Habitación 313
Disclaimer:
Los personajes de YYH no me corresponden sino al genial Yoshishirou Togashi. Este fick es una forma de divertirme y espero que ustedes también se diviertan.
Deberás saber que al leer este fick estarás expuesto a:
Fic Universo Alterno
Relaciones Homosexuales (Shota, violación y maltratos)
Estilo Psicológico Songfic
Los cambios de Escena están separados por estrofas de canciones.
Estilo de narración: Indirecto libre (narrado en primera y tercera persona)
Parejas: Hiei/Kurama, Botan/Koedma, Yusuke/Keiko
Dedicación: Nejo-Chan
Capítulo I
"Explota y arde"
.
-Aléjate de mí-
Recuerdo el sonido de su voz gritándome, golpeándome.
...Hiriéndome...
-¿Acaso debo enseñarte como se hace?-el color de sus ojos mirándome con furia, y también la sonrisa curvada de sus despreciativos labios.
No quiero escucharlos...tampoco verlos más, por que sé que me hacen daño.
-Eres tan idiota Hiei; ¡te recogí y así me pagas¿con un no por respuesta?. ¡Eso no lo toleraré!.-aún siento la bofeteada en mi mejilla, y creo que el dolor no se borrará con nada.
Aunque me vende y me cure con alcohol.
-Volveré a las 10, así que espero hayas cambiado de opinión- lo último que visualicé entonces, fue su silueta alta y sus cabellos negros saliendo a través de esa puerta.
Recuerdo que en aquel instante mi cuerpo estaba bañado de un sudor frío, tenia miedo...y rabia.
Rabia a mi mismo.
Sentí que mi cuerpo no se quería mover, y que mis piernas no reaccionaban a mis órdenes. Por más gritos y lágrimas que derramé.
El corazón amenazó con salírseme por la boca y mi sentido del tiempo se descontroló, para mí todo el tic tac del reloj del departamento podrían estar marcando las diez de la noche y yo ni por enterado.
Esa fue la noche más larga de mi vida y para cuando me di cuenta...ya me estaba golpeando de nuevo.
La luz de la luna se coló por las cortinas oscuras de su habitación, reflejando la pequeña figura de su cuerpo bajo las sábanas teñidas de rojo y el resto de sus jaladas y gastadas ropas. Levantó la vista, clavando su mirada carmín en la punta de la rendija de la puerta metálica que daba hasta el baño. No supo por que, pero sus ojos se iluminaron sin razón aparente, y su boca dibujó una sonrisa extraña.
Sus manos se movieron por debajo de las sábanas manchadas.
Tiritaban...
Exhaló el poco aire que aún contenían sus pulmones, antes de levantarse del piso del departamento. Sus piernas delgadas y moreteadas llevaron su pequeño cuerpo hasta la puerta del baño y poco a poco comenzó a girar la manija. Experimentó un choque eléctrico en toda su sien, un dolor agudo que viajó desde su pecho hasta su cerebro, cuando abrió la puerta aquel dolor pareció intensificarse por completo, hiriéndolo más de que lo las golpizas externas podrían lastimarlo.
Respiro...Parpadeó y lloró, dejándose caer en el piso.
El frío de la cerámica del baño le hizo entender que aún seguía vivo, y que aquel dolor aún se hallaba dentro de su cuerpo, como una herida que no quiere cerrar.
-Inútil- evitó gritar cuando escuchó esa palabra colarse por sus oídos.
-¿Acaso no quieres robar para mí Hiei?- evitó cerrar sus ojos cuando la imagen de su padrastro llegó hasta su cerebro.
-¡Si no fuera por mí te habrías muerto hace mucho tiempo!- se quedó callado, cuando los gritos, y los recuerdos le invadieron.
-Te mataré- exclamó inconcientemente, antes de llevar su vista a la tina que yacía dentro del baño. ¿Cómo sería experimentar el agua sobre las heridas?,¿le dañarían igual que el?.
-Te mataré-volvió a pronunciar antes de levantarse del suelo.
De inmediato sus piernas parecieron moverse, y sus manos se dirigieron hasta el botiquín que yacía sobre el espejo del lavamanos, a un lado de la tina.
