Cómplices
Capítulo 1 – Despertar forzado
RECT Inc. – Sala de reuniones de la presidencia
Silencio. Lo que hasta hace un momento había sido una acalorada discusión, ahora se ha convertido en puro y absoluto silencio. Shouzo Yuuki, presidente de RECT Inc., ahora se encuentra frente a una decisión que jamás pensó llegar a tener que tomar. Una gota de sudor recorre su rostro desde su frente hasta el borde derecho de su barbilla, la cual procede a limpiar con el pañuelo doblado que su hija le regaló especialmente el día de su cumpleaños. Mira la prenda y su mano tiembla, su cuerpo incapaz de ocultar la culpa que se cierne sobre él. No tiene derecho a tomar esa decisión, pero no tiene otra opción.
-Así que, señor Yuuki, esa es nuestra mejor opción. –Un hombre delgado, de facciones marcadas, casi como si su cráneo se transparentara a través de su piel, de anteojos redondos y cabello hacia atrás, vestido con un traje azul de rayas negras, camisa blanca y corbata gris, permanece entre ellos y la pantalla de proyección, donde aparecen algunos datos financieros.
-No… tiene que haber otra salida. Yo… yo no podría… -Se vuelve a limpiar el sudor, abrumado de la situación, avergonzado de ya no tener la fuerza para pelear que en su juventud solía demostrar.
-No la hay, padre. –Kouichiro, su hijo mayor, quien hasta ahora prácticamente ha fungido como único heredero del imperio Yuuki, librando a su hermana de asumir cualquier responsabilidad, está sentado frente a él, al lado contrario de la mesa. Parece estar de acuerdo con lo que el hombre, aparentemente abogado, está sugiriendo.
-Esta es la solución perfecta, señor. Si se desata otro escándalo de la misma magnitud, nuevamente estaremos bajo el escrutinio público, y la mala publicidad hará que las acciones de RECT caigan a un punto demasiado peligroso. –Explica el hombre, ayudándose del gráfico de línea que muestra una proyección con tendencia a la baja para los próximos seis meses. -La compañía ya no valdría nada. –Termina de acotar el abogado.
-No podemos permitir que RECT se convierta en el siguiente Argus, padre. –La actitud de Kouiichiro es más fuerte que la de él. Lo mira y reconoce en su rostro y en su actitud las enseñanzas de Kyoko, su esposa; siempre tan fría y dispuesta a hacer lo que haga falta para salir adelante. A su vez lo compara con Asuna, su hija, y nota el terrible contraste que existe entre ambos. Kouiichiro siempre pensó con el cerebro, y Asuna con el corazón. En estos instantes, Shouzo desearía que su hija le pudiese pasar un poco de su corazón a su hermano.
-Pero, arruinar una vida… -Piensa mientras mira hacia el reporte en la mesa. En él hay fotografías y datos que describen a una persona que no conoce muy bien, pero que sabe que es de suma importancia para su hija. Sus pensamientos son interrumpidos por el abogado, quien procede a proyectar la siguiente lámina, aparece el mismo rostro que está en los reportes.
-Sword Art Online, Alfheim Online, Gun Gale Online, el escándalo de la división secreta del gobierno que desarrollaba inteligencias artificiales con propósitos militares, y por lo menos 4 MMORPGs más donde ha habido escándalos. –Proyecta una fotografía. –Y en todos esos incidentes, la misma persona ha estado al centro de ellos.
-Kirigaya Kazuto. –Repite Kouichiro. La fotografía del carnet de estudiante de Kazuto está en la pantalla.
–Sospechoso de terrorismo informático en entornos virtuales, con un expediente abierto en la CIA de Estados Unidos y en el buró de investigación de nuestro gobierno. –Agrega un hombre de traje negro, cabello castaño y anteojos oscuros, que está sentado hasta el fondo de la mesa. Kouichiro asiente y vuelve a ver a su padre.
-Padre, le presento al señor Asada, Fiscal adjunto del ministerio público. –Intercepta el joven Yuuki. El hombre hace una pequeña reverencia, a la cual Shouzo contesta de la misma forma, para luego observar con horror a su hijo, dándose cuenta de que el plan ya está armado sin que a él le hayan informado nada hasta ese momento.
-Para nosotros, lo más importante es tener un chivo expiatorio que distraiga la atención de los medios de nuestra compañía. –Insiste Kouichiro. El señor Asada niega con la cabeza y lo mira con seriedad.
