PREFACIO

Primero me presentaré, mi nombre es Isabella Marie Swan y nací en San Francisco California en 1867, lo se fue hace mucho verdad?, en 1916 se supondría tendría 49 años mas no fue así, ya que nunca podría llegar a madurar de tal manera, en 1886 cuando tenía exactamente 19 años cambie de forma total e irrevocable para siempre. Tenía una vida perfecta dentro de los estándares de la época, mi familia era adinerada y una de las más importantes de la región, mi padre Charlie Swan era el gerente del banco de california, mi madre René de Swan gozaba de la alta sociedad lo cual la hacía muy feliz, tenía un hermano mayor Paul el cual era guapo y heredero de una gran fortuna el sueño de cada chica, solo que él debía mantener mensualmente a sus hermanas aunque estuvieran casadas lo cual no era mucho del agrado de las chicas pero igual lo manejaban; también tenía tres hermanas menores Roxi, Savannah y Genevive todos nos llevábamos bien aunque nuestra madre se esforzaba con sus comentarios y en que ese no fuera el caso.

Yo era una joven deseada por todos y debo reconocer que no era en vano ya que en realidad era bastante guapa, tenía el cabello largo a la cintura en provocativas ondas, mi piel era blanca como el marfil la cual contrarrestaba con mi cabello negro, tenía unos ojos marrón chocolate que con maquillaje pasaban como negros, unos labios carnosos y rojos naturales, ya que no me gustaba usar labial, era de una estatura de 1.66 lo que no me impedía usar zapatos altos, mi padre siempre me regalaba unos vestidos hermosos que se ceñían a mi figura que debo reconocer no era fácil de obviar, tenía una pequeña cintura y unas curvas pronunciadas las cuales heredo Genevive, mi madre siempre demostró preferencia por mí, ya que con mi físico podía atarme a una familia mucho más poderosa que la nuestra, y esos comentarios muchas veces afectaban a mis hermanas, sin embargo, nosotras nunca dejamos que nos afectaran en realidad. René también mostraba cierto interés en Genevive pero aún era muy chica así que por el momento se enfocó en mí. Yo ya tenía 19 años y debería estar casada pero ese no era el caso, ya que mi madre busco al mejor dentro de los mejores, por fin organizaron mi compromiso con el hijo del dueño de la mitad de new york, llevaba un vestido vino tinto y de encaje negro ceñido en mi cintura con un corsé, de mangas estrechas hasta los codos donde se ampliaban notablemente hasta mis muñecas, el corsé elevaba mis pechos notablemente y era difícil apartar la vista de ellos, el vestido bajaba hasta mis tobillos era ajustado hasta mi cintura y luego hacia un perfecto grande circulo de mi cintura a los pies debido a las enaguas de la época, que eran como una falda en forma de campana grande de algún material que no conocía realmente, llevaba mi cabello sujeto en mi cabeza con pinzas y lazos de color vino tinto de una manera perfecta y armoniosa que me daban un toque de realeza, mis zapatos eran hermosos traídos directamente desde Paris daban el toque final a mi indumentaria.

Toda mi familia salió conmigo hacia la mansión de los Queens - mi futura familia- la celebración fue hermosa y mi prometido Oliver era encantador pero no había amor, igual en esta época eso no importaba mucho pensé que con el tiempo algo podría llegar a nacer, total el me veneraba como a una diosa del olimpo. A eso de las 10:00 pm decidí salir un rato fuera de la mansión para tomar aire y descansar de las miradas lascivas de los hombres presentes – exceptuando a mi padre y mi hermano- , la cual sería la peor decisión que alguna vez haya tomado – solo que en el momento no le vi nada de malo- llevaba recorrido una cuadra cuando tres hombres salieron de la nada cada uno de ellos llevaba una daga en su mano, quise darme la vuelta y correr de regreso pero cuando lo iba hacer uno de ellos me tomo por detrás tapo mi boca con su mano y me llevo a un pequeño bosque. Eran fuertes y mucho más grandes que yo así que empezaron a tocarme y cuando me resistía me golpeaban fuertemente, decían repetidamente que era "condenadamente hermosa" –allí me di cuenta que la belleza era una maldición- ; justo cuando uno de ellos iba a tomar mi virginal posesión apareció un hombre alto de cabellos de oro, en el momento no pude distinguir de quien se trataba ya que estaba oscuro solo pude distinguir su rubia cabellera, cuando los atacantes lo vieron entraron en pánico no comprendí su razón ya que ellos eran tres y el solo uno, pero estaba muy adolorida por los golpes como para importarme o forzarme a comprenderlo, debido al miedo uno de los atacantes enterró su daga en mi vientre el dolor fue punzante y creciente no pude distinguir más, cuando abrí los ojos nuevamente pude ahora reconocer al hombre que me había salvado era el doctor Carlisle Cullen, el cual se había mudado a la ciudad hace unos meses y trabajaba en el hospital de la ciudad en el turno nocturno, el me miro de una manera tan paternal que ni siquiera mi padre me había llegado a mirar así, con suma delicadeza me levanto la cabeza y la apoyó en su regazo y me dijo al oído suavemente – siento mucho lo ocurrido Bella, que era como me gustaba que me llamaran- con sus manos y sin intensiones malas algunas metió mis pechos en el vestido nuevamente luego siguió examinándome mi conciencia se iba y mis ojos se cerraban con ella no pude pensar en nada y abarse esa inconciencia que ofrecía cierto alivio, creo haberle escuchado "ya has perdido demasiada sangre", luego sentí que volaba y el viento cortaba mi piel, volví a la inconciencia para luego salir de ella cuando sentí que me quemaba.