Se reflejó en el vidrio cristalino, visualizó lo moreteado de su piel y lo cansado de sus ojos.
Cansado de todo, arto de todos.
-Soy tan mierda- apretó sus labios, rompiéndolos con la punta y lo filoso de sus colmillos, de los que brotaron otra vez sangre.
No era la primera vez que sangraban.
-¡No me levantes la voz!-el dolor de las bofeteadas que ese hombre le daba regresaban cuando se miraba en el espejo.
Con cada gesto, con cada palabra.
-¡Maldita Sea!-gritó, llevando su puño hasta el vidrio, experimentando como los fragmentos de cristal se clavaban en su muñeca.
A pesar de todo se sintió bien.
Volvió a respirar, y de inmediato llevó su vista hasta el interior del botiquín, le abrió.
-¿Qué...demonios?- el interior del botiquín se clavó en sus párpados rojizos,¿Donde estaba su cortaplumas¡Donde estaban los cuchillos que guardaba en el botiquín!.
Tuvo miedo, por un momento tuvo miedo.
Se quedó de pie contemplando el interior vacío y lo blanco de la cajonera. No podría cortarse como todas las noches. ¡No podría calmar su rabia ni su impotencia como lo hacia todas las noches!.
¿Qué tenía si no era su cortaplumas¡Que sentido tenía soportar todas las golpizas si no podía librar el dolor dentro suyo!.
Ninguno, ya que el no era ni nunca sería nada.
-Hn- cambió su expresión radicalmente, una sonrisa sarcástica se apoderó de sus labios y de inmediato llevó su vista nuevamente al espejo. ¡No necesitaba una estúpida cortaplumas¡tampoco necesitaba de los estúpidos cuchillos!. Tenía bastante con la regadera de la tina y la máquina de afeitar de Shigure.
-Hoy será distinto, por que no te dejaré entrar al departamento-
Cuando la imagen de sus manos mutiladas con la maquina de afeitar cruzó por su cerebro, algo dentro de el pareció excitarse, con cada corte, con cada golpiza que el daba sobre sus pómulos, sobre sus muñecas, se excitaba, aunque nunca hubiera experimentado el sabor de un beso.
Ni de una caricia ni de una violación.
Su cuerpo se movió rápido, y llenó la tina con el agua que caía por la regadera. Las gotas cristalinas del agua penetraron sus orbes y el vaho que brotó de ella le hizo entender que estaba hirviendo.
Caliente como el mismo.
-No sé que hora es, pero no me interesa- sus manos desprendieron la ropa negra de su piel, las heridas que aún no cicatrizaban reaccionaron a lo caliente del agua.
Le dolieron...le irritaron aun más.
-¿Acaso no piensas obedecerme Hiei?-
-Cállate-
Un corte con la máquina.
-¡Estúpido!, si no es dinero no sirve¡Hoy dormirás afuera!-
Ahora por la otra muñeca
Había algo en esos cortes que le gustaba, algo tan extraño y enfermo como su vida...Como él.
Adicción...
Lujuria...
Flagelarse...
-Tu madre te botó en la calle, y yo te recogí-
Cortes simultáneos por sus venas.
-Y tú estas obligado a hacer lo que yo te diga-
Éxtasis...
Deseo...
Dolor...
Para cuando hubo terminado con la primera muñeca llevó su vista por sobre ella. La sangre manchaba por completo la tina, y el agua se había teñido de rojo. Y aún le quedaba otra muñeca que podía cortar.
Su nombre: Hiei Jaganshi
Su habitación: 313, Sendagi Tokio.
.
…Cuando te sientas sola y el mundo te de la espalda…
…Dame un momento por favor para calmar tu salvaje corazón…
…Se que sientes que las paredes se cierran ante ti…
…Que es difícil encontrar alivio y que la gente puede ser muy fría…
.
-Felicidades por graduarte, Joven Minamino- recuerdo que en aquel entonces nada parecía importarme más que obtener un título y salir de aquella universidad.
-Eres un ejemplo a seguir, nunca cambies Shuishi- El color azul de sus ojos cuando me miraban, descontrolaban algo dentro de mi, me ponían tan nervioso.
