1. Traición

Veme¡Aquí¡Casi muerta! Moribunda por el puro deseo de tenerte y sin poder alcanzarte… ¿Por qué? Dime porque… ¿Por qué me es imposible estar a tu lado¿Por qué no me dejas amarte¡Por qué al verte con ella sentí lástima de mi misma, rabia hacia mí! Soy una idiota por amarte, por enamorarme de ti"- se reprochaba amargamente la joven de los cabellos azabache mientras gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas y se perdían en la espesura de su cabello, tendida sobre la cama sin querer hacer el menor ruido para evitar ser descubierta, escondida en la oscuridad mientras sus ojos observaban un punto sobre el techo mostrando melancolía y algo de dolor- "Te amo Eriol… Pero no puedo vivir sin ti… No más, ya no puedo más. Por qué verte en brazos de otra me rompe el corazón y no puedo soportarlo, no soy tan fuerte… Perdóname mi amor, soy una cobarde por terminar así pero no puedo más. Se que tal vez traicione a mi razón, tal vez traicione a mi confianza, a las personas que mas quiero y me quieren, pero eso ya no me importa pues no puedo sentirte a mi lado. Lo siento mi amor, espero que mis palabras te lleguen en susurro a tus sueños y sepas que a pesar de mis acciones… Siempre te amaré, Eriol Hiragizawa"

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Las nubes mostraban una tonalidad grisácea, señal de que llovería aunque bien podrían ser por otra situación, ser reflejo de alguna emoción. El sentimiento de tristeza y desolación de la persona que mira el ataúd de caoba con un enorme ramo de Sakura y Naranjo, sintiéndose muerta cada momento que pasaba frente a él.

Por más que lo pensaba, no podía entenderlo, nada. Estaba en blanco. Era casi imposible que lo hubiera hecho, no tenía sentido… Y justo cuando había decidido decirle todo lo que sentía, todo lo que su corazón podía hablar de ella. Decirle que amaba su risa, su forma de ser, su cabello al ondear con el viento, sus labios al sonreír, su bella nariz, sus hermosos ojos amatistas, su mano al encontrarse con la suya, su aroma al estar junto a él, su calidez de amiga, su comprensión, su todo. ¡Todo! Pero ya nunca podrá decírselo… Ya nunca podrá, porque ella ya no esta, ni estará para él, ni para nadie. Nunca.

Apretó sus puños y dejó que las lágrimas inundaran sus ojos, llorando en silencio y dejando al descubierto su partido corazón, al momento en que comenzaba a llover en el cementerio donde se encontraba.

- ¿Porqué lo hiciste Tomoyo¿Por qué?- sollozó con amargura- ¡PORQUÉ!- gritó desgarrando su voz, llamando la atención de los dolidos presentes y dejándose caer sobre la hierba al momento en que Syaoran alargaba una mano a su hombro que nunca tocó. Eriol alzó una mano para evitar que lo tocaran y de inmediato miró con furia el ataúd, casi viendo con rayos x, a la persona en el interior, a su amada Tomoyo Daidouji.