Tengo una historia que contarles. Quizás gran parte de ella ya la conozcan, pero debo decirles que esta vez hay una parte en la que todo cambia drásticamente, esa parte que me hizo dar cuenta de lo que conlleva lo que es la vida, vivir de esta; a la vez de un sentimiento, una palabra, la formación de otros individuos, el volverse uno con alguien a quien aprecias, o para mejor en mi caso, la persona de la cual te hizo cambiar. No digo que mi historia sea un caso especial, o el único en el mundo, simplemente pienso que vale la pena el ser escuchada. La historia del cómo alguien llega a tu vida después de tener la peor perdida que hubieses tenido, la historia del como por primera vez sentí el amor plenamente… para después ser arrebatado. Pero las coincidencias de la vida que pueden devolverte casi de igual forma… lo que creíste haber perdido.


Era una mañana tormentosa, el peor clima que se pudiera presenciar en esas épocas del año. En un hospital se hallaba una mujer jadeante, sudando, y pujando; está dando a luz. Los doctores y enfermeras del lugar la vigilaban a todo momento, en caso de problema, mientras tanto fuera de la habitación no paraban de escucharse los flashes de las cámaras de los periodistas impacientes.

Un aparente doctor tomaba de la mano a la mujer, una hermosa pelirroja. Este no paraba de susurrarle palabras como "- solo un poco más –""-vamos ya falta poco, me encargare de que todo salga bien, solo no dejes de pujar –"y más.

Tanto fuera de la habitación, como dentro de esta, todo ruido fue silenciado tras un grito mezclado con dolor y satisfacción. Todos callados, no sonaba nada… absolutamente nada. No fue cuando las enfermeras cargaron a una pequeña criatura entre sus manos que este empezara a llorar como si no tuviese un mañana. El primogénito había nacido.

-Felicidades Doctor, es un precioso varón – Dijo la enfermera al compás que cargaba al bebé y cortaba el cordón umbilical. Los nuevos padres sonreían alegremente, su primer hijo varón había nacido sano y salvo. - ¿Cómo piensan llamarlo? – volvió a hablar la misma enfermera con entusiasmo

-Pensábamos en algo como… Maki… Nishikino Maki – La mujer, después de que su hijo fuese limpiado y preparado, lo cargo en brazos mientras veía su rostro y lo acariciaba con una de sus manos – No cabe duda que será un gran hombre… además de guapo – reían ambos tras el comentario ahora dicho por el señor Nishikino.

Todo parecía un cuento de hadas, hasta que te adentras en la realidad. A pesar de que ambos estuvieran felices por la llegada de su hijo, el sueño de muchos otros que desgraciadamente no logran tener aquella virtud, la verdadera razón de la llegada de aquel niño era la herencia de la enorme cadena de hospitales, de los cuales sus padres eran dueños. De no ser por esto él ni siquiera hubiera nacido, es más, ¡Ni sus padres se hubieran conocido! Pero a pesar de todo, sus padres tenían una ligera gota de amor, y un reducido espacio en sus corazones para el pequeño "Nishikino Maki".

Un día después del parto, la nueva familia salía finalmente de hospital con docenas de camarógrafos, reporteros y uno que otro paparazzi, esperando la salida de estos para invadir su privacidad, ¿Por qué?, bueno pues sin contar que eran los dueños de una gran empresa de hospitales, ellos eran de igual forma doctores genéricos especialistas en todo lo que se pudiera conocer en el mundo de la medicina, haciendo que su fama ganara impulso; otra cosa destacable eran los físicos que tenían, pues a pesar de ser de ya unos 40 y tantos años se conservaban como jóvenes de 20 años. Actualmente tenían contactos con empresas rusas y tradicionales japonesas, además de tener ciertas polémicas dignas de la farándula con cosas como "La señora Nishikino engaña a su esposo con la hija de la dueña del Dojo Sonoda" o cosas por el estilo afirmadas como falsas. Ellos eran parte del puesto más alto en sociedad del país del sol naciente, además de los más millonarios.

.

Es mi turno de contar lo que fue de mi infancia

Quizá estés pensando que mi niñez fue la mejor, y no lo niego ¡claro que lo fue!, mis padres siempre me daban regalos y juguetes enormes y caros, cosas que a cualquier niño le alegraban la vida. El único problema que creo haber sufrido fue el no tener niños de mi edad con quienes compartir mis juguetes, alrededor de la edad de los 5 años. Siempre jugaba con los mayordomos o las amas de casa, recuerdo una única vez haber jugado con mamá, pero no pasaba de eso. Jamás olvidare cuando comencé con mi mayor gusto en la vida: la música; lamentablemente y sin rodeos, este era imposible, mis padres rompieron mis sueños después de ver cómo destruían un pequeño pianito que tenía, sin tan siquiera importarles lo que sintiera. Si ahora lo pienso bien, me crie en un estricto estado de soledad tras no ser atendido correctamente por mis padres, y a pesar de jugar con los mayordomos yo no me sentía totalmente satisfecho; esto a futuro que me trajo consecuencias al entrar en la primaria. Era un chico egocéntrico y envidioso, no quería ya jugar con nadie que no fueran los mismos mayordomos, puesto que, mis padres una vez que yo les insistí por querer jugar con algún otro niño, ellos me contestaron:

