Crónicas de un Amor Infinito

Saga: "Las Casualidades no Existen"

Capítulo 1

Debido a la inexplicable sensación de haber sido parte de esta increíble historia he decidido saludar de forma simple y sencilla. Hola, mi nombre es… bueno eso no es importante ahora, pero en este libro, he querido contar las hazañas y las vivencias de todas y cada una de las personas que conocerán a continuación. Cuando se hizo inminente el final de esta historia, prometí dejar registro de su existencia y aquí estoy. Espero sea de su agrado y la disfruten.

Todo comenzó en un país de América del Sur llamado Argentina, más precisamente en el distrito D.S; perteneciente al partido de Avellaneda, ubicado al Sur de la capital federal, la ciudad de Buenos Aires. Aquel día 18 de Septiembre del año 2002, un joven estudiante regresaba a su casa después de su jornada educativa. Su nombre era Maximilian Sagara, y ese día cumplía exactamente 12 años. Como cada festejo de cumpleaños, Max se reuniría con su mejor amigo, Zera Phinnie, con quien solía pasar la mayor parte de su tiempo. La costumbre de la fecha anual era reunirse para comer algo y disfrutar de todo el día jugando videojuegos o conversando sobre las cosas que les agradaban a ambos. ¿Suena aburrido verdad?, sin embargo para Max era lo mejor del mundo y Zera se acoplaba perfectamente, ambos tenían costumbres muy distintas de las de los "chicos normales", a pesar de que entre ellos también había ciertas diferencias.

Al llegar a su casa, su madre le tenía preparado el almuerzo como cada día.

Abrió la puerta de entrada y enseguida dejo su mochila sobre una silla del comedor, que era lo primero al entrar. – ¡Hola mamá, ya estoy en casa!- grito con emoción el joven al entrar.

- No necesitas gritar hijo, ya te oí- dijo su madre desde la cocina donde estaba limpiando.

- Lo siento, ando acelerado- lanzó una pequeña risa.

- Me di cuenta- Se oyó que cerró la canilla del agua y se asomo por la puerta para ver a Max. – ¿Vendrá Zera hoy? ¿tienes tarea que hacer?-.

- Sí, a eso de las tres vendrá, quisiera terminar mi tarea antes de eso- se sintió un tono algo apagado.

La mujer rubia salió de la cocina y se sentó en su silla habitual para conversar con Max mientras este almorzaba. – ¿No creerás que lo olvide verdad?- se levantó dio la vuelta alrededor de la mesa redonda y luego de darle un pequeño abrazo y un besito en la cabeza le dijo – Feliz cumpleaños Max- sonriente.

Su tono apagado se recompuso enseguida después de eso – ¡Gracias mamá!, te quiero mucho- se le notaba lo contento con el saludo – Por cierto mamá, cuando termine de comer iré a mi habitación, y voy a cerrar para no distraerme y terminar mi tarea, espero que no te moleste-

- Max… ¿no habrás reprobado algo no?- con tono de desconfianza.

- ¡Mamá!- gritó disconforme.

- Es broma, es broma. No hay problema hijo, puedes hacer lo que gustes hoy, igualmente ¿cómo te fue en la escuela hoy?-

- Muy bien, aunque como siempre lo chicos del curso nos molestaron en el descanso-

- Tu no les hagas caso, algún día todos se llevaran bien, ya verás-

- Eso intento, pero son muy molestos, y creo que Zera está más molesto que yo con ellos, no sé que podría pasar si se enoja de verdad…-

- Por favor, no quiero tener que ir a buscarte a la escuela, habla con él para que no suceda nada lamentable-

- De acuerdo…- un poco decaído.

- Es por su propio bien-

- Sí, lo sé mamá, bueno, ya termine de comer, iré a mi habitación, nos vemos más tarde- se levantó de la mesa, agarró su mochila y fue directo a su habitación.

- ¡Que te diviertas!- sonriente.

Como era de esperarse, la mamá de Max había predicho sus intenciones, después de cerrar la puerta, volteó y para su sorpresa, la habitación estaba completamente ordenada, sobre la mesa que tenia para estudiar, lo esperaban las típicas hojas que siempre usaba para dibujar y el regalo que su padre le dejó, una cartuchera equipada con lápices de colores y lápices negros especiales para dibujar, el rostro de Max se convirtió en la felicidad literal. Se sentó en su silla y comenzó a pensar en lo que podría dibujar ese año, ya que solo en la fecha de su cumpleaños, el joven tenía la costumbre de crear un nuevo personaje que más tarde se convierte en algo como un amigo imaginario. Él solía tener la costumbre de terminar sus deberes en los recreos de la escuela para luego tener el tiempo libre suficiente para abocarse a lo que le encantaba hacer en ese entonces, dibujar. Solía dibujar con lapicera, por ende más allá de haber recibido los mejores lápices para esa finalidad, testarudamente tomó su lapicera negra y comenzó "la invención anual".

