Nota de autora:
Hola a todo/as, primero que nada quería agradecer a Sayuri Hasekura, quien me impulsó a re-editar este fic y a publicarlo, (muchas gracias Sayuri); bueno este es mi primer fic largo sevmione, por lo que espero, les agrade, (y dejen muchas criticas), ahora sin más rodeos, a leer!!!
Mi Porfesor
Capitulo 1: Una pequeña visita en casa.
Era una mañana fría de fines de agosto, Hermione se encontraba aun en su cama, a pesar de que estaba despierta hace un buen rato, cuando su madre golpeo la puerta de su habitación.
- Pase.-
- Buenos días hija, ¿cómo estas?, vine a traerte ropa limpia.- Le dijo su madre colocando en una silla un montón de remeras y pantalones.
- Bien mamá, muchas gracias-
– Vístete pronto, ya esta listo el desayuno.-
La castaña se alisto y con pereza bajo la escalera hacia la cocina, en el transcurso se cruzo con Crookshanks quien ronroneo al frotarse con su pierna a modo de saludo.
- Buenos días hija.- Le dijo su padre mientras se servia café.
- Buenos días papá.- Contestó mientras se sentaba a la mesa y tomaba una tostada, en ese instante alguien llamó a la puerta, Hermione se levantó y con paso firme se dirigió a la misma, la abrió y se llevo una gran sorpresa al ver quien se encontraba del otro lado del marco de la puerta.
Parado bajo la lluvia se encontraba un hombre, de cabello y ojos negros, nariz ganchuda y pelo hasta los hombros, que vestía una túnica negra.
- ¿Qué?, ¿acaso no me va a saludar, ni invitarme a pasar?- Le preguntó el hombre con sarcasmo.
La castaña que se encontraba aun pasmada por la aparición del hombre, se apresuro a hablar y las palabras se amontonaron en su boca.
- S-si pro-profesor Snape, adelante.- Se hizo hacia un lado, dejándole el paso libre al hombre.
Cuando Hermione quiso serrar la puerta, una vez que Snape había entado, alguien puso un paraguas en medio, trabándola, para que esta no se serrara.
La muchacha lo notó, entonces volvió a abrirla, y allí se encontraba Albus Dumbledore.
- Hola señorita Granger, ¿Cómo se encuentra usted hoy?- Dijo el anciano con una suave sonrisa en el rostro.
- Hola profesor Dumbledore, muy bien, muchas gracias.- Le respondió con asombro. El anciano convoco un hechizo para secarse los zapatos que habían sido salpicados por el agua. – Se preguntará señorita, que es lo que hacemos aquí, y con todo gusto se lo diré, aun que me gustaría hablar con sus padres primero.-
Hermione atónita asintió con un movimiento de la cabeza, algo pasmada. – Claro, están en la cocina, por aquí.- Les indico y los guío hasta la habitación.
Los padres de Hermione miraron con asombro a los visitantes que en ese momento entraban tras de su hija.
- Buenos días señores Granger, disculpen que los visitemos sin un aviso previo, pero la verdad, es que no era seguro.- El anciano mago al ver sus caras de incomprensión se apresuro a decir: - Permítanme presentarme, soy Albus Dumbledore director de Hogwarts colegio de magia y hechicería, hemos tenido la oportunidad de hablar un par de veces, aun que no sé si lo recordaran; y el.- Dijo señalando a Snape.- Es el profesor de pociones, Severus Snape.- Ante la aclaración, los padres de la muchacha quedaron más confundidos aun.
- Papá, mamá…-
- ¿Ellos son maestros en tu colegio?- Preguntó su padre tratando de relajar su expresión al recordar al director, a pesar de que no podía pasar por alto las vestimentas de los hombres.
- Si…-
- Verán señores, se que no hemos tenido la oportunidad de hablar demasiado con ustedes, por lo que no tienen casi conocimiento del mundo mágico, por ello es que estamos aquí. Sin embargo… me gustaría hablar con ustedes en forma separada, sé que ustedes necesitaran más explicaciones que su hija… así que… Severus, ¿Por qué no hablas con la señorita Granger en privado, mientras yo hablo con sus padres he intento aclararles todo lo que ellos necesiten saber?-
Hermione miró al director sin entender y algo preocupada a sus padres, quienes la miraron expectantes; al notarlo el hombre le dijo. – No se preocupe, Severus le aclarará todo.- La muchacha asintió
- Por aquí.- Dijo y se dirigió al living de la casa, seguido de su profesor.
Al llegar Hermione tomó asiento en un sillón individual, Snape imitó su acción en otro.