-A nuestro gobierno no le interesa la reputación de una empresa como la suya, pero si el señor Kirigaya es culpable de lo que se la acusa, entonces deberá pagar conforme la ley. –Su tono es determinante y poderoso, producto de años de experiencia en el rubro.
-Créame que compartimos intereses, señor. -Insiste el joven Yuuki. –Kirigaya Kazuto ha demostrado una y otra vez que donde él está, hay peligro, vidas comprometidas y daños a la propiedad pública. Por su culpa, ahora nuestra empresa tiene su reputación como garante de productos virtuales seguros comprometida, y eso es algo que no podemos permitir.
-En otras palabras, enviaremos a Kazuto-kun a la cárcel para que nuestra empresa no se hunda, ¿es eso, Kou-kun? –Pregunta su padre, culpable.
-… Es así. –Responde él, serio.
-¿Y qué le diremos a Asuna-chan? –Suspira mientras vuelve a ver la lámpara que ilumina la habitación. Los anteojos de Kouichiro brillan mientras baja levemente la cabeza.
-Nuestra madre ya arregló la alianza con ACE Electronics. –Explica calculador. –Lo que le pase o no a Kirigaya-kun nunca tuvo que ser relevante para Asuna en primer lugar. –Tanto el señor Asada como el abogado guardan silencio ante la declaración, en parte sorprendidos por la actitud del joven, quien se desempeña como el empresario que es.
-Vaya… -El padre de familia cierra los ojos y suspira otra vez. -¿En qué momento nos convertimos en esto, Kou-chan? –Su pregunta es una mezcla de lamento y confusión.
-Siempre lo hemos sido, padre. Es mi hermana la que tiene que despertar de su juego de la casita. –En sus ojos se revela un poco de emoción. –Una y otra vez, Kazuto siempre ha arruinado nuestros negocios, ¿Qué acaso no lo ves? –Insiste furioso. -Y lo has aguantado porque mi hermana está encaprichada con él. Ya es hora de que ambos paguen por insistir en huir de la realidad. –Expone su argumento, su expresión severa y apasionada. Shouzo mira sus ojos y ve que no hay mentira en ellos, por lo que finalmente se reincorpora en su silla y declara su decisión.
-Acusaremos a Kirigaya-kun. –Le informa al fiscal. Luego baja la mirada. –Perdónanos, Asuna-chan.
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Escuela de supervivientes de SAO – 9:00 a.m.
Es el salón del club de mecatrónica. En él se pueden apreciar a varios estudiantes trabajando en sus proyectos, distribuidos por mesas, donde tienen diferentes materiales entre tarjetas madre, módulos de hardware inteligente y otros dispositivos. En una de ellas se encuentra Kazuto, sentado en un banco, con la chaqueta desabotonada y la corbata floja, portando lo que parece ser una webcam en su hombro derecho por medio de un módulo que la mantiene fija sobre su clavícula. Está sumamente concentrado en lo que parece ser un juego de cámaras digitales que graban sobre una pantalla verde de 30 x 30 centímetros, y que está extendida sobre la mesa. Los datos que las cámaras graban se transmiten a una laptop que tiene junto a él, en la cual aparece una manzana en torno a la cual Yui, en su forma de hada, está volando emocionada.
-Puedo verla claramente, papa. –Le explica la niña. –Incluso puedo tocarla. –Le muestra desde la laptop, poniendo ambas manos sobre la fruta y dándole una pequeña mordida. –Pero no sabe a nada… -Le enseña su lengua con algunos trozos de la fruta en ella, los cuales se convierten en polígonos digitales en cuanto le son mostrados.
-Ya veo… hemos logrado recrear la textura y la forma general, pero el algoritmo de la codificación de sabores todavía no está suficientemente desarrollado… -Se lleva el puño a la barbilla y se da un par de golpecitos en ella, pensando. –El algoritmo de los sabores…
-Por cierto, papa, ya es hora de comer. Mama te está esperando en el lugar de siempre, y, según el programa que me instalaste para monitorear el peso, forma, masa y volumen de la canasta de comida, puedo reportar que el día de hoy mama trae sándwiches. –Explica orgullosa.
-¿Sándwiches? –Pregunta emocionado, levantándose en el acto. Si existe una cosa que trasciende más allá de cualquier cosa importante en este mundo, esos son los sándwiches de Asuna. Sin perder un momento, apaga el equipo, cierra la Laptop y se la lleva bajo el hombro, corriendo emocionado a encontrarse con su novia. El resto de los miembros del club, la mayoría de aspecto de nerd tradicional, solo lo ven pasar, medianamente envidiosos de la suerte que tiene el chico.
