriera. Sin pensarlo dos veces, comenzó a guardar sus cosas, levanto su celular y salió corriendo de ahí, con Yukari tras ella.

-¡Espera Sanae! ¿A dónde vas?- como si no lo supiera.

-¡Lo siento! me saltare las clases del resto del día-

-¡Salúdalo de mi parte!- le dijo sorprendiéndola. Pues que creía claro que ella sabía que iría a buscarlo –mucha suerte Sanae- susurro.

Sanae bajaba rápidamente las escaleras y a la vez marcaba un número en su celular -¡Tsubasa ha vuelto!- sus mejillas se sonrojaron. A su mente llego el recuerdo del día que lo despidió en la parada del autobús, todos los sentimientos encontrados que él le provocaba. Recordó el balón que él le dio y que ella atesoraba más que cualquier otra cosa.

-¡Hola hermanita! Que milagro que me llamas- se escuchó la voz de Ryo.

-¡Ryo!- dijo molesta.

-Dime ¿en qué puedo ayudarte?- jugaba con ella.

-Este, es sobre tu mensaje. ¿Es verdad que Tsubasa ha vuelto?- pregunto nerviosa

-Si es verdad, él se comunicó con el entrenador Gamo y el señor Fogartini para avisar que estaba de vuelta-

-Oh, ya veo. Otra cosa ¿Escuchaste algo sobre sus planes por ahora?-

-Me sorprende que preguntes algo así hermanita, sabes que los entrenamientos de la selección comenzaran en 2 semanas. De sus planes antes de eso, sabes que Tsubasa es muy predecible, seguro se la pasara entrenando por su cuenta-

-Ya veo- soltó un suspiro.

-¿Qué pasa? Si estas tan interesada en lo que hará, ¿Por qué no vas a visitarlo a su casa?- como le gustaba molestarla.

-Es q…- balbuceo.

-¿Quieres verlo no es así?. Así que, ¿Por qué no vas ahora mismo?- le propuso Ryo.

-Es que…-se sentía avergonzada.

-¿Por qué no vas y le dices cuanto te gusta de una vez? ¿Eh?- ese Ryo se estaba divirtiendo de lo lindo.

-¡No es eso!- le grito y colgó – ese Ryo tan imprudente como siempre…pero de verdad quiero verlo- y siguiendo su impulso se dirigió a verlo a su casa. Y después de un rato ahí estaba parada justo a fuera – ¿se encontrara en casa?- estaba a punto de tocar el timbre y la duda comenzó a invadirla- creo que, estoy siendo imprudente, el acaba de volver. El de seguro quiere pasar tiempo con su familia. Mejor regreso a la escuela y lo busco otro día- comenzó a alejarse de ahí- Además, sería muy extraño que yo lo visitara así-

-¡Ah, pero si es Sanae!- la voz de la mamá de Tsubasa la sorprendió. Ella se giró sobresaltada.

-¡Ah, señora ha pasado mucho tiempo!- dijo atropelladamente haciendo una reverencia.

-Sí ha pasado tiempo y dime ¿Cómo te va en la universidad?-

-Ah…bueno a Yukari y a mí nos va bien, somos manager del equipo de futbol femenil y no tengo novio aun- soltó como carrerilla, riendo nerviosamente. Natsuko noto lo nerviosa que estaba, sabía que sentimientos guardaba ella hacia su despistado hijo.

-Tsubasa volvió- le afirmo, haciendo que Sanae se sonrojara- llego muy temprano hoy. Creo tal vez siga durmiendo por el largo viaje-

-Oh, ya veo. Entonces lo veré en otro momento-

-No espera un momento. Pienso que saldrá de la cama si le digo que viniste a verlo- dijo Natsuko sonriendo.

-Ah, no espere…-ahora sí que estaba nerviosa. Su corazón palpitaba fuertemente. De pronto la puerta se abrió, pero era de nuevo Natsuko.

-Oh lo siento Sanae, al parecer este hijo ingrato salió y no dejo ninguna nota. Me pregunto ¿A dónde se fue? Lo siento linda y mira que has venido hasta aquí- sentía pena por Sanae.

-Ah, no se preocupe. Lo veré otro día- y se retiró de ahí, caminaba lentamente, sus emociones volvían a estabilizarse- ¿a dónde iría?- pensaba- tal vez fue con los entrenadores o a ver a Ryo. En cualquier caso, no es conmigo- pensó con tristeza. Entonces fue a buscarlo a su antigua escuela, a las canchas donde jugaban de niños, pero nada –claro como ya es profesional, le interesan otras cosas-

-¿Sanae?- ella volteo para ver quien la llamaba.