- Lord Voldemor tiene nuevos planes y esta avanzando.- Comenzó sin rodeos. - Lo que el director quiere es utilizar su casa como una especie de "refugio"…-
- Pero… ¿y Grimmauld place?- Cuestiono la muchacha confundida.
- Si se callara por un momento y me dejara terminar, entendería lo sucedido.- Contestó mordaz.
- Lo lamento, señor.- La castaña se ruborizo de la vergüenza.
- Grimmauld place esta bajo sospecha… hace unos días sufrimos un accidente gracias a los gemelos Weasley… por lo que decidimos dividirnos en distintos cuarteles, y comunicarlos por red flu. Dumbledore escogió su casa como el nuestro; el fin, claro esta, es principalmente proteger a Potter… y a usted; por ello el director, se encargara de explicarles a sus padres todo lo debido, omitiendo obviamente, algunos detalles. -
- ¿Entonces… mi casa se convertirá en una sede de la Orden del Fénix?-
- Si.- Contestó con fastidio, ¿a caso no entendió lo que le dijo?
- ¿Pero no seria un problema, que mis padres se quedaran aquí… es decir…-
- Dumbledore cree que seria más seguro para sus padres el permanecer en su casa, la cual estará protegida con los hechizos debidos.-
En ese momento Albus Dumbledore se presentaba en la sala.
- Muy bien señorita Granger, lamento que esto se diera así, por ello le pido, acepte mis más sinceras disculpas; hubiese deseado avisarle con anticipación, pero como le dije a sus padres, era muy riesgoso. Supongo Severus ya le habrá puesto al tanto de la situación… por lo que me resta decirle, que sus padres a pesar de las circunstancias, lo han tomado con calma, si bien no les he explicado mucho, (solo lo necesario) se conformaron con la exposición.-
La castaña suspiró, eran demasiadas cosas para un día, y más teniendo en cuenta que en las vacaciones había perdido el ritmo de…
- Ahora, iré con todo gusto a tomar el delicioso desayuno que me invitó, tan cortésmente, la señora Granger.- Dijo mientras desaparecía en la cocina, dejando a una Hermione perturbada y un Snape fastidiado.
- Severus a ti también te invitaron.- Indicó asomándose por una pared.
El profesor gruño y lo siguió.
- Y por supuesto, señorita Granger, a usted también la esperan.- Dijo al notar que la muchacha se había quedado parada en el lugar.
Reaccionó y rápido los alcanzó, sentándose a la mesa junto a su familia y sus nuevos huéspedes.
Su madre a pesar de la sorpresa que le había causado la visita de los profesores del colegio de magia de su hija, y todo lo que les habían dicho, decidió que daría lo mejor de si, para que la estadía sea más tranquila, y más fácil para todos; por lo que comenzaría por mejorar el trato con sus visitantes.
La mesa decorada con un lindo mantel blanco hacia relucir la delicada cerámica del conjunto de té, además de las apetitosas masas dulces y saladas en los platitos distribuidos por toda la mesa. El silencio se había apoderado de la habitación, todos parecían estar cohibidos por la situación, a excepción de Albus Dumbledore que parecía estar muy a gusto con las masas dulces (especialmente las de limón), las cuales comía ávidamente.
- Bueno, así que usted es profesor de mi hija en…- Comenzó diciendo su padre tratando de romper el silencio.
- Pociones.- Declaró Snape.
- Aja… y… ¿Cómo se comporta en sus clases?- Preguntó tratando de entablar una charla más amena.
Snape dibujo una pequeña sonrisa maliciosa en su rostro, mientras miraba de reojo a Hermione.
- Su hija es una rebelde.- Contesto el profesor fríamente haciendo un sorbo de su taza de té. La muchacha que en ese momento masticaba una masita, se atraganto de tal forma que casi se quedo sin aire, permaneciendo colorada como un globo. Sus padres la miraron asombrados, creyendo imposible una actitud como esa en su hija.
- Creo, creo que deje cosas pendientes en mi cuarto, con permiso.- Dijo levantándose apresurada y subiendo las escaleras como un rayo.
"No puedo creer lo que dijo Snape… aun que en realidad sí, él me odia… pero ¿cómo se va a atrever a hacer semejante cosa?, decirle eso a mi padre, que soy una rebelde, ya puedo imaginarme lo que diría después: su hija produce atentados en mi clase." La verdad es que le costaba aceptar la situación, no todos los días tienes profesores viviendo en tu casa, aun que estaba segura, tendría tiempo suficiente para acostumbrarse.
Serian unas largas y extenuantes vacaciones en casa.