Asuna y él han sido novios desde que lograron escapar de Sword Art Online, el juego de la muerte programado por Akihiko Kayaba, cuyo objetivo era crear un mundo real en una plataforma digital. Kazuto piensa que, a juzgar por la gente que conoció, las experiencias que vivió, y el crecimiento que tuvo, sin duda Kayaba logró su cometido. Fue en ese mundo donde se sintió vivo por primera vez, y eso le sirvió para ser una mejor persona en el mundo real. De todo ello, piensa, sin duda lo más importante para él es haber conocido a Asuna, y que ella permanezca a su lado aún ahora.
La imagen de Asuna bailando en un campo de girasoles viene a su mente y eso lo sonroja un poco. Asuna. La segunda chica por la que sintió algo especial, y su primera novia. La que le enseñó que los besos pueden ser dulces y que la piel de las mujeres es tan suave como dicen. Aquella cuya mirada es capaz de atraerlo como el néctar a las abejas, con sus ojos del color de la miel, su olor a primavera, su piel blanca y sedosa y su cabello del color del ocaso que tanto le gusta compartir a su lado… su Asuna, la que hace que su corazón palpite a mil por hora con sus abrazos, y que su boca reclame el contacto con la de ella, aquella que es única y especial para él, su primer gran amor, su Asuna.
Esa misma Asuna ahora está esperándolo sentada junto al árbol bajo el cual suelen compartir su almuerzo. Sus manos apoyadas en la banca y sus piernas cruzadas a la altura de los tobillos, mirando caer los pétalos de cerezo, que anuncian el fin de la primavera.
-Llegaste puntual, Kirito-kun. –Lo saluda con su timbre acostumbrado. Kazuto siente que "Kirito" es más su nombre que el suyo, siendo que todas las cosas importantes que ha hecho con su vida han sido bajo el avatar del mismo nombre. Kirito… es solo natural que Asuna, quien lo conoció bajo ese nombre, se enamoró de él con ese nombre y lo ha acompañado desde entonces, insista en llamarlo de esa forma. Para ella, él es Kirito, y para él, ella es Asuna, en ese mundo o en cualquier otro.
-Llegué. –La saluda con una mano, aproximándose. En ese momento mira la cámara de su hombro y se autocorrige. –Mejor dicho, llegamos. –Aclara con una sonrisa.
-Es verdad, mama. Yo también estoy aquí. –Se presenta Yui, cuya voz emana del dispositivo. –Papa tenía mucha hambre, por lo que vino corriendo.
-Eso y que tenía muchas ganas de ver a mi amada Asuna. –Aclara levantando el dedo índice. Asuna hace una sonrisa y se corre a un lado de la banca para que él pueda sentarse, lo que hace sin que se lo indique. –Estoy avanzando bastante con el dispositivo de proyección AR de tres dimensiones. Yui me estuvo ayudando a indagar las fallas que tiene, y detectamos que el algoritmo de sabor está viciado. Por alguna razón no le está dando el sabor a las cosas… aunque no es que el sabor sea tan importante… -Comienza a hablar mientras toma un sándwich de la cesta y comienza a masticar. Asuna guarda silencio mientras le sirve un poco del té que traía en un termo, el cual él recibe automáticamente con la mano izquierda, procediendo a dar un sorbo.
-Sí, mama. Esa fruta no sabía a nada. –Agrega Yui, con expresión de disgusto.
-Ah, debe ser una fruta muy triste. –Comenta Asuna, sin realmente entender de lo que están hablando. Capta que la fruta no tiene sabor, y con eso le alcanza para por lo menos tratar de seguir el hilo de la conversación. Mientras Kirito habla, ella parece tratar de reunir valor para decirle algo, pero su lenguaje corporal denota que no sabe cómo. Sus ojos no lo miran fijamente y constantemente frota sus dedos, haciendo lo mismo con sus zapatos.
-Tal vez deberíamos utilizar la variación del algoritmo aplicado a otro sabor, para averiguar si es con ese específico o es en general. –Le propone Kirito a Yui, quien contesta igual de emocionada.
-¡Esa es una buena idea, papa! –Comenta feliz.
Asuna los escucha y no puede evitar que una sonrisa se dibuje en su rostro. Kirito y ella siempre fueron muy diferentes. Sus intereses, sus gustos, sus temores, sus personalidades, su educación, sus círculos sociales, sus fortalezas y debilidades… en todo son distintos. Alguna vez lo habló con él, y su respuesta fue que si el amor existe, entonces lo demás se adapta por su propio peso, "como un rompecabezas", en sus propias palabras.
