Hola! Les traigo esta historia, antes de que la lean, lean por favor la nota. Gracias.

ADVERTENCIA: Antes de que lean la siguiente historia quiero aclarar que esta historia ya había sido publicada en un grupo de historias llamadas Nightmare (antes La Reina) que se encuentra en mi perfil. Para los que ya leyeron la historia les quiero decir que sigue siendo igual, no la he cambiado en absoluto y solo la publico de manera individual porque realmente la historia me gusta. A los que la leyeron y comentaron cuando la subí ahí, se los agradezco de corazon. A los que no han leído la historia y van a leer esta, solo les tengo que decir que contiene gore ligero, horror, violación, muerte de personajes y todo ese tipo de bajezas. A los que terminaron de leer esta nota, solo quiero que sepan que esta es mi última publicación para el fandoom de Bleach y que con esta me despido.

Un ¡Gracias! enorme para los que me han seguido, comentado, hablado y demás cosas… ¡GRACIAS!


Disclaimer: Ni Bleach ni sus personajes me pertenecen, pertenecen a Tite Kubo. Yo solo los uso para satisfacer mi imaginación. Disfruten.


Una Miel Violeta


La tarde caía serenamente sobre el Seireitei ese día, un no tan joven pelinaranja se encontraba en el jardín de una mansión bajo la sombra de un enorme árbol, estaba en posición de jinzen con Zangetsu en su regazo. La expresión serena era claro indicador de que estaba en su mundo interno, la verdad no había cambiado tanto, sus facciones eran más severas que cuando llegó a ese lugar por primera vez, en esos momentos no aparentaba más de veintitantos.

- Zangetsu – llamó al espíritu de su espada cuando estaba en su mundo interno, este tampoco había cambiado, los edificios invertidos seguían estando en esa posición y las nubes corrían con la briza del viento, inmediatamente apareció el aludido, una copia de su portador con su clásica sonrisa burlona.

- Dime Rey – pidió tranquilamente, desde hacía varios años habían dejado esa rivalidad reinante entre ellos por la constante dominación de uno sobre el otro.

- Si ella está embarazada, ¿Qué posibilidades hay de que mi hijo herede un hollow interior? – preguntó directo al punto, sin rodeos, como era él.

- Hay muchas, demasiadas posibilidades, tu reiatsu es demasiado poderoso y en tu sangre corre la sangre de nosotros, así es que es muy probable que también tenga un hollow fusionado con su alma – el pelinaranja se quedó pensando un momento.

- Ella no es una shinigami…

- Eso solo hará que se fusionen más rápido las almas, vas a tener mucho trabajo Rey.

- ¿Y ella? – Preguntó con curiosidad - ¿ella como llevará el embarazo?

- Eso no te lo puedo decir yo, eso solo te lo puede decir alguien que haya pasado por eso antes.

- Bien, nos vemos – y salió de su mundo interno, la expresión relajada desapareció y tomó su lugar una expresión fría y seria con el ceño fruncido, abrió los ojos y los enfocó en el hombre que salía de la mansión.

- Ichigo – llamó el hombre al llegar a donde estaba este, el pelinaranja solo volteó a verlo instándolo a que continuara hablando – Unohana lo ha confirmado – su voz era seria, nada comparado a como realmente se sentía por dentro pero sabía que con su hijo se tenía que controlar – ella está embarazada.

- Bien – habló con seriedad y sin un ápice de alguna otra emoción por la noticia – viejo, dime como fue el embarazo de mamá.

- ¿Qué te dijo?

- Que solo tú me puedes decir lo que va a pasar.

-Miel Violeta-

Las gotas de sudor perlaban la blanca piel de una pelinegra, sus gemidos eran ahogados por los apremiantes besos de su amante, sus finos dedos recorrían el torso marcado del hombre que la hacía disfrutar en ese momento.

