SPOILERS: Deidara (para los que veáis el anime en castellano, o no hayáis visto aún Shippuden). Y, bueno, el asunto de Itachi y la destrucción del clan Uchiha. Pero eso ya lo sabe todo el mundo.

Si aún no habéis visto/leído Shippuden... Deidara es un miembro de Akatsuki que hace explotar cosas. Es un hombre. Creo.

DISCLAIMER: No me pertenece ninguno de los personajes de Naruto... Ni siquiera Sasuke, lo cual es una pena. Pero me lo he pedido de regalo de cumpleaños, así que... dentro de 5 meses será mío!!!

N/A: Mmm... la verdad es que no sé de donde ha salido esto... hace tres o cuatro años que nos escribo ningún fanfic, y además es mi primer fic de Naruto...

Este fic está dedicado a A. y L., por la parte de la obsesión de Gaara por el fuego (aunque no sé si les dejaré leer esto alguna vez... ya tienen suficientes dudas sobre mi salud mental xD. Además no ven Naruto...¿Por qué me juntaré con esa gente?),

Y también se lo dedico a D., que sí que lo ve :-)

reviews, please ;)

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Misión en Konoha: Jugando con Fuego

Dos capas negras con nubes rojas ondearon ante las puertas de Konoha.

Itachi había echado de menos la villa. Después de todo, aquella había sido su casa antes de volverse loco y asesinar a toda su familia para "ver si era capaz de hacerlo" o algo por el estilo. Los libros de autoayuda y todo eso de "marcar tus propias metas" y "probarte a tí mismo" no habían hecho mucho bien al clan Uchiha.

- Así que esto es Konoha - dijo Deidara, observando críticamente la ciudad que se extendía ante ellos. A unos metros de la entrada, dos tipos vestidos de verde y con un corte de pelo raro se sostenían sobre sus cabezas mientras gritaban algo acerca de la primavera de la juventud. Deidara arrugó la nariz. Qué falta de estilo.

- No lo llames "esto". Este lugar me trae muchos recuerdos. Allí, - señaló Itachi, excitado, mientras Deidara lanzaba un Jutsu para dormir a los centinelas de la ciudad, y ambos transpasaban las puertas de Konoha- allí me comunicaron que era capitán de los ANBU. En ese puente era donde esperaba a mis compañeros cuando era genin. No es que fuera genin durante mucho tiempo, claro, pero aún recuerdo aquellos días.Y allí es donde atrapé a mi primo segundo Pakto y lo ahogué en su propia sangre.

- Parece un lugar encantador- comentó Deidara, irónicamente- Aunque... -continuó, esperanzado-...es posible que con un par de explosiones por aquí y por allá quedara aún mejor...

- No vamos a hacer explotar nada- dijo Itachi.

- Oh- Deidara bajó la cabeza, desilusionado.

- Se supone que nadie debe saber que estamos aquí.- Itachi suspiró- La verdad es que es una pena. Había pensado en hacer una visita a mi hermano. Ya sabes, terapia motivacional. La última vez que intentó matarme lo vi muy desganado.

- ¿Qué ha sido esta vez, otra lluvia de kunais, o ha vuelto a intentar apuñalarte mientras duermes?

- Sólo una carta impregnada en veneno. Ah, hecho de menos aquellos tiempos en que llenaba mi dormitorio de murciélagos chupadores de sangre, o rellenaba con ácido mis botes de fijador para el pelo. Ya ni siquiera se molesta en ir en persona, intenta matarme por correspondencia. Estoy preocupado. ¿Crees que le ocurre algo?

- Debe ser por la edad. Ya debe estar interesándose por las chicas y esas cosas. Seguro que tiene asuntos más importantes en la cabeza que planear tu asesinato.

- ¿Chicas? - preguntó Itachi, como poniéndolo en duda. Una chica bajita y de ojos de un sorprendente color blanco salía en ese momento de una floristería. Al percibir la mirada de Itachi, la muchacha se sonrojó y retrocedió un par de pasos - No es que las chicas de aquí parezcan gran cosa- continuó el Uchiha- Pero, sea cual sea el motivo, no me gusta su nueva actitud. Todo esto de intentar matarme nos mantenía vivos a ambos.

- Creía que se trataba precisamente de lo contrario.

