David Harrison era un niño inglés normal, como cualquier otro. En cuanto a lo físico era medianamente atractivo, alto, no tan flaco, de cabello castaño. Sus ojos color marrón claro contrastaban el blanco de su cara. Cualquiera que lo viese por primera vez no podría notar nada extraño. Sin embargo sus padres estaban preocupados en cuanto a su personalidad. No era una persona sociable, de hecho, prefería quedarse en casa jugando videojuegos o mirando televisión a salir a jugar con los chicos del barrio. Esta actitud lo había llevado a ser tímido, hasta tal punto que sus padres habían sido llamados por la directora de su escuela para tener una charla -donde también estarían presentes los maestros- acerca del carácter de su hijo. Tras una larga conversación, les habían ofrecido asistencia psicológica gratuita para el niño -aceptada, como es obvio, instantáneamente-. No era común este ofrecimiento por parte de la escuela, sino que lo que preocupaba a los directivos era perder un alumno como David. Pareciera, decían sus maestros, que lo que le falta de personalidad le sobra de inteligencia. No era una exageración, David era mucho más capaz que cualquier alumno. Tenía una particular facilidad con las materias exactas, ya que a pesar de sus diez años, había aprendido -por cuenta propia- a resolver complejas operaciones matemáticas. Sin embargo, su falta de sociabilidad a esa edad, hacía que su rendimiento baje, tal vez por su escaso autoestima, al ver las relaciones entre sus compañeros.

Pero el que la situación no cambiase era puramente por decisión de David. Sus compañeros de clase se habían acercado a él en incontables ocasiones, pero él parecía rechazarlos. A pesar de ser un chico tranquilo, se ponía de muy mal humor cuando en su casa se tocaba el tema de sus relaciones con otras personas.

Sumado a todo esto, y para más preocupación de sus padres, la contra-cara de David era su hermano John. John era tres años mayor a David, y era increíblemente popular dentro de la escuela. De hecho, mantenía un noviazgo con la chica más linda de su curso. Ni él ni ella estaban enamorados, pero su relación hacía que su status dentro de la escuela se mantenga bien alto. John también había puesto todo de su parte para que David cambie de actitud, incluso lo había presentado a sus amigos, pero su hermanito siempre rechazaba las oportunidades.

A esta altura, es necesario presentar a las figuras paternales de aquella familia. Bean Harrison, el padre de familia, era un tipo alto y de buena presencia. Trabajaba en una empresa de transportes de la ciudad de Londres. Hasta hacía un tiempo, había pasado de ser transportista a estar detrás de un escritorio, debido a un ascenso que se ganó por su buen desempeño. Esto había permitido un ingreso mayor en el hogar, por lo que se convirtieron en una familia de clase media-alta. La madre de los dos chicos se llamaba Evelin Dawson, y se encargaba del cuidado del hogar. La única característica que había transmitido a sus hijos era su cabello castaño, pues en lo demás se parecían a su padre.

Al no estar mal parados económicamente, ser una familia muy querida y respetada dentro del barrio, y tener un hijo que se destacaba en prácticamente todos los deportes en que participaba, cualquiera hubiese pensado que el único detalle que no cuadraba en los Harrison era la actitud de su hijo David frente a la vida, detalle, pensaron ellos, se solucionaría después de unas charlas con un psicólogo. Así, dieron por hecho que su hijo David sería tan "normal" como ellos. Cuanto se equivocaban.