Capítulo 1: Cenicienta. Anteriormente conocida como la chica invisible.
Empecemos por el principio, hace dos años, a finales de verano, yo vivía con mi abuela en un pisito en la ciudad. No tenía más familia y su pensión no daba para mucho, pero yo de siempre fui muy inteligente y con mucho trabajo y una vida social nula conseguí una beca para un internado elitista que, con un poco de suerte me ayudaría a conseguir mi carrera de psicología en la universidad.
-¿Querías ser psicóloga? ¡Pero si estás loca!-
-Ya estamos, sí quería ser psicóloga para entender a la gente, ayudarla y saber porque no encajaba-
-oh venga, pues mira a lo que has llegado ahora…-
-¡¿quieres callarte?! Ya estamos otra vez con la manía de empezar las cosas por el final-
-Como si tú no empezaras los libros por el final… -
-eso es… diferente, y déjame seguir que a este paso al final del libro tendré parkinson y mi letra será todavía peor-
-vale, sigue-
Veamos, por esa época yo era una despreocupada y despampanante rubia que… ¡deja de mirarme así! Ya sé que no era tan despampanante ni tan rubia…
-Eras una pelirroja, pecosa y paliducha…
Plaff, colleja al canto.
-Ni que tu fueras Mister Cuenca ¬¬-
-¡No! ¡Mucho mejor!! Si era yo un morenazo, con cuerpo de escándalo y unos ojazos grises ¡eh! No me mires con esa cara que me das miedo (¡parece una gata en celo!)-
-Grrrrr...-
Se hace el "silencio" y después de un rato…
(Colocándose la camisa)
-Vaya, va a ser más difícil esto de lo que parecía, siempre me distraes…
-¿Yo…? Pero si yo no tengo la culpa de que seas una salida-
-No me mires con esa cara de cervatillo degollado… (Que me pone mucho)-
-¡ay madre! Más no, por dios, ¡que estoy cansado!-
-Por ahora lo dejaré porque hay que escribir la historia-
-Ufff-
-Todavía no cantes victoria. ¿Por dónde iba? Ah sí:
Septiembre llegó con su frío, sus libros nuevos/de 2ª mano, sus hojas caídas y sus caídas sin hojas, y en realidad con hojas también.
Sí, amigos míos, soy tan torpe y gafe que justo antes de emprender mi lucha con todas esas Barbies de plástico y labios de borde de bidé a lo Yola Berrocal, y de gilipollas afeminados con implantes de gomina en el cerebro…
-Respira, Ceni-
Uff, lo siento, es que me pierdo. El caso es que al bajar del autobús me enredé con los cordones y me caí de narices en un montón de hojas y ramitas secas con tan mala suerte (que raro) de que se me cayó la mochila con los libros en un charco de al lado, vamos que entre esto y que después tuve que correr para que el memo amargado del conductor no se llevara mis maletas (adrede, le vi las intenciones) llegue a clase tarde, con el pelo como un nido de estorninos y la mochila chorreando barro.
-Deberíais haberla visto, todavía tengo la foto que le hice…-
-¡Foto! ¡Qué foto!-
-Un inocente recuerdo… ¿no te lo comenté?-
-Te mataría…-
-Si no estuviese tan bueno-
-Grr!!-
Bueno, el caso es que al menos después de esta mala impresión, a quien pretendo engañar, las demás también fueron malas.
Al llegar, el rechoncho profesor de matemáticas, que era la asignatura que nos tocaba, me mandó a un pupitre al fondo, al lado de una chica con trenzas y el pelo fucsia.
-¡Es verdad! Te pusieron con mi hermana-
-Si, tuve suerte, la única persona decente en toda la clase-
-Y pensar que ahora ya no está entre nosotros…-
-¡La muy petarda! Mira que irse a la playita y no avisarme!!-
-Dímelo a mí, además soy su hermano-.