- ¡Manabu!- saludo contenta.

-Vaya, así que Tsubasa ha regresado- platicaban sentado en una banca de un parque.

-Sí, pero no estaba en casa – cierta tristeza se reflejó. Manabu rio un poco al ver su expresión.

-Quisiera verlo también, él ha logrado lo que prometió. Ser el número uno de Brasil, ya es un jugador famoso lo que hace que se aleje más de nosotros. Pero estoy feliz por el- Sanae pensó que tenía razón. Tsubasa cada vez más estaba fuera de su alcance – bueno me voy y Sanae, ¿no crees que el pudiera estar, en donde el desafío comenzó?- y entonces todo se ilumino para ella.

-¿Cómo no pensé eso antes?- se decía mientras se dirigía hacia el mirador. De nuevo su corazón comenzó a acelerarse. Y entonces lo vio, el aire difícilmente entraba a sus pulmones. Tsubasa estaba de espaldas, con el viento agitando ligeramente su cabello. Se veía más alto y fornido. No podía hablarle, la voz no le salía. En eso Tsubasa se giró y sus ojos se encontraron.

-¡Ah! Sanae- dijo con sorpresa, sintiéndose emocionado.

-¡Ah! Mm…yo- no lograba decir nada.

-¿Qué estás haciendo aquí?- pregunto el muy insensible.

-Es…que…yo- Sanae balbuceaba sin parar- bueno Manabu dijo que podrías estar aquí y…- Tsubasa se sorprendió, ella lo estaba buscando- lo siento, no quise parecer una acosadora-

-¡Vaya, pero si ya no te ves tan inocente!- dijo para romper la atmosfera extraña que se formaba.

-¿Huh? ¡qué fue lo que dijiste, eres cruel!- dijo haciendo una mueca.

-Jajaja, bueno ya que estas aquí, quedémonos otro momento- el interior de Sanae se regodeaba de felicidad.

-¿De verdad? Pensé que tú ya te ibas-

-Bueno es mejor contempla la vista acompañado, solo no es tan divertido- esto hizo que el corazón de Sanae diera un brinco. Se quedaron ahí, sin hablar, contemplando los bostezos del sol, mientras una suave brisa jugaba con sus cabellos. Tsubasa veía a Sanae de reojo, de verdad ya no era la niña que dejo años atrás.

-Y dime Sanae ¿qué has hecho?- Tsubasa rompió el silencio. Sanae volteo y el la veía fijamente. A punto estuvo de desmayarse, esos ojos negros tan brillantes, cubiertos por esa capa espesa de largas pestañas; la mareaban –mi mamá me conto que estas en una Universidad solo para chicas- Sanae se sorprendió, pero tal vez su mamá solo lo puso al tanto de lo que hacían todos, asi que freno la emoción.

-Si- dijo casi en un susurro –Yukari y yo vamos juntas, además somos managers del equipo femenil de futbol de la escuela-

-Vaya, eso quiere decir que te sigue gustando el futbol- dijo sonriéndole.

-Si- por todos los dioses, no podía contestar algo más. Se regañaba mentalmente.

- y al parecer, huyeron de la compañía masculina- Tsubasa dijo esto riendo. Las mejillas de Sanae enrojecieron.

-Bueno, todos comenzaron a separarse, no tenía caso seguir solo a algunos, no sería lo mismo. Yukari y yo decidimos irnos juntas y estudiar en esa Universidad. ¿Y tú? ¿Qué me cuantas de Brasil? Solo sabíamos de ti por internet y en algunas revistas de deportes- Sanae quería desviar la atención de ella.

-Fue todo lo que esperaba, logre lo que quería y ahora necesito más. Primero ganaremos la copa aquí y después iré a Europa- los ojos de Tsubasa brillaban como siempre al hablar de sus sueños. Sanae sintió una punzada ya que apenas y lo había visto y él ya pensaba en marcharse.

-Y yo no dudo, que se pelearan por ti a donde quiera que vayas- era mejor así, después de todo sus sentimientos eran unilaterales. Y las palabras de Manabu resonaron en su cabeza. Tubasa se alejaba más y más – Oh, se ha hecho tarde, tengo que volver a casa-

-Tienes razón el tiempo se fue muy rápido. Sabes te traje algo, tenía pensado pasar por tu casa y dártelo-

-¿Algo para mí?- Sanae no lo podía creer.

