EL HEREDERO

DISCLAIMER: Todos los personajes conocidos son propiedad de la Warner y J. K. Rowling. Fan fiction escrito sin fines de lucro. Mero amor al arte.

NdA: esto es algo complicado de explicar, me ha nacido la idea loca de mezclar un poco lo "Coelho" con lo "Weasley" lo cual quiere decir que hablaré un poco sobre "Wicca" o "La tradición de la luna" y meteré a una Wiccan (nombre que se le da a los practicantes de la tradición) a Hogwarts. ¡Esperen sorpresas!

DEDICATORIA: a la Snitch (sister), aunque no te haya visto ultimamente tenemos mucho que platicar eh!; a Cristi (mi ma'), que fue la primera en saber de la existencia de este fic y la persona con la que más paso en el teléfono y a Polgara que siempre lee mis fics ¡gracias Polgara!

CAPÍTULO 1: VIDA NUEVA

Morgan White era una chica muy peculiar, era una bruja, pero su magia era adquirida. Era practicante y fiel seguidora de Wicca, una tradición de brujas y hechiceros que convivían en perfecto equilibrio con la naturaleza.

Sin embargo, aunque para Morgan esto era completamente normal y saludable, las personas la veían como un bicho raro, pensaban que invocaba al demonio y que su culto era meramente satánico, no comprendían por qué se quedaba en el jardín hablando sola y tampoco por qué le hablaba a las plantas mientras las regaba.

-¿Por qué haces eso?- le preguntó un día un chico curioso -¿qué cosa?- respondió la chica con una sonrisa -¿hablar con el árbol? -si- dijo el chico conteniendo la risa -necesito unas hojas frescas para un té- contestó -y podo permiso al gnomo del árbol para poder arrancarlas -¿gnomo? ¿Qué gnomo? -todas las cosas en la naturaleza están protegidas pro un gnomo, un hada, una ninfa o alguna criatura mística, no podemos violar su propiedad así como así... -¿quieres decir que hablas con un gnomo? -si, ahora ¿puedes dejarme continuar mi trabajo? ¡Me urgen esas hojas!

Morgan continuó hablando con el árbol, de pronto se quedó quieta y una ráfaga de viento se filtró por las ramas del árbol, tirando unas cuantas hojas frescas a los pies de la chica. Ella agradeció y se metió corriendo a su casa, sacó una vasija con agua y un vaso, sirvió y lo dejó junto al árbol. Al poco rato el agua se había consumido, tanto la del vaso como la de la vasija. El chico siguió frecuentando a Morgan, no porque estuviera interesado en lo que hacía, si no porque ella no era una chica fea en lo absoluto, era alta, de cabello castaño y hermosos ojos aceitunados, eran grandes y expresivos, era delgada y su estatura le hacía ver más frágil aún, se cuidaba muy bien, no le gustaba lucir desarreglada y vestía con hermosos colores pastel, era alegre y risueña, nunca se le había visto enfadada o triste y a pesar de las críticas se llevaba muy bien con los vecinos. Él se llamaba Joan Walls y no era feo, más bien simpático con una personalidad encantadora y sus ojos cafés que conquistaban a cualquiera. Delgado y alto, hacía una pareja muy bella con Morgan, o al menos eso pensaban todos. Iniciaron una relación de noviazgo, ella no abandonaba sus rituales ni sus prácticas, y sabía perfectamente que era un error enamorarse de él; no era su "otra mitad". El tiempo pasó y ellos siguieron juntos un tiempo, hasta que ella se embarazó y él salió huyendo de su lado. Fue un golpe muy duro, ella esperaba un bebé y no tenía a nadie cerca, juntó un poco de dinero, empacó sus cosas vendió la casa se despidió de sus plantas y sus flores, desmontó su pequeño altar y se fue; estaba muy triste, no se despidió de nadie, ni de sus vecinos, tomó el primer vuelo a Inglaterra y se estableció allí un tiempo, continuó muchas de sus prácticas en un departamento alquilado. Un día se dijo a ella misma que era hora de cambiar, de madurar y dar el siguiente gran paso, cambió su guardarropa y su imagen, sus vestidos color pastel cambiaron por vestidos negros y góticos, y su cabello antes castaño, cambió a un negro intenso, lo que hacía ver su piel aún más blanca y sus ojos aún más grandes y hermosos. Salió a las calles, había esperado mucho, estudió un poco de inglés y fue a un pequeño bar en Londres. El embarazo llevaba ya 6 meses y su depresión se había esfumado, sus ojos expresivos se apagaron y había un poco de rencor en su corazón. En el bar se percató de que no estaba entre personas comunes, había infinidad de "bichos" allí, pareciera que no fueran del mundo que ella conocía. Y así era. Wicca le había enseñado a distinguir lo mágico de lo no mágico, y se había vuelto una de las brujas más poderosas de la tradición, solo cuando recordó se dio cuenta de que estaba rodeada de magos y hechiceros provenientes de todo el planeta, pero era una magia diferente a la de Wicca, ellos habían nacido magos y se habían preparado para trabajar con la magia y en un mundo diferente al suyo. Comenzó a frecuentar ese lugar, en especial a un chico de cabellos castaños y túnica gastada que se acercó a preguntarle sobre el dije que llevaba en el cuello, era un pentáculo, un pentagrama rodeado de un círculo, ella le explicó todo lo referente a su tradición y él lo referente a su mundo, le explicó el regreso del mago tenebroso y todo lo que pasaba, sobre el niño que vivió y sobre Hogwarts.