Algunas veces las odiaba…otras no sabía ni que pensar.
-Ven a vernos cuando quieras, si tienes problemas no dudes en llamarnos¡siempre tendremos un lugar para chicos de tu clase!-
Hipócritas…
Ojos que discriminan…
Interesados…
-Claro, vendré cuando gusten- no me importó responder lo que sus oídos querían escuchar, tampoco estrechar su mano cuando el extendió la suya. Recuerdo que el movió sus labios de manera provocativa como queriendo algo más de mi que un simple apretón de manos, y como yo le fulminé.
Después de todo lo que me traía buena reputación no eran mis notas.
Ni mis logros, ni mi familia, ni siquiera mi buena posición social.
-Me gustas Shuishi- algo dentro de mí pareció morirse en aquel instante. ¿Y si todo hubiera sido una pantomima¿una absurda obra teatral en la que yo era el actor principal?.
-Disculpa Yomi, pero yo no soy de esos- recuerdo también como tus ojos se entristecieron, como tomaste un poco de aire antes cortar nuestro apretón de manos.
-¿Amigos?-tu pregunta me dejó en blanco.
-Amigos-
Recuerdo…que mi vida siempre había sido manejada por alguien.
Mi madre…
Mi hermano…
Yomi…
Para cuando me di cuenta, ya era un chico de 23 años que se había titulado en licenciatura, que mi vida recién comenzaba, y debía enfrentar el mundo por mi propia cuenta
Sus ojos de tono esmeralda descendieron por el recibidor de madera pulida que se encontraba en frente de él. Sus cabellos rojizos estaban atados en una coleta, lo que le daba una apariencia más varonil. Sus manos dejaron la maleta negra en la madera café del piso del edificio, en el momento en que retiraba unas gafas de sol plateadas de sus ojos.
-¿Piensas irte a Tokio?-apretó un poco sus labios, como lo hacia siempre cuando lo perseguían los recuerdos.
-¿Algún problema mamá?-
-Ninguno, pero me gustaría que te quedarás en casa un año o dos, Shuishi¿sabes?, para ayudarme con las cuentas-
-Los siento, pero debo vivir mi vida, me voy y no regresaré dentro de mucho tiempo-
-Comprendo-
De inmediato llevó los lentes sobre su coleta, y sus ojos verdes parecieron fulminar a la recepcionista que le miraba embelesada.
Como todas las personas.
-¿Es usted el joven Minamino?-su pregunta viajó por su cerebro. ¡se escuchaba tan bien que lo llamaran por su apellido!.
-Si así es- inconcientemente sonrió, tenía veintitrés años, sin novia y un trabajo que comenzaría al día siguiente a las 8:30 de la mañana.
-Su llave, espero no le molesten los ruidosos vecinos- pero había algo tan familiar en aquella chica, la misma sonrisa interesada de Yomi, los mismos ojos que lo miran con otras intenciones.
La misma gente hipócrita.
-¿Qué número?-
-312- llevó otra vez sus dedos por sobre las gafas plateadas y cubrió sus ojos verdes con ellas, guardó la llave en el momento en que recogía su maleta. No tenía más que su ropa, un celular y unos cuantos billetes, pero por Dios que se sintió bien cuando recibió la llave.
-¿Quiere que le de un consejo Joven?-se paró en seco cuando escuchó la voz de ella.
-Esta bien-
-Trate de cambiar de cuarto lo antes posible, por lo menos lejos de la 313-
-¿Puedo saber a que se debe eso?- se quedó un rato más, mirando como cambiaban sus facciones.
-Sólo se lo digo, ya lo descubrirá por usted mismo-
-Gracias de todas formas, pero tengo pensado quedarme hasta que tenga un trabajo estable-
La chica le miró, clavándole sus ojos púrpuras.
-Entones espero que los gritos no le molesten al dormir-
Pasó de ella hasta la baranda de la escalera, al parecer el edificio no tenía ascensor, ni mucho menos la habitación quedaba en el segundo o tercer piso. Llevó su maleta a un lado de su cuerpo, en el momento en que subía las escaleras.
