Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima.
Esta historia me pertenece. Más bien a mi imaginación, pero es lo mismo.
Feliz cumpleaños, Poleth!
Si creíste que me olvidaría te equivocaste xD Te lo prometí y aquí lo tienes.
Espero les guste a todos!
Mi inspiración nació del nuevo opening y dos canciones: Love me like you do de Ellie Goulding y Lady de Regina Spektor.
Enjoy!
Gangster lover
Sinopsis: La ciudad de Magnolia tiene una de las organizaciones criminales más poderosas solo conformada por hombres. Desafortunadamente para ellos, todo cambia cuando cierta organización intenta hacerles frente y arrebatarles el puesto.
Su vida siempre fueron las misiones llenas de peligro entre la mafia, pero su estilo será cambiado maravillosamente por sensuales damas cuya tentadora presencia, las hacen únicas para poder domarlos.
Serie de oneshots de distintas parejas.
Dedicado a Poleth01
Natsu y Lucy
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El sueño que estaba teniendo era bastante agradable. Su cuerpo desnudo solo era cubierto por una sabana y su espalda daba la imagen perfectamente erótica con la que cualquier chico soñaba despertar. Sin embargo, ella estaba sola.
Sintió el espacio vacío de la cama a su lado incluso en sus sueños. Aunque la necesidad humana le ordenaba dormir, también era su obligación permanecer alerta por cualquier intruso o peligro. Por esa razón, siempre dormía con un arma debajo de la almohada.
Sonidos diferentes que conocía hicieron que su conciencia despertara. Todo era diferente, se sentía diferente. Esa no era su habitación.
Los sonidos de pasos se intensificaron y escuchó el chirrido de una puerta. Pretendió seguir dormida y disimuladamente deslizo una de sus manos para tomar el arma, esperando el momento indicado para atacar.
Cuando sintió al individuo lo suficientemente cerca, tomó el arma con tal agilidad y rapidez y la apuntó hacia su enemigo.
La sabana fue incapaz de cubrir su desnudez y quedo expuesta, mirando con firmeza al tipo frente a sus ojos cafés.
Era un hombre, demasiado atractivo. Cabello húmedo al igual que su piel bronceada, músculos en brazos, abdomen y piernas, con solo una toalla cubriendo su entrepierna que poco a poco se fue deslizando hasta caer al suelo, dejando al descubierto su viril erección matutina.
Levantó las dos manos fingiendo inocencia y después ella lo recordó todo.
— ¿Apuntándome con un arma, Lucy?- sonrió de lado. — Eso es sexy.
La chica evito sonreír.
— Estas apuntándome también.- miró directamente su entrepierna. Completamente deseosa de enterrarse en ella.
— Me atrapaste.- sus ojos brillaron. — ¿Quieres bajar eso y así podemos hablar?- preguntó y ella lo hizo. Bajo su arma y él suspiró alivianado. — Mierda, ¿Por qué siempre tienes que amenazarme con un arma?
— Es mi trabajo y también el tuyo, ¿recuerdas?
Relajó sus hombros y se acercó a ella.
— Si, si. Matar a cualquiera que se meta en los asuntos del otro. Se supone que no debo mantener una relación a escondidas con la chica más ardiente y peligrosa que he conocido.- se metió entre las sabanas y colocó su cuerpo masculino sobre el de ella. Demostrando quien tenía el poder.
— ¿Crees que soy ardiente?- ronroneó contra sus labios y le echó los brazos por la nuca.
— Jodidamente hermosa. Especialmente cuando tratas de matarme.- rompió la distancia que lo sepaba de esas carnosas líneas y la besó.
Natsu olía a jabón y su cabello aún estaba húmedo. Gimió cuando ella enredo los dedos en su cabello. Lo volvía loco cuando hacía eso.
Se suponía que ellos no debían tener una relación. Ambos pertenecías a organizaciones mafiosas rivales y por esa razón, sus líderes se odiaban a muerte. En cada ciudad se encontraba una organización que lideraba el crimen, en este caso, los llamados Fairy Tail.
La pandilla solo estaba conformada por hombres, sin ninguna figura femenina que pudiera dificultar sus misiones o arruinarlas. Desde que tenía memoria, esa había sido la regla: Convertirse en la debilidad de una mujer y nunca caer ante ella.
Por esa razón, a pesar de ser criminales, también era considerados playboys por su apariencia y actitud endemoniadamente seductora. Quienes tenían contacto con ellos eran los que perdían, especialmente las féminas.