Sin embargo, del rompecabezas, no todas las piezas han encajado todavía. Por una, Kirito casi no tiene amigos. Los únicos que le conoce son Klein y Agil, ambos de una edad superior a la suya, y con los que comparte ser sobrevivientes de SAO. Lo que sí tiene de su edad, y a montones, son amigas. Amigas que en mayor o menor medida están interesadas en él, y que las circunstancias han forzado a que sean todas de su mismo círculo social. A veces Asuna se siente como la reina del harem, y no sabe ni cómo ni cuándo llegó a esa posición. De todas ellas, sin embargo, sólo hay una persona que realmente le preocupa. Aquella que en su corazón sabe que puede estar más cerca de Kirito que ella misma, por el hecho de que, a diferencia de ella, esa chica es igual a él. Su forma de pensar es similar, su personalidad es parecida, hasta sus heridas del pasado son similares… como si hubiesen sido hechos con el mismo molde. Eso la desespera tanto que a veces cree que hasta en la cara se parecen. La imagen de Shino Asada, la querida "Sinon" de Kirito, aparece en su mente, mirándola con una expresión de seriedad parecida a la de él. Sinon y Kirito son más que amigos. Entre ellos existe un vínculo que Asuna no es capaz de alcanzar, y eso la aterra. En el fondo de su corazón teme ser ella la "media naranja", mientras que Sinon es "el alma gemela". Por supuesto que cualquier cosa que tenga que ver con el alma suena más mística y elegante que las naranjas. La chica, por su parte, siendo tan parecida a Kirito como es, no tiene idea de todas esas ideas que atormentan a Asuna. Ella solo es la mejor amiga de Kirito, portándose como tal, llena de naturalidad e inocencia en todas sus interacciones. Es tan fuerte y a la vez tan inocente que Asuna se ahoga en culpabilidad cuando piensa en todas esas cosas.
Como ahora, por supuesto. Y como cada vez que piensa en ella en general.
Quisiera parecerse más a él, y, aunque "el amor es suficiente", cada día tiene más miedo de que no sea así. La segunda pieza del rompecabezas es la que es más difícil de encajar: su familia. El grupo de personas que no vive un día sin criticar el novio "por diversión" que tiene. De repente, el pensamiento al cual su corazón el huía se vuelve a hacer presente. Su madre ha vuelto a insistir en casarla con el heredero del imperio de electrónicos, quien, por suerte para su madre, es primo de la familia, lo cual facilita hacer los arreglos.
Ella nunca fue una persona muy fuerte. Siempre se consideró débil, y no fue hasta que entró a SAO que comenzó a cambiar esa percepción de sí misma. Cuando conoció a Yuuki, aprendió a pensar en ella misma como una persona valiente tanto adentro del mundo digital como afuera de éste, sin embargo, es su familia quien se ha encargado de recordarle a cada segundo en torno a qué es que tiene que ser valiente, y, por supuesto, no se trata de Kirito, sino de "su futuro", una palabra que odia con todas sus fuerzas.
Y entonces nota que el tercer elemento del rompecabezas es que no puede hablar de nada de ello con Kirito. Le da miedo hacerlo. No por el hecho de que le tema, sino más bien, no quiere que sepa que tiene problemas por su culpa. En el fondo quisiera que él le preguntara, pero él, siempre en su mundo, en lo último que piensa es en que exista algún tipo de problema en la relación perfecta que lleva con ella, y Asuna prefiere que las cosas sigan así.
-¿Asuna? –Ahora es ella quien se ha abstraído en sus pensamientos, quedándose en blanco cuando el chico la llama por su nombre. -¿Todo bien, Asuna? –Pregunta él, con su rostro preocupado. Asuna se borra la inseguridad del rostro y le responde con una sonrisa.
-Estaba pensando en que le tuve que haber puesto más del condimento que te gusta, Kirito-kun. ¿Te sabe bien así? –Le pregunta mientras le da una mordida a uno de los sándwiches.
-Sí, para mí están perfectos.
-Entonces los haré así mañana. –Contesta feliz.
-Vas a casarte con Kenta en cuanto te gradúes de la preparatoria.
-¡Pero mamá…!
-¡He dicho! –Sus palabras fueron contundentes. Asuna lloró, rogó y suplicó. Se esforzó por sacar dieces y dieces, pero ya no fue suficiente. Su familia se enfrentaría a la ruina económica si no lo hace, y ante ello… ya no hay nada que discutir.
