Disclaimer: Los personajes de Twilight son propiedad de Stephanie Meyer, yo solo los ocupo para jugar un poco con ellos en mi mente loca, esperando que les guste.

Sumary: Todos los días Bella recibía una nota de su admirador secreto y un ramito de violetas, que pensara cuando descubra quien es y que pensara su marido de su anónimo admirador. Mal Sumary espero que les guste.

* Ramito de Violetas *

Hoy como todas las mañanas me desperté y descubrí el lado apuesto de la cama vacío y frio, eso ya era normal para mí, pero me alegre de escuchar el agua de la ducha caer, eso me indicaba que aún estaba aquí y me dieron ganas de sorprenderlo con el desayuno, me coloque la bata y baje a la cocina no tenía mucho tiempo.

- Buenos días señora, hoy se levantó temprano va a desayunar con el señor? - me pregunto Sue una mujer de edad, muy fuerte que me ayudaba a llevar la casa.

- Sue, cuantas veces te he dicho que solo me digas Bella - le dije por enésima vez.

- Ya lo sé, pero el señor aún está aquí en la casa - me dijo, para el todo eran formalismos, ponía mala cara cuando me encontraba haciendo algo que el considerara impropio de la mujer de un Cullen.

- Esta bien esta vez lo dejare pasar, quieres que te ayude en algo en la cocina para el desayuno? - le pregunté sabiendo que no me dejaría prepararlo yo misma.

- Lo siento señora pero ya está todo listo, va a acompañar al señor en la mesa? - me preguntó a lo que no me quedo más opción que aceptar y más si quería estar con él aunque fue un ratito.

- Esta bien voy al comedor - le dije mientras trataba de alisarme mi alborotado cabello castaño.

- Buenos días, pensé que dormirías un poco más - me dijo mi marido cuando entro al comedor ya vestido y listo para irse con un impecable traje de corte italiano en azul marino y finas líneas blancas.

- Bueno pensé que podrías querer un poco de compañía - le dije nerviosa por haber seguido un impulso, miro su reloj resoplo y me invito a sentarme.

- Un agradable gesto sin duda aunque debo de advertirte que no tengo mucho tiempo disponible en estos momentos - me dijo tomando su móvil y escribiendo con dedos ágiles en él.

- No te preocupes - le dije resignándome al poco tiempo disponible. Sue nos hizo el favor de traer el desayuno y comimos en un silencio cómodo, me gustaba pasar tiempo con él y en algunas ocasiones era muy difícil debido a su trabajo, era mucho peor cuando él tenía que salir de viaje - Edward - le llame queriendo oír su voz.

- Que pasa? - me preguntó amablemente.

- Bueno estaba pensando que me gustaría ir a visitar a Esme esta tarde - le dije.

- Estoy seguro de que mi madre estará complacida con tu visita, gustas que pase a recogerte o regresas temprano a casa? - me pregunto Edward.

- Como gustes, si tienes mucho trabajo yo puedo volver sola - le dije a lo que él lo pensó un momento.

- Ya te hablare al rato y te digo si paso por ti - me dijo - bueno ahora tengo que partir, nos vemos después - me dijo poniéndose de pie y besando castamente el tope de mi cabeza ya que no medio tiempo de levantar mi rostro.

- Espero que te vaya bien - le dije antes de que desapareciera de la estancia.

- Muchas gracias, diviértete hoy - me dijo Edward; sé que muchos se preguntan qué clase de matrimonio es el que tengo con Edward, pero es que a mí me gusta estar con él, desde que lo conocí en la empresa de mi padre quede prendada de él y fue muy grato descubrir su preferencia hacia mí, comenzó a pedirme citas en las que salíamos a pasear y cosas por el estilo siempre había sido reservado, mi padre me decía que era porque él es cinco años mayor que yo y por lo tanto es más maduro y menos impulsivo, además de que era parte de su naturaleza, después de casi medio año de conocernos el me pidió matrimonio y yo acepte encantada al igual que mi padre que a la par firmaría una sociedad con Edward que le beneficiaria mucho a ambos según tengo entendido, de eso ya casi cinco años y él siempre era así, en los negocios era despiadado y no se tocaba el corazón ante nada y esa actitud fría y distante era la que tenía incluso en la casa, a mí nunca me había dicho que me amaba o algo por el estilo pero así lo conocí y así lo acepto. Me arregle y me disponía a ir a casa de Esme donde ya me esperaban los padres de Edward quienes me decían que era muy valiente por estar todo este tiempo con Edward y entenderlo a lo que yo solo me encogía de hombros restándole importancia.