Alzaban una ceja y las bragas caían.
La primera vez que conoció a Lucy, fue durante un trabajo que consistía en un robo de diamantes.
Todo había salido de acorde al plan: seducir a la mujer, desechar al esposo y conseguir entrar a su habitación de hotel y número de la caja fuerte.
Sedujo a la mujer, entró a la habitación, consiguió el número de la caja fuerte, pero una persona le había ganado el trabajo.
Largas y sedosas piernas, las curvas de su cuerpo marcándose a través de ese diminuto vestido, la vista a su perfecto trasero y la diminuta tanga mostrándose, y ese cabello rubio cayendo eróticamente por su espalda. Cuando se giro quedó embobado mirándole las mejillas, los labios rojos y los ojos cafés aun brillando en la tenue oscuridad.
Ella pasó por su lado, con los diamantes que se suponía que él debía robar y se alejó sin que pudiera detenerla siquiera. Esa rubia le robó hasta el alma solo con la mirada.
Le dieron la zurrada de su vida por haber arruinado el trabajo y dejar que la nueva organización arrojara su trasero fuera de la ciudad. Aunque si esa rubia hubiera decidido patearle el culo, lo recibiría encantado.
El segundo encuentro con Lucy, fue durante un tiroteo con la padilla de la ciudad contraria. Solo consiguió un par de palabras con ella. La vibración de su dulce voz le penetró lo huesos y con eso decidió que la tendría en su cama.
La tercera vez solo fue una coincidencia fuera del trabajo. La invitó a tomar algo y después de una larga conversación y tácticas seductoras que utilizaba en cualquier otra, la tuvo donde quería: sobre su cama completamente desnuda.
Creyó que solo era algo pasajero o las simples ganas de tener a la rubia bajo su cuerpo, pero después de tenerla, quiso más.
Fue en ese momento donde entendió que él jamás la sedujo, sino fue ella quien siempre tuvo el control. Lo tenía agarrado de las pelotas desde la primera vez que la vio y lo disfrutaba cada momento de eso.
— Natsu… Necesito ir… al trabajo.- hablaba entre besos. El hombre sobre ella tenía el apetito sexual de un animal y la erección entre sus piernas le indicaba que estaba más que listo para tomarla.
— No saldrás de aquí hasta que tenga suficiente de ti.- le dijo contra el oído y chupo su lóbulo.
La rubia cerró los ojos y jadeó al sentir su caliente lengua contra la curvatura de su cuello.
— No podre irme si continuas haciendo eso.
— No quiero que te vayas.- descendió por su cuello, hasta llegar a sus pechos y darles la atención que necesitaba. Besando y chupando su carne, jugando con los pequeños montículos rosados, dejando marcas que probaban que era suya.
Las caricias que Natsu le brindaba con su caliente boca volvían su interior líquido. Era tan prohibido, tan incorrecto y por eso se sentía tan bien. Se perdió en la suavidad de sus besos y se rindió ante él.
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La organización que le hacía frente a Fairy Tail, la organización de la cual Lucy era parte, tenía un trabajo muy importante según la mujer líder: Titania.
Tomaron el nombre de Fairy Girls para molestar a los imbéciles de la mafia contraria y lo consiguieron. El odio entre ambos bandos era extremadamente notable.
Titania, era solo un mote hacia la primera dama de la mafia en Magnolia, Erza era su nombre real y como las chicas acostumbraban llamarla.
Cada una de ellas tenía una belleza deslumbrante, la confianza, encanto y coquetería suficiente para cautivar a cualquiera. Y tomaban ventaja de eso.
Por llegar tarde a la maldita reunión que Erza establecía durante las mañanas para debatir sobre el siguiente trabajo, se decidió que sería el turno de la rubia.
No podía negarse y de todas formas Erza la obligaría a hacerlo.
Estaba en el bar del casino, esperando a que su víctima arribara. Había llegado antes para familiarizarse con el lugar, las rutas de escape y salidas más cercanas. Debía prepararse para cualquier inconveniente. Bebía un Martini y cautelosamente vigilaba a su alrededor.
— ¿Te invito algo, preciosa?- escucho una voz masculina a su lado y lo miró.
Era un hombre claramente varios años mayor que ella, intentando conseguir lo que obviamente estaba fuera de su alcance. Logró ver una anillo en su dedo y sintió lastima por la posible esposa que tenía.
— No de ti.- lo cortó fríamente, aun conservando el nato sensual tono en su voz.