-¿Asuna? –Pregunta de nuevo Kirito. Asuna se pone de pie y junta las manos tras la espalda.
-¿Sabes una cosa, Kirito-kun? –Le pregunta con voz suave mientras arquea la espalda hacia el frente.
-¿Qué cosa? –Se acomoda en la banca.
-Te amo mucho. –Le dice con las mejillas sonrojadas. Aún si toda su vida está rodeada de mentiras, puede decir con seguridad que esas palabras son ciertas.
-Y yo a ti, Asuna. –Responde inocente. Asuna se da la vuelta en el instante en el que dos lágrimas se asoman por sus ojos, prontamente limpiándoselas con un movimiento de la mano, engañando por completo a Kazuto, quien no se percata de ello. –Por cierto, quedé con Sinon de pasar por ella para ir por entradas para la convención de mecatrónica del próximo domingo, así que iré a traerla al salir de clases. –Le dice mientras la campana de la escuela empieza a sonar. Asuna, que por dentro solo desea llorar entre sus brazos y decirle que no la deje ir, se limita a hacer un gesto afirmativo.
-Entendido. No sabía que a Sinon-san le gustara también eso de la mecatrónica. –Su voz es ligeramente escéptica mientras recoge los restos del almuerzo.
-Ella quiere ir porque se va a presentar un nuevo tipo de lente de contacto que se supone que puede mejorar la puntería en el mundo real. Además, también Silica dijo que quería ir con nosotros.
-¿Silica-chan? –La mención de su amiga Keiko la saca de sus pesadillas de infidelidad.
-A Silica le interesa estudiar física cuando vaya a la universidad, y dicen que habrá un módulo de presentación de aplicaciones de la mecatrónica a la promoción de reacciones cuánticas en ambientes controlados.
-… ¿Silica-chan quiere ser científica? –Pregunta extrañada. Sin embargo, se siente muy mal como para darle más cuerda al asunto. –Bueno, si es así, que se diviertan. –Le dice sonriente. Kirito le sonríe de regreso, convencido de que todo está bien.
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Residencia Kirigaya -12:00 m.
Una patrulla de policía se ha detenido frente a la casa. Dos uniformados inspeccionan los alrededores de la propiedad, llegando a la conclusión de que no hay nadie en casa. Uno le hace un gesto de negación al otro, y éste acepta levantando los hombros.
-Supongo que estará en su escuela. –Responde casual.
-¿Vamos a buscarlo ahí? –Le pregunta el otro.
-Pues… veo que no tenemos otra opción. Si no lo hacemos, el fiscal Asada va a asarnos vivos, ¿entiendes? –Le dice afligido.
-De acuerdo. –Contesta serio. El otro, sin embargo, se detiene con un poco de frustración en el rostro.
-¿Sucede algo?
-¿Qué? ¿Acaso no fue gracioso?
-¿El qué, señor?
-El fiscal Asada va a asarnos… -Repite tímidamente. Ambos guardan silencio por unos segundos. –Ok, vámonos. –Le dice serio. Ambos suben a la patrulla y se dirigen a la escuela.
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Escuela de supervivientes SAO – Cafetería
Desde la ventana de la cafetería, Rika y Keiko practican su ritual cotidiano de espionaje a la pareja. Rika está de brazos cruzados, con expresión seria, mientras Keiko se dedica a tomar apuntes de su libro de química.
-¿En verdad estás haciendo eso en estos momentos, Keiko? –Pregunta Rika incrédula, incapaz de despegar la mirada del asiento de primera fila que tiene para la interacción de los, para ella, tórtolos.
-Papá me inscribió en un curso de preparación para la universidad, así que tengo que estudiar bastante si quiero alcanzar un cupo en la carrera que quiero. –Se explica como si ya hubiese repetido el mismo discurso varias veces. –Tú también deberías estar estudiando, Rika-san. –Le dedica una mirada de soslayo, notando que su amiga sigue igual de preocupada por la relación de sus dos amigos. Keiko, sin embargo, a diferencia de Rika, hace tiempo que ha notado que las cosas no están tan bien entre la pareja de oro como a simple vista parece. Sin embargo, respeta mucho a Asuna y espera que, sea cual sea la cosa que la atormenta, sepa resolverlo.
-Oye, Keiko… -El tono de Rika pasa de celoso a serio en un instante.
-¿Qué sucede, Rika-san? –Su tono de respuesta es como el de una madre comprensiva.