"- Maki por favor, no hagas esto más difícil. Si piensas que alguna vez alguien va a querer jugar contigo solo por "querer jugar" estas muy equivocado. Escucha esto y que se te quede bien en la cabeza, la gente solo se acercara a ti por conveniencia-"

Eran las frías palabras de mi padre que me dejaron traumatizado. No quería aceptarlo pero… si papá lo decía seguramente era porque era cierto ¿no?, así que pensé por un tiempo, ¡claro que lo que decía era cierto! Tengo juguetes caros, cosas que o todos tienen y seguramente solo querrían estar conmigo para después robarse mis juguetes. Pensaba, sin saber que en realidad, todo era mentira.

Por aquel suceso fue que todos los largos 6 años de primaria me las pase en solitario. De 1° a 4° era todo igual, evitaba a todos con una frialdad que para un niño de mi edad era claramente increíble. Y a pesar de tener grabadas todas y cada una de las palabras que mi padre me daba cada día, después de contestar a su pregunta "-¿Qué tal tu día en la escuela? –", todo esto me afectaba. Por lo lejos veía a los niños de mi grupo jugando alegremente, logrando llenarme de una envidia que confundía con que simplemente se estaban burlando de mí.

Y después comenzó lo peor

La pubertad

Esos dos últimos años en los que mi cuerpo comenzaba a desarrollarse, al igual que mi atractivo físico, fueron un infierno. Las niñas no paraban de hostigarme con sus insinuaciones y declaraciones. ¡Y claro que yo también me sentía atraído por más de una! Simplemente había chicas lindas, y que para su edad tenían unos ENORMES… B-bueno dejemos eso de lado, eran las hormonas de cualquier chico en plena edad. Pero nuevamente las palabras de mi padre estaban ahí.

En mi último año recuerdo haber conocido a una genial chica, me agradaba y además era demasiado linda. Ella logro romper aquella barrera que tenía hacia todos, dejando mi frialdad de lado. Claro que ambos aun estábamos chicos, yo pensaba que estaba enamorado de ella, vaya ingenuo que era, en realidad era solo atracción. Aun así yo me le confesé, ganando rumores de parte de todos, cosas como "- ¿Quién diría que Nishikino-san era todo un galante del amor_""- creí que era gay –" y más.

A pesar de lo que digieran yo los pase por alto, y superando por primera vez todo lo que mi padre me decía logre conseguir mi primera "novia" que no resulto nada más que… todo lo que mi padre decía de las personas. Al poco tiempo de salir y de llevar una relación de aproximadamente 3 meses (Claro que esta solo consistía en agarrarnos de las manos y darnos besos solo en las mejillas) me di cuenta que solo me usaba para subir su "popularidad" además de usarme para que siempre le comprara cosas con la idea de: eres mi novio y debes hacer lo que yo diga.

La termine después de darme cuenta y de estar finalmente arto de su actitud. Recuerdo que esa noche, fue la primera vez que no pare de llorar en aquella desconsolada noche; no por haber terminado con ella, sino porque todo lo que alguna vez mi padre me dijo, todo lo que me advirtió de lo cual yo pensaba de vez en cuando que eran solo exageraciones, ¡todo! Resulto ser cierto.

Creo que eso es lo poco que puedo rescatar de mi infancia.

Y sin más la secundaria, la etapa que para muchos es la mejor, para otros la peor, para mí… al principio era exactamente igual a mi último año en primaria. Claro que ahora era más consiente de las cosas, y pase de ser un chico apartado a ser uno agresivo, después de todo me sentía lo suficientemente dañado por la otras personas, así que ¿por qué ellas no? Deberían sufrir incluso peor que yo si se lo buscaban al meterse conmigo.

Pero agradezco el haber sido por un tiempo así. Yo no curse mi primer año de secundaria, puesto que, la dirección me consideraba alguien con el intelecto de un alumno de un tercer grado. Así que si amigos, me saltaron primero y segundo grado. Aun así me obligaban a tratar a los de mi grupo como senpais, lo cual de vez en cuando me irritaba. Un día comía tranquilamente en una de las bancas de mi enorme escuela, esa banca era catalogada prácticamente como mía, pues yo siempre era el único que se encontraba ahí; aquel día un chico alto, un poco más que yo, rubio y de ojos azules, me miraba retador.

-Hey pequeño, lárgate de ahí. Necesito comer – me decía. Él era muy conocido en el instituto por su atractivo, su apellido y su carácter frio pero amable cuando se lo proponía, cosa que a mí no me demostró. Él me daba mala espina, no me agradaba y era de mi grupo, pero jamás le preste atención.

-Disculpa, pero no pienso moverme, yo llegue primero – Las personas que se encontraban recuerdan el momento como la peor conexión entre azul y amatista. No pensaba retirarme, así que de igual forma lo miraba a él, frio, serio y sin ninguna emoción.