Al hombre pareció fascinarse por su actitud.
— Que feroz eres, gatita. Solo quiero divertirme un poco.
Era un completo cerdo. Giró los ojos y también su cuerpo para enfrentarlo. Aunque una persona especial le robo el momento.
— ¿Qué tal si te rompo los huesos de la cara?- con la mandíbula tensa, el ceño fruncido y una vena latiendo en su frente; la mirada de Natsu era lo suficientemente intimidante para hacer que el hombre se meara encima. — ¿Eso es divertido para ti?
No respondió. Solo tomó la bebida y se alejo temiendo por su vida. Natsu conocía el trabajo de Lucy, pero solo ver que otros tipos la devoraban con la mirada o intentaban meterse en sus bragas, reventaba su ira por dentro.
— Puedo cuidarme sola. Lo tenía controlado.
El pelirrosa tomó su Martini y lo bebió. Necesitaba tener la mente despejada y no pensar en ir y patear el culo de aquel tipo.
— Oh, créeme que lo sé, bebe. Es solo que si algún imbécil intenta tocarte y yo puedo marcar mi territorio, lo haré.
— Eso suena muy controlador.
— Soy muy posesivo, linda, y no pienso compartirte.
Lucy volvió a su posición y ordenó otra copa. Con Natsu en el lugar todo se complicaría, le resultaba complicado mantener los pies en la tierra cuando él se encontraba cerca. Y en realidad, había otro problema por el cual debía preocuparse.
— Que guapa estas, Luce.- sintió el suave tacto por su espalda desnuda. Estaba muy cerca de ella. Le levanto la barbilla y acarició sus labios con el pulgar. — Me gusta este labial.- se moría por besarla, lo veía en su mirada.
— Erza esta aquí.- aclaro esperando a que se detuviera. Aunque en realidad quería que continuara.
— ¿Y eso me interesa?
— Tengo trabajo que hacer.
Natsu dejó de desear sus labios por un momento. Escaneó su cuerpo y después miró sus ojos.
— ¿Ese trabajo incluye a un hombre de mediana edad, ojos verde oscuro, rodeado de mujeres y es caracterizado por llevar siempre un cigarrillo en su boca?
Demasiado especifico que a Lucy le temblaron las piernas.
— Si.- fue todo lo que pudo responder.
— No quiero que lo hagas.
— Porque también es el tuyo, ¿no es verdad?
Natsu le mostró una sonrisa torcida que la derretía por completo. Desde que lo vio aquella noche en la habitación del hotel, sintió esa increíble atracción con aire irresistible y seductor. Tenía una belleza que jamás había visto en otro hombre, los músculos abultados bajo ese traje, mirada penetrante y un bronceado que recorría su masculina piel. Él era el único que podía domarla y ella podía hacer los mismo.
— Casualmente…- tomó asiento a su lado. — Lo es.
— Se lo que estas pensando y la respuesta es no. Este es mi trabajo y lo haré.
— Si ese bastardo llega a tocarte, voy a matarlo.
— Nuestra manera de hacer las cosas es muy diferente a las suyas. Los hombres son más fáciles.- sonrió con malicia.
Lo sabía. Esas chicas podían conseguir lo que querían solo con sonreír. No era necesario que se envolvieran con algún tipo, además no lo permitirían. Ese no era su tipo de trabajo.
Ambos visualizaron el momento exacto en el que el hombre al cual debían atender entraba al casino, dirigiéndose a la zona vip. La misión de ambos era conseguir el número de cuenta bancaria y vaciarla completamente.
Lucy terminó su copa y se puso de pie. Natsu hizo lo mismo.
La detuvo solo con la mirada. La veía como si quisiera de hacerles el amor sobre la cubierta, absolutamente frente a todos. Para así demostrar que esa ardiente rubia era solo de él. Pero también se detenía por la misma razón, jamás dejaría que otros imbéciles miraran lo que era suyo.
La respiración de Lucy se aceleró mientras Natsu se acercaba cada vez más a su rostro. Invadiendo su espacio personal.
Por un momento le importo un carajo que Erza estuviera allí, le importó un carajo el trabajo. Quería sentir el sabor de sus labios, su lengua por su cuello, sus pechos…
— Natsu.- jadeó ansiosa ante tal proximidad.