-…Asuna… está llorando… -Le dice con voz temblorosa. Keiko se sorprende y de inmediato vuelve la mirada hacia el árbol, bajo el cual, Asuna está efectivamente llorando sentada en la banca.
-¿Qué pasó? ¿Kirito-san le hizo algo? –Pregunta contrariada. Rika niega con la cabeza.
-Hm-hm. –Niega con la cabeza mientras da la respuesta gutural. –Se veía feliz hasta que Kirito se fue… luego… alguien la llamó por teléfono, y después… comenzó a llorar…
-¿Qué crees que sea? –Le pregunta extrañada.
-No tengo idea… -Los ojos de Rika tiemblan al ver a su amiga tan desconsolada. En los últimos meses, poco a poco, de manera casi imperceptible, Asuna se ha estado alejando de ellas. A veces no podía salir, a veces no podía conectarse, o no estaba en el chat que compartían, detalles que ahora se amontonan para hacerle darse cuenta de que no tiene idea de lo que le pasa a Asuna, a quien ahora siente más lejos que nunca.
-Asuna… -Repite la pecosa.
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Escuela privada Toho 3:00 p.m.
El timbre de salida acaba de sonar. Las estudiantes, como todos los días, salen apresuradamente en grupos de dos, tres o cuatro en diferentes direcciones, algunas ávidas de la diversión que les espera al salir, otras yéndose directo hacia sus casas, pero todas compartiendo que fundamentalmente solo se preocupan por sí mismas. O por lo menos, esa es la idea que Shino capta cuando las ve caminar. Ella, a diferencia del resto, no tiene a alguien con quien caminar al salir de la escuela, y no es que realmente lo necesite. Siempre pensó que el silencio es una cualidad que la gente no valora lo suficiente, y no tener a alguien que la distraiga de sus pensamientos siempre es algo bien recibido.
Sin embargo, desgraciadamente para ella, sí existe alguien que cae dentro de la clasificación de "amigo", y que constantemente termina involucrándose con ella para cada cosa rara que al universo puede ocurrírsele. Alguien a quien constantemente termina queriendo golpear, pero que la entiende como nunca pensó que alguien pudiera comprenderla, y que le hizo ya no sentirse sola.
Ese idiota presumido, a veces afeminado y otras masculino, usualmente extraño que insiste en mostrarse con su motocicleta afuera de la escuela como si fuese algún tipo de renegado, y que está frente a ella en esos instantes.
-Hey, Sinon. –La saluda en tono fresco. Sinon se sonroja mientras escucha nuevamente los comentarios de sus compañeras a la distancia, distinguiendo la palabra "novio" entre el cuchicheo. Los balbuceos la enfurecen y decide apresurarse lo más que puede. Llega hasta él, quien intenta saludarla, pero ella solo lo pasa de largo y se sube a la motocicleta, poniéndose el casco en el acto.
-Ya vámonos, que me estás avergonzando con la gente… -Se queja ruborizada. Kazuto deja salir una sonrisa y se sube, procediendo a arrancar. En la escuela, las compañeras continúan su chisme al verlos alejarse.
-Entonces era verdad, el novio de Asada-san si es un rebelde de otra escuela… -Comenta una chica.
-Dicen que es una especie de hacker informático o algo así.
-¿Si? Yo creía que era el líder de una banda de mujeres que quiere reclutar a Asada-san. Dicen que anda con todas al mismo tiempo… -Agrega otra.
-Nah, no puede ser… ¿o sí? –Pregunta una última.
De camino, Sinon se abraza a la espalda de Kirito con naturalidad, como si la espalda que siente contra su pecho ya le fuese completamente familiar. Puede sentir como el viento de la carretera pasa por sus piernas y se da cuenta de que es una sensación agradable, a la que se acostumbró gracias a él y a sus paseos exprés por la ciudad. Mientras piensa, sin embargo, remembra sobre algo y decide comentárselo al chico.
-¿Qué es? –Le pregunta él, sin siquiera darle tiempo a ella de comentarle que hay algo que le preocupa. Él siempre fue así, adivinando sus pensamientos como si fueran los suyos propios. La mayoría del tiempo incluso llegaban a las mismas conclusiones sin siquiera haberlas discutido. Él le hizo ese comentario un día y ella solo respondió con un "qué extraño" haciendo una cara siniestra. Con él puede liberar un lado tonto que usualmente no deja que la gente mire, y eso la hace sentir bien.