-Sí, podemos pasar por mi casa para dártelo y luego te puedo acompañar a la tuya-

El regreso fue muy silencioso, pero cómodo. Tsubasa pateaba su balón como de costumbre y ella caminaba a su lado cargando algunos libros. Los recuerdos de tiempo a tras no dejaron de asaltar su mente. Cuando llegaron a la casa de Tsubasa, entraron y rápidamente Tsubasa subió y bajo con una bolsa en color amarillo, de la cual saco una camiseta del equipo Sao Paulo con el número diez.

-Esta camiseta, es del primer partido que gane con el equipo- se la entregó. Sanae no lo podía creer, sentía que comisaria a llorar en cualquier momento.

-¿De verdad la puedo tener?- dijo emocionada, sosteniendo la camiseta como si fuera lo más maravilloso que haya tenido entre sus manos. Tsubasa se sorprendió de su reacción.

-Claro, tú me regalaste esos zapatos recuerdas, ahora yo te entrego lo que logre con ellos- el corazón de ambos latía rápidamente.

-solo le hace falta algo- dijo Sanae.

-…-Tsubasa no entendía.

-Me das tu autógrafo- pidió Sanae extendiéndole la camiseta a él. Tsubasa asintió y la firmo.

Para mi fan #1 con cariño Tsubasa Ozora.

Después del encuentro los días habían pasado. Sanae había convencido a Tsubasa de no acompañarla a su casa y después de eso no lo había vuelto a ver. Él tampoco la había buscado, bueno no era como si esperara que eso pasara ya que sabía que él, no guardaba sentimientos hacia ella, aunque los demás no se cansaban de decirle que Tsubasa la quería.

Ahora estaban ella y Yukari en los vestidores del equipo, cambiándose después de la práctica. Por un lado estaba feliz ya que las dos irían a un concierto juntas.

-Oye Sanae-

-Si dime Yukari-

-No quiero que te enojes, pero no voy a poder ir hoy al concierto contigo- dijo apretando los ojos.

-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!, Yukari esto lo habíamos planeado desde antes-

-Sanae lo siento- Yukari juntaba las palmas pidiendo disculpas- Pero es que Ryo se resfrió y no puedo dejarlo solo- Yukari ponía carita de borrego a medio morir.

-Supongo que no tiene remedio, no te preocupes-

-Te parece si te doy mi boleto y no se… puedes ir con alguien más-

-Pero… ¿con quién voy a ir en tan poco tiempo?, Kumi comenzara con los exámenes pronto y no hace más que estudiar- Sanae soltó un suspiro.

-¿Por qué no invitas a Tsubasa?- Sanae puso cara de ¡He! – o vamos, seguramente en estos momentos antes de los entrenamientos tenga mucho tiempo libre, ¿verdad?-Yukari lo decía como si fuera cosa de nada.

-¿P-porque lo iba a invitar yo a él? No hay forma de que vaya a un concierto, tú sabes que solo le interesa el futbol- decía con cara nerviosa.

-Tienes miedo de que te diga que no- la miro fijamente, pero había acertado- Sanae cielo no es personal, pero no crees que ya deberías salir de dudas sobre Tsubasa. Ya estamos en la Universidad y sé que hay muchos chicos que se mueren por salir contigo, pero mientras sigas así no vas a poder iniciar ninguna relación. Tómalo con calma es un simple concierto-

-Pero te digo, que esas cosas a él nunca le han interesado. No quiero que se sienta obligado solo porque somos amigos de la infancia-

-Entonces ¿quieres ser una amiga de la infancia para siempre?- la cuestiono Yukari. Y definitivamente Sanae no quería eso- mira si rechaza ir a un simple concierto contigo, no es porque no esté interesado en la música, es porque no está interesado en ti. Asi te darás cuenta y podrás superarlo para poder fijarte en alguien más-

Esas palabras la siguieron todo el camino a su Departamento. Estaba sentada sobre su Futón con el teléfono en la mano, dudando una y otra vez. Hasta que decidió que Yukari tenía razón, era ahora o nunca y antes de que se arrepintiera marco a la casa de Tsubasa.

-Hola- Tsubasa contesto – ah, Sanae- al decir su nombre Natsuko puso atención-¿Un concierto? ¿Qué? ¿Nadie más quiere ir?-

-Como lo pensé, no te gustan esas cosas- soltó una risita nerviosa- sino puedes ir, solo dime…-

-Suena bien- Tsubasa se apresuró a contestar. Con esto el corazón de Sanae palpitaba con una chispa de ilusión- ¿abrirán la puerta a las 6?-

-Si- dijo conteniendo su euforia Sanae.

