Me he despertado de la siesta y me he dicho "Vamos a hacer esto que nunca ha hecho nadie antes"

Disclaimer: Nada me pertenece, dramatical murder es propiedad de Nitro+chiral.


Un sentido del que Koujaku podía presumir era su sentido del gusto, incluso con los ojos cerrados era capaz de distinguir exactamente que estaba comiendo sin ninguna duda y era capaz de diferenciar la comida que Tae había preparado de la que su nieto había intentado copiar, aunque eso era algo que cualquiera que hubiera probado la comida de la anciana sabría diferenciar, Aoba no le llegaba ni a la suela del zapato en el ámbito culinario y todo el mundo lo sabía de sobra.

Tratar de disfrutar de ese sentido con Aoba podía ser imposible a menos que otra persona se encargase de poner la comida en la mesa, pero eso no le hacía poder aprovechar al máximo de su novio, sino que este pasaba a estar en un ligero segundo plano pues estaban comiendo y no podía dedicarle toda la atención que se merecía (cosa que sí podía hacer si era él quien había cocinado pues se estaba centrando en algo hecho por él, le daba una sensación diferente a la comida ya preparada).

No hacía falta un graduado para saber de que forma podía el peluquero disfrutar de su gusto con Aoba.

Besarle había sido agradable desde el principio, se lo había imaginado alguna que otra vez pero todo había acabado en una fantasía porque él ni era gay ni le gustaba su amigo, ni un poco, solamente era que estaba cansado o que había comido algo que no debía, pero a él no le gustaba. Por supuesto el tiempo le quitó la razón y también transformó esas escenas que pensaba que estaban solo en su cabeza en una realidad.

La boca de Aoba no tenía un sabor concreto, podía decir a ciencia cierta que era agradable, pero no sería capaz de describir que era exactamente ya que solo pensaba en eso cuando tenía ratos libres, cuando no podía hacer más que basarse en un recuerdo de un momento acalorado sobre el que se ponían muchísimos más recuerdos posteriores a ese beso y que hacían que el momento justo que a él le gustaría recordar quedara algo borroso y solo le dejara coger algunas migajas de lo que había ocurrido.

Pero tampoco importaba, Koujaku estaba seguro de que iban a haber muchos, muchos besos a lo largo de su relación, tenía tiempo de sobra para adivinar cual era su sabor.