Luego de varios intentos, Max llegó al resultado que buscaba, luego de observarlo por unos segundos se dio cuenta que había intentado expresar su deseo de cómo ser cuando crezca. Dibujo a un chico alto de cabello negro muy oscuro, bastante más largo que su actual corte, un rostro lleno de confianza y sin ninguna imperfección. Ojos marrones bien definidos, en aparente buena forma física. Debido a su fanatismo por el Animé y los videojuegos, Max siempre soñaba con algún día asistir a una escuela donde el uniforme sea elegante, ya saben, de esos que entras y dejas tus cosas en un casillero, sin embargo, el uniforme que dibujó tenía unos colores similares al uniforme que solía utilizar para la escuela. El del dibujo consistía en unos zapatos marrones, un pantalón de vestir también de color marrón mas claro que los zapatos, una camisa blanca, corbata negra y un saco, el cual dibujó abrochado, de color verde oscuro. El detalle creativo del dibujo pasaba por el escudo, el emblema que incrustó en el bolsillo del saco. Era un escudo bastante típico pero lo importante era que tenia colores designados al azar, por ejemplo lo atravesaba una cruz roja en medio de un fondo de un celeste casi turquesa muy claro y los bordes dorados con la parte superior como si fuera una corona. Como no se le ocurrió ningún nombre decidió garabatear la parte donde el escudo tendría el nombre de la academia.

Contento con el resultado, se disperso de ese mundo de creatividad para observar el reloj y al verlo no podía creerlo, se había hecho bastante tarde.

- Oh, ¡rayos!, se hizo tardísimo ¿las 4 de la tarde? ¿¡enserio!?- completamente sorprendido y exaltado. Deja caer la hoja sobre la mesa.

Se levanto muy apurado de la silla y corrió a la puerta cuando notó que algo no andaba bien. Normalmente dentro de esos horarios su madre solía limpiar, de forma bastante escandalosa, además, hacia una hora debía haber llegado Zera, sin embargo no había tocado a la puerta de su habitación, así que había dos posibilidades. O su madre estaba cansada y se acostó a descansar y Zera aun no llegaba, o algo demasiado extraño estaba ocurriendo. Por lo que paso poco tiempo después de haberse quedado parado pensando, de espaldas a la mesa, no tardo en darse cuenta que era la segunda opción.

- ¿Hace frío?, tengo todo cerrado y aun así…- le costaba hablar bien por el frío que sentía – ¿Cómo es posible que no sienta las manos?- se preguntaba mientras intentaba alcanzar la puerta, que sentía estar demasiado lejos.

- Hola, oye ¿dónde quieres llegar?-

- ¿¡Quien…..!?- volteo y vio algo completamente inexplicable, pero justo en ese momento, no logro reaccionar, y una corriente de viento muy fuerte lo lanzo hacia la puerta, haciendo que se golpee la cabeza con el picaporte. – Vaya… ¿que… que fue eso…?- pregunto al aire mientras se quedaba inconsciente.

Por supuesto, lo que acababa de ver no era nada normal. La hoja donde había hecho el dibujo hace un instante, se hallaba levitando en el aire sobre la mesa, y de ella provenía aquel viento abrumador que acabo haciéndolo volar, pero… ¿qué fue esa voz?

Al cabo de lo que, parecieron ser unas horas, Max abrió los ojos pero algo no andaba bien, todo estaba oscuro. Se frotó la nuca donde se había golpeado, pero no sintió que haya sido un golpe demasiado fuerte. Se paró pero seguía sin lograr ver nada. Girando su cabeza como si fuera en dirección a la mesa en su habitación, logra ver a una persona, un chico que si bien estaba sentado se notaba que tenía una altura considerable, al menos era más alto que él. El chico en sí, emanaba un brillo alrededor de su propio cuerpo, cosa que no era nada normal. Gracias a ese brillo, Max logro ver que se encontraba sentado en la mesa de su habitación, por lo cual dedujo que aun se encontraba allí. Eso no hizo que dejara de sentirse extraño.

- Aammm… oye tú, el de ahí…- preguntó Max cauteloso.

- ¿Me hablas a mí?- contesto el extraño chico dudoso.

- No veo a nadie más que a ti en este lugar ¿tienes idea de donde estamos?-

- Sí, es muy pequeño este lugar- contestó el sujeto de forma desganada.

- ¿Cómo es que estas tan tranquilo?- le preguntó el joven algo nervioso.

- Oye, cálmate ¿estás bien, no?- contesto despreocupado.

