Pareja: Viridianshipping
Personajes: Silver x Yellow
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¿Anime, Manga, Juego?: Manga
N° de palabras: 897
Espero les guste.
¿Un amargado enamorado?
Él era un amargado, o como le gustaba auto definirse un realista, las cosas son tal cómo son, no hay que fantasear más de lo debido, o la caída de la realidad sería mucho más dura. Esto significaba NO idealizar nada. Aunque al pobre chico le era un poco difícil, para que vamos a mentir le era imposible no idealizar a esa chica.
Cabello como hebras de oro amarrados en alto por una coleta, se mecían bellamente ante el viento. Su piel de un fino rosa, parecía que había sido coloreada por ángeles, sus ojos dorados y brillantes tales que opacaban los rayos del mismísimo sol. Su sonrisa igual de iluminadora que apartaba toda sombra de su alrededor. Su sola presencia le daba vida al lugar cuando caminaba por los pasillos.
— Demonios…— Susurro a sí mismo, tenía unas ganas de golpearse en este mismo instante por pensar tantas tonterías, sin duda esa chica le traína estúpido, ¡Más que estúpido! Estaba idiotizado.
Y como si el destino le diera una patada en la cara, apareció ella junto a sus amigas, o más bien sus colegas de trabajo. Riendo de alguna tontería que pasara afuera, o que importaba realmente. La joven se giró aun riendo y en cuanto vio al amargado, perdón, realista joven le saludo con una sonrisa dulce. A Silver casi le da algo, su corazón se disparó sobre su pecho, levantó el periódico que estaba sobre la mesa para ocultar su rostro, para no verla a ella.
— ¿Pasa algo Yellow? —Pregunto una de las chicas, la joven negó de inmediato y todas se fueron por el pasillo hasta las oficinas.
Un mes había pasado desde aquello, y las cosas para Silver seguían igual, su trabajo iba bien, de salud todo bien, aunque desde que le habían dado un ascenso en el trabajo, no había visto a la rubia. Y eso le traía algo desanimado. Tan concentrado y distraído caminaba por la calle que ni cuenta se dio cuando una persona le habló.
— ¡Silver! —Grito la dulce vocecita en su cabeza, y las frías gotas de lluvia cayeron sobre su cara.
El Joven se giró para quedarse de piedra en cuanto vio a la rubia, su compañera de trabajo y su idealización del amor. Ella le estaba hablando, y le cubrió con su paraguas para que el chico dejara de mojarse.
— ¿Me recuerdas? Soy Yellow, cuando tu llegaste me asignaron como tu supervisora—Le dijo ella sonriendo de manera nerviosa.
Ambos estaban en medio de la vereda, bajo el mismo paraguas, demasiado juntos como para reclamar su metro cuadrado, su espacio vital.
— Si, Yellow, ya me acuerdo— Mintió, aparentando tranquilidad.
— Ha pasado un tiempo, supe que te ascendieron, ¡Felicidades!
—Sí, no es la gran cosa…
— Vamos que yo eh estado en ese empleo por dos años y ni en cuenta me tienen—Le replicó la joven riendo, pero la conversación quedó ahí. Ninguno era bueno para la charla, y ambos estaban incomodos. Muy incomodos.
—Fue un gusto verte Yellow, pero debo irme a casa ahora, nos vemos en el trabajo mañana—Dijo Silver después de unos minutos, que parecieron horas, de incómodo silencio.
— Espera…— Le detuvo ella. Silver se giró a verla. — No creo que nos veamos más…
— ¿Por qué no? —Pregunto con un ligero tinte de tristeza en la voz.
— Renuncié, hoy… aun no le digo a las chicas… y
— ¿Renunciaste? —Pregunto Silver desconcertado y al parecer dolido. Eso significaba que no tenía posibilidades de ver a la chica.
— Así es, por eso me alegra haberte visto hoy Silver— Continuó, bajando la mirada y ocultándose bajo el paraguas— Pues por lo menos podre decirte esto…
La joven tomo todo el aire que pudo, sostuvo en paraguas con fuerza, como si tomara valor del objeto. Su rostro enrojeció de solo pensar en lo que diría. Y bajo la atenta mirada del pelirrojo lo dijo, dijo eso que se había guardado tanto tiempo.
— ¡Me gustas!
Y esa frase rebotó en la cabeza de Silver, fue una patada de la vida, un baldazo de agua fría del destino, y un shocke eléctrico en el corazón.
— ¿Qué… yo te… Gusto? — Preguntó. Aún más para el que para ella, que solo pudo asentir en silencio.
Y ese silencio se prolongó, ni la lluvia ni el paso de la gente lo volvía menos tenso. Pero cuando la joven decidió seguir caminando fue cuando él dijo algo:
— Yellow… Creo, que también me gustas— Su voz era muy profunda pero la cercanía hiso que ella le escuchara con claridad. Y su corazón rebosó de felicidad, su paraguas cayó de sus manos, la lluvia comenzó a mojarlos. Pero solo se miraban a los ojos.
El grito colectivo de la gente y sus aplausos hicieron que ambos mirasen a su alrededor, teléfonos grababan la escena, adolecentes aplaudían como si fuera la escena de una película romántica. Otros simplemente gritaban cosas cómo "Besala de una buena vez" o "¿A eso le llamas confesión?" y "¡Donde está el anillo!"
Silver como el amargado realista que era tomo la mano de Yellow y caminó a través de la multitud furioso y avergonzado. Pero no sin antes gritar:
— ¡¿No tienen nada mejor que hacer?! — recibiendo sólo los abucheos y chiflidos del grupo. Pero la risa de Yellow ante el acto de haber tomado su mano solo le tranquilizaba, y hacia que su cerrado corazón se sintiera cálido.
Este es un proyecto para poder escribir un poco cada día y mejorar con la práctica.
Pueden pedir alguna pareja en los comentarios y yo trataré de escribir lo antes posible sobre ella.
Espero les haya gustado~
