Puede ser el principio
Sofía Cuevas
Hinata no suele llorar.
Es una chica tímida pero gracias a Naruto, su amor platónico, se convirtió en más que eso, se convirtió en una persona fuerte y con carácter, aunque casi no lo demuestra.
Pero, por otro lado, gracias a Naruto su corazón cada vez se siente más "atacado" sentimentalmente y, aunque no suele llorar, cuando lo hace aquel rubio es la causa de su llanto.
Por eso, cuando Sasuke Uchiha dobló la esquina, su corazón se detuvo.
No quería que nadie la viera y ese lugar era el más indicado para su propósito, porque al doblar la esquina del edificio que es la escuela, solo queda vegetación y muchos árboles que, si no fuera por los animales, serían perfectos para sentarse a sus sombras.
Sasuke, quien también estaba buscando un lugar para estar solo, también sintió su corazón detenerse por el susto de ver a Hinata tirada en el suelo, con la cara empapada y los ojos rojos, pero Sasuke es bastante serio, y en ese momento se comió la sorpresa para continuar con su cara sin rastro de preocupación.
La observó por unos momentos, buscando que la duda le llegara de alguna forma telepática, porque incluso abrir la boca y estirar los labios le resultaba molesto, pero Hinata no lo veía, estaba más ocupada en restregarse los ojos y secarse las lágrimas.
—¿Qué tienes?
Formuló por fin la pregunta, pero ella no le respondió de inmediato, se levantó y, cuando por fin sintió que podía encararlo, levantó la mirada y sonrió, una sonrisa tímida que trataba de imitar la sonrisa de Sai, uno de sus compañeros con la sonrisa más falsa del mundo, solo que esta vez con la clara intención de no hacer que personas ajenas se preocupen por ella.
—Solo es-estoy triste.
—Eso es obvio —habló por segunda vez, aunque con las mismas pocas ganas que siempre.
Volvió a abrir la boca pero la cerró tan rápido que no pareció que la hubiera abierto en primer lugar. ¿Ahora que le diría? Sinceramente no le interesaba los problemas que pudiera tener la Hyuuga y tampoco quería perder el tiempo fingiendo que lo hacían; tenía mejor cosas que hacer así que no buscaría más en un lugar donde no iba a encontrar nada.
—Adiós.
Incluso esa simple palabra le causó molestia, casi se sentía como Shikamaru cuando no quería ni abrir los ojos a mitad de clase para prestar atención a materias que iba a reprobar por el simple hecho de también quedarse dormido durante los exámenes.
No perdió más tiempo y continuó su trayecto hacia un árbol, porque a él no le importaba para nada compartirlo con otros animales, total: él también era uno. Le dio la espalda y caminó con su paso lento y decidido, sin darle más vueltas al asunto.
Pero, lo que en ese momento Sasuke no sabía (y, si lo hubiera sabía seguramente lo habría evitado) es que se encontraría a Hinata muchas veces más, en el mismo estado, pero él haría la diferencia, por más que no quisiera al final terminaría abriendo la boca y diciendo algo.
Lo que no sabía, es que ese fue el principio de una cadena que terminaría por unir ambos destinos.