- Oh, ya sabes a lo que me refiero. La emoción de no saber lo que ocurrirá. Vivir cada día como si fuese el último, porque puede ser el último. Después de todo, lo único que quiero es que establezca unas metas firmes en su vida. Que luche por sus ideales.- Deidara miró a Itachi de reojo, sin decir nada. Cuando su compañero empezaba con sus discursos era mejor no contradecirle. - De hecho - Siguió Itachi-, casi debería darme las gracias por haber asesinado a todo el clan. Le he ahorrado un montón de comidas familiares aburridas y parientes molestos. La verdad - Itachi sonrió ligeramente- es que desearía haber tenido un hermano mayor que fuera tan bueno conmigo como yo lo he sido con Sasuke.

- Desde luego, eres el hermano mayor con el que sueña todo el mundo - dijo Deidara, poniendo los ojos en blanco. Su compañero, por suerte, no vio el gesto y continuó andando, satisfecho consigo mismo.

Ambos caminaron en silencio durante un rato. No había mucha gente por las calles de Konoha, o al menos nadie que fuera de interés para los dos miembros de Akatsuki.

Habían ido allí para realizar una misión. Akatsuki tenía un espía en Konoha, que les pasaba información a cambio de material para sus investigaciones. Ni Itachi ni Deidara sabían qué tipo de investigaciones eran éstas, pero tampoco les importaba. Su misión era establecer contacto con su espía llamando la atención lo menos posible. Aunque eso parecía bastante difícil.

- ¡Escóndete!- exclamó Itachi, empujando a Deidara detrás de un árbol, al ver a un chico rubio vestido de naranja ("naranja", pensó Deidara, "¿la gente de aquí no sabe usar ropa de colores normales?")- Es Naruto - susurró Itachi. Deidara alzó una ceja- El Kyuubi.

- ¿Cómo lo has reconocido?- susurró Deidara.

- Bueno, como sabrás, mi sharingan me permite ver más allá de lo que vosotros, simples mortales, podéis siquiera imagi...auch!-Deidara le dió una patada en las espinillas- De acuerdo, es posible que me lo haya encontrado alguna vez por ahí...- Itachi siguió hablando, ahora a un volumen normal. Deidara miró preocupado en la dirección en la que se encontraba el tal Naruto, pero éste estaba hablando con un chico pelirrojo que llevaba una enorme calabaza a modo de mochila, ajeno a la presencia de los dos miembros de Akatsuki- La verdad es que mi hermano me ha hablado bastante de él en sus cartas últimamente. Menos en la que estaba envenenada- recordó Itachi- En esa sólo me deseaba una muerte lenta y dolorosa.

- Shhh, calla- dijo Deidara, intentando enterarse de la conversación de los dos chicos.

- ... Y entonces le dije "Sasuke, reconoce de una vez que soy mejor que tú, que nunca podrás vencerme y que cuando sea Hokage obedecerás todas mis órdenes" y él dijo que...¿ Gaara, me estás escuchando?

El ninja de la Arena miró a Naruto como si no lo reconociera. Gaara murmuró algo como para sí mismo.

- Gaara ¿Qué te pasa¿Estabas diciendo algo?

Gaara, tras unos momentos de silencio, comenzó a hablar.

- Me dijo...- Gaara titubeó.

Naruto miró al otro ninja, perplejo. Acababa de llegar a la aldea de una misión bastante larga, y aunque había oído ciertos rumores sobre lo de Gaara aún no había comprobado lo que ocurría por sí mismo.

- Me dijo que quemara cosas...

- ¿Qué¿Quién te dijo que...?- había algo en los ojos de Gaara, y, sobre todo, en la manera que tenía éste de mirar su pelo, que no le gustaba nada. Naruto dejó de hablar, y aprovechó que Gaara parecía haber olvidado su presencia y estaba mirando con interés un coche abandonado para salir corriendo, chocando con unos desconocidos que vestían capas negras con nubes rojas. A pesar de que uno de ellos le resultaba familiar, continuó su camino. No quería interponerse entre Gaara y su objetivo, fuera el que fuera.

Gaara había descubierto que le gusta ver cosas arder. Después de todo, quemar cosas es una forma de que los demás reconozcan tu existencia.

Quedarte sin cejas por haberte acercado el mechero demasiado a la cara también es una forma de que los demás reconozcan, o al menos se rían de, tu existencia, pero eso era sólo un pequeño inconveniente. En el fondo, lo único que Gaara quería era introducir un poco de calor en las vidas de los demás.