-Felicidades Shuishi por graduarte-
Otras ves los recuerdos… ¿era normal sentirse así de nostálgico?...
-Hermano,¡ eres lo máximo!-
Sonrisas que no lograban conmoverlo…
-Es mejor que se mude de inmediato-
Palabras inútiles que no quería escuchar…
En realidad la gente podía ser muy hiriente, aunque aparenten otras cosas.
…301…
Tercer piso
-¿Piensas estudia licenciatura?-
--¿Te molesta papá?-
-Lo mejor para ti era medicina, Shuishi -
…310…
Séptimo piso
-Te quiero presentar a una chica hermano¡esta loca por ti!-
-No me interesan las chicas-
-¿Eres homosexual?-
…312…
Octavo piso.
El color dorado de la inscripción sobre la puerta le dejó en blanco unos momentos. Cuando abrió la puerta del apartamento algo dentro de él pareció excitarse.
Ahora tenía una vida, y nadie podría decidir por él.
-¡Iras a trabajar mañana con tu hermano y no quiero oír un no por respuesta!- un sentimiento extraño le embargo, a medida que sus pasos ingresaban al departamento.
-Pero tengo un compromiso mañana papa-
-Tus compromisos pueden esperar-
De inmediato cerró la puerta, dejándose caer en las maderas rojizas de la entrada, junto con su maleta, ya tendría tiempo luego para arreglar sus cosas, ahora sólo quería dormir un poco y salir de compras.
-Espero que no le molesten los ruidos al dormir-
Recuerdo… que mi vida siempre fue manejada, dirigida por las personas que decían que me querían. Ocultándome en una burbuja lejos del mundo y la sociedad.
-Debes quedarte en casa Shuishi, los chicos de la plaza solo te contagiaran sus malas costumbres- que mi madre me sobreprotegía y que todos parecían acercarse a mi solo por interés.
Hipócritas…
Amistades falsas…
Sonrisas que lastiman…
Recuerdo que siempre quería salir a la calle y que anhelaba gritar como todos los demás cuando corrían…
Decididos…
Libres…
…Dominado…
-Y ahora que puedo no estoy gritando-
Por vergüenza…
Por temor…
Por no hacer el ridículo…
-Pero apenas despierte gritaré con toda mi alma-
Su nombre: Shuishi Minamino
Su habitación: 312, Sendagi Tokio.
.
…Cuando la oscuridad este sobre tu puerta y sientas que no podrás más…
…Deja que yo sea al que llames, por que si brincas yo interrumpiré tu caída…
…Me elevaré y volaré contigo a través de la noche si necesitas estar lejos de la gente…
…Yo puedo arreglar tu corazón cuando necesites explotar…
.
-Hiei, te daré la tarde libre si te portas bien- apretó sus labios a medida que pasaba la maquina por sus muñecas.
El dolor se intensificaba...y le ayudaba a olvidarse de todo.
De su casa, de su vida...de su corazón.
-Asíque mueve tus piernas y ve a conseguir dinero, por que debo comprar más cerveza- sin quererlo sucumbió a las lágrimas, cayeron rápidas pasando por sus pómulos y mojando sus labios.
Estaban tan secos como su cuerpo, y sus ojos carmines.
-Shigure¿tú me quieres?-
Otra marca
-¿Eso a que viene?-
apretó más sus labios
-Te hice una pregunta, Shigure¿tú me quieres?-
-No-
-¡Basta¡Basta!- detuvo de golpe la máquina que estaba pasando por su otra muñeca, y se la llevó de inmediato a la boca. Experimentó un escalofrío al saborear y oler su propia sangre.
-Detesto a los maricones¿Acaso eres maricón Hiei?-
-Ya...para...para- sintió como el aire pasaba por sus pulmones más rápido de lo que creyó, y el latido apresurado de este le llenó los oídos. Se levantó de inmediato, alejándose de la tina, y experimentando como las cristalinas gotas del agua caliente se mezclaban con su sangre mientras bajaban por su piel.
Miró de reojo el último corte que había propiciado a su muñeca, y arqueó una ceja.
Un corte demasiado profundo
Un corte que no podría ocultar.
