Advertencias: En este fanfic, Yuki Judai será chica, habrá escenas yaoi (obviamente no con Judai), y lemon en el epílogo. Eventualmente se podrán las advertencias respectivas.

Disfrútenlo.

--------------------------------------------------------------------------------------------

Judai's POV

¡Hola! mi nombre es Yuki Judai, y soy miembro de la Academia de Duelos. Comencé aquí hace algún tiempo y he hecho buenos amigos como Shou Marufuji, Asuka Tenjouin, Fubuki Tenjouin, hermano de Asuka, Daichi Misawa... y también buenos rivales como Ryou Marufuji, el hermano mayor de Shou, y Jun Manjoume... aunque pensándolo bien, Jun no entra en mi lista de rivales, jiji, soy demasiado bueno para él. Recientemente conocí a otras personas, como Edo, Kenzan y Johan que también son bastante agradables. Un poco extraños, sí, pero imagino que todos tenemos algo de extraños.

En los dormitorios de los rojos (así llaman a los que novatos en la academia, donde, por desgracia aún sigo yo), nos asignan una habitación a cada grupo de tres estudiantes. Yo comparto la mía con Shou y Hayato. Nos la llevamos muy bien, pero Shou es alguien muy especial para mí. Siempre andamos juntos. Siempre. De hecho... creo que me gusta, ¡Pero no vayan a decirle nada! y es que... es extraño que a un hombre, le guste otro hombre, pero en fin, supongo que por eso les comenté que todos tenemos algo de extraños.

Hoy estoy muy feliz, bueno, siempre estoy feliz, no veo la razón de por qué amanecer con cara de pocos amigos como a veces lo hacen Ryou o Jun, pero hoy estoy más contento de lo normal. Es un fin de semana e iré a unas aguas termales con Shou, Daichi, Fubuki y Jun. Planeo ahogar a Jun xD será divertido, pero no es lo único que tengo planeado... y lo otro involucra a Shou. Y mis sentimientos.

Al llegar, todos notamos la belleza del lugar. Una acogedora serie de cabañas entre las montañas. El sol le daba al ambiente un cálido color. Nuestras almas jugaban con el viento que chocaba en los árboles. Todo eso sólo se comparaba a la belleza de la mirada angelical de mi pequeño amigo, a quién dirigí mi vista, sonriendo. Pero Jun, como siempre, fue el tonto que interrumpió.

- Oigan, imbéciles, sé que todo está muy bonito pero si se quedan allí les dará hipotermia o algo así - Gritó desde la entrada de la cabaña.

- Creo que tiene razón, mejor entremos - Dijo Shou mirándonos a todos con una sonrisa - Ya quiero ver cómo son esas cabañas por dentro.

Odio que Jun tenga razón, pero sí tuvimos que entrar. El interior de esas cabañas era tan acogedor como el exterior, además de que eran mucho más cálidas. Fuimos a la que nos habían asignado, nos cambiamos las ropas y nos pusimos cómodos. Mientras se hacía de noche, jugamos ping-pong, Fubuki y yo fastidiamos a Jun y Shou estaba muy amenamente hablando con Daichi. A veces quería entrometerme para que Daichi se alejara de Shou, pero siempre llegaba Jun a provocarme. Él sabe perfectamente que me molesta todo de él, y siento que disfruta al máximo cada vez que llega a sacarme de mis casillas. Pero no lo culpo, yo también gozo cuando lo llego a desesperar.

- Basta... quitaré a Shou de al lado de Daichi -

Pensé. Además, tenía la ventaja de que no veía a Jun cerca. Pero creo que no vi lo suficiente, porque apenas di el primer paso, él sobrepuso su brazo por los dos míos, incluyendo mi cintura, mientras tapaba mi boca con la mano que dejó libre. Forcejeé, en serio, pero al parecer, el pelinegro ha estado asistiendo al gimnasio. Me llevó a la cocina y me puso cara a cara con él, entre sus brazos.