No es que fueran a decirle que no quemara cosas, por supuesto. Era bastante más agradable despertar en medio de la noche y descubrir que tu casa está ardiendo, que estás desnudo, que la única ropa que no ha sido pasto de las llamas es una bata rosa de flores que tu mujer olvidó llevarse cuando te abandonó y se hizo tesorera del club de fans de Sasuke, y que, cuando por fin consigues salir a la calle, un pirado de pelo rojo está grabándolo todo con una cámara digital, a que dicho pirado de pelo rojo decida que en vez de prender fuego a tu casa prefiere ver tus entrañas esparcidas por ella.

Casi todo el mundo prefería la opción del fuego.

Las noticias como Gaara vuelan, y últimamente los habitantes de Konoha habían desarrollado unas curiosas costumbres que ponían en práctica siempre que recibían una visita de los ninjas de la arena, tales como acarrear un extintor o dejar una maleta de ropa limpia, de un color decente y sin adornos florales en casa de los vecinos.

Desafortunadamente, los dos miembros de Akatsuki, que acababan de salir de su escondite y en esos momentos se dirigían hacia Gaara, no sabían nada de esto.

Itachi y Deidara miraron con interés a Gaara, como le había llamado Naruto, preguntándose porqué éste habría huído de esa manera. Sí, el chico daba un poco de miedo, con ese tatuaje extraño de su frente, los ojos maquillados y un ligero olor a carne quemada, pero no tanto como para salir corriendo. Gaara se les quedó mirando fijamente, impasible. Deidara miró de reojo a Itachi, preguntándose si sería buena idea imitar a Naruto y alejarse del chico raro, pero su compañero estaba acariciando tiernamente una farola, con los ojos brillantes, pensando en voz alta "sí, fue justo aquí donde ataqué a mi primo Getsi. Seguro que después de que le arrancara las extremidades de cuajo no le quedaron ganas de reírse del sexto dedo de mi pie izquierdo". Deidara miró de nuevo a Gaara, preocupado, pero el joven permanecía inmóvil. Justo cuando estaba pensando en largarse de allí y dejar a Itachi a solas con ese chico extraño y la farola, el muchacho habló.

- Me gusta quemar cosas.

Deidara asintió, comprensivo.

- A mí me gusta hacer explotar cosas. Pero tienes que tener mucho cuidado. A veces, si tienes un descuido, puedes perder algo importante para tí. Como las cejas.

Gaara permaneció en silencio.

Deidara empezó a ponerse nervioso. El niño le daba mala espina.

- Itachi...

- ¿Ves aquella casa? Era la de mi tía Atemi. Los domingos nos invitaba a comer, y me obligaba a terminar todo el plato de sopa, aunque sabía que no me gustaba. ¡Y ella no la tomaba nunca, porque decía que le daba ardores!.Le hice beberse una olla entera de caldo antes de cortarle la cabeza. Aún recuerdo su voz suplicante. "Itachi, la próxima vez que vengas a casa prepararé algo que te guste, pero, por lo que más quieras, no me obligues a beberme esto, sabe a perros muertos" - Itachi suspiró, extasiado.

- Itachi, este niño me está mirando raro. ¿Qué tal si dejas esos recuerdos felices para otro momento y continuamos con la misión? - Gaara había apartado la vista de Deidara y estaba rebuscando en sus bolsillos. Deidara se extremeció cuando la expresión impasible del chico se convirtió en una mueca de furia, para volver a la normalidad en apenas unos instantes. Gaara miró a Itachi, que tenía los ojos cerrados y sonreía mientras susurraba "pero, tía Atemi¿no te vas a terminar toda la sopa? Un poquito más, tía Atemi...¿Qué¿Que quieres que te sirva otro plato? Claro que sí, tía, claro que puedes repetir..."

- ¿Tienes fuego? - Itachi abrió los ojos y rebuscó entre los pliegues de su capa.

- Toma - dijo, entregándole a Gaara un mechero con el símbolo de los Uchiha.- Aunque no estoy a favor de que alguien tan joven fume. ¿Sabes la cantidad de gente que muere cada año por culpa del tabaco? Deberían enviar a los propietarios de las tabacaleras a la cárcel por asesinar a tandos inocentes...

Gaara cogió el mechero y lo sostuvo ante sus ojos, mirando atentamente la llama, mientras Itachi hacía una exposición detallada de los efectos perjudiciales de la nicotina en el organismo.