- Yo abro - grite antes de que Sue saliera a abrir la puerta después de que tocaron el timbre.

- Buenos días la señora Isabella Cullen? - me pregunto un chico que cargaba un arreglo enorme de flores entre ellas violetas así que me hacia una idea de quien eran, por un momento tuve la vaga esperanza de que fueran de Edward y que recordará que fecha era hoy.

- Si soy yo, en que le puedo ayudar? - le pregunté al chico.

- Le hago entrega de esto - me dijo señalando el arreglo floral, lo tome con mucho cuidado dejándolo en una pequeña mesa que tenía a la mano ya que tenía que firmar de recibido.

- Muchas gracias - le dije después de firmar.

- Esto también venia en el paquete- me dijo entregándome una carta, creo que en esta ocasión si se emocionó solo esperaba que Edward no se molestara, digo nunca me había dicho nada pero siempre eran pequeños ramitos con una tarjetita. Ansiosa abrí el sobre y comencé a leer:

Querida Bella:

Espero que no te moleste mi osadía de mandarte tal arreglo, mas por el contrario espero que sea de tu total agrado.

Te preguntaras cuales son los motivos que me mueven a tal atrevimiento, pero más que atrevimiento es una necesidad, no sabes cuánto me gustaría poder mirarte a los ojos y decirte todo lo que despiertas en mí, pero no lo hago, por cobardía y porque quiero creer que eres feliz, lo eres?

Bueno mientras esa interrogante me atormenta, espero que seas dichosa y me gustaría expresarte mis más grandes y sinceras felicitaciones por un año más de matrimonio.

Siempre tuyo. Tu Admirador Secreto.

No me di cuenta de que lloraba hasta que sentí la humedad resbalar por mi mejilla, como era posible que mejor mi admirador fuera consciente de que hoy era nuestro aniversario de bodas y no Edward. Yo no sabía quién era solo me podía imaginar a una persona bondadosa, amable y que solo le preocupaba el bienestar de los demás, siempre ha sabido cómo hacerme sonreír y sentirme bien, pero el respetaba el hecho de saberme casada y nunca me había hecho ninguna insinuación de una aventura, pero en esta ocasión si me dejo con la interrogante, soy feliz? Amaba a Edward eso sin dudarlo, pero él me ama a mí? sí, me protege y me cuida, pero no sé si necesito más.

- Señora otra vez su caballero? - me preguntó Sue sacándome de mi ensoñación.

- Si Sue algo así - le dije guardando la carta antes de que la viera.

- Es un hermoso arreglo, pero que paso esta vez que no la veo feliz como cada que recibe algún presente de su caballero - me dijo Sue, ella sabía de todas las veces que me llegaban presentes de "él" aunque nunca me había dicho nada sobre que dejara de recibirlos, más bien digamos que era neutral.

- Sue, que es la felicidad? Tú crees que yo soy feliz? - le pregunté de repente.

- A qué viene la pregunta mi niña, tiene algo que ver tu admirador? - me preguntó ella a su vez.

- Contéstame Sue - dije en un tono un poco más fuerte sintiendo que comenzaban a acumulárseme las lágrimas.

- Hay mi niña, sería un poco difícil definir la felicidad yo creo que para cada uno tiene un significado diferente, en cuanto a que seas feliz pues yo te podría decir que nunca has hecho queja alguna, pero claro todos podemos fingir o no darnos cuenta de lo que nos está pasando, pero dime porque tu pregunta? - pregunto a su vez Sue.