- Entonces, eso significa que tu si sabes que está pasando. ¡Soy joven aún para morir, no quiero causarles problemas a mis padres porque si les pides rescate a pesar de que te paguen me van a regañar muy feo!- en un tono de preocupación exagerada.

- No estas secuestrado, no te pongas nervioso, no te voy a hacer nada malo- le contestó ligeramente.

- Entonces… ¿por qué estoy aquí?- dudoso – Además, ¿podrías decirme quien eres?-

El extraño sujeto extendió su brazo para darle un apretón de manos a Max – En mi viaje hacia aquí he visto a varios seres hacer esto para expresar la gratitud de conocer a alguien, mi nombre es Buyorderd, pero puedes llamarme solo Yorderd, es más cómodo y fácil de pronunciar- le sonríe de forma confianzuda.

Accede al apretón – (¿Por qué puedo ver mis manos?) Ah, es un placer Yorderd, me llamo Maximilian- le sonríe – (¿Qué significa esto?).

- Me alegra que ya lo estés tomando con calma, vamos a llevarnos bastante bien- le guiña un ojo.

- (Por supuesto que no estoy nada tranquilo, ¿qué clase de nombre es ese además?) Oh, sí sí, ¿puedo hacerte una pregunta?-

- Sí, dime- con confianza.

- ¿De qué país proviene ese nombre?, jamás había oído ninguno igual-

- Ahh, es de Yordia, mi planeta natal-

- (De acuerdo Max, has leído demasiado manga, empiezo a pensar que lo que dice mi padre de que me hace mal a la cabeza es cierto) ¿Planeta natal? ¿se te zafo un tornillo?- pregunto algo exaltado.

- ¿Por qué lo dices?-

- ¡NO ES NORMAL! ¿acaso eres un extraterrestre?- gritando.

- Por favor, no seas tan escandaloso. ¿Qué es un extraterrestre?- pregunto curioso.

- Quiero salir de aquí ¡AHORA!- enojado.

- No seas ruidoso, no puedes salir de aquí por ahora- firme.

- ¿¡Por qué, porque tu lo dices!?- da media vuelta y comienza a caminar hacia la puerta.

- Te advierto que no lo intentes-

Tomó el picaporte pero no podía moverlo, era como si la puerta estuviese trabada, comenzó a golpear la puerta – ¡Mamá! ¿no me escucha?- se arrodilla frente a la puerta.

- Te lo dije amigo, no puedes salir, pero no te preocupes, déjame terminar con algo y ya salimos- convencido.

- ¿Salimos?, espera espera, me dices que eres un extraterrestre, que no puedo salir de aquí hasta que tú quieras y ahora amistosamente me dices que ¿saldremos de aquí juntos? ¿no podrías estar menos loco verdad?-

- Escucha…- es interrumpido abruptamente.

- ¡NO! ¿qué quieres que espere?, tal vez tu que vienes de otro planeta no lo sepas pero esto es secuestro- exagerando.

- Estas grandesito para pensar de esa forma ¿no crees?- duro.

Suspira fuertemente – nunca podre salir de aquí… un momento- se sorprende.

- Hasta que te das cuenta…- cruzado de brazos cerrando los ojos.

- (La mesa, la puerta, ¿por qué puedo ver la pared si me acerco?) Oye… ¿qué me hiciste? ¿Por qué estoy brillando como tú?- preocupado.

Se golpea la cara con la palma de la mano – no, aun no lo has entendido, bueno escucha con atención, te lo voy a explicar- se paro y camino hasta quedar a poca distancia de Max.

- ¡Por favor no me mates!- expresando susto cómicamente.

- Cálmate, no te haré daño. Escúchame, soy un Yord, supongo que aquí en la Tierra lo conocerán como "otra raza", ya que provengo de otro planeta, llamado Yordia, mis creadores me nombraron así para rendirle homenaje al planeta. Es un gracioso juego de palabras, Yordia, Yord, Yorderd- deja escapar una risa – Por desgracia, mi planeta fue destruido por el rey de un planeta vecino, a raíz de eso llegue a este planeta pero… al atravesar la atmosfera perdí parte de mi memoria… solo sé que otros pocos compañeros míos llegaron aquí también, y luego…- se toma la cabeza confuso – ya no recuerdo nada- expresando preocupación y malestar.

Parado sin decir una sola palabra, la mandíbula de Max se extiende hasta el suelo y sobrepasado le dice - ¿¡De que estás hablando!? Jamás había escuchado semejante locura, solamente en las películas de súper héroes, todo esto es una locura, quiero despertar de esta pesadilla ¡YA!- tomándose la cabeza con ambas manos exagerando.