Deiadara, acostumbrado a los discursos de Itachi, lo escuchaba pacientemente, suplicando en su interior porque a su compañero no se le ocurriera sacar las fotografías de pulmones enfermos que sabía que guardaba en algún bolsillo de la capa, por si surgía alguna emergencia. En qué clase de emergencia podría necesitar Itachi sus fotografías de pulmones cancerosos era algo que Deidara no sabía. Lo que sí sabía era que en presencia de las fotografías, la charla se podía alargar horas. Muchas horas.

Por eso, Deidara no vio la mano que, armada con un mechero, se acercaba a su pelo. No se dió cuenta de lo que ocurría hasta que percibió un ligero olor a quemado. Y no se molestó en averiguar lo que realmente ocurría hasta que Itachi dijo "Bueno, si es eso lo que querías hacer con el mechero, me lo podrías haber dicho antes. No tengo nada en contra de que te fumes eso".

Deidara se dió la vuelta lentamente.

Miró a Gaara.

Gaara sonreía, en una mueca espeluznante.

Se le veía feliz.

Espeluznantemente feliz.

Deidara se dio cuenta de que, a pesar de que se había girado, seguía sin descubrir de donde venía ese olor a quemado. Se volvió a girar, y miró a Itachi, que sin decir ni una palabra, le señaló el pelo. Estaba ardiendo.

Antes siquiera de poder reaccionar, alguien le arrojó un cubo de agua a la cabeza. Mientras tosía y se palpaba la cabeza, intentado evaluar los daños, vió que un chico vestido de oscuro (sin duda la misma persona que había apagado su cabeza en llamas) cogía a Gaara del brazo. El joven miró a Deidara y, disculpándose por el comportamiento de su hermano, se alejó con éste, mientras le susurraba "He encontrado un bosque de árboles secos con los que podrás pasar un buen rato".

- Vaya - dijo Itachi, pensativo, sonriendo ligeramente. Deidara lo miró, enfadado. Por suerte el niño loco no había tenido tiempo de prender fuego a más de un par de mechones de pelo, pero aun así no acababa de ver lo gracioso del asunto. - Ahora lo entiendo todo-

- ¿El qué?- preguntó Deidara, sabiendo, por la sonrisa de Itachi, que seguramente se arrepentiría de haberlo hecho.

- Ahora entiendo por qué Kisame no quiso venir conmigo y tuviste que sustituírle. Y también sus bromas sobre los extintores. Y lo de que trajéramos muchas botellas de agua. Y su dibujo del chico de pelo rojo con un bidón de gasolina y una cerilla.

Itachi sacó de debajo de su capa un papel arrugado y se lo mostró a Deidara, que lo miró con estupor y profundo odio. Deidara pudo leer las palabras CUIDADO CON EL PIRÓMANO escritas en mayúsculas bajo una imagen extraordinariamente fiel de Gaara prendiendo fuego a un contenedor de basura. En otra situación habría alabado el dibujo, pero no estaba precisamente de humor.

Justo en ese momento, Deidara recordó que, hacía unas dos o tres semanas, Kisame había pedido unos días libres para visitar a una prima que vivía cerca de Konoha.

Maldito Itachi.

- La verdad es que me preocupé bastante cuando vi el dibujo, sobre todo por la risa diabólica del niño. Creía que nadie en su sano juicio podía escribir "ja ja ja" de manera que sonara diabólico, pero Kisame puede.- Itachi tendió el papel a Deidara de nuevo, para mostrarle la risa, pero al ver que éste no lo cogía lo guardó de nuevo bajo su capa. - Y pensar que escribí una carta al líder pidiéndole unas vacaciones para Kisame. Parecía hundido emocionalmente. Quiero decir¿quién en su sano juicio hace este tipo de dibujos sin motivo aparente? Pero supongo que esto lo explica todo. Ja, Kisame lo encontrará tan divertido...- Deidara apretó los puños hasta tener los nudillos completamente blancos.

Iba a ser una misión muy difícil.

Continuará

N/A¿Porqué mi Itachi está loco?

Aarg. Son las 7 de la mañana. Debería estar durmiendo. Debería estar terminando de dormir.

Oigo cantar a los pájaros. Pío pío pío.

Definitivamente, necesito dormir.

Antes de que se me olvide: La idea de las cartas de Sasuke a Itachi se la debo al fan fic "Dear Foolish Little Brother" de solderini.

Es en inglés, pero, si podéis¡Leedlo! merece la pena XDD

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