- Me plantearon la pregunta, pero es que siento que desconozco la respuesta - le dije siendo sincera con ella como siempre.

- Pues eso si es algo que dejo a tu consideración, yo no puedo hacer mucho por ti - me dijo Sue y tenía toda la razón, tal vez me puse sentimental por el hecho de que mejor un desconocido estuviera más al pendiente de mi aniversario que mi propio marido, eso en años pasados no me importaba mucho, ya que cenábamos en casa de los padres de Edward donde se haría la mención del aniversario y Edward sacaría un pequeño obsequio que Alice abría escogido y entregado a su hermano para que no quedara mal.

- Tienes razón, será mejor que me vaya a casa de Esme o comenzaran a buscarme por cielo, mar y tierra menos aquí en casa - le dije a Sue tratando que se tranquilizara.

- Esta bien divierte mucho y felicidades - me dijo Sue, salí de la casa y llegue a la Esme en donde en efecto ya me esperaban y habían organizado una gran cena y Edward estaba avisado o mejor dicho amenazado por Alice de que tenía que venir a cenar por lo que solo nos faltaría esperarlo.

- Buenas noches - dijo Edward horas más tarde cuando llegó dándole tiempo suficiente a Alice de torturarme con su rutina de vestido y zapatos.

- Edward que milagro que nos vienes a visitar, eso es algo digno de celebrarse - dijo Esme acercándose a Edward para saludarlo.

- Bueno, tenía ya pensado venir a recoger a Bella sin la necesidad de las amenazas de Alice - dijo Edward.

- Yo solo me aseguraba de que no faltaras a la cena - se defendió Alice.

- Te divertiste Bella - me pregunto Edward acercándose a mí, besando mi mejilla a modo de saludo.

- Mmm, pues digamos que sí, Alice siempre tiene algo para entretenerse - le dije.

- Bueno ya solo falta que baje Carlisle y podemos pasar al comedor a cenar - dijo Esme conduciéndonos al comedor antes de llegar ahí vimos bajar a Carlisle por las escaleras.

- Hijo que bueno es verte, hace mucho que no venías a casa - dijo Carlisle a modo de saludo a Edward - Bella hija hoy estas más preciosa de lo normal - me dijo a mí besando mi mejilla.

- Muchas gracias Carlisle ya sabes que Alice difícilmente se queda tranquila cuando estoy aquí - le dije, haciendo que sonara a una queja sonrojándome de todos modos por sus cumplidos.

- No te preocupes Bella que Alice no se queda quieta estés o no estés en casa, pero si le gusta estar contigo - dijo Esme.

- Eso es verdad Bella y casi no vienes a visitarme, así que debo de aprovechar las pocas oportunidades que tengo para verte - dijo Alice haciendo un puchero muy tierno.

- Ya está bien capte la idea, prometo venir a visitarte más seguido -le conteste a Alice que sabía no dejaría de reprocharme mi falta de comunicación por temporadas que ella consideraba largas.

- Bueno está bien sentémonos, que la cena ya está preparada y tenemos mucho que celebrar no es así? – pregunto Esme tomando su lugar a lado de Carlisle a la cabeza de la mesa. Después de que cenáramos en una plática muy amena, a pesar de la ausencia de Emmett y su esposa Rosalie que seguían de luna de miel por el Caribe, nadie dejaba pasar una oportunidad para hacer mención de nuestro aniversario y la verdad es que no estaba de ánimos como para que le tuvieran que recordar esta fecha a Edward y menos de saber que la única que la celebraba era yo y su familia.

- Creo que hemos pasado un agradable momento, pero es hora de que nosotros nos retiremos – dijo Edward, a lo que yo estaba sumamente agradecida porque ya no me quedaban ganas de seguir fingiendo una felicidad que en ese momento no sentía.

- Pero porque ya se van aún es muy temprano – le rebatió Esme.

- Madre te recuerdo que nosotros no vivimos aquí y por lo tanto tenemos que viajar y es una distancia considerable, además de que mañana tengo que madrugar para ir a trabajar – dijo Edward.