— Lucy…- repitió con evidente deseo en su mirada y diversión en su voz. Esa era su chica. La que no podía negarse a él. — Ponerme celoso no es lindo.- merecía un castigo. La rubia podía sentir su aliento a menta contra sus labios, solo unos milímetros y los tocaría. La estaba volviendo loca. — No vas a arruinarme este trabajo, bebe.- y de golpe se separó.
Lucy lo fulminó con la mirada.
— ¿Es en serio?
Él hundió los hombros y volvió a su lugar.
— Oh, no hagas una rabieta, amor. Estamos trabajando.
Si él lo quería así, lo tendría. Sonrió molesta y acomodó sus pechos, alzándolos un poco y ajustando su escote, ganándose una mirada de desaprobación de Natsu.
— Si me disculpas.- echó su cabello hacia atrás, moviendo sensualmente el cabello y caminó de la misma manera. Moviéndose elegante y atractivamente entre los presentes.
El pelirrosa tuvo que tragarse su mal carácter al observar como otros hombres la devoraban con la mirada. Santo cielo, esa mujer lo tenía hecho una mierda.
Lucy llamó la atención del hombre inmediatamente y la llamó a la zona vip, sentándola en su regazo mientras acariciaba levemente su trasero. Sabía que ella lo permitía solo para cabrearlo y vaya que lo consiguió.
Definitivamente Lucy era su completa perdición.
Podía aprovechar ese momento para investigar el lugar, ya que el hombre era el propietario del casino. Y así lo hizo.
Se apartó de todo el sonido de las maquinas de monedas y gritos eufóricos, y subió disimuladamente por una de las escaleras. Nadie lo notó, solo Lucy.
Bien, si a él no le importaba, a ella tampoco. ¿Qué esperaba? Ambos tenían una labor que cumplir, no era momento y coquetear entre ellos y escapar como tortolos de todo el peligro. Sonaba bastante tentador, pero ese no era su caso.
Enfocó su mente y continuó intentando seducir al hombre que gradualmente consiguió. Un lugar a solas sería perfecto para terminar con todo.
La guió hasta su oficina y dejo atrás a sus guardaespaldas.
Una vez dentro, era momento de actuar. Deslizó una de sus manos sigilosamente por la abertura de su vestido e intento tomar el arma sujeta alrededor de su muslo.
— Alto ahí, cariño.- las frías palabras del hombre la detuvieron, al igual que un arma amenazándola. — Las manos arriba y no intentes hacer nada estúpido.- eso no era una opción para Lucy. Intento nuevamente tomar su arma y un disparo impactó a pocos centímetros alejados de su cabeza. — Te dije que no hicieras nada estúpido. Las manos arriba.- le ordenó y esta vez obedeció.
Increíble. Ahora tenía problemas. El hombre se acercó y metió la mano entre su vestido, quitando el arma que escondía y aprovechándose un poco.
— ¿Creíste que no lo notaria?- preguntó contra su cuello y después aspiro de su cabello. — Hueles bien.- la besó de manera brusca y ella movió la cabeza intentado romper el contacto.
Era realmente asqueroso. Ya había lidiado con tipos así anteriormente, por lo que no era una novedad. Alzó su rodilla y la estampó contra la ingle del hombre, para después golpear su rostro con el codo.
— Perra.- maldijo y se retrocedió en dolor.
Lucy se apresuró a tomar su arma y antes de que pudiera empuñarla, otro disparo atravesó la puerta e impacto sobre la pierna del hombre. Este se desplomó sobre el suelo gritando en rotundo dolor y la puerta fue derribada en un segundo.
Natsu apareció con la mirada más furiosa que Lucy jamás vio en todo el tiempo que estaba juntos, o si eso podría llamarse. En ningún momento le dijo lo que sentía por ella en realidad y horas atrás, le demostró que el trabajo era más importante. Era la persona que menos quería ver en ese momento.
— Puedo hacer esto sola.- declaró molesta.
Tenía el labial hecho un desastre y eso demostraba que aquel hombre la había besado. La sangre de Natsu hirvió.
— No empieces con esa mierda de nuevo, Luce. Ahora no.- gruñó. Solo pensaba en meterle una bala en el trasero a aquel idiota.
— ¿Por qué carajos siempre tienes que aparecer así?- se interpuso en su camino. El hombre ya no podía hacer nada. — Puedo defenderme por mi cuenta. Deja de pretender que soy tuya y que te importo, porque sabes bien que no sientes…
La calló de la manera más encantadora posible. Con un beso posesivo, tranquilizador, delicado que la dejo sin aliento. Podía desmayarse ahí mismo entre sus brazos. La reclamó con los labios, fue tan perfecto para ella. Sintió que el corazón se le saldría del pecho. Dios, ¿Qué tenía este hombre?