- Hay por favor ¿tan extrañas son estas historias en tu mundo?, ¿súper héroes? ¿Extraterrestres? ¿Qué es todo eso?- disconforme.

- ¡Claro que lo son! No todos los días conoces a un extraterrestre que brilla en la oscuridad- simulando estar exhausto – Pero, de acuerdo… hare de cuenta que te creo ¿Por qué la Tierra? ¿Qué hay exactamente en este planeta tan aburrido que te pueda ser útil?-

- Vida, es el único planeta habitable cercano a Yordia, si bien somos seres sobrenaturales, no podemos vivir en el espacio, digamos que en nuestro planeta natal también hay gravedad, un poco distinta a la de este lugar pero al fin y al cabo es casi lo mismo-

- Pero entonces… ¿cuál es el objetivo?- curioso.

- Vivir, estamos buscando donde comenzar de nuevo, nuestro planeta fue destruido y al menos a mí se me hizo familiar el ambiente de la Tierra, ya que los seres son muy parecidos a nuestra contextura física. ¿Cómo dices que se llama la raza de aquí?-

- Seres humanos- contestó con cierto tono sobrador, aun simulando que creía la absurda historia del sujeto. – (¿Por qué me resulta tan familiar este tipo? Ya me estoy sintiendo un poco raro en este lugar ¿Qué hora es?)- desorientado miró su reloj y no pudo evitar ponerse pálido cuando vio la hora – No… puede… no puede ser… ¿Cómo es posible? Mi reloj, debe haberse descompuesto…-

- ¿Por qué lo dices?-

- Es imposible que sean las 27:78 horas… no tiene lógica. ¡Hay no! ¿Dónde estoy?- exagerando la preocupación.

- Esa es la otra parte que tengo que explicarte-

- ¡Hay no!-

- Bueno, en realidad seguimos en tu habitación, pero en este momento el tiempo afuera se ha detenido completamente, por lo cual no te preocupes, cuando salgas todo se remontara a aquel momento en el que entraste a tu cuarto, solo que no perderás la memoria, recordaras todo esto, porque esto sucedió en verdad, estamos en un espacio llamado "Segundo Mundo" impulsado en la forma de tu habitación por mi poder, es solo una fracción del mismo, ya en otra ocasión podre explicarte bien qué es exactamente el Segundo Mundo. Solo para que no te adelantes, no, no es otra dimensión- le explico con total normalidad.

- (¿Esto no está pasado de verdad no? ¿Segundo Mundo? ¿Fracción? Estaría necesitando despertar ya por favor…) ¿Qué te hace pensar que volveremos a vernos? (Un momento… si todo esto es cierto, entonces las historias de los mangas que leo no serían del todo imposibles, eso podría no ser tan malo)- mostró una ridícula cara de picardía.

- A partir de este momento hemos quedado conectados, casi desde el momento que cerraste la puerta de tu habitación después de entrar…- muy seguro de lo que dice.

- ¿¡Que!? No espera, no me metas en tus asuntos extraterrestres, yo solo soy un ser humano, lamentablemente mi vida es de esas vidas aburridas donde vivimos para conseguir objetivos personales que nunca alcanzamos y terminamos casándonos teniendo hijos y muriendo al final de la historia, nada mas- lo dice sin estar completamente convencido.

- Apuesto a que esa aburrida vida no te satisface para nada, además ¿Cómo estás tan seguro de que eres humano?- confiado por demás – ¿No te has preguntado por qué en este oscuro espacio eres capaz de visualizarte sin problemas?-

- ¿Significa que ahora yo también soy un extraterrestre?- asombrado probando una y otra vez acercarse y alejarse de la pared para notar como la vez al acercarse y deja de verla al alejarse.

- Es muy estúpido verte hacer eso, aun no me has dicho que es un extraterrestre así que no se…- confundido.

- Todo lo que no sea de la Tierra, así que prácticamente no puedo ser un extraterrestre- deprimido cómicamente.

Ríe al oírlo – Eres divertido Max, no lo sé, la palabra extraterrestre no me gusta, soy un Yord-

- De acuerdo de acuerdo, un Yord- viró los ojos – Oye pero espera ¿Cómo es eso de "conectad….- de repente sintió como si la presión le bajase y se tambaleó.

Dio un salto y alcanzo a tomarlo antes que cayera – Era obvio que aun no estabas acostumbrado, esta atmósfera puede ser un poco… pesada al principio, pero creo que te acostumbraras- sonríe con confianza.

Cuando por fin Max pudiera salir de esa habitación, su vida habría cambiado para siempre, nada sería igual, pero déjenme decirles que queda muchísima historia por contarles sobre estos dos chicos que no por nada, se conocieron esa tarde. No solo la vida de Max cambiaría, sino la de Yorderd también.