- ¡¿Qué te pasa tonto?! - Le pregunté bastante enojado.

- ¿A mí? nada... ¿pero qué te pasa a ti? He notado la forma en que miras a tu amiguito... y simplemente no voy a dejarte hacer eso.

- ¿Q... de qué estás hablando?

- Me gustó tu cinturita, Yuki - No suelen llamarme por mi nombre, por lo que me quedó claro que Jun quería ser diferente para mí - Es muy estrecha... - Susurró en mi oído.

Por primera vez, no podía hacer nada en contra de Jun. Cerré los ojos. Era como si mi mente se hubiese puesto en blanco y a la vez hubiera un caos dentro de ella. Ni hablar de cuando su nariz acarició mi cuello. Ahogué un gemido en mi garganta ante las sensaciones, las cuales cesaron de repente.

Abrí los ojos para encontrarme con la mirada burlona y autoritaria de Jun.

- Idiota. - Comencé a reaccionar cuando me llamó así - Espero que mis intenciones te hayan quedado claras. - Dijo sosteniéndome la barbilla con algo de fuerza.

Me miró posesivamente por un rato, luego se fue, pero me quedé parado allí casi en estado de shock. Bueno, ¿quién no? un acosador no aparece todos los días. Al menos no a mí. Y seguía con mis dudas acerca de qué quiso decir con "mis intenciones", tal vez ya lo sabía pero espero que no sea exactamente eso en que estoy pensando. Cuando me repuse, salí de la cocina y encontré a Daichi vistiendo una bata de baño.

- Judai, ya nos vamos a las aguas termales. Shou se está vistiendo en el cuarto, anda a acomodarte tú también.

- Oh, sí. Gracias, Daichi - Le dije sonriendo, aunque sentí una vena brotarme de la rabia, ¿cómo sabe que Shou se está cambiando de ropa?

Me dirigí a la única habitación de la cabaña. Sentí cómo la temperatura de mi cuerpo subía al ver a mi pequeño Shou terminar de quitarse los pantalones.

- Un? Judai, apresúrate, las aguas termales deben estar en su punto – Dijo sonriendo.

Sólo moví rápidamente mi cabeza de arriba a abajo dando un gesto afirmativo. Comencé a despojarme de mis ropas. Las escenas de lo vivido hace rato con Jun aún seguían en mi cabeza. Debía olvidarlas, y estaba seguro de que Shou me ayudaría a ello.

- Shou - Lo llamé al escuchar que sus pasos lo guiaban hasta la puerta.

- Un? Dime, Judai - Volteó a verme intrigado.

No sabía lo que estaba a punto de hacer. No me acerqué a él porque no quería parecerme a Jun cuando me acosó. Me mantuve en mi lugar. Recién me quitaba la ropa interior, quedando absolutamente desnudo ante él. Entonces, tomé aire y me giré.

- Shou, yo te... - Pronuncié, pero un grito muy fuerte vino de la garganta de mi compañero.

- ¡¡¡Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhh!!!... -

Abrí los ojos lo más que pude mientras que él me apuntaba con su dedo índice. Pero realmente... sólo apuntaba a mi entrepierna. Me miré a mi mismo buscando la razón de su escándalo, pero no la encontraba. Daichi llegó casi arrojando fuego por los ojos.

- ¡¡¿Qué le estás haciendo a mi Shou, Judai depravado?!! - Me gritó, pero se concentró en intentar calmar a Shou.

- ¿Depravado? ¡Yo no le hice nada! - Protesté en modo de defensa.

- Judai es... ¡¡Una chicaaaaa!! - Gritó Shou.

