¿Con quién se queda el perro?

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I.

Dices que el sofá te trata bien, aunque sea un poco frío.

La cama no está mal, aunque no estés.

Lo hecho, hecho está, y la verdad, hicimos mucho daño.

No busco a quién culpar, ya para qué.

―No.

―¡Pero Fuafua-chan…! A ver, Ushiwaka-chan, ¿de qué lado estás?

―Del de Iwaizumi.

―Debí haber quedado con alguien más.

―Estoy aquí porque Matsukawa-san y Hanamaki-san no respondieron tus mensajes.

―Pues entonces siéntete halagado por ser mi tercera opción.

―Deberías reconsiderar todo el asunto, Oikawa.

Oikawa Tooru se dejó caer en el respaldo de la silla, sorbiendo furiosamente su café helado. Ushijima no hizo una expresión diferente a su acostumbrada neutralidad; en cambio, también bebió a sorbitos de su taza. Hubo silencio entre ambos.

―Independientemente ―empezó Oikawa después de unos minutos, mordisqueando la pajilla ―, del lado en que estés, eso no impide que me hagas este favor.

―No me gustan los perros malcriados.

―Fuafua-chan no está malcriado.

―Los zapatos que traes puestos tienen mordidas de perro.

―¡Ushiwaka-chan!

Wakatoshi exhaló cansinamente.

―¿Iwaizumi sabe que estás pensando en mudarte y quedarte con el perro?

―Me ha visto buscar departamentos. Incluso me ha dicho que me ayudará con el equipaje.

―Tú también le has dicho que debería buscarse su propio departamento.

―Pero esto es diferente, ¿sabes? Lleva tres semanas enteras durmiendo en el sofá. Lo he visto tomar analgésicos para el dolor de cuello que de seguro tiene pero niega.

―Su casa tiene dos habitaciones, ¿por qué Iwaizumidormiría en el sofá si tiene su propia cama?

―Ay, Ushiwaka-chan, no te enteras de nada, ¿verdad?

―Me llamo Ushijima, Oikawa.

Oikawa sorbió lo último que le quedaba a su café. Incluso Kyotani hubiese sido mejor consejero que Ushijima, pero en su desastre emocional, Oikawa pensó que su compañero de equipo podría ayudarle con la empresa que traía entre manos.

Estaba en guerra con Hajime desde hacía un par de semanas. La situación se había estancado desde que cada uno decidió permanecer en su trinchera, sin hacer nada más que dar un par de tiros de arcabuz cada tanto, en espera de que el otro cometiera un error o se rindiera. Si bien sus peleas usualmente tenían la misma dinámica, ésta en especial se había alargado mucho más de lo usual, tanto, que incluso Iwaizumi había tomado la decisión de abandonar la cama que ambos compartían.

La causa de la disputa había sido Fuafua-chan, el bonito Pomerania que Oikawa había adoptado en un impulso hacía un par de meses. Aunque al principio Iwaizumi estaba escandalizado y bastante cabreado, terminó encariñándose con el perro en cuestión de semanas. Sin embargo, ahí empezaron los primeros chispazos de pólvora. Todo lo que involucraba al adiestramiento de Fuafua-chan lentamente fue creando lazos de tensión entre ambos. Educar al perro apropiadamente, decía Hajime, era lo minimo que podían hacer después de que la casera les permitio quedarse con él. Oikawa no estaba de acuerdo con los métodos que su novio estaba empleando, argumentando que Fuafua-chan era una mascota, no un perro policía.

De esa pequeña rencilla inicial se fueron ramificando otras cuestiones que, por el bienestar de su convivencia, había estado callando. De discusiones en torno a si era correcto o no dejar que la mascota estuviese en los sillones, pasaron a estoy harto de que siempre dejes la caja de leche en el fregadero y odio que prefieras salir con tu jefe que conmigo. Los meses que antecedieron a la noche en que Iwaizumi salió de la habitación, fue una especie de Guerra Fría entre ellos, en un tira y afloja que podía explotar en cualquier momento y que no tenía ninguna relación con el perro sino con viejos resentimientos.