- Por favor Edward no seas un aguafiestas, nos la estamos pasando bien y podría ser mejor – se quejó Alice.

- Alice compórtate, Edward tiene razón – dijo Carlisle siempre tan sensato – además creo que Bella está cansada o te pasa algo querida – me dijo mirándome detenidamente.

- No me pasa nada Carlisle, tienes toda la razón estoy cansada, hoy ha sido un día muy movido y lleno de muchas sorpresas, no te preocupes Alice que prometo que tratare de pasar más tiempo contigo – le dije a Alice tratando de escapar de todas las miradas de disculpas de los presentes, yo sabía que solo trataban de hacer que me la pasara bien, pero eso era imposible en estos momentos, con una sola pregunta que rondaba en mi mente… era feliz? Sin más ceremonias salimos de la casa y llegamos a la nuestra.

- Muchas gracias por ir por mí a casa de tus padres, si me disculpas me quiero adelantar a la recamara – le dije a Edward apenas traspasar la puerta principal.

- Claro y no tienes nada de que darme las gracias, si tienes un momento después de que te pongas cómoda me gustaría que fueras al despacho, tengo un asunto que tratar contigo – me dijo dándome un beso en la mejilla dejándome parada sin saber qué hacer, eso no era muy común en él.

- Si en un momento te alcanzo – le dije aun en las nubes, subí a nuestra recámara me cambie por algo mas cómodo, me quite el maquillaje que me había puesto Alice mientras derramaba un par de lágrimas, después de reponerme fui hacia la habitación que Edward usaba como despacho en la casa.

- Tiene que decirle ya la verdad, ella no se merece esto – le dijo Sue a Edward del otro lado de la puerta y esas palabras despertaron mi curiosidad ya que no sabía de qué estaban hablando.

- Sue para que mover las cosas de como están, deja ya de insistir con lo mismo, te agradezco que no le digas nada, pero lo demás me incumbe solo a mí – le dijo Edward muy cerca del enojo y eso no me gusto así que decidí hacerme notar.

- Edward, me necesitabas para algo – le dije después de dar un toque en la puerta y entrar sin esperar su contestación.

- Solo piénselo señor, permiso - dijo Sue al salir de la habitación.

- Que pasa Edward? - le pregunté tratando de averiguar de que hablaba, pero unas hojas me llamaron la atención, era la carta de esta mañana, era su letra - yo... Edward lo siento... no hay nada, por favor no te molestes - le implore, no estaba de un animo muy bueno que digamos y había encontrado las notitas de mi admirador.

- Porque te disculpas Bella? - me pregunto el curioso.

- Donde las encontraste? - le pregunté tomando una de las hojas ahí.

Mi adorada Bella:

Sigo con mis atrevimientos, pero me es imposible contenerme, no te haces una idea de lo que daría por hablarte, tocarte y explicarte el porque de mi acciones; pero el miedo me tiene petrificado en mi sitio, temo a tu rechazo, a tu dolor.

Eres lo mejor que la vida me dio, no sé como explicar lo que siento cada que veo tu hermosa sonrisa iluminar mi día, hay momentos en los que me siento perdido, pero tu rostro viene a mi mente y todo en mi se calma y se enfoca sólo en tus suaves facciones de porcelana.

Espero que hoy tengas un maravilloso día... Tu Admirador Secreto.

Yo estaba sin palabras, nunca había visto esta carta en mi vida.

- Creo que yo puedo explicarlo todo - dijo Edward sacándome del aturdimiento en el que me encontraba.

- No entiendo nada, esa carta nunca la había visto, porque la tienes tu? - le pregunté al borde del llanto.

- Yo la escribí - dijo agachando la cabeza y eso es algo que en mi vida había visto que hiciera - al igual que todas las demás - creo que alcance a ver una lágrima en el borde de su ojo, verlo así me estaba partiendo el corazón.

- Porque lo hiciste? - le pregunté cuando logre encontrar mi voz.