- Te deseo… - susurró el hombre con voz ronca al momento de separar sus labios de los de ella para colocarlos sobre su cuello y depositar besos a lo largo de este hasta llegar a su hombro desnudo, el placer de ambos era palpable en el ambiente, el vaivén adictivo lo hacía olvidar todo lo que era para convertirse en el hombre que la tomaba por las noches desde hacía demasiados años, la presión de ella en su miembro lo volvía loco y los arañazos en su espalda eran la prueba de que él la volvía loca a ella, presionó con fuerza sus caderas contra las de ella entrado más profundamente en su ser mientras ella arqueaba la espalda, sabía que ella estaba por terminar y él era adicto a esa expresión de placer en ella cuando llegaba a ese punto, el sonoro gemido de ella fue ahogado por los labios de él, dos estocadas después él terminó dentro de ella llenándola con su semilla.

Salió de ella y se recostó a su lado para descansar un momento, las sabanas estaban completamente húmedas por el sudor y los fluidos corporales de ambos, después de un rato de caricias ligeras se levantó, se vistió con su kimono para dormir y salió del lugar, nadie sabía lo que hacían, era un sucio secreto entre ellos que jamás revelarían a no ser que fueras obligados por alguna circunstancia, cosa que no había sucedido en 50 años.

-Miel Violeta-

- ¡Buenos días capitán Shiba! – saludaron con respeto al pelinaranja que entraba esa mañana a su escuadrón con rumbo a su oficina, este solo respondió con un ligero asentimiento de cabeza antes de traspasar las puertas dobles y sentarse en su escritorio para realizar el papeleo correspondiente; después de que él entrara llegó su hermana Karin y se sentó en un escritorio más pequeño situado en esa misma oficina, también se puso a realizar el papeleo que le correspondía, eso era lo único que no le gustaba de ser teniente pero desquitaba eso en los entrenamientos con los subordinados de su hermano.

La voz conocida de un hombre llamó a la puerta de la oficina, inmediatamente dio el permiso para entrar dejando ver a un pelirrojo con tatuajes – Capitán Shiba – habló con respeto, aun no se acostumbraba a eso, en el fondo extrañaba a su nakama revoltoso e intempestivo pero sabía que fue lo que le hizo cambiar de actitud; un día había amanecido como si le hubiesen dado la mejor noticia del mundo y al otro día ya era completamente diferente, se había tornado frio y carente de emociones, como si nada le importara, muy similar al capitán Kuchiki a su parecer, también se había cambiado el apellido y aceptó casarse con la hija de una familia noble que estaba por debajo de ellos.

La sucesión de hechos para Ichigo había sido apresurada y hasta cierto punto le mareaba, era demasiada información para poderla manejar en ese entonces, cuando se enteró de que su padre había sido capitán del Gotei 13 no se lo podía creer, aunque eso explicaba sus poderes shinigami, cuando se enteró de que pertenecía a la nobleza casi se va de espaldas y después de eso, la mudanza. Renji junto con Rukia le habían ayudado a instalarse en la nueva casa en la que viviría junto con su familia ocupando el lugar como "Casa noble" del Seireitei. Ichigo estaba que se quería arrancar los cabellos, había pasado de ser un ryoka a ser un noble, sus nakamas estuvieron ahí para ayudarle a pasar ese trago también, Renji y Rukia estuvieron en sus ratos libres ayudándole a estudiar ese compendio familiar de libros sobre la historia de su clan, cuando llegaron a la parte de Kaien fue un momento muy difícil para Rukia pero Ichigo supo entenderlo y no le guardo rencor por eso.

El viejo Yamamoto se había retirado de su puesto como capitán comandante y se lo entregó a Shunshui Kyoraku, por lo que el puesto de capitán y teniente del octavo escuadrón estaban vacíos, inmediatamente propusieron a Ichigo para capitán, todos los capitanes estuvieron de acuerdo, incluso Byakuya y Soi Fong pero bajo la condición de que terminara la academia de artes espirituales, todos excepto Mayuri, él solo quería que le dieran permiso para poder disecarlo y estudiarlo.

