No soy ni he sido fanática de la idea de llevar un diario, Ginny lo ha sugerido un montón de veces con el argumento de que es la mejor forma para guardar secretos, registrar experiencias y poderlas revivir con una simple lectura cuando se quiera, y puede que no esté tan equivocada. Tal vez es demasiado riesgoso dejar por escrito esto (cualquiera podría encontrarlo ¡Ni pensar en si eso ocurriera!...) pero es algo que definitivamente quiero recordar.

Gracias a que he logrado quedarme durante las vacaciones navideñas en Hogwarts he tenido acceso a la biblioteca, con un poco de tiempo libre (Harry está muy preocupado en mejorar sus habilidades para el quidditch y Ron, que también ha conseguido el permiso para quedarse, le hace segunda) eso se convierte en la oportunidad perfecta para investigar y ocuparme de aquellas pequeñas ambiciones personales (¡También las tengo!). Creo que es necesario explicar todo esto sólo para que cuando alguna vez vuelva a leerlo pueda angustiarme un poco de preámbulo…

Tonteando mientras hacía un ensayo sobre Legeremancia, encontré un apéndice interesante: "Sueños lucidos o sueños inducidos". El mundo onírico me parece algo maravilloso… la manera en que puede experimentarse cualquier situación (también percibir sus efectos, desde luego) sin encontrarse realmente en ella; ¡Y además estaba la posibilidad de poder inducir sueños!... significaba que si así lo deseaba podría dirigir mis sueños, pasar por cosas de otro modo imposibles. Cosas que a mí me gustarían. La idea de poder llevar "otra vida" en la cual fuera posible cumplir mis caprichos más superficiales (Hermione Granger y "deseos cumplidos" no eran parte del mismo mundo) me seducía, lo suficiente como para dedicarle mi tiempo libre. Hallé la información, y después de practicar lo leído ("Mirar por 20 segundos una llama encendida antes de dormir estimula zonas cerebrales relacionadas al sueño", no lo olvides, Hermione) conseguí algunas cosas: escaparme de las pesadillas, aparecer objetos, personas… ¡Personas!...

Millares de mis células habían estado deseando durante todo el año una experiencia lo suficientemente alocada (y no por ello peligrosa) que me convenciera a mí misma de que no era ninguna señorita inmaculada e ingenua, que si así lo quería mi estilo de vida podría cambiar, que si no me comportaba de cual o tal manera no era por incapaz... Sin embargo, en lo que estaba pensando involucraba el terreno de acción (por supuesto que de reacción también) más difícil en todo el castillo de Hogwarts: Severus Snape. Por causas que no soy capaz de explicar, empecé a fantasear con el profesor de pociones (espero sinceramente Mione, que no se te coloreen las mejillas a estas alturas), quizá sea su personalidad atormentada y apartada la que tanto me atrajo, o quizá el presentimiento que tengo de que él también se siente lleno de fantasías incumplidas, motivo por el cual supongo es tan aterrador. Consideré el hecho como perturbación mental, hasta que una vez, mientras paseaba por los solitarios pasillos de Hogwarts a las 6 de la tarde, me encontré de frente con el profesor… y Lucius Malfoy… nosotros 3 en todo el pasillo ¿por qué tendría que pasarme aquello, justo cuando estaba teniendo esos pensamientos tan graves? Las piernas me temblaron, como si con sus miradas adivinaran todo lo que había en mi enredada cabeza y me estuvieran juzgando por ello. La mirada de Severus Snape tan áspera, tan intensa… ¿El padre de Malfoy? (¡No sé por qué tu fascinación con hombres mayores (y terribles), Hermione!) a comparación del profesor Snape dirigió una mirada… ¿lasciva? (Temo tanto por inventar a mi conveniencia) que me hizo intentar correr, sí, pero también me perturbó tanto que puedo decir que me gustó. Me detuve para coger aire y escuché un comentario de Lucius que me hizo delirar por semanas:

-La chica del trío no está tan mal… seguro que a ella no te molesta castigarla…

Jamás pensé en poder cumplir mis deseos sexuales (fisiológicos, totalmente normales en cualquier persona… ¡Siempre justifícate, Hermione!), protagonizados ahora por dos personas; aluciné con aquella frase del rubio ex Slytherin y concluí que, como él así había dicho de mí, "no estaba tan mal". El temita de los sueños inducidos me daba una salida para todo esto.

Por fin ayer probé todas las técnicas antes de dormir, una vez acostada me dispuse a cerrar los ojos y hacer pasarela de todo lo que pretendía soñar, pronto me quedé dormida y aparecí en las mazmorras (prefería un escenario natural, el hecho de que fuera una fantasía sexual con mi profesor de pociones no tenía que incluir aspectos irreales como camas de seda y patrañas de ese tipo). ¡Vivir sin consecuencias reales! Desperté sentada en una banca, por lo que supuse que dentro de mi sueño había terminado la clase, o alguna cosa por el estilo; Severus Snape estaba sentado en su escritorio, el cabello enmarañado alrededor del rostro y el gesto duro de siempre (¿Por qué cambiaría aquello si lo que yo buscaba era apegarme a la realidad?), miraba unos papeles que tenía en la mano y no parecía inmutarse de mi presencia. Empecé a respirar rápidamente, nadie había dicho que aún en sueños yo sería valiente a la hora de… ¡¿seducir? , o como quiera que se llame!, cogí aire y me puse de pie, el profesor Snape levantó la mirada y por algunos segundos me inspeccionó sin cambiar por ello su actitud (cosa que también había preferido yo, como ya lo expliqué lo que buscaba era demostrarme a mí misma capacidad), me acerqué lo más decidida que pude y puse una de mis manos sobre la suya.