-Yo… ya te he hablado de mi familia… -Le dice con incomodidad, no de contarle a él, sino de lo que le cuenta le hace sentir. Kirito sabe eso y se limita a estacionarse en el lugar para comprar las entradas para la feria.
-Continúa. –Le suplica mirándola hacia atrás. Ella se lleva las manos al pecho y vuelve a ver a un lado.
-Es… mi padre. –Sus ojos tiemblan al mencionarlo. Sinon nunca habla de su papá. Lo que él sabe es que trabaja para el gobierno y que es abogado. A pesar de todo, de él es que Sinon heredó parte de su inspiración para convertirse algún día en policía.
-¿Qué pasó con tu padre? –Se acomoda apoyado en la motocicleta mientras Sinon permanece sentada con el casco entre las manos.
-Él me llamó hoy en la mañana. Dice que estará en la ciudad unos días. –Al escucharla, Kirito se sorprende. Sinon no sabe qué pensar sobre su padre desde que se divorció de su madre cuando ella era una niña pequeña; en alguna ocasión se lo comentó, pero comprende que no le guste hablar del tema. Si él estuviese en la misma situación, probablemente no quisiera verlo.
-¿Y qué piensas hacer? –Le pregunta él, fijándose en la expresión de sus ojos. Se precia de que es fácil para él leerla, a pesar de que con el resto de chicas que conoce tiende a ser bastante denso. Tal vez sea porque se parece a él, pero con ella siempre fue diferente.
-Todavía no sé, Kirito. –Le dedica una mirada de confusión. Kirito reconoce esos ojos de miedo, y rápidamente aprieta los puños y se le pone enfrente para mirarla.
-Pienso que deberías verlo, Sinon. –Le dice decidido. Kirito casi siempre es ambivalente, caminando entre ser un idiota y ser la persona más confiable y capaz del universo. Dependiendo de cómo se sienta ella, eso la hace explotar o desactiva las bombas de su carácter. Con esa respuesta rápida es como si le hubiese ahorrado horas de monólogos interiores, enfrentándose a su propia fragilidad que nadie sino él conoce. Ver a su padre… lo imagina frente a ella, con su mirada impasible y fría, observándola con decepción por no haber sido lo que él esperaba, un hombre.
-Es hora de enseñarle el tipo de hija que se ha perdido. –Insiste Kirito. De alguna manera siempre le dice las palabras adecuadas, y eso la reconforta.
-Bueno, creo que es hora de que vayamos por nuestras entradas. –Se dispone feliz, reanimada por las palabras del chico. Ya que está con él, puede darse el lujo de soltarse un poco. Kirito estaciona la moto y comienza a seguirla, con las manos en los bolsillos. -¿Y qué pasó con Silica-chan? Pensé que vendría también con nosotros. –Le comenta casual. Él niega con la cabeza y da un pequeño suspiro.
-A Silica por fin le picó el bicho de la universidad, así que desde la mañana me encargó que le comprara la suya. Ya no pude verla en el descanso del almuerzo. –La excusa mientras avanzan.
-Oh, si no te conociera, pensaría que lo hiciste para estar a solas conmigo. –Comenta irónica. -Ten cuidado o me emocionaré, Kirigaya Kazuto-sama. –Le dice en tono de burla. Su comentario pone azul a Kirito, pero ella de inmediato le responde con un guiño de ojo.
-No me digas que de verdad te lo creíste. –Deja salir una pequeña risa que lo tranquiliza. –No estoy loca para ir en contra de Asuna-sama.
-¿Qué hay con el –sama? –Le pregunta curioso. Sinon se detiene y le hace una mirada fría, de esas que le hace cuando está enojada con él. De inmediato su cerebro procesa en un nanosegundo cualquier cosa que pudo haberla hecho enojar, pero no encuentra ninguna. Sinon es como su gemela siamesa extraña, con la diferencia de que no está tanto en la informática, podría vencerlo de un golpe en la vida real, y que, después de todo, es una chica. Sus pensamientos se interrumpen cuando, en medio de su seriedad, por un segundo le saca la lengua. Ambos guardan silencio un instante.
-… Eres un idiota. –Esconde su lengua y desvía la mirada, sonrojada.
-… Ciertamente lo soy. –Responde él, inmediatamente dejando escapar una pequeña risa, la cual termina contagiando a la seria joven, que sonríe levemente. Kirito la mira sonreír y se siente bien, inconscientemente feliz de que ella se la pase bien, divirtiéndose él mismo a la vez. Ese tipo de sensaciones, muy en el fondo sabe que son diferentes a las que siente cuando está con Asuna, aunque no es algo que podría explicar.