Cuando se lo dijeron al pelinaranja, este se quedó de piedra, en su mente se formó a imagen mental de él mismo como si fuera el estirado de Byakuya con un kenseikan en la cabeza, inmediatamente pensó en auto sabotearse, había entrado a la academia por sugerencia de su padre y porque Karin se quería convertir en shinigami, estaba a unos meses de terminar el curso y graduarse pero en esos momentos se abstuvo de hacerlo ya que si lo hacia el loco de su padre no dejaría de molestarlo y burlarse de él.

Ichigo casi se va de espaldas al enterarse que para convertirse en la nueva cabeza de la familia tenía que casarse, fue una guerra campal en su casa ese día, él se oponía rotundamente a ese acontecimiento alegando que era muy joven para hacerlo y luego, ese fatídico día, Ichigo se había levantado por la mañana tan feliz por lo que le había dicho su padre, tanto que su humor fue bizarramente bien recibido por sus compañeros y amigos, Renji se lo había encontrado ese día por casualidad y estaba tentado a preguntarle la razón de su buen humor pero recordó que se le hacía tarde para una reunión de tenientes. Renji no se iba a quedar con la duda y esa noche fue a la casa del pelinaranja para preguntarle pero cuando llegó le dijeron que había desaparecido, nadie sabía en donde estaba él, y cuando regresó a la noche siguiente era otro hombre, había cambiado por completo, tenía una expresión seria y fría con sus cejas juntas, cuando le preguntaron en donde había estado evadió la pregunta pidiendo hablar con su padre inmediatamente.

La noticia de que había aceptado casarse con una noble había hecho revuelo en todo el Seireitei, sobre todo después de que se negó fuertemente a ese hecho. Renji había ido a verlo en ese tiempo y le cuestionó sobre ese cambio de actitud, el pelinaranja se encontraba renuente a decirle pero se lo dijo, le contó toda la verdad con absolutamente todos los detalles, necesitaba a alguien para desahogarse de lo que había pasado, Renji se negaba a creerlo y empezó a atacarlo por semejante infamia pero Ichigo no se defendía, entonces salió de ahí disparado, siguiendo los pasos que había recorrido Ichigo ese día que cambió todo y lo vio, era verdad, Renji sentía que algo se rompía en su cabeza pero era cierto, salió de ese lugar y regresó con Ichigo que no se había movido del donde habían estado hablando, el pelinaranja solo lo volteó a ver con una expresión de cansancio y el teniente solo pudo sentarse a su lado en completa desolación.

- Sabes que no puedes decir nada de esto – le habló en un susurro.

- Lo sé – le contestó de igual manera – entonces es por eso que…

- Sí, por eso.

- Te voy a acompañar, siempre te voy a acompañar – le prometió desde esa noche, era algo que ambos compartían, quizás era el mismo sentimiento, solo que Ichigo reaccionó más fuerte y se apoyó en el título que iba a obtener.

Después de eso el pelinaranja se graduó de la academia con honores, cosa que sorprendió a todos, en esa ocasión Rukia había ido a felicitarlo, desde ese día que lo cambió todo Ichigo siempre estaba ocupado o nunca estaba en su casa, cuando Rukia lo iba a visitar siempre se encontraba con que él estaba entrenando con Renji o metido en algún escuadrón aprendiendo con la vista lo que iba a desempeñar como subordinado si es que no lograba obtener el puesto de capitán, la sincera felicitación de la pelinegra fue respondida con un formal – gracias teniente Kuchiki – en ese momento Rukia sintió que él era el dueño de la espada de hielo y no ella.

