Hold On 2
"The Sharpest Lives":
Capitulo1: Los recuerdos llaman
Se habían acabado las aventuras, definitivamente había pasado….Daba tanta "gracia" pensar como todo fue tan…rápido….Ya no había vuelta atrás, no la había habido desde que subió al avión…aquel día….
Ahora la rubia de ojos verdes se encontraba sentada tomando notas en un lugar muy lejano a casa…La Universidad de París, la clase de derecho para ser exactos. El tema de esa semana era los problemas políticos que tenía Francia con los Estados Unidos de Norteamérica, y eso había sido lo que le había llevado a detener su bolígrafo mientras observaba la bandera de su patria.
¿Cómo había llegado ahí?...
Fácil, esa era la palabra para describir cuán rápido había pasado todo. Había terminado la secundaria bastante feliz, tenía suficientes motivos para estarlo, le había parecido que por primera vez su vida estaba CASI completa, por fin había conseguido cierta paz en su familia, sus notas eran estupendas igual que siempre, y tenía a la persona que siempre había querido a su costado ¿Qué más podía pedir? Ah, verdad, el pase a una gran universidad…su sueño de siempre.
Esa vez decidió pasar por el instituto, así tendría más ventaja al momento de presentarse a la universidad a la que tanto deseaba entrar, Yale. Algo que no había esperado para nada, es que al terminar el instituto, el director del mismo, junto con toda su "comitiva", se hubiese presentado afuera de la puerta de su casa con una gran sonrisa y un sobre de la universidad de París "¡Te han mandado una beca!" había dicho casi al borde de las lágrimas del júbilo. Ellos habían sido muy astutos, todos ellos sabían de su impecable historial en la escuela, y habían encontrado la manera de que su modestia no denegara semejante oportunidad, la mandarían a París con gastos pagos, el dinero había sido recolectado con una generosa "donación" de los profesores y directores de la primaria y secundaria de Springfield.
Entonces se había visto metida en ese aprieto…
La mano de un muchacho se agitó suavemente delante de ella, tratando de sacarla de sus pensamientos. Volteó para mirar al muchacho que se encontraba a su costado, el rubio de ojos negros esbozaba una suave sonrisa. Le devolvió la sonrisa y regreso a sus apuntes, su bolígrafo empezó a correr rápidamente por el papel nuevamente, hasta el punto que llego a alcanzar a los demás.
-Bien, eso es todo por hoy- dijo el profesor mientras apagaba el reproductor de diapositivas.
Lisa parpadeó tres veces sorprendida por lo rápido que la clase se había pasado. Cogió sus cosas y las metió en su bolso negro que hacía las veces de mochila, y se dispuso a salir de la clase, en la puerta la esperaba el muchacho rubio que había estado sentado a su costado. Estaba apoyado contra una de las paredes, con la mochila colgada a un hombro, sonriendo tranquilamente. Tomó su mano y camino junto a ella de regreso a las residencias de la universidad.
Oh, eso también era nuevo…o lo había sido el año anterior.
Habían pasado dos años desde que había llegado a París. Intentando amortiguar su dolor, se había dispuesto a acomodarse a la vida que ahí se llevaba. Se había hecho de un par de buenas amigas, Alizé Lacharrière, y Vhenemian Ulrich. Ambas eran compañeras de una residencia en el campus de la universidad. Había sido por ellas que había conocido a Pierré Damilaville y Rémi Rancière. Durante el primero año se había dedicado a adaptarse al idioma, el tipo de vida, y ajustarse a los estudios. No había sido demasiado difícil, había puesto todo de su parte para poder llevar una vida normal.
Recibía cartas de su familia todos los meses, era un poco melancólico pensar en que realmente, las aventuras no habían terminado, ella se había apartado del lugar donde sucedían. Le resultaba muy triste pensar en todo lo que había vivido en Springfield…pero le reconfortaba saber que su estado de ánimo había mejorado desde que llego a ese lugar hasta ese entonces. Nunca iba a ser lo mismo, claro estaba, pero podía intentar que fuera "similar".
Había conseguido llegar al mayor punto de lo que se puede llamar "lo similar" la noche en que Alizé y Vhenemian la habían arrastrado a la fiesta de la fraternidad más popular de la universidad estaba ofreciendo para celebrar que dentro de una semana se acababa el año. "No quiero ir, no estoy de ánimo para fiestas" se había negado, pero a nadie le había importado su opinión, a tal punto que Vhenemian había rebuscado entre sus cajones y le había puesto el mejor atuendo que había encontrado.