-¡Mira eso! –En una de las vitrinas del centro comercial, reconoce una figura de acción de Kamen Rider, mirándola con emoción. Kirito recuerda que a Sinon le gustan las series de acción, en las que los héroes justicieros luchan por la paz y el bien del mundo. A él también le llaman la atención esas historias, pero no es tan apasionado como ella al respecto.
-Kamen Rider, ¿es una clásica, no? –Pregunta con interés.
-Eso es decir poco. –Le contesta seria. Sinon nunca fue muy expresiva, pero él ha aprendido a distinguir entre sus diferentes tipos de seriedad, identificando el que tiene ahora como el modo fangirl-seria. –Kamen rider es… -Se sonroja al darse cuenta de que él se ha dado cuenta de que está emocionada. -… un buen anime. –Dice sin más. Él sonríe un poco y se dispone a entrar a la tienda, al mismo tiempo que ella está a punto de detenerlo. Sin embargo, ambos son detenidos en ese instante, rompiendo el momento que hasta ahora compartían.
Dos hombres de traje, con apariencia de policías, les cortan el paso.
-¿Kirigaya Kazuto-san? –De repente, el hecho de que son policías se confirma. Tanto Kirito como Sinon adivinan que lo que está a punto de suceder no es nada bueno. Ella intenta tomarlo de la mano y escapar, pero él se planta en el piso, impidiendo que ella lo arrastre. La joven mira su rostro y reconoce la cara de determinación que pone cuando está dispuesto a enfrentarse a algo.
-¿Qué sucede? –Pregunta él, serio.
-Kirito… -Musita Sinon, quien de repente siente que su amigo es arrastrado por una corriente de la cual no lo puede rescatar, cuando las palabras que ambos previeron son pronunciadas frente a él.
-Queda arrestado por los delitos de terrorismo virtual agravado, difamación y asesinato en primer grado por medios electrónicos. –De inmediato uno de los hombres lo sujeta y en un abrir y cerrar de ojos le colocan esposas con las manos detrás de la espalda.
-¡Hey! ¿¡Qué!? –Profiere extrañado.
-¡Kirito! –Intenta llamarlo Sinon, pero rápidamente es apartada por uno de los hombres. La escena, que era distinta hace un segundo, ahora se ha convertido en algo completamente diferente. Una pesadilla estaba a punto de comenzar, una donde Kirito está a punto de despertar a un mundo que hasta ese momento había sido desconocido para él, y para Sinon, quien sabe que lo único que puede hacer es perseguirlo.
-¡Kirito! –Grita mientras los hombres rápidamente ingresan a Kirito a una patrulla.
-¡Esperen! ¡¿Qué rayos?! ¡SINON! ¡SINON! –Intenta gritarle, pero los policías le empujan la cabeza hacia el interior del vehículo. -¡LLAMA A ASUNA! –Le instruye antes de arrancar. Sinon se queda pasmada por unos instantes, hasta que cae en cuenta de que no puede perder el tiempo. No sabe lo que pasa, pero no dejará a Kirito solo, pase lo que pase.
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En otro lado, una llorosa Asuna está ante su hermano, quien acaba de darle las noticias sobre lo que se acaba de desatar.
-Kirito… -kun… -Intenta darse la vuelta y correr hacia él, pero es sujetada por el poderoso brazo de su hermano. Ella intenta zafarse con todas sus fuerzas, pero un apretón severo del decidido joven la detiene en su lugar.
-Se acabó, Asuna. –Sus palabras la hacen despertar a ella a su realidad también. ¿Acaso todavía puede luchar? ¿Qué sentido tiene? No puede dejar a Kirito-kun a su suerte… debe poder hacer algo, ¿pero qué?
Desde más atrás, su madre, que hasta ese instante tenía los brazos cruzados, sonríe.
(Continuará)
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Ok, si querían un fanfic de Kirito y Sinon, pues este es uno. Sin embargo, pensé que no se puede dejar de lado la relación con Asuna, así que será uno de esos triángulos de Betty y Verónica que se ven por ahí. Alguien me dijo que el drama no se me daba mal, así que vamos a hacer este experimento. Lo actualizaré cada dos o tres semanas mientras no termine el de El poder del mal, que sigue teniendo toda mi atención, jaja.
Bueno, esto es todo por ahora, si te gustó o tienes alguna opinión, deja tu comentario, que es muy importante. El Poder del mal será actualizado este fin de semana. Hasta la próxima.
