Nota de la autora:
Hola a todos! En especial a ti que estas leyendo estas palabras en tiempo presente. Te cuento que este es el primer Fanfiction que he escrito y que me he animado a publicas, así que aprecio cualquier critica que me ayude a mejorar. Desde el tipo "cuidado con las tildes" o "creo que tus personajes son muy planos" hasta "mejor dedícate a leer en vez de escribir". Cualquier critica será bienvenida.
Te cuento que el fic ya esta listo, por lo que iré subiendo los capítulos muy seguido. Así que si te gusta el capitulo (y espero que así sea) te espero en unos minutos más en el siguiente. (Si, subiere los dos primero el mismo día para darle más continuidad a la historia).
Y ahora te dejo con "Mi pasaje del miedo"
Capitulo 1
Recobré la conciencia agitada. Siempre era lo mismo, aún cuando supiera como enfrentar mis temores en el pasaje del miedo, estos conseguían alterarme. Sobre todos los últimos. Cuatro tenía razón. Los últimos siempre son los peores.
Supiere con los ojos cerrados, tratando de estabilizar mi respiración.
Cuatro se acercó a mi silenciosamente poniendo su mano sobre mi hombro.
– Me parece que estas mejorando Tris. Al menos ahora enfrentas tus miedos como una osada. – me alentó Tobía a su manera socarrona.
Últimamente Cuatro había estado ayudándome a enfrentar mis pasaje del miedo de la forma que lo haría un Osado, con el fin de que pudiera mantener oculta mi divergencia.
– Gracias. – susurre levantando la cabeza para mirarle a los ojos.
Esos ojos, esos hermosos ojos azules, tan profundos y oscuros como el mar. Esos ojos que me apresan cada vez que los miraba, como un imán atrayente y poderoso. Sin embargo, no era yo quien se acercaba a ellos. Era el rostro de Tobías el que se aproximaba lenta y cuidadosamente al mío, podía sentir su calido aliento sobre mis labios y mi corazón saltando desbocadamente, amenazando con salirse de mi pecho.
Quería que sus labios se posaran ya sobre los míos. Los aprisionaran y lo devoraran. Necesitaba ya ese contacto. La expectación me estaba volviendo loca. ¿Por qué tardaba tanto?
Decidí tomar el control cuando estaba rozando mis boca. Me lance fervientemente a sus labios. Él correspondió mis beso al instante con la misma intensidad. Sus labios sabían delicioso, como una cítrica y jugosa naranja madura de los campos de Cordialidad. Degusté ese increíble sabor que empapaba mi boca. Lamiéndolo y succionándolo.
Al momento comencé a sentir como la sangre invadía mis mejillas y por mi espalda subía un calor abrazador, que amenazaba con expandirse por todo mi cuerpo.
Me alejé unos centímetros de la boca de Tobías intentando alcanzar con urgencia un poco de aire que refrescara mi interior. Lo miré a los ojos cauta, tratando de pedirle perdón por haber roto nuestro maravilloso contacto. Sus ojos me devolvieron la mirada, y me estremecí. Me costó reconocerlos, se habían oscurecido, tanto que me parecieron casi negros. Y al momento, reprimí un grito de sorpresa cuando sus ojos chispearon. Vi en ellos un destello de luminosidad, algo amenazante y a la vez excitante. Como un animal salvaje. Un león que mira a su presa justo antes de lanzarse sobre ella. Y de esta misma forma se lanzó sobre mis labios con ferocidad animal.
El beso fue duro e intenso, como ninguno que nos hayamos dado antes. Se parecía el Cuatro de los entrenamientos, luchando contra mis labios, su lengua contra mi lengua, y él esta ganando, él tenia el control. Mi boca lo seguía en cada movimiento que hacía, sin poder tomar la iniciativa. Sin tampoco quererla. Este estado salvaje le quedaba tan natural, que no podía evitar disfrutar de su dominio.
Un instante después sentí la pared de sala del pasaje del miedo fría tras mi espalda. No se como llegue ahí. Solo supe que me encontraba acorralada entre dicha pared y el fornido cuerpo de mi novio que no le da respiro a mi boca.
Mis labios comenzaron a arder, los sentí hinchados, pero aún así no quise parar. Era gratificante, de una forma que no conocía. El calor abrazador que había sentido hace un rato volvió intensificado, da tal forma que no pude evitar que un leve gemido se escurriera por mis labios, resonando en la boca de Tobías.
Rápidamente alce asustada la vista hacia él. ¿En que momento las cosas se habían puesto tan calurosas? Se suponía que esto no debería estar pasando. Tobías conoce mi miedo al contacto intimo. Sin embargo no parece importarle. Y la verdad es que a mi tampoco. Él me devolvió esa mirada destellante de excitación por un segundo antes de lanzarse nuevamente a mi boca.
Sus manos antes quietas sobre mi cintura comenzaron a juguetear con el borde de mi polera, arremangándola, acariciando el trozo de piel desnuda que iba dejando al descubierto. Al mismo tiempo su boca dejaba la mía y se concentraba en trazar un camino de besos nada inocentes que iban desde mis labios, pasando por mi mandíbula y mi cuello, hasta mi clavícula. Dándole especial atención a mi tatuaje de cuervos.
Escuché su respiración, era igual de entre cortada que la mía. Sus manos ardían sobre mi espalda y mi cintura desnuda, y en el momento en que Tobías me propició un suave mordisco bajo la mandíbula, no pude evitar gemir otra vez.
Tobías aproximó todo su cuerpo al mío, dejando ningún centímetro libre entre nosotros. Al momento sentí su potente excitación sobre mi bajo vientre. Me tensé. Sabia que habíamos llegado demasiado lejos, pero no estaba segura de que hacer ahora. Una ola de miedo me inundo y me sentí petrificada, incapaz de mover un músculo.