— ¿Quieres dejar de ser tan orgullosa? Te amo, Luce. Sé que eres fuerte, ¿de acuerdo? Pero mi trabajo es protegerte, cuidarte, preocuparme por ti y eso no lo vas a cambiar.
Esas eran las palabras que ella quería escuchar. ¡Que se jodiera el hombre! ¡Que se jodieran todos! Estaba loca por Natsu.
Dejó que su arma cayera al suelo y lo sujetó del rostro con ambas manos para plantarle un beso profundo que lo dejo bastante confundido.
— Yo también te amo.
Eso ya lo sabía y su chica estaba actuando un poco extraño. Pero por una mierda, Lucy lo tenía jodido y escuchar esas palabras fueron un acto divino en su cuerpo.
— ¿Qué?
— ¡Y corten!- gritó una voz femenina.
Una mujer pelirroja y otro hombre de cabellos azules con un extraño tatuaje en su rostro entraron por la puerta.
— ¿Qué?- Natsu volvió a repetir. Estaba más que confundido.
— Ay, Natsu, mira como dejaste a Gildarts.- menciono la pelirroja. — Pobre hombre.
— ¡Chicos, llévense a Gildarts!- fue el otro hombre quien ordeno.
— ¿Qué?- volvió a repetir. — ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué estás aquí, Jellal? ¿Y porque esta mujer sabe mi nombre?
Jellal los miró a ambos con una sonrisa triunfante. Seguían muy juntos y no parecía que su presencia los incomodara.
— Ustedes es lo que sucede. Sabíamos lo que sucedía entre ambos y decidimos divertimos un poco. Además de ayudarlos, por supuesto.
— Solo que no creímos que Nat le dispararía a Gildarts. Va a pedirnos muchos billetes por eso.- agregó Erza. — Aunque todo lo demás salió perfecto.
La confusión era parte de la pareja central. Era increíblemente absurdo lo que estaban escuchando.
— ¿Planearon todo esto?- preguntó a rubia y ellos asintieron. — ¿Por qué?
— Porque te conozco, Lucy.- dijo Erza. — Y sabes que a pesar de todo, quiero que seas feliz. Al igual que todas mis chicas.
— ¿Todas las chicas?
— Por dios, Lucy. ¿Crees que no sé lo que sucede? Obviamente todas ustedes están locas por estos chicos y era bastante obvio que sucedería. Chicos malos, eróticamente atractivos, con un montón de testosterona masculina en cada parte de su cuerpo, solo un idiota no caería.
— Y ustedes están más que jodidos por ellas.- aludió el peliazul. — Estas mujeres los tienen agarrados de las pelotas.
Natsu sonrió y la atrajo más a su cuerpo.
— Así que… ¿No estamos en problemas?
— Por supuesto que no.- dijo Jellal. — Uniremos nuestras organizaciones, no sin antes hacer lo mismo con los demás.
— Seremos uno solo.- terminó la pelirroja. — Hablaremos de esto después. Es probable que quieran estar solos.- le sonrió a ambos y salió por la puerta, seguida por Jellal.
Todo era un completo enredo y eso lo hacía perfecto. Ambas organizaciones se unirían y ellos podrían estar juntos sin ningún problema.
Lucy se giró y lo abrazó por la cintura, plantándole un beso corto en los labios. .
— ¿Ahora qué?- sonrió. Estaba curiosa sobre cuál sería el siguiente paso.
— Ahora iremos por tus cosas. Te mudas a mi apartamento.
— ¿Y después?- preguntó sensualmente contra su boca.
— Tendremos sexo en todos los rincones de cada habitación.
— ¿Y después?
Él sonrió. Pensar en un después, en un futuro con Lucy era simplemente maravilloso. La rodeó con los brazos y suspiró.
— Te pertenezco, Luce. Puedes hacer lo que quieras conmigo.
Buenos, malos, no le interesa lo que fueran. Mientras tuviera a esa sensual rubia a su lado, todo lo demás no importaba.
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Esta fue la primera pareja. Dice completo, pero aun publicaré de las demás. No pregunten cuando, todo lo haré cuando tenga tiempo :3
Febrero será un mes difícil, pero Poleth me pidió este shot y obviamente lo hice ;)
Gracias por leer, espero les haya gustado. Un abrazo enorme!
Nos leemos.
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