-Entonces nos vemos afuera ¿está bien?- fue lo último y colgaron.

En la casa de Tsubasa Natsuko estaba muy interesada en esa cita. Tal vez su hijo comenzaba a darse cuenta.

-¿Era Sanae?- pregunto.

- Sí, tiene dos boletos para ir a un concierto y al parecer nadie quiso ir, entonces me pregunto a mi si podía ir con ella. Estoy aburrido así que iré- Tsubasa subió a su cuarto y Natsuko festejo en silencio.

Por otro lado Sanae no lo podía creer, se había quedado con el teléfono en la mano mirándolo fijamente, entonces una sonrisa invadió su cara y comenzó a dar brincos por toda su recamara.

-¡¿es cierto?! ¡¿Qué me voy a poner?!- corrió a su closet y empezó a decidir que ponerse. La ropa salía volando por todos lados.

Las horas pasaron rápido y la hora de encontrarse llego.

-Hermano ya te vas- Daichi pensaba que Tsubasa partía.

-Solo saldré por un rato Daichi-

-El volverá Daichi, solo tiene una cita con Sanae- dijo entre risitas Natsuko.

-¡No es lo que estás pensando mamá!- Tsubasa se puso rojo. En eso el timbre de la puerta sonó. Tsubasa abrió y ahí se encontró con el señor Fogartini.

-Señor Fogartini-

-Hola Tsubasa, vengo a darte unos datos del próximo torneo, tal vez tengan que jugar un partido de practica pronto contra la selección de Dinamarca, será solo un partido de entrenamiento-

Natsuko solo veía el reloj. En buena hora tenía que llegar el tal Fogartini y Tsubasa que al escuchar hablar de futbol, rivales y partidos, lo seguía como al flautista de Hamelin.

Las seis habían dado y Sanae esperaba por el afuera del auditorio. Mucha gente comenzaba a entrar. Se froto las manos para calentarlas, comenzaba a hacer algo de frio. Mientras Tsubasa había olvidado por completo que tenía que ir a verla, después de que el señor Fogartini se fuera, corrió a hablarle a Genzo, para darle las noticias.

-¡Hey, Tsubasa! ¿Por qué aun estas aquí?- le dijo Natsuko al verlo bajar de su cuarto.

-¿Qué?-

-¿Cómo que "Que"? ¿No se supone que te encontrarías con Sanae a las seis?-

-¿Sanae? ¿Encontrar?- se cuestionó a sí mismo y miro el reloj que marcaba seis y media- ¡AAAAAH! ¡Lo olvide por completo!- y corrió hacia la puerta.

-¡Tsubasa llámala primero!- Natsuko le paso el teléfono pero antes de que marcara este sonó –tal vez sea ella-

-Hola- contesto Tsubasa.

-Hola- le respondió Sanae.

-Eh, Sanae ¡Lo siento, lo siento! Justo se presentó algo y perdí la noción del tiempo, pero estoy a punto de salir-

-Ah, como no llamaste, pensé que te había ocurrido un accidente o algo…Así que no has salido todavía- Sanae se sentía aliviada, Tsubasa solo se había retrasado.

-¡Sí!, perdón por eso, pero ahora que lo pienso si esperas a que llegue te vas a perder todo, ¿No es así? Yo estaré bien, así que deberías de entrar tú. No vale la pena que me esperes- Tsubasa decía eso, mientras Sanae sentía una presión más y más fuerte en el pecho.

-Entiendo- contesto ella tratando de que no notara la decepción en su voz- Es mi culpa, no debí haberte invitado faltando tan poco. Lo siento- colgó y unas lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas.

-¿Qué? ¿No vas?- Natsuko le pregunto, al ver que el volvía a subir hacia su cuarto.

-Así es, si salgo ahora no llegaría a tiempo. Ella no debería perderse el concierto, solo porque tiene que esperarme, ¿Verdad?- lo que no sabía Tsubasa, es que lejos de quedar bien con Sanae, esa decisión haría que ella tomara otra.

Sanae seguía parada afuera del auditorio, las lágrimas goteaban, cayendo y despareciendo sobre el pavimento. Después de un rato que no supo cuánto fue, se fue, tirando los boletos, que comenzaron a ser pisados por las personas que pasaban por ahí.


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