En fin, continuemos:
La chica de pelo fucsia me sonrió ampliamente y me dijo:
-Hola! Me llamo Violeta, pero me llaman Lila- seguro que su madre se llama rosa y su padre Amarillo, pensé, pero no lo dije por educación.
-o porque estabas acojonada-
-un poco las dos cosas, la verdad-.
-yo… yo me llamo Cecilia- cortesía de mi "querida" bisabuela, que dios la acoja en su seno ¡y que no la devuelva!- pero me llaman Ceni-
-¿Ceci?-
-No, Ceni, de Cenicienta, ya me he acostumbrado y me suena bien-
-¿por qué te llaman así?
-¿no es evidente? Soy torpe y…-
-Ah! Jajaja, por cierto, me gusta tu peinado, es muy…Grease-
-¿Grease?-
-¡Sí!- gritó entusiasmada, yo escondí la cabeza detrás del estuche- ¿no has visto esos rizados a lo escarola? Además tienes hojitas- Sí, me estaba comparando toda entusiasmada con una escarola, si si, estaba y está como una regadera, ahí fue cuando empecé a quitarme palitos y hojas del pelo.
Cuando el montoncito corría peligro de derrumbarse inminentemente como la montaña de tangas de mi abuela…
-Eh! Alto! Para para ¡¿la montaña de tangas de tu abuela?!-
-Sí, ¿qué pasa? Es muy moderna, hace colección-.
-Umm, me parece que me va a encantar conocer a tu abuela-
-¡Ni se te ocurra!¡depravado que es mi abuela! Todavía la vieja del sexto, a lo mejor dejaba de dar la vara, siempre he pensado que era eso lo que necesitaba…-
-Mejor déjalo, esta me acaba usando de gigoló-
A lo que iba, cuando el montoncito estaba a punto de derrumbarse, tocó el estridente timbre, salvación y condena, que acababa con una tortura y empezaba con otra. Me levanté seguida por mi nueva y primera amiga y fuimos hacia la clase de inglés que era la que nos tocaba, mientras yo giraba la cabeza continuamente al oír comentarios no muy agradables sobre mí y/o mi pelo Lila me iba contando todo lo que necesitaba saber (según ella) de cada una de las personas que pasaban:
-guarra, guarra, chulito, sin cerebro, macarra, pijo de mierda…-
Me sorprendía sobre todo porque lo estaba diciendo en alto y no se cortaba un pelo, pese a las miradas fulminantes que le dedicaban.
Pero en un instante el tiempo se paró, ¿sabéis estas imágenes en las películas cuando el y la prota se cruzan y parece que le has dado a algún botón del mando porque va lento? Pues eso me pasó a mí.
Si lo hubieseis visto…
-Ejem, ejem-
-¿qué? Es lo que pensé-
-Grrr-
-pobrecito, j eje-
Entonces me miró y con lo pazguata que era en esa época casi me estampo con otro chico, total que se rió de mí.
-Pero eso ya no te pasa ¿no?-
-No, ahora tengo un truco para mantener la cordura frente a… bueno, me entendéis, ¡Rappel en tanga! Intentadlo chicas, funciona, no es muy agradable, pero quien algo quiere algo le cuesta…-
Acabadas las clases de la mañana sin ningún incidente digno de mención me informaron que estaría en la habitación de Lila, seguro que lo había pedido, y de otra chica que no conocía: la 013.
-Uhh! ¡qué mal rollito!-
-¿Sabes que el sarcasmo se te da fatal? -
-¿Eingh?-
-nah, déjalo-
Llegamos a nuestra habitación después de comer, era bastante amplia, decorada a la antigua como el resto del colegio, con 3 camas de hierro, altas y con dosel en la pared de la derecha y dos mesas grandes de madera oscura con 4 sillas enfrente, completaban la habitación un armario de 3 puertas de la misma madera, una estantería de hierro colgada y dos grandes ventanales frente a la puerta con su balconcito, sus macetas, sus flores, sus cebollas… ¡¿cebollas?!