-Je – bufó – Tienes agallas para contestarme ¿cierto? – Me tomo por el cuello de mi uniforme, levantándome y botándome al suelo como si de un objeto se tratase. Mi ira fue tanta que no tarde en levantarme y con fuerza lo golpeé en su rostro, haciendo que diera pasos hacia atrás aturdido

Ese chico quería problemas y claro que los tuvo, el rubio avergonzado por ser golpeado por mí y que las personas que dé en poco se iban acercando lo presenciaran aumento su ira, y sin más se volvió a abalanzar hacia mí. Ambos comenzamos con una pelea feroz, nuestros golpes eran proporcionados con fuerza extrema, lastimando incluso nuestros nudillos. La gente al darse cuenta de que ambos comenzábamos a ser más agresivos decidieron por comenzar a llamar a los profesores, quienes afortunadamente nos detuvieron antes de que alguno saliera casi literalmente muerto

Nos llevaron a la dirección como si de niños pequeños se tratase. Y al llegar a casa no recibí tan siquiera un "¿estás bien?" a pesar de mi situación. Mis padres aquel día no notaron mi presencia… así como en los últimos 4 meses

Por más sorpréndete que pareciera, mi odio por aquel rubio paso a convertirse en una enorme amistad de la que en verdad podía confiar. Después de que ambos nos confesaremos nuestras situaciones familiares, resultaba que Eri nunca conoció a sus padres, pues estos después de su nacimiento lo entregaron a su abuela, al parecer ellos necesitaban una heredera. Claro que su abuela no podía prestarle la suficiente atención que él requería, pero lo intento, muchas de las veces era Eri quien terminaba cuidándola a ella. Me conto el porqué de su actitud fría, la misma que la mía, había sido usado con anterioridad por conveniencia. Aquella vez que se meto conmigo no había sido más que para poder entablar algo conmigo.

Finalmente tenía un amigo

.

Pasó el año tranquilo, ahora con alguien inseparable con quien siempre me desahogaba. Cada vez me sentía peor sin saber porque. Llegaba a casa sin respuestas, en las noches mi padre solo venía a molestarme con bromas sin gracia ni sentido, mi madre ya ni me hablaba, solo me contestaba seca si es que yo lo hacía. Los mayordomos trabajaban sin descanso, y Eri no podía simplemente llegar a mi casa si se lo pedía, pues tenía cosas más interesantes que hacer. Mi soledad aumentaba y mi pasado me atormentaba. Parecía una chica traumada y chillona. Además de mi enorme preocupación, pues comenzaría la preparatoria… la última etapa de libertad que tendría, después de eso sería una marioneta más, tal y como mis padres lo esperaban.

Terminamos la secundaria y Eri y yo afortunadamente quedamos en el mismo grupo, en la misma escuela. No tengo nada bueno que rescatar del primer año. Lo bueno y lo mejor en mi vida llego al siguiente año.

-Nee Maki, no estas emocionado – Me hablaba entusiasmado Eri mientras que ambos nos dirigíamos a Otonokizaka, nuestra preparatoria.

-¿Por qué debería estarlo? – pregunté

-Tal vez este año ingresen chicas guapas – dijo sin vergüenza el descarado

-¿y tú para que quieres conocer a más, que no ya estabas loco por Toujo-san?

-Lo estoy, pero aun así

Suspire, este chico no tiene remedio

Entramos al edificio sin cuidado alguno, así que accidentalmente choque con alguien. Ella estaba a punto de caer así que con velocidad la tome de la cintura, evitando tal accidente. No me había fjado bien antes de chocar, pero vaya que era una chica muy linda, tanto que el solo verla y estar en esa posición me hizo sonrojar. Rápidamente la reestablecí de pie

-L-l-lo siento, ¿te encuentras bien? – me pregunto con voz tímida, enterneciéndome un poco

-S-si, no pasa nada. Debes tener más cuidado

-Lo lamento, S-soy nueva y… no sé qué hacer ni a donde ir

-Oh, deberías ir al auditorio, ahí dentro de unos minutos será la presentación para los nuevos ingresados – ahora era Eri quien hablaba al verme totalmente sonrojado y nervioso

-M-muchas gracias – la chica a punto de salir corriendo se despidió, pero no podía irse sin darme su nombre, ¡espera porfavor! Así que la tome de la manga de su saco, confundiéndola un poco

-¿C-cuál es tu n-n-nombre?

-S-Sonoda Umi – y ahora sí, salió disparada

-Escuchaste ¡es una Sonoda! Con razón de su belleza… Nee ¿acaso… te gustó? – me sonrió con picardía

-Hm –asentí levemente sin dejar de ver hacia donde anteriormente esta salió corriendo

Ese fue el comienzo del mejor momento de toda mi vida, o al menos… eso creía

Continuará…

Espero que le haya gustado este primer capítulo, desde hace tiempo que quería escribir un UmiMaki y pues, la inspiración se me dio bien ggg. Sé que debería actualizar mis otros fic´s pero bueeh, realmente esta historia será un poco pequeña, pero espero que les guste

Dejen sus comentarios para motivarme a seguir, y actualizar más rápido :u xD

Gracias a todos por leer y nos vemos en la siguiente actualización!