Una semana después de graduarse él tomo la prueba para el puesto de capitán, y por primera vez en todo el acto protocolario habían estado presentes todos los capitanes y todos los tenientes junto con la familia de Ichigo, habían utilizado un salón con gradas y un espacio en el centro para el aspirante, algo que no pasó desapercibido por la pelinegra fue a una bella joven de ojos azules y cabello castaño sentada en el palco reservado para la familia, pero lo que sacó de cuadro a la pelinegra fue el hecho de que Renji si la conociera y la saludara con tanto respeto como lo hacía con su nii-sama, estuvo tentada a preguntarle sobre la identidad de esa muchacha pero no pudo, él se había ido a sentar junto a su capitán como lo estaba ella, esa pregunta tendría que esperar.

La prueba para capitán de Ichigo fue impresionante, demostró completa dominación de pelea cuerpo a cuerpo junto con un gran dominio de hechizos demoniacos de altos niveles sin encantamiento junto a varios tantos cuya dominación requería alto nivel de conocimiento y control de poder; Rukia sonrió con orgullo por la demostración de su nakama pelinaranja, era más que seguro que conseguiría el puesto pero también estaba sorprendida de que él pudiera manejar tan bien la magia demoniaca, la última vez que habían estado los tres juntos él era un completo desastre; la última prueba fue con la zanpakuto, por primera vez todos vieron a Zangetsu comprimida en la forma de una catana alargada con una vaina negra adornada con lunas crecientes simulando una cadena, también el mango era negro y la base eran dos lunas crecientes blancas.

- Rebana, Zangetsu – ese fue el comando de liberación y la catana tomó la forma de una espada sin empuñadura con una abertura en el centro - Bankai – habló con calma después de esa primera demostración, una increíble energía espiritual inundó el lugar haciendo que el polvo se levantara y cubriera por completo al pelinaranja, cuando se disipó pudieron observar que incluso su bankai había cambiado, ya no era negro como solía serlo, era el mismo kimono de siempre con cruzados en el pecho pero en blanco así como su zanpakuto y la cadena que salía del mango de esta, de la nada dos capitanes saltaron de las gradas y se dispusieron a atacarlo, Ichigo no perdió en ningún momento esa expresión fría que recientemente había adquirido, con un movimiento de su espada creó una cortina de polvo nublando la visibilidad de sus oponentes, al primero lo inmovilizó con un kido y al segundo le colocó el lomo de la zanpakuto en el cuello en una situación que sería muy peligrosa si fuera el filo el que tocaba la carne.

Los aplausos del capitán comandante dieron por terminada la demostración del pelinaranja, tomó el haori de capitán que estaba doblado y descansando en una mesa que estaba a su lado, bajó hasta donde se encontraba Ichigo y le tendió la prenda – Felicidades, capitán Kurosaki – habló con formalidad sin perder ese tinte tan suyo.

- Capitán Shiba – aclaró el pelinaranja haciendo que todos se sorprendieran por ese cambio, sobre todo su padre que en ese momento lo único que quería era cuestionarlo, pero se mantuvo calmado, ya lo haría en su casa y lo golpearía hasta que regresara al Kurosaki.

- ¡Les presento al nuevo capitán del octavo escuadrón, Shiba Ichigo! – bramó el capitán comandante y todos aplaudieron ante esa afirmación.

Rukia se acercó a felicitar a su nakama por su nuevo y sorprendente ascenso - ¡Felicidades capitán Ichigo! – le habló divertida, quería hacerlo enfadar por no contarle que él era así de bueno y por nunca estar cuando ella le iba a visitar.

- Gracias teniente Kuchiki – le respondió en un tono serio y frio, Rukia estaba tentada a darle un buen golpe en el estómago para ver si así dejaba de comportarse como un idiota con ella, le iba a dar unas buenas clases sobre ser un noble a punta de golpes.

- ¡Ichigo-sama! – Escuchó que alguien llamaba al pelinaranja y este volteaba en esa dirección - ¡Felicidades! – habló la mujer que estaba sentada junto a la familia del pelinaranja y que ella no conocía, eso la sorprendió pero lo que no se esperaba era que el pelinaranja cambiara brutalmente de actitud, con ella se mostraba relajado, tranquilo y hasta amable al contestarle con una sonrisa.