En esa ocasión había llegado a pensar que tal vez estaba diciendo algo mal, algo que no viniera al caso y que fuera la razón por la que sus amigas parisinas no le estaban haciendo caso, después de todo, en ese tiempo el francés era nuevo para ella.
-Estás muy distraída, podrías caer en hueco y no te darías cuenta hasta que no vieras tus libros- dijo burlonamente el muchacho mientras se inclinaba para besarle la mejilla -¿Estás preocupada por algo en especial, Liz?-
-No- respondió forzando una sonrisa, "Sí" fue la respuesta mental que había dado. Él la miro fijamente, obviamente su respuesta no había sido lo suficientemente convincente como para ser aceptada. Intento una vez más. –Rémi, no me pasa nada, en serio-
-Bien, entonces…- tomó su rostro con una mano, acercándolo al suyo. Se unieron en un corto beso, él sabía que a ella no le gustaba hacer eso en público, pero a veces parecía que lo olvidaba….
…Había sido esa noche, en la fiesta… pudo haber sido un impulso por volver todo "similar" a lo que había sido antes…pero no estaba dispuesta a romper el corazón de él también…ni de nadie más….No era que no lo quisiera, era un chico muy tierno, muy amable y caballero. Pero nunca iba a ser lo mismo….
Esa noche había cedido, ya viendo pérdida la situación, no había encontrado ninguna forma de detener a Alizé y Vhenemian. Alizé tenía diecinueve años para entonces, era de baja estatura, tenía el pelo corto marrón, a juego con sus ojos, y un carácter tremendamente optimista. Por otro lado, Vhenemian tenía diecinueve años, el pelo negro como la oscuridad, lacio y largo hasta casi llegarle a la cadera, solía llevarlo trenzado por lo peligroso que le parecía llevarlo suelto, sus ojos eran azules, aunque solo se dejaba ver uno, porque el otro lo tapaba su largo flequillo, ella, al igual que Alizé, opinaba que la vida tenía un concepto muy alegre.
Le era imposible compartir su júbilo en esa época, no tenía ganas de mucho, menos de fiestas, así que al llegar a la fiesta de la fraternidad se había dejado caer sobre uno de los aterciopelados sillones que habían sido acomodados para el uso de los invitados…
… Tenía que admitir, que era muy joven para estar en una fiesta como esa, tenía solo diecisiete años, mientras que ahí, la mayoría tenía veinte. Alizé se sentó a su costado.
-Anda, vamos a bailar, hay chicos muy guapos esta noche- dijo mientras tiraba suavemente de su brazo hacia la pista de baile.
-No, gracias Alizé…puede que más tarde- mintió con la intención de que su amiga dejara de tirar de su brazo.
-Está bien- respondió su amiga con una sonrisa mientras se daba media vuelta –vendré a atormentarte más tarde- dijo mientras se perdía entre la multitud.
Lisa suspiró mientras dirigía su mirada al suelo, era su oportunidad de huir de ese lugar, si no lo hacía en ese instante, vendrían Vhenemian y su novio, Pierré, a comprobar que se estuviera divirtiendo. Se levantó y empezó a caminar con las manos en los bolsillos hacia la puerta. Una mano sostuvo suavemente su brazo y la obligo a regresar donde había estado.
- No puedes ir a ninguna parte hasta que te hayas divertido un poco- dijo muy divertido un chico de pelo rubio claro y ojos negros mientras la sentaba a su costado. Sonreía muy alegre de haber detenido su huída.
-Rémi, solo iba a salir a tomar un poco de aire- ¿Desde cuándo era tan mentirosa? ¿Es que su madre no le había enseñado que mentir estaba MUY MAL?
-Ajá- había contestado el rubio mientras contenía la risa y la vista en la pista de baile –Oye, ¿Qué te parece si vamos a bailar?- preguntó con una sonrisa de oreja a oreja, Lisa le observó atentamente, "No, gracias" hubiese sido la respuesta adecuada a esa pregunta…pero ella sabía, desde que había visto por primera vez a Rémi…que no era normal, había algo en él que le recordaba a…. Rémi se paró y le ofreció una mano para que se levantase.
-Está bien- respondió Lisa, dando la batalla por derrota. Tomó la mano de Rémi, quien inmediatamente la condujo hasta la pista de baile. Ella no era precisamente, una A+ bailando, pero tampoco lo era él. Sin embargo…eso no le quitaba el espectral parecido con la persona que tanto había querido y lastimado anteriormente… ¿pero en que se parecían? Había analizado a Rémi un millón de veces, no había nada en que compararlos o igualarlos…nada, y si no había nada… ¿entonces que era?
