EDWARD'S POV
Me encontraba en casa. Ya había tomado una decisión. Hoy acabaría mi relación con Bella. Por su bien, por su seguridad.
Alice estaba siendo sujeta por Jasper mientras gritaba incoherencias. Esme sollozaba en brazos de Carlisle. Emmett ni siquiera me miraba a la cara.
Me encontraba sumido en mi propia desgracia cuando llamaron a la puerta. Esme y Alice pararon en seco, y todos miramos en dirección a la puerta. Vi la camioneta de Bella a través de la ventana. Alice abrió unos ojos como platos, visiblemente sorprendida.
No lo vi venir -pensó.
Tragué el nudo que tenía en la garganta y me dirigí a la puerta recibiendo un insulto por parte de Rosalie cuando pasé a su lado.
-Idiota, imbécil, gilip...- la ignoré. Estaba enfadada porque iba a abandonar de la peor manera posible al amor de mi vida.
No había dado ni cuatro pasos cuando la voz de mi ángel llegó desde el exterior.
-¡Sé que estás ahí Edward! ¡ABRE!
Me quedé estático. Viendo que no me movía, Carlisle se levantó y fue a abrir a Bella.
-Hola, hija -saludó con voz amable y tranquila, o al menos en apariencia.
-Carlisle ¿Puedo pasar? -preguntó sin tapujos.
-Edward no está en casa. Se fue a cazar.
-Vine a ver a Alice.
-Tampoco está. Está comprando.
-¿Emmett?
-Ocupado con Rosalie -respondió rápido como el rayo.
Bella suspiró pesadamente.
-Lo siento, Carlisle -susurró- pero es importante -terminó antes de echar a un lado a Carlisle y viniendo directamente hacia mí.
-Ibas a dejarme -no era una pregunta.
Su acusación me tomaba desprevenido. Opté por improvisar.
-Ya no siento nada por ti Bella -dije fríamente mirándola fijamente a los ojos. Bella soltó una carcajada amarga provocando un respingo en todos.
-Sí, claro, Edward. Se que según tú lo haces por mi seguridad, pero ¿sabes qué? Soy yo la que corta contigo. No entiendo como he podido estar tan ciega.
Parpadeé, sorprendido por la agresividad de sus palabras.
-¿Qué?
-¿Lo haces por mi seguridad? Enhorabuena, campeón, si ese es tu objetivo lo has conseguido. Estaré muy segura con Laurent y Victoria merodeando por aquí. Eso sin contar con los chuchos.
¿Laurent? ¿Victoria? ¡MIERDA! Me olvidé por completo de ellos.
-¿Chuchos? -intervino Alice.
-Sí, ya sabes. Esos hombres lobo que pierden los nervios con facilidad y que viven a 20 km escasos de mi casa. ¿A quién le preocupan dos vampiros con sed de venganza y cinco enormes lobos adolescentes?
-Yo... Bella... no me dí cuenta de eso...-murmuré como pude con un hilo de voz.
-Un momento -interrumpió Rosalie- ¿cómo sabes lo de los perros?
-Pegué un mamporro a Paul, y bueno, digamos que no le sentó muy bien.
-¿Y no te has hecho nada? -inquirió la rubia, dudosa y divertida de que Bella hubiera pegado a un licántropo.
-Yo no, pero el bate de béisbol que usé quedó para el arrastre. Los 2o pavos mejor invertidos de mi vida -bromeó antes de seguir con nuestra charla.
-Bella tienes que creerme, yo no sabía...
-¿No sabías? Y yo que creía que eras inteligente -me espetó con dureza.- Mira, no malgastaré mi vida con alguien que miente constantemente.
-Yo no miento. Deja que te explique.
-¿Que me expliques qué? ¿Qué te has estado riendo de mí? ¿Burlándote de mí? ¿Mintiéndome todo el tiempo? Poque si, si lo haces. Yo siempre fui sincera contigo y te dije lo que sentía.
-Yo siento lo mismo -murmuré con un sollozo ahogado luchando para salir de mi garganta. Bella movió la cabeza desdeñosamente.
-No te creo. No es cierto. ¿Y sabes por qué? Porque yo nunca te hubiera tratado así. ¿Sabes qué? Edward... Anthony... como quieras que te llame, ''amor'', hemos terminado.
-Bella espera -dije antes de caer de rodillas. Iba a abandonarla ¿Qué he hecho? He convertido a mi ángel en un ser que me odia.
-Y lo mismo digo para todos -dijo señalando a cada uno de los miembros de mi familia.- Para todos estoy muerta. Muerta y enterrada.
-Bella, hija, no por favor -susurró Esme con un hilo de voz. Sollozaba con la cara entre las manos.
-Bella no te vayas por favor. Te necesito, eres mi mejor amiga, mi hermana -repuso Alice con un puchero en la cara.
-¿Tu hermana? No oses llamarme así después de decidir dejarme. Tú no eres nada para mí ya, ninguno lo sois -Alice la miró como sino pudiese creer lo que decía- Adios, familia Cullen.
Bella echó a andar hacia afuera, pero Emmett la sujetó.
-No te vayas, Bells.
-Olvídame, Emmett -respondió. Yo me puse en pie como pude.
-¿Y nosotros? ¿Y todo lo que pasamos juntos? -le pregunté.
-¿Cómo confiar? -contestó con voz firme.
-Sabes que solo intentaba que no te hicieran daño.
-Ya, claro -ella se dio la vuelta y cuando creía que iba a abrazarme sus manos inmovilizaron mis muñecas. Se puso se puntillas y me dio un beso en la mejilla.
-No hagas ninguna imprudencia. Cuídate. Adiós, Edward -me habló a mi exclusivamente antes de subirse a la camioneta y desparecer de mi vida. No me di cuenta de cuando mi cara tocó el suelo. Solo sabía que había perdido mi ángel. Había perdido a mi Bella.