-Vuelve a cortarte y te aseguro que no te volverás a levantar-
Recuerdo...que antes de conocerlo yo no sabía ni quien era.
-Te botaron, eres un huérfano, un hijo no deseado-
Según el todo lo hace por mi, los golpes son para educarme y los insultos para levantarme.
-Ve a comprar más cerveza, están por llegar mis amigos- recuerdo que sus ojos me miraban siempre fríos, y que nunca sentí sus manos acariciar mi cabello o limpiar las lágrimas de mis ojos.
-¡Eres un hombre, los hombres no lloran!.-
Los hombres no lloran...
Los hombres no se quejan...
Los hombres no gritan...
Pero ¿sabes una cosa?...ahora estoy llorando y no sé como detener las lágrimas.
-Llegaré a las diez, así que más te vale tener todo limpio y el dinero sobre la mesa- miré por sobre mi hombro, comprobando que todo esta perfecto, las camas están hechas, la cocina esta limpia y tus cervezas están en el frigorífico esperando que tú lo habrás como todas las noches.
Pero...no tengo dinero que poner sobre la mesa...
Y el desastre del baño no quiero limpiarlo.
.
…Cuando te sientas sola y un amigo fiel te sea difícil de encontrar…
…Estarás atrapada en una calle de una sola dirección con monstruos en tu cabeza…
…Cuando las esperanzas y los sueños se encuentren lejos...
…Y sientas que no puedes enfrentar los días…
.
Abrió los ojos, comprobando que habían trascurrido unas dos horas desde que se había estirado en el suelo y se había quedado dormido. Le dolía la cabeza por lo apretado de su cabello, así que en un impulso llevó una de sus manos por sobre ella y le arranco.
El cabello rojizo se esparció hasta más abajo de sus hombros.
-Tengo hambre-su voz suave se movió a través de sus labios, giró su vista, comprobando que solo contaba con su maleta, pero no tendría problemas en conseguir dinero para comprar algo. Se levantó experimentando un calambre, producto de la mala posición en la que se encontraba, de inmediato limpió su ropa y sacó las llaves de su pantalón.
Tomó el dinero que traía consigo y salió por la puerta.
-Ahora correré con toda mi alma-
.
…Deja que yo sea al que llames por que si brincas yo interrumpiré tu caída…
…Me elevaré y volaré contigo a través de la noche si necesitas estar lejos de la gente…
…Yo puedo arreglar tu corazón roto cuando necesites explotar…
…Entonces…
.
10:30
Sus ojos estaban estáticos mirando el reloj de la primera sala, y había osado sacar una de las cervezas del frigorífico de Shigure. El sabor amargo le quemo la garganta en el primer sorbo, pero se fue acostumbrando poco a poco.
10:35
El tiempo parecía no transcurrir como el quería, llevaba dos horas estirado en medio del pasillo, con la cabeza sobre la madera y sus piernas cruzadas. El color de la madera se había manchado con la sangre de sus muñecas, y las vendas que había administrado sobre ellas ya estaban teñidas del mismo color. Tenía que cambiarlas.
-Llegaré a las 10:00-
-Estas retrasado-exclamó, y de inmediato cerró los ojos.
No supo si fue producto de su imaginación, pero creyó, y literalmente sintió unas manos rozarle las mejillas.
Y un olor nauseabundo cerca de sus fosas nasales.
-¡Qu..é?-abrió sus ojos de golpe y se quedó en silencio.
-Hiei- los ojos azules le fulminaron.
-Shigure-
-¿Qué te dije de tomar con la edad que tienes?-la sonrisa sarcástica afloró en sus labios y el color tostado de su piel pareció acercarse más hasta sus mejillas.
-Que no tenía que beber-
-¿Y por que desobedeciste?-
-Por que me da la real gana-
.
… Explota y arde porque conmigo no estarás sola…
.
-Disculpe ¿usted sabe donde queda un supermercado?- sus palabras recorrieron a la recepcionista del edificio, en el momento en que se colocaba sus gafas de sol.
-Hay uno aquí mismo joven Minamino-
-Dime Shuishi, no soy tan viejo- se rió inconcientemente.
-Claro, claro, Shuishi¿ves ese local que esta a tu izquierda?- el pelirrojo se giró, comprobando que en efecto, había un local unos metros a la salida del edificio.