Así pues, un buen día, justo cuando estaban discutiendo acerca de a quién le tocaba sacar a pasear a Fuafua-chan, el pelinegro se detuvo abruptamente y dijo que ya no quería seguir discutiendo. Agarró la almohada que le correspondía, un par de sábanas del armario y desde esa noche el desvalido sofá de la sala de estar fue su habitación provisional. La razón por la cual ― a pesar de que, efectivamente, tenían dos habitaciones― Iwaizumi dormía en la sala era porque sólo tenían una cama. Cuando se mudaron juntos, Oikawa le dijo a su familia que era para ahorrarse gastos ―lo cual no era una mentira del todo― y, para evitarse un montón de explicaciones incómodas a las visitas, optaron por arrendar un lugar que tuviera dos habitaciones, para aparentar que cada uno tenía un cuarto propio.

La habitación que sobraba, en realidad, era un lugar multiusos. A veces servía para dejar un montón de cosas que no sabían acomodar; otras, de gimnasio improvisado. En una ocasión, la hermana de Oikawa decidió quedarse un par de días con su hijo. Hajime y Tooru, junto con Mattsun y Makki, hicieron malabares para conseguir una cama y adecuar la maldita habitación para que pareciera de Iwaizumi. Todavía, en algunas paredes y marcos de puertas, hay huellas de los tropiezos que tuvieron intentando meter una cama al departamento.

Tres semanas habían pasado y Oikawa sabía que una vez que decidieran salir de su atrincheramiento sería para abandonar el campo de batalla. Entonces decidió que él sería quien lo haría primero, pero no saliendo con bandera blanca, sino escabulléndose entre los laberintos de tierra. Es de esta forma en que terminó en una cafetería con Ushijima. Necesitaba a alguien que cuidara de Fuafua-chan mientras él se mudaba sin decirle a Hajime y sus primeras opciones lo habían ignorado completamente.

―Me voy ―dijo Ushijima tras haber finalizado su taza de café.

―¿Qué? ¡No, espera! ¡Ni siquiera he terminado de contarte todo!

―No necesito saber más para entender que lo que en realidad quieres es a alguien que oculte al perro, en caso de que Iwaizumi te sorprenda a media mudanza. Eso me haría un secuestrador de perros.

―Me haces ver como una terrible persona si lo pones así.

―No estarías en este problema si hubieses venido a Shiratorizawa.

Oikawa rodó los ojos. Le hizo un gesto vago con la mano, despidiéndolo. Ushijima dejó un par de billetes para pagar su café, tomó sus cosas y salió del lugar. El setter se quedó otro rato, maquinando de qué manera podría quedarse con el perro sin que Hajime se opusiera.

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continuará


Bonnie is typing...

¡Hola!

Esta es la primera vez que publico en este fandom y, siendo franca, estoy bastante nerviosa. Esta historia siempre estuvo pensada para esta pareja, pero, debido a que mi conocimiento se limita a los acontecimientos de las tres temporadas del anime, pensé que no tenía derecho a escribir un IwaOi sin haber leído el manga; así, intenté adaptar la idea a muchas otras parejas, pero nunca me gustó ningún borrador porque todo giraba en torno a las personalidades de Iwaizumi y Oikawa y los demás personajes que brevemente aparecerán aquí. De verdad quería escribir sobre este par, jajaja.

Así, les pido tengan piedad si algo se me pasó o si en algo me equivoqué, jajaja. Espero no haber hecho un desastre con las personalidades, les juro que hice mi mejor esfuerzo en retratarlos como deben ser, especialmente porque hay bastante diálogo en esta pequeña historia.

Esto será pequeño y espero que disfruten este capítulo tanto como yo me divertí escribiéndolo. Ojalá puedan dejarme algún comentario para saber si voy por buen camino o si ven algún error de cualquier tipo.

Todo esto está basando en la canción de Jesse y Joy, la cual se intitula como este fic.

Muchas gracias por tomarse la molestia en leer hasta acá. Les mando besitos para toda la semana.