-Eh…Lila…-la llamé con miedo-¿qué hacen unas cebollas plantadas en el balcón?- mi tono de voz tomó un matiz de histeria.
-Son para espantar zombies, como es la habitación número 13…-
Pegué un respingo cuando una voz salió de detrás de la cortina de una cama.
-Ah! Mira Ceni esta es Lola, nuestra compañera de cuarto- dijo Lila mientras movía la cortina y dejaba ver a una chica cabeza abajo muy alta y delgada, con enormes gafas redondas y un pelo que le llegaría al menos hasta el culo y, ojo al dato, ¡color verde-moco-fluorescente!
Se levantó y dejó el libro que estaba leyendo, se puso al lado de mi otra compañera y pude observar, con horror, que pese a ser físicamente muy distintas las dos estaban cortadas por el mismo patrón, el en latín definido "frikius máximus". Con lo normalita que yo era…
-Eras-
-culpa vuestra, que sois una mala influencia ¬¬-
-¿mala influencia yo? Venga ya, con lo tranquilo y formalito que soy-
-si claro, tan tranquilo como Lola tocando la batería o Fernando Alonso conduciendo con una guindilla en el culo, no te fastidia…-
En fin, que la cara que tuve que poner debió de ser esa típica de "dios mío donde me he ido a meter yo".
-Oye ¿estás bien?- me dijo Loca, digo Lola pasándome una mano por la cara- Oye que lo de los zombies era broma ¿eh?- menudo alivio (nótese el sarcasmo)- que sólo es mi cena favorita, ¡oye! ¡Chica!- no reaccionaba así que se quitó las gafas para mirarme de cerca- ¡Ahhhh!-
Casi me rompe los tímpanos.
-¿qué pasa Lola?- dijo Lila (esto va a ser un lío)
-¡No te asustes pero creo que tu amiga tiene Spattergroit!-
-Has vuelto a leer Harry Potter ¿verdad?- contestó tranquilamente-¡son pecas! No te preocupes Ceni, ella es así-
¿Es así? ¡¿Es así?! ¡ES ASÍ!
Ahí fue cuando me caí a la cama desmayada, me iba a costar acostumbrarme.
-Eh! Despierta!- Oí que me llamaban, me di la vuelta.
-¡Qué ya es por la mañana! ¿no ves que hay luz?- ¿esta no se ha parado ha pensar que tengo los ojos cerrados?
-Ponle una cebolla en la nariz Loli ya verás como despierta- Dijo la primera voz, abrí los ojos asustada antes de que me plantaran una cebolla en la nariz.
-Ya te has despertado que bien- Pero ¿qué es esto? Pensé, ni un perdona por despertarte, por asustarte, porque estamos locas… que falta de educación.
-Venga vístete que hay que desayunar y no podemos llegar tarde a clase- ¿y por qué no?
-Grr…déjame cinco minutitos más mami- dicho esto me volví a dar la vuelta, vale, confieso que por las mañanas no estoy muy perspicaz pero comprendedme, el día anterior fue muy duro.
-vamos Bella Durmiente, que quizá tu príncipe de cabellos de oro esté allí- me levanté como si tuviera un resorte ante las palabras de Lila.
-¿¿qué??-
-Esa misma cara se le puso a Lola-
-no me cambies de tema ¿por qué hiciste eso?-
-Esto… es que siempre me fueron más los rubios, tu eres…-
-El que quedaba ¿no? Pues que sepas que puedo tener a cualquiera, tu que te has creído, ¡ha!-
-Disculpadme un rato que ya se ha hecho el ofendido, es como un niño, voy a consolarle 8)-
después de unos minutos vuelve con el chico como unas castañuelas
Ya está, esta vez me ha costado que se alegre, no le bastaba conmigo al tío, no, el además quería entradas para ver el Madrid-Barça , ¿qué tendrá ese Guti que no tenga yo?
Ah sí, es verdad, que es una rubia despampanante.