Las luces brillantes y los letreros fosforescentes le indicaron que aún estaba abierto.
-¿Te traigo algo?-
-No se moleste, yo tengo mi propia cena-la chica le guiñó un ojo cuando él la estaba mirando.
-Picarona-
-Gracias, es un cumplido- Shuishi volvió a reírse, y levantó los hombros.
-Bueno, ya regreso¿hasta que hora mantienen abierto el edificio?-
-Hasta la media noche, así que aún tienes tiempo- la chica llevó sus manos por el teléfono sobre el escritorio, marcando unos cuantos números. -Avisaré a los de cerradura para que no te quedes afuera, por si se te pasa la hora-
-Gracias-
De inmediato salió por la puerta del edificio y cruzó la calle que daba al supermercado. Las luces amarillas de los semáforos le hicieron sentirse excitado, y experimento un choque eléctrico cuando puso un pie fuera del edificio.
Todo era tan distinto a lo que el estaba acostumbrado.
Sus ojos visualizaron la entrada, la gran puerta de cristal que reaccionaba al movimiento, se acercó rápidamente y entró.
-Bienvenido¿en que te sirvo?-de inmediato un joven de cabellos negros se le acerco.
-¿Que hay para cenar?-la pregunta de él paso por su oídos, golpeando en alguna parte de su cerebro.
-¿Vegetariano o carnívoro?-
Shuishi le quedo mirando¿qué era mejor?, mañana tendría que levantarse temprano así que lo mejor era optar por una buena cena.
-Carnívoro-
-Buena elección, por cierto me llamo Kuroune- cuando el estiró su mano, se sintió mal.
-Me gustas Shuishi-los recuerdos lo invadieron.
La misma incertidumbre.
-Vamos, no te comeré la mano amigo-
De inmediato reacciono.
-Shuishi-
-Bueno Shuishi, escoge lo que gustes, la casa invita-
La casa invita...
-No, no quiero cosas gratis-
-Vamos¿eres del edificio Sendagi verdad?- abrió sus ojos de golpe¿cómo supo eso?. Se sintió mal, atestado de que todas las personas se le acercaran por interés.
Atestado de tanta mentira.
-¿Cómo lo sabes?-
-Por Eli, es la única que me manda gente a estas horas-sus cabellos negros estaban amarrados también en una coleta, y sus ojos púrpuras era sumamente atractivos.
Pero a esa hora de la noche daban tanto miedo.
-¿Te comieron la lengua los ratones?, anda, dime que quieres para cenar-
Shuishi Minamino pasó sus ojos por los platos, las carnes, las sopas.
Todo se veía tan delicioso….Algo le llamo la atención.
Entre todas las comidas, entre todos los platos había un pequeño paquete.
-Ese paquete ¿es de comida china verdad?- los ojos de Kuroune le miraron de los pies a la cabeza¿debería decírselo a un desconocido?.
-Si, pero no puedo vendértelo-
-¿Por qué?-
-Por que...todas las noches lo reservo para alguien- el pelirrojo le miró de nuevo¿pero habrían más verdad?.
-¿Tienes más?-
-Lo siento, pero no puedo venderte nada de esas cajitas-
Shuishi se quedo en silencio, escuchó el sonido de su corazón salir por sus oídos, y al mismo tiempo experimento como una gota de sudor bajaba por su frente.
Eso no era comida, ni mucho menos algo que se le pareciese.
-Eso no es comida, y tú me estas mintiendo-
.
…Porque siempre nos da un ataque al corazón y un inmenso dolor…
…Pero cuando esto se acabe tu respirarás de nuevo…
…Tu respirarás de nuevo…
...Te lo juro con mi vida...
.
-¿Cuantos años tienes Hiei?- la pregunta regresó hasta su cerebro, cuando experimentó la primera bofeteada en sus mejillas.
-¡Cuantos años crees que necesitas para beber esa porquería!-
-Hn- se quedo callado, vislumbrando lo furiosa de esas gemas, y eso que aquel golpe no se compraba con las palizas a las que estaba acostumbrado.