-¿Estás cansada?- le preguntó al oído cuando termino la segunda canción. De verdad que si lo estaba, se limitó a asentir mientras contemplaba la suave sonrisa que se formaba en la cara de Rémi. ¿En que se parecían?... ¿sería que el dolor la estaba haciendo alucinar…otra vez?
El la llevo hasta las escaleras de la casa y se sentaron en el primer escalón, los sillones se veían ocupados por personas sumamente agotadas ó pasadas de trago. Permanecieron ahí sentados en silencio por un buen rato, Lisa empezó a examinar a Rémi por el rabillo del ojo. Él permanecía en silencio con la misma sonrisa suave mirando a un punto desconocido. Quizás había olvidado algo, y ese era por coincidencia, el punto de comparación…miró hacia la gente. Quizás sí estaba alucinando…no era la primera vez después de todo, ya le había parecido verlo en otros sitios…lo raro era que nunca se había atrevido a verlo en una persona, antes siempre le había parecido único….
Volvió a mirar a Rémi por el rabillo del ojo, la sonrisa había desaparecido y la mueca en su boca se había convertido en una expresión muy similar a la preocupación ¿En qué estaría pensando? La mirada de Rémi cayó mirando hacia el suelo.
-Lisa- dijo casi suspirando, aún mirando al suelo. Ella volteó por completo para poder observar mejor al muchacho de ojos negros –hum… ¿te molestaría si te pregunto algo?-
-No, creo que no-
-hum… ¿te molestaría si…hum…salimos?-Lisa le miró curiosa, no tenía la mínima idea de qué clase de pregunta que deseara hacerle requería que estuvieran fuera de ese sitio. Sin embargo, podría ser algo importante, era mejor no negarse.
-…Esta bien, supongo- respondió ella mientras se paraba al unísono que él. Rémi la tomó por el brazo y la sacó de la inmensa casa de la fraternidad. Se detuvieron en un desolado jardín cerca de ahí, cierto miedo invadió a Lisa, eso no era normal, de ninguna manera, algo estaba a punto de pasar. El muchacho se dejó caer sobre una de las bancas que se hallaban colocadas a lo largo del jardín.
-No te asustes, por favor- le pidió él. Ella asintió algo nerviosa y se sentó a su costado.
-¿Pasa algo?- preguntó curiosa. El ladeó la cabeza con su sonrisa característica en el rostro. Luego apoyó sus brazos sobre sus piernas y sostuvo su cabeza con ambas manos mirando al suelo.
-Maldición…- murmuró suavemente. Tomó un gran trago de aire antes de liberar su cabeza, y mirar hacia delante, aún con los brazos apoyados sobre las piernas.
"Maldición" pensó ella, había algo tan familiar en todo eso…algo que ella había tratado de olvidar durante todo ese año y no había podido, y después de todo ¿Cómo te arrancas dos años de amor adolescente?
-Lisa, hay algo que…- "Oh" pensó ella inmediatamente, tenía claro lo que pretendía Rémi, "No" pensó. No estaba dispuesta a lastimar a nadie más.
-Ré-Rémi- Tomó su mentón con una mano y la acercó más a él.
-Lo siento, pero creo que es más fácil así- susurro antes de pegar sus labios contra los de ella. Intentó empujarlo para liberarse pero fue imposible. Su corazón palpitó de una manera veloz, de una manera en que no lo hacía hace mucho tiempo. Su cuerpo quedo inmóvil, ¿Qué estaba pasando? ¡Ella no quería eso! ¡Y estaba segura de no haber consumido licor esa noche!...
"Es una alucinación, no es real, si dejo de pensar en eso se irá" se dijo mientras intentaba hacer que su cuerpo reaccionara, era la tercera vez que perdía esa noche.
Sus brazos empezaron a subir por la espalada de Rémi, agarrándose fuertemente al cuello de este. Sentía siento dolor, realmente horroroso, pero al mismo tiempo un…alivio muy grande…Rémi rompió el beso, sin apartarse demasiado de ella.
-Lisa, me gustas…mucho-
"No sabes lo que estás haciendo Rémi" dijo ella en su interior
-Yo…lamento lo de enantes, supongo que no te debe haber gustado que te cogiera de esa manera-
"¿Por qué estoy tan confundida? No se parecen en nada, ¿de qué puedo haberme olvidado?"
-Pero siento que si no hago esto ahora…quizás nunca…Lisa- Ella volteó suponiendo ya lo que él iba a hacer, quería salir corriendo, no quería verse obligada a ceder de nuevo, no iba a perder por cuarta vez. Su cerebro le daba órdenes a sus piernas, pararse y salir corriendo, pero no respondían. Rémi tomó la enrojecida cara de Lisa y apoyó su frente sobre la de ella, mirándola fijamente.