Me quedé atónito con lo que mi amigo acababa de decir, o mejor dicho, de gritar. Daichi inmediatamente volteó a verme. No podía cubrirme con nada porque estaba muy impresionado por las palabras de Shou como para ocuparme de mi desnudez. Sin darme cuenta, Daichi se acercaba más y más a mí, sin poder creer que faltaba "algo" en mi anatomía, la cual, hasta ahora, él creía masculina. Pronto llegó Fubuki, atraído por el grito de "chica" de Shou. Tampoco él daba crédito a lo que veían sus ojos. Yo seguía extrañado con lo de Shou y no me percataba de que los dos chicos observando detenidamente mi cuerpo.

Nadie reaccionaba hasta que llegó Jun. Obviamente él sí había estado disfrutando de las aguas termales, puesto que algunas gotas de agua le recorrían el cuerpo hasta ser absorbidas por la toalla que cargaba en la cintura.

- ¿Qué demonios pasa aquí? - Preguntó con un tono tan autoritario como el que solía tener Ryou - ¿Acaso quieren que nos echen de la cabaña por culpa de sus gritos?

- Jun... Juu... Judai es... Judai es... - Intentaba explicar Daichi.

- ¿Qué? - Arqueó una ceja y puso una de las peores caras de disgusto al observar cómo los demás miraban mi cuerpo.

Al fin reaccioné. Golpeé lo más fuerte que pude a Fubuki y Daichi haciéndoles desviar la mirada de mí y mandé a callar a Shou.

- Estos idiotas creen que soy una chica, Jun - Dije muy molesto a la vez que me cubría con mi pantalón, que fue lo primero que pude tomar de entre mi ropa.

- ¿Una chica?, ¿cómo es eso? ¬¬

- Es que Judai no tiene... eso que nos hace hombres a los hombres, Jun - Explicó Shou ligeramente más tranquilo, pero igual de alarmado.

- No es cierto. ¡Yo soy un hombre!

- Judai, yo no te diría algo así si no fuese verdad…

- ¡Pero no es cierto! ¡Yo soy hombre y se acabó! - Crucé mis brazos y volteé mi rostro.

- Sólo hay una forma de estar seguros - Dijo sin perder la paciencia, Jun.

Pasó junto a Daichi y Fubuki y los obligó a limpiarse la sangre que les bajaba descaradamente de la nariz. Y a Shou le ordenó que se volteara. Jun me tumbó en la cama, me quitó el pantalón con que me cubría y separó mis piernas, dejando ver todo mi... ehmmm... ¿sexo? Estaba paralizado. Jun veía más abajo de mi vientre y su sonrisa se tornó... no sé... malvada.

- Así que... - comenzó a decir viéndome a los ojos - Tenemos a una linda chica aquí - dijo con una voz muy sexy, ¡Qué vergüeza decir que la voz de Jun es sexy!

Gruñí con fuerza y salí corriendo hasta meterme en las aguas termales. Jun y Shou me siguieron, ya que Fubuki y Daichi aún seguían limpiándose la sangre de la nariz.

- Judai... - Dijo con voz suave Shou mientras veía mi cara claramente enojada.

- ¡¿Qué?! ¡No voy a salir de aquí hasta mañana!

- Pero te vas a enfermar...

- ¡¡No me importa!!

- Traeré algo de ropa para que puedas salir, durmamos y nos vayamos mañana en la mañana antes de que empiecen las clases...

Shou se fue del borde del estanque de aguas termales. Creo que todos nos habíamos dado cuenta del fracaso que resultó la idea del viaje. Volteé a ver a mi amigo, no sabía cómo mirarlo. De todos modos él fue quien descubrió que yo era... Bueno. Simplemente volteé, pero él ya había ido a buscar mi ropa y lo encontré fue la mirada de Jun clavarse en la mía y su tonta sonrisa que dejaba en claro que él estaba disfrutando con mi situación.

- Bien... - Comenzó a decirme - Entonces... tendré que decirle a todo el mundo que ya no eres mío, sino mía, Yuki.

Me hundí en el agua esperando a que eso evitara que asesinase a todo el mundo.