Se dio cuenta de que Shigure pasó su mirada de su cuerpo al fondo del departamento. ¿Qué estaba buscando?-
-Tampoco me interesa- pero no pudo contener el miedo que estaba dentro de él, al percatarse de que había dejado la puerta del baño abierta. Las piernas de Shigure se movieron rápidas hasta dentro del baño, y Hiei no tuvo el valor para moverse del pasillo. Los ojos de Shigure recorrieron la tina, la maquina afeitadora, las palabras escritas con su sangre en la pared.
-Te mataré-
-Te odio-
-Harto de vivir, harto de todos-
La furia que recorrió su cuerpo se exclamó con la primera patada.
-Eres un idiota¡sabias eso!-
Por supuesto que lo sabía, todos los días se lo recordaba.
-¡Mira como dejaste el baño con tus niñerías!-le agarró de los cabellos y lo llevó de un golpe hasta el.
-¡Límpialo ahora, por que mis amigos están por llegar y tienes hecho mierda el baño!-Hiei se mordió un labio, cuando escuchó esas palabras salir por su boca.
-Mis amigos están por llegar-
-Siempre sus estúpidos amigos-
-Siempre la puta de la esquina-
-Siempre tengo la culpa de lo que pasa-
Sus ojos estaban enrabiados, estaba harto¡harto de sus golpes!,¡harto de sus malditos amigos¿Y el que hacía¡acataba sus reglas como un imbécil!.
Ya no quiero esto...
No mas reglas...
No mas golpes...
-No lo haré- Shigure le fulminó.
-¿No lo harás?-
-No, así que vete consiguiendo otro idiota que siga tus reglas-
Shigure soltó una carcajeada, a lo que Hiei hizo una seña con sus cejas.
Shigure odiaba el sarcasmo que fluía por sus labios.
-¿Te informo de algo, Hi-chan?-la sonrisa estirada de ese hombre le descolocó.
-¿Qué?-
-Te echaré a la calle si no lo haces-
Hecharlo...
Sin casa..
Sin comida..
Sin un lugar para dormir..
¿Había alguna diferencia con su vida diaria?.
-No la hay-
Se quedó estático cuando Shigure lo lanzó dentro del baño, experimentando un inmenso dolor con la cerámica del piso.
-Límpialo, si no quieres que te mate-
.
…Cuando te sientas sola y el mundo te de la espalda…
…Dame un momento por favor para calmar tu salvaje corazón…
…Deja que yo sea al que llames por que si brincas yo interrumpiré tu caída…
.
-No puedo decírtelo Shuishi-
Más mentiras...
Más caras falsas...
-Entiendo¿me das un poco de estofado entonces?- su pregunta viajó hasta sus oídos, visualizó como las manos de Kuroune se movieron rápidas llenando un plato con la comida.
-Te molestare de nuevo¿puede ser para llevar?-
-Claro- el chico de ojos azules se giró, entregándole un paquete.-La casa invita-
-Gracias-estuvo a punto de irse del supermercado cuando los brazos del chico lo detuvieron.
-¿Puedes hacerme un favor?-la voz era distinta, y el color de sus ojos había cambiado.
Algo no estaba bien..
Algo que no encajaba...
-Seguro-
-Llévale esto a Hiei- ¿y como sabría el quien era ese Hiei?, le fulminó, no tenia el tiempo ni las ganas de llevarle nada a nadie, estaba cansado y debía levantarse temprano.
-No te pediré nada más-
¿Pero que le costaba llevarle algo?-
-¿Donde lo encuentro?- Kuroune le miró, en el momento en que le entregaba el supuesto paquete de comida china.
-En la 313, pero no le digas que fui yo, dile que lo manda Yukina-
-Entiendo-
.
…Me elevaré y volaré contigo a través de la noche si necesitas estar lejos de la gente…
…Yo puedo arreglar tu corazón roto si necesitas explotar
... Entonces explota y arde…
…Por que conmigo no estarás sola…
.
Se sobó la mejilla que tenía hinchada, y limpió el rastro de lágrimas de sus ojos.
-¡Vete de aquí¡no quiero verte esta noche¡ vete afuera!-recordó la voz de Shigure gritándole, y las golpizas que le dio a medida que limpiaba el baño.
