Un día cualquiera

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Un viento fresco bramaba descontroladamente, entrando por la ventana de la clase donde se encontraba Jack, que casualmente estaba sentado al lado de ella, la ventana. Eso provocaba que sus folios saliesen volando varias veces incluyendo los lápices y bolígrafos. El profesor no dejaba que Jack cerrase la ventana, porque tenía calor, era comprensible tenia mas capas de ropa que capas tiene una cebolla, se encontraban a principios de diciembre y hacia bastante frio. La excusa del profesor era que quería estrenar hoy toda la ropa que le regalo su familia por su cumpleaños, que como Jack y la clase entera comprobó, no era pequeña su familia, y por culpa de eso tenían que pasar frio, uno de los días más fríos de ese año. Ayer no hizo frio más bien calor, a Jack le sudaron más cosas de las previstas, hasta cuando se levanto de su silla dejo una raya en ella y la raya no era de que el pesase mucho provocando que la silla se agrietase, sino del sudor del culo, la raya que había dejado era más recta que la que podía haber hecho con una regla.

Todos los de la clase pensaban en una misma cosa, aunque eso fuese difícil, ya que todos eran muy diferentes, pero esta vez coincidieron, pensaban en a ver si se moría ya la familia del profesor y se redujera el numero, así mientras menos familiares, menos capas, un poco cruel, sí, pero efectivo, no pasarían frio. En la clase no había ni estufas, bueno si habían pero estaban rotas.

El profesor no sabía vocalizar bien, la asignatura era complicada y las explicaciones del libro dejaban mucho que desear, así que Jack salía de la clase con los mismos conocimientos que cuando entraba, con un ligero dolor en la espalda, y con más experiencia a la hora de agacharse a coger los lápices, folios, etc.

Jack pensaba mientras miraba por la ventana las nubes moviéndose rápidamente por el cielo a causa del viento, que esa misma tarde había quedado con su mejor amigo a ir a su casa por la tarde.

Su mejor amigo se llamaba: Miguel Peinado, pero él no hacia literalmente caso a su apellido Peinado, ya que él nunca iba peinado, tenía el pelo un poco largo y revuelto como de unos 2 meses o unos pocos más sin cortárselo. Era de la misma estatura de Jack y estaba un poco más rellenito que el.

Por el contrario, Jack tenía un cuerpo atlético ya que su vida giraba en torno al deporte, especialmente en las artes marciales, que era lo que practicaba desde hace unos cuantos años. Los pensamientos de Jack se interrumpieron al oír el rin rin rin riiin rin, la campana que indicaba el final de la clase, un desagradable sonido para el oído, pero al mismo tiempo gratificante, porque ese espantoso ruido significaba que habían acabado las terroríficas horas de clase. Jack se guardo los libros a toda prisa, mientras miraba con el rabillo del ojo a Miguel, que este hacia lo mismo que el, cuando acabaron salieron de clase despidiéndose del profesor que tan bien les caía, (si, era sarcasmo). Jack le pregunto a Miguel:

- Que, ¿en qué clase te has aburrido más? - Para Miguel eso fue una difícil decisión.

- Esta última - Contesto Miguel sin dudarlo ni un segundo, a pesar de que fuese una decisión difícil.

Jack supuso que la respuesta de Miguel seria esa, ya que toda la clase hubiese respondido lo mismo, hasta el mismo Jack, ya se hacían las clases suficientemente largas de por sí, pero aun se hacían más largas a cero grados.

Después de un camino de unos quince minutos hablando de los temas más comunes en ellos, que no eran muchos, un poco de juegos, otro poco de cine, deporte, y otro tanto de chicas, llegaron al portal de la casa de Miguel. Donde se dieron cuenta de que a Miguel le faltaba algo, y no era un tornillo, era algo más importante, ¡las llaves de su casa!