- Teniente Kuchiki – la llamó volviéndola a sorprender porque había optado un tinte frio nuevamente – gracias por sus felicitaciones, con su permiso, me retiro – Rukia solo pudo asentir con la cabeza, estaba asombrada de la actitud del pelinaranja y de que no le haya presentado a la joven que iba con él, Renji había visto la escena sin inmutarse, se acercó por la espalda a la pelinegra y se colocó junto a ella.

- Ella se llama Nakamura Hana – le aclaró su duda en un susurro –ella pertenece a…

- La familia noble Nakamura – completó la oración en un susurro - ¿Cómo sabes eso? – inquirió sintiendo que algo se le estrujaba en el pecho.

- Ichigo me contó que para poder convertirse en la próxima cabeza de la familia Shiba tenía que casarse, él la eligió a ella por alguna razón que no me quiso decir – la volteó a ver – honestamente pensé que te elegiría a ti, siempre fueron muy entendidos y habrían podido pasar por esto juntos, además de que eres una Kuchiki, una casa noble como la de él, cualquiera mataría por unirse a un Kuchiki.

Rukia solo negó con la cabeza – no hemos hablado – enfocó su vista hacia el pelinaranja que aún era felicitado por sus demás compañeros – no como solíamos hacerlo – se sentía extraña.

Esa noche Isshin cuestionó a su hijo por lo sucedido en su nombramiento para capitán - ¡¿Qué demonios te está pasando Ichigo?! ¡¿Reniegas de tu madre?! – y por primera vez en mucho tiempo la máscara que utilizaba se cayó, Isshin pudo ver como la expresión de su hijo regresaba a la de ese niño indefenso que había sido cuando su madre murió – Ichigo… - susurró confuso - ¿Qué te paso?

El pelinaranja levantó su vista para ver a su padre directo a los ojos y este vio decepción y tristeza mezcladas con rabia – papá, yo… yo no reniego de mi madre, lo que pasa es que… - le relató lo sucedido ese día que lo cambió todo para él, Isshin solo podía escucharlo en silencio, le estaba contando la verdad tras su forma de ser y lo único que pudo hacer fue abrazar a su hijo tratando de infundirle algo de consuelo - ¿ahora entiendes? – preguntó más calmado, Isshin solo pudo asentir.

De eso ya habían pasado 50 años.

- Renji – habló con tranquilidad - ¿Qué pasó?

- El capitán Kuchiki envió estas formas para un entrenamiento conjunto con su escuadrón – le tendió el paquete de hojas.

- Ya veo – las leyó con detenimiento, eran parte del proyecto de Kyoraku para la colaboración entre escuadrones, esa semana le había tocado al Kuchiki y lo había elegido a él, sonrió con satisfacción, estaba seguro que sus muchachos les partirían el trasero a los suyos, los firmó y se los regresó al pelirrojo – dile al capitán Kuchiki que me parecen perfectos el lugar y la fecha, estaremos ahí en la hora acordada – el pelirrojo solo asintió pero no se movió, quería decir algo pero no se atrevía e Ichigo lo notó – sí Renji, está embarazada – sabía que era la duda que lo carcomía, él había estado apoyándolo desde el inicio como un pacto entre hombres; después de esa respuesta el pelirrojo se fue del lugar.

- Ichi-nii-sama – llamó su hermana después de un rato.

- Sabes que no me gusta que me digas nii-sama – se quejó mientras despegaba sus ojos de los papeles, con sus hermanas volvía a ser el mismo casi por completo.

- Si te dijera "señor uno, dos, tres" se vería sospechoso – era un juego entre ellos dos, lo había empezado a llamar así desde que se hizo teniente, había visto como entrenaba a sus subordinados hasta casi la muerte, a ella también le toco recibir ese entrenamiento y aunque se quejaba de que era una bestia tenía que admitir que sí funcionaban.

- ¿Qué pasó? – se rindió, su hermana tenía razón…

- ¿Irás al entrenamiento de este día?

