Death Note es obra y gracia del genial trabajo en equipo entre Tsugumi Ōba y Takeshi Obata. Tan solo soy una fan que juega a ser escritora.
Perspectivα Shinigαmi
Rem volaba al ras de los sucios edificios, extendiendo sus grandes y extrañas alas por la región de Kantō. Aquella noche había decidido vagar por el mundo humano en lugar de vigilar el sueño de Misa.
Observaba el trajinar nocturno de los humanos, protegida por su invisibilidad. Algunos ansiosos por llegar a sus hogares; parejas que paseaban con las manos entrelazadas y, otros, como ella, vagaban por el mundo sin motivo alguno.
Ryuk le había dicho que los humanos eran criaturas interesantes; que por ello había arrojado la Death Note a su mundo, mas cuando ella había llegado al mundo humano, con una libreta para Misa, encontró a los humanos como seres ansiosos de poder y capaces de cualquier cosa.
Entre ellos, tres humanos se destacaban para Rem. No eran diferentes a los demás, pero llevaban su naturaleza demasiado lejos: Light Yagami, Misa Amane y un misterioso detective llamado L.
Light Yagami, un chico que creía que al mundo sórdido y podrido. Para él que Ryuk, en un momento de tedio, haya arrojado la Death Note al mundo humano fue un regalo divino. Sí, un regalo del Dios de la Muerte.
Movido por un sentido de justicia imposible de frenar, Light eliminaba a los que él creía indignos de vivir en el mundo pacífico que estaba creando. Quizás, a pesar de su gran inteligencia, no se dio cuenta en qué momento su sentido «alturista» pasó a convertirse en una insaciable sed de venganza. El poder que se le había concedido sobre la vida y la muerte de los demás le diezmó la razón. Creyó que el poder de la libreta lo convertía en un Dios. Y como todo Dios, tenía leyes y caprichos. Como el Dios que creía ser, no dudaba en eliminar a quienes osaban desafiar su poder.
Fue entonces, cuando sus intenciones primarias de «un mundo sin mal» pasaron a segundo plano.
El poder lo enloqueció, lo llevó a la sima de la locura. Light sucumbió ante el. Sin saberlo, terminó de rodillas ante la libreta arrastrando a Misa con él.
Misa Amane, por su parte, admiraba y amaba a Kira por haber borrado al asesino de sus padres de la faz de la tierra. Estaba convencida que era una «justicia divina», un Tenshū, un castigo del cielo. Su sed de venganza estaba saciada, pero no su sed de amor.
Precisamente ese sentimiento retorcido hacia el Kira sin rostro, lo que le diezmó la razón. A pesar de que en el fondo sabía que Kira no la amaba y que sus métodos la ponían en serio peligro, se dejó utilizar. Albergó en su seno la vana esperanza de ser correspondida. Alguna vez.
Sucumbió ante el poder que su amor enfermizo ejercía sobre ella. Sacrificó sin pensarlo la mitad de su existencia por alguien quien, para ella, era su cielo nocturno; el ángel que la salvaría de si soledad. Para Rem, sin embargo, era solo un vil humano sin escrúpulos. Misa terminó subyugada ante el poder de un extraño amor.
Remo solo había oído hablar de L, un detective genio, quien jugaba al gato y al ratón con Light y a un mismo tiempo con Misa. Rem lo consideraba cara de la misma moneda que Light. Ambos luchaban por sus respectivos sentidos de justicia, pero la diferencia primordial entre ellos era que L no mataba a diestra y siniestra como Kira. Para Rem, los métodos que L utilizaba no se alejaban demasiado de las artimañas de Light. Ambos terminaban arrastrando a otros seres, que nada tenían que ver, al ojo de la tormenta.
L era un humano más. Un humano que le rendía culto a su propio sentido de justicia, entregado a su inamovible postura.
—Humanos —murmuró, en tono despectivo.
Estaba considerando seriamente volver a la casa de Misa y velar su sueño como todas las noches, cuando miró distraídamente hacia una pared de concreto y un Grafiti escrito con letras toscas le llamó la atención
«El poder, ¡cuánto lo ansiamos los humanos! Cuando lo obtenemos, ¡cuánto cambia nuestra perspectiva! Creemos que el mundo es malo y nosotros los buenos. Nada más lejos de la razón. El poder por sí solo no es malo ni corrupto pero es un peligro latente cuando el humano que lo acompaña termina inexorablemente a sus pies»
Rem se detuvo en la pequeña manzana a medio morder dibujada al lado de la frase. Una imperceptible y curva sonrisa se dibujó en sus extraños labios.
—Precisamente fue un humano quien lo escribió, vaya paradoja —susurró para sí.
Oyó una conocida risita sarcástica tras suyo y encontró a Ryuk , quien leía el Grafiti divertido mientras devoraba una manzana.
—¿Qué haces aquí?—le preguntó.
—Estaba aburrido —respondió Ryuk, luego de tragarse el trozo de manzana que tenía en la boca—. ¿Y tú? —indagó, con curiosidad.
—Tal parece Ryuk—suspiró Rem—, que los humanos no son tan aburridos como yo creía…pero no por ello dejan de ser tan paradójicos y repugnantes.
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Bitácorα de Jαz: en verdad pienso que Light y "L" son la cara de una misma moneda, por lo que me cuesta tomar partido por alguno de ellos. Creo que esa naturaleza ambigua de ambos en la serie hace que no tome a ninguno de los dos como la "Verdad absoluta" ya que, para mí, ambos tienen razón en parte y en lo que hacen.
Editαdo el 25 de septiembre de 2014, jueves.
¡Jajoheha pevê!
