Disclaimer: Amour Sucré no me pertenece.
El día había sido un desastre. Quizás lo mejor era volver a casa, pero la idea de tener que responder un montón de preguntas incómodas lo desanimaba. Se pasó una mano por el cabello y suspiró.
—Vaya — una voz familiar lo sacó de su ensoñación. —Mal día, ¿eh? — se giró para ver a quien pertenecía esa voz y vio a Castiel con una sonrisa ladeada. Con la mano que sostenía un cigarrillo señaló a Alexy para luego dar una bocanada.
Alexy se limitó a ver su ropa manchada de jugo con resignación.
— Y que lo digas. — Hace un par de horas tuvo una cita, las cosas salieron mal y terminó con su camiseta favorita manchada. — Al menos no pagué por la cena. — Se encogió de hombros tratando de ver el lado positivo a la situación.
Una carcajada brotó de la garganta de Castiel. Se sentó al lado de Alexy en la banca del parque en el que estaban. Después de aquella desastrosa cita, Alex no se sentía de humor para volver a casa, así que prefirió pasear por el parque un rato.
— ¿Quieres? — le ofreció un cigarrillo a lo que Alex negó. — Una camiseta sucia es mejor que te abofeteen — comentó el pelirrojo como si tuviera experiencia en eso y vaya que la tenía.
Alexy lo meditó por un momento. — Para ser honesto, preferiría la bofetada. — La camiseta de color azul era una de sus mejores compras y lamentaba su perdida.
Ante este comentario el pelirrojo le restó importancia encogiéndose de hombros. — Como tú digas.
Castiel se limitó a fumar en silencio mientras miraba a Demonio jugando en el césped. En cambio, Alex observaba a la gente que paseaba por ahí, que cada vez eran menos pues ya estaba anocheciendo. De esa forma su mirada terminó posándose en Castiel.
Habían pasado dos años desde que terminaron el instituto y aunque muchos dirían que el pelirrojo lucía igual, Alexy pensaba que tenía un aspecto más maduro.
Observó su perfil, sus facciones duras, la mandíbula fuerte y marcada, sus labios partidos sosteniendo el cigarro cuya luz anaranjada brillaba con intensidad y el humo danzaba a su alrededor. La verdad es que nunca le había prestado especial atención, pero podía decir que era atractivo, apuesto incluso.
De pronto, esos orbes grises y fríos como el acero lo miraron.
—¿Admirando la vista? — bromeó. Y el encantó desapareció.
—Claro — respondió sarcástico el de cabello azul.
En eso Demonio se acercó a él y apoyó su cabeza en su regazo. A pesar de su nombre era muy amigable, por eso no pudo evitar acariciarlo.
— Le agradas — dijo Castiel. — ¿Tu hermano no tenía una rata?
— Hurón — le corrigió. La mirada que le dirigió Castiel claramente decía "parece que me importa". Alexy decidió ignorarlo y seguir acariciando al canino, quien parecía encantado con él.
Estuvieron un rato así, en silencio. La gente iba abandonando el parque a medida que el sol se ocultaba. Mientras rascaba la oreja de Demonio Alexy sintió que Castiel lo estaba observando, o quizás era su imaginación.
— Será mejor que me vaya —. Dio una última palmada en la cabeza de Demonio antes de levantarse del banco. Castiel únicamente agito una mano a modo de saludo.
Cuando llegó a su casa, lo primero que hizo fue ir a su habitación a cambiarse de ropa. Luego fue a buscar agua a la cocina, pero al pasar por el pasillo escuchó voces en la habitación de Armin.
Abrió la puerta sin tocar y cuando vio lo que estaba pasando no pudo evitar exclamar:
—¿En serio? — los otros dos se dieron vuelta al escucharlo. — ¿Están estudiando un viernes a la noche? — suspiró exageradamente — Y yo que pensé que mi vida amorosa era mala.
Armin y Candy estaban sentados en la cama rodeados de resaltadores y fotocopias. Candy se ruborizó ligeramente, estudiar no era exactamente su mejor idea para un viernes a la noche pero en cuanto Armin le pidió ayuda, no pudo decir que no.
— Él necesitaba ayuda… — murmuró Candy.
— Ja ja ja, muy gracioso Alex— dijo sarcástico Armin. A él también le gustaría estar haciendo otra cosa, pero tenía muchos trabajos por terminar.
— No te pongas así. — Alexy hizo un mohín. —Voy a pedir una pizza. — Antes de irse escuchó a su gemelo murmurar un "gracias". Se dirigió a la cocina cuando escuchó a Candy acercarse a él.
—Alexy, espera — dijo Candy. Salió de la habitación hasta que ambos se quedaron en la cocina solos.
—Entonces… — le golpeó suavemente con el codo mientras guiñaba un ojo. — ¿Cómo estuvo tu cita?
Por un momento pensó en mentirle, pero no podía hacerle eso a su mejor amiga. Tomó aire y contó todo lo sucedido. Desde el principio y con detalles. Candy lo escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando. En algún punto Armin apareció y se quedó a escuchar.
El comienzo de la cita, el incidente con el jugo y como terminó en el parque sólo. ¿Debería mencionarle lo de Castiel? No, no era importante.
Cuando terminó con su relato ella lo abrazó suavemente.
—Oh Alex — murmuró — lo siento mucho.
—Está bien —dijo él encogiéndose de hombros pero aún así aceptando el abrazo. Fue solo una mala cita, ya vendrían mejores.
—Él es un idiota — expresó su gemelo.
—Si te hace sentir mejor mañana podemos ir de compras. — Sugirió Candy.
—Sigo sin creer que el tonto de mi hermano salga con alguien tan adorable como tú— dijo pellizcando suavemente las mejillas de Candy y haciéndola reír.
—¡Escuché eso!— exclamó Armin a lo que los otros rieron más fuerte.
Alexy pensó en dejar solos a los enamorados pero Candy insistió en que los tres vieran una película mientras cenaban. De esa forma terminaron viendo una película sobre naves espaciales que Armin eligió.
Mientras Alex comía un trozo de pizza, de reojo vio como Armin y Candy estaban agarrados de la mano. No pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa. Tal vez si esperaba, algún día él podría tener algo así.