-¡No quiero tenerte cuando venga mi novia ni mis amigos¡ lárgate¡lárgate!- intentó alejarse del departamento, pero no tuvo la fuerza para ponerse de pie.
-Siempre le molesto, aunque aparente otras cosas-
Llevó su cabeza hasta la madera de la puerta y no le importó quedarse allí, tirado afuera de su propio departamento.
-Inútil-evito mirar al techo cuando regresó la voz.
-¡Límpialo o te mato!-tampoco el hecho de que sus ropas estaban rasgadas.
Recuerdo...que desde que tengo memoria siempre me ha dicho eso.
-Hiei¿qué edad crees que tienes?-
Pero...yo...
-Ya me cansé de todo, por eso me lastimo¡por eso me flagelo!- no pudo contener el dolor y poco a poco las lágrimas cayeron.
...Creí que no me quedaban lágrimas...
.
…Cuando te sientas sola y el mundo te de la espalda…
…Dame un momento por favor para calmar tu salvaje corazón…
…Se que sientes que las paredes se cierran ante ti…
…Que es difícil encontrar alivio y que la gente puede ser muy fría…
.
Recuerdo que se me cayó la bolsa de plástico, y que la comida se me esparció por el piso.
-¿Me haces un favor?- que lo único que mantuve en mis manos fue el pequeño paquete que Kuroune me había dado.
-¿Puedes llevarle esto a Hiei?- también que me acerqué de manera sigilosa para no asustarle, o para que no se alejara de mi.
-¿Tu?...-no fui capaz de hablarle más que eso.
Me quede congelado...
Algo se rompió...
Algo que no era mi corazón.
-Dime- recuerdo que me falto el aire cuando ese chico clavó sus ojos sobre los míos.
-¿Donde Vives?-aquella pregunta fue tan estúpida.
-Aquí-
-¿Por qué estas afuera?-cuando me di cuenta de que estaba conversando con el me di el lujo de sentarme a su lado.
Era tan joven, por lo menos cinco años menos que yo.
-¿Por qué debería decírtelo?-note su sarcasmo.
-No lo sé-
Pero no pude olvidar las lágrimas de sus ojos, ni lo dañado de sus mejillas.
Recuerdo que mis manos se movieron solas, y que secaron sus lágrimas.
-¿Qué haces?-
-Seco tus lágrimas-
-¿Por qué lo haces?- me miró cuestionando mi respuesta.
Sus ojos carmines...
Su cabello negro con un gracioso flequillo...
-Por que quiero-
.
…Cuando te sientas sola y el mundo te de la espalda…
…Dame un momento por favor para calmar tu salvaje corazón…
…Deja que yo sea al que llames, por que si brincas yo interrumpiré tu caída…
…Me elevaré y volaré contigo a través de la noche si necesitas estar lejos de la gente…
.
Recuerdo que Shigure me decía que los hombres no lloran.
Los hombres no lloran…
Tampoco se quejan…
Que nunca sentí sus manos acariciar mi cabello o limpiar las lágrimas de mis ojos. Pero cuando levanté la vista el color de los suyos me dió miedo.
Verdes…
Cálidos…
Algo que no sé describir…
-¿Sucede algo?-
Recuerdo…que experimenté algo tan extraño cuando el limpió mis lágrimas.
-Nada, Kitsune-
-Me llamo Shuishi- que giré mi rostro apenas el me regañó por llamarlo así.
-Pero pareces un zorro, y a mi me gustan los zorros-
…Tanta cosas que ahora no tienen importancia…
Como que estoy llorando y no sé como parar, por que aunque el seque mis lágrimas el dolor no desaparecerá nunca de dentro mío.
A menos que alguien me ayude a pararlo.
Continuará-
La canción utilizada en este capítulo se títula: Crash and Burn (Explota y arde) de Savage Garden.
Gracias por leer.
¡¡¡Nos veremos pronto!!!
"...Y quiero romper su corazón ...
...Sólo por hacerte daño ...
...Y quiero derrumbar su mente ...
..Sí, quiero hacerlo..."
-Just For-
(Nickelback)