- No puedo, demasiado papeleo, tú te vas a encargar hoy – la morena asintió y salió rumbo al patio de entrenamiento.

- ¡Entrenamiento! – fue la única palabra que gritó para que en menos de un minuto el patio se llenara, ella también era de temer.

-Miel Violeta-

- Capitán Kuchiki – llamó el pelirrojo cuando estaba parado enfrente de este – el capitán Shiba firmó el permiso.

- Bien, puedes retirarte para que entrenes a los subordinados – enfocó toda su atención en el papel que le habían dado – Shiba… - susurró al ver la firma del pelinaranja, también se preguntaba qué era lo que le había pasado, algo le decía que no tenía nada que ver con ser un noble.

-Miel Violeta-

Ichigo contemplaba el sereno rostro dormido de la que era su mujer, también contemplaba el abultado vientre en donde su hijo crecía, estaba orgulloso, tendría un hijo y la sola idea le hacía sentir algo enorme en el pecho, estiró la mano para acariciar el vientre de su mujer y sintió un leve movimiento en este, prueba inequívoca de que estaba ahí; la delicada mano de Hana se posó sobre la suya.

- Ichigo-sama, ¿no puede dormir? – preguntó con delicadeza.

- No – respondía mientras le daba un delicado beso en la frente – pero tú tienes que dormir – la muchacha asintió y volvió a cerrar los ojos, cuando Ichigo vio que estaba dormida de nuevo salió al patio de la mansión.

Se sentía culpable con esa muchacha, la había usado en ese momento de desesperación, aceptó casarse con ella por despecho, la amaba pero no como sentía que debería de hacerlo, la había hecho su mujer sin pensarlo, como queriendo olvidar todo con ella, era una forma de consuelo, ella era como un bálsamo que le curaba, por eso la trataba con ternura y afectos, tenía miedo de perder su único remanente de felicidad aunque fuese pequeño.

- Vamos por la reina – le susurró la voz de Zangetsu en su cabeza, siempre hacia eso cuando se sentía aburrido, recordándole el pacto que habían hecho en ese fatídico día.

- La reina está dormida en mi cama – fue la seca respuesta que obtuvo.

- Ella no es la reina y lo sabes.

- Es la reina porque así lo decidí, es la reina porque me va a dar un hijo – hubo silencio por las dos partes – nos vamos a hueco mundo – concentró su reiatsu en sus dedos y los tronó, inmediatamente abrió una garganta que lo engulló para después cerrarse tan rápido como había aparecido, llegaron a las ruinas de lo que había sido el palacio de Aizen, recorrió el lugar con calma hasta llegar a la sala del trono y se sentó en este de forma descuidada.

- ¿Qué hacemos aquí rey? – preguntó con fingida curiosidad y malicia contenida, sabía que ya era hora de que Ichigo cumpliera su parte del trato y eso lo llenaba de satisfacción.

- Solo quería recordar el por qué somos lo que somos en estos momentos – habló en plural, desde ese día habían dejado de ser ellos, desde ese día Zangetsu se quedó como el caballo después de una encarnizada pelea y una promesa la cual hizo que él ya no volviera a intentar apoderarse del cuerpo de Ichigo cediéndole parte de sus poderes como hollow.

- ¿Vamos a pelear? – preguntó confuso mientras se materializaba en el lugar a voluntad de Ichigo.

- No.

- ¿Entonces?

- Vamos a traer a la reina a su castillo.

- La reina está dormida en tu habitación – le dijo de manera burlona.

- A tú reina – el hollow sonrió con malicia.

-Miel Violeta-

Rukia se encontraba admirando los tonos del amanecer de ese día, su amante había salido de su habitación momentos antes y ella no podía dormir, escuchó unos suaves pasos a su espalda y sonrió – Byakuya, ¿aún quieres más? – preguntó al darse vuelta pero el que estaba a su espalda no era Byakuya.