Al día siguiente, llegamos muy temprano a la Academia. Fuimos en seguida a hablar con los directivos quienes se agilizaron para arreglar toda la parte legal referente a mi género.

- Señorita Judai - Escuché una de las voces más desagradables del mundo. La voz de Cronos de Medici - Venga conmigo por favor. La llevaré a su nueva habitación.

- ¿Nueva habitación? - Pregunté - ¿por qué me lleva usted? se supone que no conoce los dormitorios rojos - Dije con algo de altanería. Cronos me caía muy pesado.

- ¿Rojos? ya no pertenece a esa gentuza que se hace llamar duelistas.

- ¿Ah? - No entendía nada de lo que Cronos me decía.

- ¡¡Judai!! - Me llamó Shou.

- Hola Shou - No quería hablar mucho con él después de lo de anoche.

- Judai, lo siento mucho. Estábamos esperando a que fuéramos a dormir anoche para entregarte esto - Acto seguido, mi amigo me da una carta de color azul.

- ¿Y esto qué es? - Pregunté. Obviamente no era algo de mucho valor.

- ¡Pues léelo, Judai! - Me dijo alegre.

- No hay tiempo - Cronos me quita la carta - Obviamente no leíste esta carta. En ella dice que has sido promovido, por fin, a Obelisk.

Sentí cómo mis ojos se abrían cada vez más y de lo más profundo de mí surgió un muy sonoro:

- Yahoo!!! ¡¡Al fin!! ¡¡Sí!!

Cronos me llevó a la que ahora sería mi nueva habitación. Me entregó las llaves. Abrí la puerta y me quedé embobado. Era tan amplia... ya había estado en la de Ryou, Asuka e incluso la de Jun, pero esta habitación era especial. Era mía.

- En el armario está su uniforme, Judai - Dijo Cronos alentándome a que fuera a verlo.

- ¡¿Quéeeeee?! - Grité, pero callé en seco - Es verdad... es mi uniforme. Un uniforme de chica.

Shou notó mi perturbado rostro y se acercó un poco a mí.

- Estoy seguro de que te quedará muy lindo, Judaii.

Sonrió al decirme eso. Era una sonrisa muy linda.

- Gracias, Shou.

- Bueno, tengo algunas cosas qué hacer así que los dejo. Marufuji, recuerde que debe estar puntual en la zona de los Ra - Cronos salió.

- ¿Ra? - Pregunte a mi amigo.

- Sí. Recuerda que ya me habían ascendido, pero decidí esperarte. Ahora que ya saliste de los dormitorios rojos, tomaré el lugar en el que debo estar.

- Muchas gracias por esperarme, Shou.

Alguien tocó la puerta. Obligándome a dejar a Shou para atenderle.

- Oh! ¡¡Hola, Asuka!! - Saludé a mi amiga rubia.

- ¡Hola, Judai!! Felicitaciones - Me abrazó.

- Jeje, gracias, ¿Quieres pasar?

- Claro que sí. Hola, Shou - Saludó a mi amigo y dirigió la mirada hacia mi uniforme - Has de verte muy bien con tu uniforme, Judaii.

- Un? ¿No te sorprende que sea uniforme de chica, Asuka?

- No, ya Jun nos contó a todos...

Sentí la sangre hervir... ¿quién le dió el derecho a ese bastardo de Jun para que hablara de mis asuntos personales? eso era algo que no le incumbía ni a él ni a nadie. Estaba molesto, pero Asuka siguió hablando.

- ... Y también nos contó sobre su noviazgo.

Un "¡¿Qué?!" igual o más sonoro que el anterior por poco deja sordos a Shou y Asuka.

- ¿Qué pasó Judai? - Me miró la rubia de forma extraña

- ¡¡Entre ese pervertido, acosador y asqueroso de Jun y yo no hay nada!! ¿Quién se cree para estar diciendo esas cosas sobre mí? - Mientras yo seguía maldiciendo a Jun, Asuka me interrumpió.

