Prólogo
Byrta caminaba lentamente por el desierto, esta última búsqueda por el preciado durián vivaz la había llevado muy lejos, -donde demonios estoy- se preguntó deteniendo el paso y observando a todos lados -ahora sí que la capitana se enojara conmigo- se dijo a sí misma acongojada, lanzó un suspiro y continuó caminando, esta vez con más prisa. El anochecer poco a poco se iba haciendo presente y Byrta se detuvo nuevamente para apreciar el ocaso, a lo lejos la luz del atardecer se posó sobre una extraña estructura -¿qué es eso?- se preguntó frunciendo el ceño para poder ver mejor, retomo el paso apresurado y avanzó curiosa, hacía años que recorría el desierto y estaba segura que jamás había visto esta estructura asomarse, a cada paso que daba esta crecía cada vez más, cuando finalmente llegó se detuvo asombrada, como si estuviera saliendo del suelo, la recibió una extraña y enorme cabeza humana hecha de piedra con una especie de serpiente sobre ella. Se acercó dubitativa admirando asombrada tal estructura, cuando estuvo cerca noto que había mas, removió un poco la arena observando cómo se desenterraba parte del cuello de esta extraña estatua, -por las diosas, tengo que avisar a la matriarca- se levantó rápidamente y partió rumbo de regreso, tenía que volver lo más rápido posible.
