Más allá de la vida por América Andrew.
Personajes les pertenecen a la escritora japonesa Keiko Nagita y la mangaka Yumiko Igarashi.
La noche se hacía cada vez más oscura ante la partida de mi amor.
Nunca olvidaré aquella noche que la hice mía por primera vez. Ella llevaba un vestido blanco traslucido satinado que la hacía ver radiante bajo la luz de la luna, pude mirar el delineé de sus curvas. Estaba sentado en la orilla del mar cuando ella se acercó a mí.
-Hola Candy, ¿no te parece muy tarde para caminar por la playa?-dije sin voltear observaba el horizonte.
-Necesitaba respirar aire fresco hoy ha sido un día lleno de muchas sorpresas- se sentó a mi izquierda contemplado el mar.
-Terry regresó.
Candy respiró profundo.
-¿Podemos hablar de otro tema?
-Candy si decides irte con él, no me opondré…
Candy se levantó y se puso frente a mí, lentamente se hizo a un lado cada tira del vestido haciéndolo descender hasta caer por completo en el piso.
-Candy…
Candy con su dedo índice me calló: -escucha... ya lo he superado eso fue hace tres años… Antes de que digas algo ten en consideración que ambos somos personas adultas. No me interesa la sociedad ni que se haya presentado un antiguo amor; solo quiero que esta noche la pasemos juntos, tú y yo sin importar las consecuencias del mañana.
-Podrías quedar embarazada.
-Sería dichosa de que me dieras el más hermoso regalo que se le da a una mujer.
-Candy.
-Albert, te amé, te amo y te amaré por siempre porque eres el hombre que ha estado conmigo en los momentos tristes y alegres. Tu dulce sonrisa me ha acompañado en las situaciones más difíciles dándome fortaleza para enfrentar cualquier agravio . Tu broche lo conservo para saber que a donde quiera que vaya tu estarás ahí.
-… No sabía…
-Lo mucho que te amo ¿Entonces dudas?
-Simplemente creí que al ver a Terry, tu corazón daría un vuelco hacia él.
-Las heridas tarde o temprano se cierran para no abrirse más Terry fue una herida que tardó tiempo en sanar y que en ocasiones se abría pero un día simplemente se cerró completamente y sanó.
-Candy yo también te amo. Lo que más deseo es hacerte feliz mi pequeña hechicera- Candy sigilosamente aproximó su cuerpo desnudo para decirme.
-Tú eres mi felicidad Albert.
- Candy, te prometo que seré el hombre más cariñoso y tierno de todos.
Bajo la luz de las estrellas y teniendo como único testigo nuestro creador y la fuerte oleada que empañaban nuestros cuerpos entregados por la pasión y el amor nos unimos en uno solo, jadeando de placer y amor, prometiéndonos una vida juntos, una vida eterna sin prejuicio de una sociedad que lo recriminan todo, solo por que alguna vez fue mi protegida. Ella era niña ahora es toda una mujer. No existe diferencia solo existen un hombre y una mujer que desean estar unidos por la eternidad.
Al recordar hoy aquella noche de hace más de treinta años aún la siento a mi lado como si nunca se hubiera ido al paraíso de nuestro Dios, yo sigo esperando mi momento para acompañarla y nunca más dejar a la que es y seguirá siendo mi única esposa: Candy White Ardlay.
Fin.