- Creo que lo deje muy claro en las notas, PORQUE SOY UN COBARDE, PORQUE TENGO MIEDO DE PERDERTE, PORQUE NO QUIERO QUE ESTES CASADA CONMIGO SOLO POR COMPLACER A TU PADRE, PORQUE QUERO QUE ME AMES COMO YO A TI - me grito, perdiendo poco a poco la voz, terminando sentado con su rostro enterrado en sus manos, yo simplemente estaba en sock.

- Es verdad, no es un sueño, dime que no me estas mintiendo? - fue lo único que repetía una y otra vez, tal vez solo era un sueño mas en el que me decía que me amaba y cuando despertara encontraría de nuevo la cama vacía y fría.

- Cada palabra es verdad - susurro aun ocultando su rostro, nunca lo había visto asi de libre de esa mascara que tanto se empeñaba en usar, sin esa actitud fría e indiferente que siempre lo cubría, algo en mi pecho explotó y me di cuenta de que era mi corazón, que se hinchó de felicidad.

- Tu crees que estoy casada contigo por complacer a mi padre? que poco me conoces - le dije a nada de saltarle encima.

- Yo ya no se nada - me dijo aun con la mirada escondida en sus manos, me acerqué a el y en un impulsó me senté en sus piernas como tantas veces soñé.

- Edward mírame - le dije colocando ambas manos a un costado de su rostro quitando sus manos sintiendo como se tensaba por un instante - yo me case contigo porque quería hacerlo, no por que me lo pidiera mi padre, yo me case por amor - le dije viéndolo a los ojos, que de un verde opaco, paso al verde brillante que tanto amaba.

- Yo lo siento, me enamore de ti desde que te vi entrar aquella tarde en el despacho de tu padre con ese bonito vestido de verano floreado flotando a tu alrededor, pero nunca pensé que yo te llamaría la atención, hable con Charly sobre mi interés en ti y en la sociedad que ahora tenemos, pero yo no sabia como expresarme contigo y cuando pensé que nuestro matrimonio estaba en crisis lo único que se me ocurrió fue escribir y sin darme cuenta temine escribiéndote una carta contándote todo mi sentir, peor aún así no encontraba le valor para dártela, digamos que siempre me fue para mí difícil expresar mis emociones ante los demás incluso con la familia que tengo, pero es que tenía miedo de verme débil ante los demás incluso contigo – me dijo Edward y creo que fue el discurso más largo que le haya escuchado.

- Yo no sabes cuánto soñé con que algún día tú me pudieras decir que me querías, anhelaba con que al despertar estuvieras a mi lado y me sostuvieras entre tus brazos, yo nunca dije nada porque mi padre dijo, que eras más maduro y menos impulsivo que yo además de que era parte de tu naturaleza – le dije en un susurro sonrojándome al confesarle mis anhelos.

- Pero es que yo no solo te quiero, te amo Bella con todo mi ser, con cada célula de mi cuerpo, te amo mas que a mi vida eso no lo debes de dudar jamás y siento mucho que todo este tiempo te haya privado de lo que quieres, pero es que me gusta tanto verte dormir y pienso que tengo una cara de bobo mientras te veo dormir plácidamente entre mis brazos que me levanto temprano para poder resistir a la tentación de no alejarme de ti en todo el día – me dijo en un tono tan jodidamente sexi, que estoy segura que me sonroje hasta la raíz del cuero cabelludo.

- Pues no lo hagas – le dije en un impulso.

- Gracias Bella eres más de lo que merezco – me dijo acercándose a mis labios, a estas alturas solo era consciente de sus dulces labios sobre los míos y el sonido de mi corazón martilleando constantemente en mis oídos – te amo Bella, mi Bella.

- Siempre tuya, solo tuya – le dije cuando nos permitimos tomar un respiro para continuar con nuestra tarea de demostrarnos la intensidad de nuestro amor.

Fin


Hola soy yo de nuevo que ando por acá con un OS que espero y hayan disfrutado, saben que me encanta conocer sus opiniones mediante sus rr que son mi pago por las locas historias que llegan a mi loca cabecita.

Muchas gracias y hasta la proxima.

Besos Ana Lau