Este fic tiene un origen curioso xD. El otro día en clase hubo una exposición sobre el lenguaje no verbal (no era mía, yo exponía sobre la interpretación de los sueños) y comentaron un detalle que hizo que la bombilla se me encendiera de inmediato: al parecer en Europa en general y en Gran Bretaña (fue el ejemplo que pusieron justamente, ¿una señal?) los hombres cruzan las piernas como lo hacen las mujeres de Estados Unidos.
Imaginaros lo que me reí y lo que me apeteció escribir esto.
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Gestos
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-¿Cuándo vas a darte cuenta de que tus acciones afectan al resto del mundo? –la voz de Inglaterra sonaba tajante y, en parte, frustrada. Porque era cierto. Lo que hiciese ese idiota de América los afectaba a todos.
Alfred, en cambio, no parecía verlo. Estaba sentado frente a él, cómodamente, tomándoselo con la calma de siempre. ¡Idiota!
-Uh… Vaya –dijo de pronto el americano. Arthur dejó de hablar de inmediato, deteniendo su discurso: una sarta de críticas hacia la actitud de Alfred. Le miró, confundido por la cara del otro que parecía que acaba de darse cuenta de algo. Esto le irritó aún más. ¿No le prestaba atención o cómo estaba siendo eso?
-¿Qué? –gruño, molesto por el cambio de tema.
-No me había fijado –comenzó a decir el otro rubio antes de reírse un tanto.
-¿Qué? –repitió, malhumorado el inglés. ¿Qué se suponía que pasaba ahora?
-Cruzas las piernas como una mujer, Arthur –comentó el americano, aún sonriendo. Parecía encontrarlo muy divertido.
Hubo unos segundos de silencio en los que Inglaterra bajó la mirada para ver cómo estaban sentados ambos: cruzados de piernas, pero cada uno de una forma diferente. La suya más caballerosa y educada, a su modo de ver.
-¡¿Qué? –exclamó confundido-. ¡No cruzo las piernas como una mujer!
Mientras Alfred se había levantado, descruzando las piernas y se acercaba.
-Si que lo haces –insistió América.
-¡Calla! –ordenó Arthur, levantándose de golpe. ¿Y así cambiaba de tema?-. Yankee idiota… -farfulló.
El otro se rió ante su comentario, frente a él, cogiendole las muñecas para que no se alejase. Sonreía. Le había parecido un gesto muy divertido y aún más la reacción de Arthur.
-Como toda una dama –aseguró.
De inmediato Arthur le insultó, gritando, pero él lo acalló con un beso.
