I can't hate you anymore
Capítulo 1: Un encuentro cercano del 1º tipo…
Ese día notablemente se veía en el cielo que iba a nevar. Estaba de un color entre rosa y naranja.
Me acerqué a la ventana para echar un último vistazo antes de tener que volver a casa por las vacaciones y ahí fue cuando lo vi.
Un muchacho de cabello rubio platinado y ojos grises que denotaban tristeza caminaba vagamente por el terreno.
Mmmh...
¿Mmmh...? ¿Qué pasa?. Preguntó mi compañera de cuarto.
Nada. Estoy viendo algo que quizá me interese.
Wow. ¿Y qué es ese algo?
Un chico, quizás.
A ver. Se bajó rápidamente de la cama y se acercó hasta la ventana. - ¿Ese rubio paliducho?
Sí.
Jajaja. ¿Estás loca, verdad?
¿Por qué?
Porque yo creo que a Harry no le agradaría que su hermanita saliera con un chico mayor.
¿Y eso qué? Es mi vida. Le respondí mirándola con sorpresa.
Silvana, además de ser mayor, es el enemigo de Harry... Y también de Ron y mío. Siempre nos ha molestado.
Y... ¿Sólo por eso yo debo pagarlo?
Deberías discutirlo con Harry.
Por favor... El chico solo me gusta... No creo que me preste atención. ¿Verdad?
Nunca se sabe, eres bonita... Aunque si Draco sabe que eres la hermana de Harry quizá solo se acerque a ti para hacerlo enojar a él.
Mejor cambiemos de tema...
Sí.
Hermione y yo hablamos un largo rato sentadas junto a la ventana observando el hermoso paisaje que se formaba con la nieve que caía. Además de ser ya lindo de por sí el lugar en el que estaba situado Hogwarts, se veía mucho más hermoso con nieve.
Y... Draco seguía por allí dando vueltas. Ya estaba un poco mojado y no tenía ningún tipo de abrigo más que un pantalón de jean, sus zapatillas y un buzo.
Chicas, ya nos vamos. Dijo Harry, entrando en la habitación, seguido de Ron.
Ya vamos.
¿Te ayudo con tus cosas? Me preguntó.
¿Qué cosas? Solo llevo mi mochila.
¿Sólo eso?
Sí, tengo más ropa en casa.
De acuerdo...
Salimos y nos dirigimos todos hacia la estación. Hacía mucho frío así que Harry me obligó a ponerme ropa que me tapaba hasta los ojos así no me enfermaba. ¡Dios mío! ¿Por qué rayos era tan sobre protector?
Al subirnos al tren, tuvimos que separarnos. Todos los compartimientos ya estaban llenos. Así que Hermione, Ginny y yo nos fuimos a un vagón y Ron, Harry y Neville a otro.
Las chicas y yo íbamos viendo en cuál podíamos quedarnos, ya que casi la mayoría estaban llenos o sino, habían parejitas que querían estar solas...
Intentemos aquí. Dijo Ginny. – Parece estar vacío.
¿Estás segura? Pregunté.
Sí... No ha de haber más de dos o tres chicos.
Bien... Hay que ver si quieren compañía. Dijo Hermione.
Esta vez me tocaba. Golpeé la puerta y abrí. Allí estaba, era él... Y otros tres chicos más.
¿Qué quieres? Me preguntó de mala manera.
Mmmh... Me gustaría saber si podríamos quedarnos aquí con ustedes... Es que... Los demás vagones están todos ocupados.
¿Tú y quienes más?
Dos amigas.
¿Oyeron chicos? Vienen tres señoritas. Dijo sonriendo. – Claro, pasen.
Entren chicas. Les sonreí.
Gracias. Le respondí a Draco.
Por nada... Siéntate aquí. Señaló un lugar a su lado.
No gracias... Preferiría estar junto a mis amigas...
Bien.
En cuanto entraron Hermione y Ginny con sus cosas las quedó mirando con los ojos muy abiertos.
¿La sangre sucia y la pobre son tus amigas?...
¿Qué?... Le dije con cara de... "¿De qué rayos hablas?"
Granger es sangre sucia y Weasley es la pobre. Déjame adivinar... Tú quizás seas sangre sucia y peor que eso, pobre. ¿No?
Malfoy, ya basta. Dijo Hermione. – Tú sabes muy bien quién es ella.
Si lo supiera no estaría intentando averiguar quién es, Granger. ¿No te parece?
Ella es la hermana de Harry. Draco abrió aún más los ojos y me miró de arriba abajo. Me sentía algo incómoda...
¿Esta preciosura la hermana de ese cretino? Debes estar bromeando.
¿Acaso estoy riéndome?. Respondió Hermione ásperamente.
Bien, bien. Ella puede quedarse, ustedes... Las miró. – Afuera.
Si ellas se van yo también, así que decide. Amenacé.
¿Qué opinan chicos? Miró a los otros tres. - ¿Nos quedamos con las tres?
Seh... Después de todo... No están tan mal las otras dos... Dijo un muchacho de cabello negro, muy pálido.
Bien. Quédense.
Las tres nos acomodamos a un lado del vagón y cuando dejamos nuestras cosas ordenadas, nos sentamos a charlar.
Los otros cuatro también siguieron en lo suyo. Mientras tanto, Ginny nos hacía algunas consultas a Herm y a mí respecto a chicos.
... y entonces, eso me intimida mucho... No sé cómo reaccionar cuando él me mira así.
No debes dejarte intimidar, es lo peor que puedes hacer. Dijo Hermione. – Es sólo un chico y si te quiere y le gustas, no se preocupará por cómo te veas. En ese momento Draco la miró sonriendo maliciosamente.
¿Y tú que sabes de chicos, Granger? No te he visto con muchos... O con alguno siquiera...
Tú cállate. Lo miró con desprecio. – No te metas en cosas que no te incumben.
Es que... Quieres dar consejos que ni siquiera has llevado a cabo. No le veo la lógica.
¿Desde cuándo tú piensas? Le dijo.
Desde antes que tú, seguro.
¡Ya basta! Dije de una vez. – Malfoy, si tienes algún buen consejo para darle a Ginny habla, sino, cierra tu bocota de una buena vez.
Wow. Y... Por cierto Silvanita, a ti tampoco te he visto con ningún chico. ¿Siquiera sabes besar? Me parece que la pequeña Weasley te ganó en eso.
Oh diablos... Miré por la ventanilla.
Sí... Exactamente como lo suponía. Sonrió.
¿Quieres probar? Respondí desafiante.
Claro. De seguro no te atreves niña. Soy demasiado para ti.
Demasiado idiota, pero puedo contigo y con diez más.
Me levanté y caminé hacia él moviendo seductoramente las caderas y con la cabeza bien en alto. Me senté en sus piernas y puse mis brazos alrededor de su cuello. Lo miré y quedó perdido en mis ojos. Las chicas y sus amigos nos miraban con los ojos abiertos de par en par. Entonces Draco cerró los ojos y fuimos acercando lentamente nuestros labios. A solo unos escasos centímetros, cuando cada uno sentía ya la respiración del otro en su rostro, le hice señas a Hermione de que me pasara una lata de gaseosa (bebida, refresco, cola, etc.), la batí y cuando la abrí se derramó toda sobre el rostro de Draco. Las chicas y sus propios amigos se reían a carajadas.
Ahora ya no intentarás probarme, ¿cierto, Malfoy?. Sonreí victoriosa.
¡Maldita condenada! ¡Ya verás! Salió del vagón echando maldiciones, mientras se dirigía al baño.