-Lisa…te amo-…sus ojos empezaron a verse más claros, el negro se había desbaratado y ahora ella visualizaba un color mucho más claro en ellos, casi del color del cielo…
-Rémi…- murmuró con la voz quebrada, estaba consciente de que había enloquecido, y también de que luego se odiaría por lo que estaba a punto de hacer. Metió sus manos en el repentino pelo marrón de Rémi –Yo también…- empezó con la voz temblorosa mientras suaves lagrimas caían por sus mejillas –Yo también te amo- En un impulso tomó la cara de Rémi con sus manos y la acerco más a la de ella uniéndolos en un beso más largo que el anterior…
…Así había sido como todo.
Se detuvieron en frente de la residencia en la que ella vivía.
-Nos vemos luego- dijo Rémi despidiéndose con un beso en la mejilla.
-Nos vemos- contestó ella con una sonrisa, antes de meterse a la residencia, donde la sonrisa se perdió. Se quedo pegada a la puerta mientras oía el sonido del teléfono en otra habitación.
La casa no era muy grande, tenía dos pisos. En el primero había una pequeña sala, y una cocina que contaba con refrigerador, horno de microondas, encimeras y una pequeña mesa para tres. Tres personas que habitaban esa casa. En el segundo piso estaban los baños y cuartos, no era muy grande, pero era algo.
En el piso de arriba se oían pasos, y una suave voz hablaba un tanto alterada
-Sí…disculpe, ¿a quién está buscando?... ¿Lisa? Perdón mi inglés no es muy bueno- Al oír su nombre se apartó de la puerta y empezó a caminar hacia el segundo piso
-¡Estoy en casa!- dijo lo suficientemente fuerte como para que se oyese por toda la residencia.
-Ah…si, acaba de…está en casa…un momento- Una muchacha de veinte años bajó corriendo las escaleras a alcanzarle el teléfono - Hermana- dijo suavemente mientras le entregaba el teléfono. Era Maggie.
-Hola Lis-
-¿Maggie?-
-La misma pesadilla reencarnada-
-Wow, ¿cómo encontraste el número de la residencia? ¿Mamá te lo dio?- dijo atropelladamente palabra por palabra. Maggie estalló en risas.
-A eso le llamo hablar "Françoise"- dijo aún riéndose-Vaya, pero si has perdido el acento de tu patria, eso está muy mal, será difícil entenderte cuando vengas a casa por navidad-
Lisa se quedo perpleja ¿Ir a casa por navidad? ¿Cuándo se había decidido eso? Aún faltaban dos semanas para navidad.
-¿Ir a casa?- preguntó algo pálida.
-Ah, ¿aún no has leído la carta que te mando papá?- soltó una pequeña risita – Marge se ha sacado la lotería en uno de esos casinos donde va los sábados de "reunión de madres", ya sabes. Y uno de sus primeros deseos fue invitarte a tus amiguitos a pasar cuatro semanas en casa, ¿Qué te parece? ¿Se ha vuelto loca, a que no?-
La cara de Lisa pasó de pálida a un blanco horroroso, Alizé la observo asustada -¿Pasa algo?- preguntó muy bajo.
-¿Ir…a-a-Spring-Springfield?-
-Ajá, seguro se te han parado los pelos. Bueno, lamento informarte que ya ha comprado los boletos de ida y de vuelta y los ha mandado en esa carta. Es una lástima, y yo que ya había convertido tu cuarto en mi estudio privado…en fin… ¿sigues ahí?...Oye ¿Lisa?-
Lisa sintió como el pulso le bajaba y la imagen de la habitación empezó a distorsionarse…regresar a Springfield…
-Oye, lo del cuarto era una broma. Juro que no he tocado nada, ¡no te desmayes!- dijo Maggie desesperada al otro lado del teléfono. –Se acaba la tarjeta, vayan haciendo sus maletas, los esperamos aquí dos días antes de navidad. Ups, cinco segundos. Nos vemos- dijo Maggie velozmente y lo siguiente que Lisa pudo oír fue la voz preocupada de Alizé que llamaba a Vhenemian a gritos por ayuda y el silbido del teléfono colgado.
-Springfield…- susurró con terror mientras cerraba sus ojos fuertemente –No es verdad…-
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N/A:
Aquí acaba el primer capítulo =) espero que les haya gustado. Se que tiene un comienzo bastante peculiar XP`pero ya tengo todo planeado, ¿Qué opinan? ¿Les parece interesante? ¿Les ha gustado? Comenten XP
Gracias por leer ^^!