-Profesor Snape, permítame sonar atrevida por esta vez… Tómeme como he estado fantaseando…

Mis líneas fueron pésimas, pero fue lo primero que se me ocurrió para sonar decidida. Él no respondió y parecía estarme observando igual que al haber despertado en el sueño. Me desesperó no obtener ninguna respuesta, pero también me alentó, una respuesta brusca, que interrumpiera lo que estaba tratando de decirle, era lo que esperaba. Supongo que una vez que salió todo eso de mi boca perdí el pudor y sin saber de dónde salió tanto atrevimiento mi mano se dirigió a su capa, rocé con la yema de mis dedos su cuello para llegar a desabotonar el primer botón de su capa…

-Granger, lárgue…

Interrumpí su queja (no me iba a rendir tan fácilmente, esta era mi única oportunidad, y si de verdad lo quería…), acerqué mis labios hasta los suyos y con cualidades desconocidas (crédito extra del sueño) besé los suyos, al principio fue cálido, pero sin rozar en lo romántico. Pronto el temido profesor de pociones accedió a recorrer con su lengua mis labios y hundirse dentro, el beso fue fantástico. Puedo decir con seguridad que nunca alguien me besará así, incluso parecía que en Snape se había incendiado alguna especie de pasión agresiva que lo obligaba a buscarme con la boca de una forma feroz… Alejé con un fuerte empujón el escritorio y me dejé caer sobre sus piernas. Mientras lo besaba, con mis manos rodee su cuello y alcancé su cabello para tirar un poco de él, apuesto a que la escena era de lo mejor…

El azotón de la puerta me devolvió la conciencia, Lucius Malfoy estaba de pie a un lado de nosotros aplaudiendo…

-La estúpida sangre sucia montada en las piernas del profesor de pociones… qué espectáculo, nuestra pequeña Gryffindor ha resultado una atrevida golfilla…-con su bastón de serpiente (¡Incluso cuidé ese detalle!) me separó de Snape y levantó mi rostro hacia él, sin el menor rastro de pudor me relamí los labios y me puse de pie. Lucius Malfoy me miró con media sonrisa y se quedó en su lugar para dejarme hacer lo mío: me puse de rodillas frente a él y acaricié sus piernas hasta sentir su miembro en mis manos. Me excitaba todo eso: poder tener a hombres tan poderosos (y no sólo mágicamente hablando) a mi disposición. Acaricié por encima de su túnica unas cuantas veces hasta que un suave resoplido salió de su boca. Le estaba gustando; lo sentí crecer dentro de mi palma. Decidí, antes de llegar más lejos con el mortífago, volver la atención a mi abandonado profesor de pociones, enrosqué mis piernas alrededor de la silla para quedar sentada frente a él y al tiempo que lamía su delicioso y frío cuello, desabotonaba los miles de botones de su capa; mientras tanto Lucius se ponía detrás de mí para lamer mi nuca y los lóbulos de mis orejas… ¡Qué sensación más increíble! Su lengua parecía de terciopelo, puede que se me escapara algún gemido... Una vez que terminé de desbotonar la capa y camisa de Severus, bajé mi mano hasta el centro de su cuerpo, y puedo jurar que sentí la cabeza de su pene endurecido (¡yo lo había excitado de esa forma!). No tenía ninguna intención de desnudar por completo a mi profesor de pociones, me encantaba la vista: como si el deseo de sexo se nos hubiera atravesado de repente (y sí, en las mazmorras, justo después de clases), en cambio Malfoy parecía muy apurado por desvestirme, quitándome el suéter e introduciendo sus finos dedos por los espacios de los botones de mi blusa… Abrí con ceremonia el pantalón de Severus y metí una mano para acariciar su pene, estaba muy cálido, duro, lo sentí palpitar en mis manos; no pude resistirme más y lo saqué con rapidez para empezar a estimularlo, rebotó en mi abdomen, él soltó un gemino maravilloso… ¡Le estaba gustando!. Mientras tanto, Lucius Malfoy había logrado sacarme la blusa, exhibiendo mi ropa interior, que para mi fortuna era adecuada para el momento: un sujetador negro de encaje. Tomó con fuerza mis pechos y los apretó apuntando a Snape:

-¿Te gustan, Severus?...- llevó el dedo índice a su boca para humedecerlo y meterlo hasta lograr acariciar uno de mis pezones. Volví a soltar un gemido. Él seguía apretando mi otro pecho mientras jugueteaba con mi pezón… Snape logró al fin intervenir y desató mi sujetador dejándolo caer en sus piernas, con un rápido movimiento el profesor de pociones llevó su boca hasta uno de mis pezones para lamerlo y mordisquearlo.