- Judai, esa no es forma de hablar de tu novio. Y debes quitar esas palabras de tu vocabulario. Si quieres ser una chica ruda, lo serás, pero las mujeres no decimos ese tipo de cosas.

- P... pero... - Intenté reprochar.

- Pero nada - Bastó con esas palabras para que me callara.

- Bueno... tengo que ir a los dormitorios amarillos para ubicarme y arreglar las cosas en mi habitación. Mejor nos veos luego.

- Adiós, Shou - Se despidió Asuka.

Yo no quise despedirme de Shou. No sabía qué me tenía más molesto, Jun o el hecho de ser una chica. Asuka me sacó de mis pensamientos.

- Bueno, Judai, es hora de prepararte.

- ¿Prepa... rarme? ¿Prepararme para qué?

- De seguro no sabes ni cómo maquillarte.

- ¿Ah? Asuka... me estás asustando...

Le permití a la rubia hacer todo lo que tenía que hacer conmigo. Desde enseñarme a cómo ponerme un brasier, hasta el tipo de lociones que debo usar. Francamente mi cerebro recibía mucha información, así que ella optó por dejarme todo bien anotado. Finalmente, tomó mi cabelló y me hizo dos coletas, las cuales, debo admitir que se veían muy lindas, creo que con eso ya empiezo a hablar como una chica. Me puso un poco de sombra en los ojos y algo de brillo labial.

- Ya estás lista, Judai.

- Sólo he visto mi cabello, Asuka. ¿Puedo verme todo, digo, toda en el espejo?

- Claro que sí.

Me miré en el espejo. Vaya que me veía linda. El uniforme me ajustaba un poco. Mis recién depiladas piernas se veían brillantes, la falda se ajustaba un poco a mis caderas y mi cintura se veía muy pequeña. Eso me hizo recordar la voz del pervertido de Jun… "Me gustó tu cinturita, Yuki. Es muy estrecha...". Ese bastardo.

- Ponte de medio lado, Judai.

Obedecí.

- ¡¡Aaaahhh!! ¡¿D-De dónde s-salió eso?! - Apunté al espejo, refiriéndome a las ligeramente pronunciadas curvas que se distinguían en mi ropa.

- Pues... antes no notabas el busto porque no usabas sostén.

- Ah... con que para eso se inventó.

- Y siempre has tenido un buen trasero. Escuché a Edo decirlo hace mucho tiempo.

- ¡¿Qué?! ¡¿Edo?! ¿Pero qué rayos le pasa…?

- No te molestes, en verdad tienes una figura envidiable.

- Pero no soy tan proporcionado, digo, proporcionada como tú, Asuka.

- Entonces me observabas con los otros chicos... – Susurró con una vena de odio en su frente - Sí, pero quizá crezcas más adelante.

- Un?

- Ya van a comenzar las clases. Salgamos de aquí, Judai.

- Emm... saldré en un rato. Cuando esté listoa - Me enredé en las últimas vocales de esa palabra. Asuka sólo sonrió y se fue.

Me quedé viéndome en el espejo, me veía muy bien para mi gusto. Supongo que el estar allí parado mirando tanto mi reflejo es una pequeña muestra de que me estoy acostumbrando a ser chica. O al menos, eso espero. Aunque Fubuki hacía lo mismo, así que eso no me convenció. En la puerta, di una última mirada a mi habitación antes de terminar de salir. "No puede ser tan malo" me animé y me fuí, pero debí haberme ido con Asuka. Fue horrible… todos los chicos y chicas de la academia se me quedaban viendo. Y pude notar a algunos con hilos de sangre saliendo de su nariz. Mis compañeros siempre veían así a Asuka, pero ahora soy yo quien recibía esas miradas. Lo que me alegraba, era verme frente a un vidrio o un espejo para jugar con mis coletas.