Hay muchas personas que insisten en comparar la vida con una montaña rusa… algunas veces arriba, otras abajo y así sucesivamente.
El problema llega cuando permaneces mucho tiempo abajo; Con una vida tan insignificante se puede pensar que peor es imposible, pero la verdad es que lo peor llega cuando al fin logras subir tanto alto que creyeras que con solo estirarte un poco alcanzaras el cielo, todos los problemas permanecen ajenos, indiferentes, la felicidad por completo no parece lejana, pero de repente sin el menor aviso caes tan violentamente que te desconciertas, gritas para que pare, para que el hueco en tu estomago no se expanda mas y llegue hasta tu corazón, para que no te haga mas daño y el dolor termine, ese mismo dolor que se siente cada minuto al recordar que me amo pero se ha ido.
Y ahí estaba como cualquier masoquista buscando la fuente de su sufrimiento para poder sonreír.
Comencé a quitarme lentamente la chaqueta mientras las olas danzaban tentadoramente incitándome a saltar, al fin y al cabo por que debería de tener miedo.
- No lo hagas - susurro. Su voz me sobresalto a pesar de ser más dulce que el apacible canto del mar y la suave caricia de la lluvia sobre mi rostro -Por favor - suplicó
Ignorando sus palabras me aproxime mas a la orilla para comprobar la altura dejando un pie al aire.
- Querías que fuera humana, mírame - sonreí disfrutando plácidamente del momento.
- ¡No Bella! - bramo desesperado pero pude notar que algo extraño le ocurría a su voz, no sonaba como antes era un poco mas rasposa pero me seguía siendo muy familiar.
Exhale el fresco aire del atardecer cerrando mis ojos preparada para saltar.
- ¡NO! - grito incluso mas desesperado.
La complaciente voz de Edward había sido remplazada completamente por la de mi mejor amigo, mis parpados se abrieron automáticamente al reconocer la voz y mi mirada se fijo en el océano, era como salir de un trance.
Por primera vez me percate de la altura a la que me encontraba e inclusive podía jurar que las olas no estaban así de furiosas minutos antes. Estaba completamente loco al querer saltar desde ahí o es que acaso intentaba lastimarme.
Pretendí dar la media vuelta pero él debió creer que mi intención era otra por que lo escuche correr con mayor fuerza abalanzándose sobre mí y rodeándome con sus brazos
- ¿Qué rayos pensabas hacer Bella? - me reprocho claramente enojada pero a la vez aliviado
Jacob, mi mejor amigo aunque esa palabra no representara ni una mínima parte de lo que era para mi.
Sin temor a equivocarme era la única persona en la que podía confiar y que podía hacerme sentir feliz en estos momentos, aparte solo el intentaba esforzaba por no lastimarme más. Sin embargo sentía que yo ocasionaba un efecto contrario sobre él.
¿Realmente estaba tan herida que no le podía dar una oportunidad?, después de todo Edward se había marchado para que tuviera una vida diferente pero feliz, entonces por que no lo hacia…
- ¡Bella!- me llamo la atención enojado colocando su mano sobre mi barbilla y alzando mí rostro para poder verme a los ojos - estas escuchando - pregunto pues no había prestado atención a la reprimenda que había intentado darme.
Sin pensar en mis actos me pare de puntas y bese sus tiernos labios. Lo había decidido, intentaría ser feliz.
Aclaro la historia la escribí primero en Potterfics para que no crean que la plagie, es la segunda que escribo aquí, si ven algún error o algo así les agradecería si me dijeran y por supues ¿Comentarios?