Alcancé con mis manos la túnica de Malfoy y lo jalé hacía mí, ahora el mortífago estaba siendo desatendido, adivinó lo que estaba por hacer y se deshizo de sus pantalones mostrando su erección hasta acercarla a mi cara.

-¿Es esto demasiado sucio para la señorita?- No podía tomar su pene, el profesor Snape tiraba por detrás de mis brazos para descubrir mis pechos, así que saqué mi lengua y lamí la punta del pene. Nunca había dado sexo oral en mi vida y aquello era realmente "monstruoso" para llevármelo a la boca. Cuando Snape se dio cuenta del asunto liberó una de mis manos, lo tomé y empecé a masturbar a Lucius; éste no dejaba de resoplar, me encantaban los ruidos que hacía, levanté su miembro y pasé mi lengua por sus testículos. Lo sentía estremecerse. Tomó mi cara, y metió su pene mientras se agitaba dentro, al tiempo que Severus tomaba mi mano y la llevaba a su pene. En este momento podía sin problemas terminar mi sueño, estaba realmente excitada, el miembro de Lucius Malfoy estaba en mi boca a punto de reventar y mis manos estaban jugando con el pene hinchado del temido murciélago.

Lucius se separó de nosotros y Snape me cargó hasta el escritorio para recostarme. Cada uno se puso en cada lado, empezaron a lamer el pecho más cercano, y a deshacerse de mi falda mientras acariciaban mis piernas. Sentí los finos dedos de Snape tocar mis labios húmedos por encima de las bragas mientras que Lucius acariciaba con sus dedos los bordes de la ropa para por fin deshacerse de ella. Introducían sus dedos en mí y libraban una batalla por permanecer dentro; me estaba volviendo loca: ¡Por fin! ¡Estaba siendo tocada por dos de los hombres más atractivos de todo el mundo mágico!

-Debería mantenerse callada, señorita Granger- (¡Claro Snape, como si eso fuera tan sencillo con tus dedos dentro de mí!)

Lucius Malfoy se puso de pie y me acercó al borde del escritorio, deslizó su enorme pene en mi entrada húmeda jugando con mis labios vaginales, finalmente entró y yo solté un grito. Lo sentía dentro de mí, llenando todo el espacio. Empujaba su pubis con más fuerza y entraba más y más en mí, jalándome hacia él.

-Severus, está tan estrecha… tan estrecha…

Snape se había puesto de pie y había metido su pene en mi boca; regulaba mis movimientos tirando de mi cabello, acercándolo más hasta meterlo todo y casi ahogarme.

-Así estará más callada, Granger.

No podía gritar, de mi garganta salían gemidos que se estampaban en la cabeza del pene de Snape; parecía disfrutar las vibraciones que mis gritos contenidos hacían. Cada vez se endurecía más, Lucius Malfoy se aceleraba y comenzaba a sudar. Disfruté la vista del sudor en su pecho, su cabello húmedo y alborotado…

Lucius Malfoy se separó de mí y Snape me cargó hasta sentarse en el piso conmigo en las piernas. Se recostó y acomodó su pene en la entrada de mi vagina; con un fuerte tirón jaló de mis caderas, pronto comencé a moverme arriba de él. Estábamos llevando el ritmo que yo quería, tenía el control… Malfoy se acercó por detrás y empezó a recorrer con su lengua mi espalda hasta llegar a mi ano donde comenzó a lamer. (Si no había tenido nunca ningún tipo de sexo por supuesto que jamás había pensado en el sexo anal, pero la ocasión lo ameritaba. Poder tener a los dos hombres al mismo tiempo dentro de mí quizá podría ser lo más grandioso de todo el sueño.) El rubio introdujo su lengua y después uno de sus dedos, por alguna extraña razón eso estaba aumentado mi nivel de excitación. Snape estaba moviéndose debajo de mí y yo recibía la húmeda lengua de Malfoy, empezaba a gemir sin control. Finalmente Lucius de puso de pie y se acomodó detrás de mí (¡Iba a pasar, por fin!), colocó con cuidado su punta en la pequeña entrada y comenzó a empujar lentamente, lentamente hasta que estaba totalmente dentro. Sentía los dos miembros hirviendo dentro de mí y los dos hombres se movían en un ritmo que estaba por entregarme por completo a la locura, sus cabellos alborotados, sus cuerpos sudorosos, alrededor mío…

Estaba a punto de llegar al clímax, lo sentía venir, sus gemidos y los míos llenaban la sala. ¡No podía ser! Sí… los dos hombres estaban por estallar dentro de mí… Sentí correr semen caliente de Lucius en mi espalda y a Snape explotar en la entrada de mi vagina… Me sentí desmayar y estremecerme de una forma enloquecedora…

(Por favor Hermione, no hagas mucho ruido cuando hayas llegado a esta parte)