-Remus, tu no eres un chico normal, eres un...- se acercó hasta su oído y susurró -licántropo -¡tienes razón! Pero no se lo digas a nadie ¿OK?- agregó haciéndole un guiño -Será nuestro secreto, por cierto, me gustaría trabajar en algo, ¿conoces algún trabajo que yo pueda realizar? -Bueno, supongo que necesitas dinero para mantener al bebé, pero por el momento no tengo idea, tal vez pueda decirle a Dumbledore, seguro te admitirá -bueno yo... gracias

Al siguiente día se vieron como de costumbre, Remus estaba emocionado pues Harry Potter comenzaría su cuarto curso en solo unas semanas, y este era el día de su décimo cuarto cumpleaños. Desgraciadamente el cuadro de profesores en Hogwarts estaba completo y ese año no podría trabajar allí. De cualquier manera Remus le consiguió una casa en Hogsmeade, para ir a visitarla cuando quisiera, la cual ella aceptó con gusto. El tiempo pasó muy rápidamente, Morgan había conseguido un buen trabajo en "Las Tres Escobas" y había aprendido a tratar con la gente extraña que vivía y frecuentaba Hogsmeade. Su hijo ya había nacido, un varón saludable más parecido a ella que a su padre, pero ahora ella vivía temerosa del Sr. Tenebroso. Los periódicos llegaban con noticias escalofriantes sobre su regreso, la nota sobre los mundiales de Quidditch la atemorizaban así que decidió un día encargar a su hijo con Remus y salir en busca del que no debe ser nombrado.

-Mis leales súbditos- comenzó a hablar una voz penetrante y tétrica que helaba la sangre de quien la escuchaba -hoy nos hemos reunido para dar pié a nuestro siguiente plan, tengo un leal súbdito en Hogwarts y me ayudará a capturar a Potter sin levantar sospechas -Mi Lord- comenzó uno de los encapuchados que rodeaban al distinguido personaje -hay un intruso entre nosotros- concluyó e inmediatamente después todos abrieron paso a la mujer vestida de negro, parecía una visión espeluznante en el cementerio, con la piel extremadamente blanca por no asolearse y los ojos aceitunados que brillaban con la luz de los faroles, un vestido negro que cubría sus pies y el cabello pintado de negro que le llegaba a la cintura cubriéndole el rostro, su extrema delgadez hacía lucir su rostro cadavérico y el maquillaje en su rostro hacía que sus enormes ojos lucieran como de espanto. -¿quién eres?- preguntó el Lord cuando pudo reaccionar -Morgan White Sr.- se presentó haciendo una reverencia -y he venido aquí a pedirle un gran favor -Dime- le dijo interesado -te escucho -Quisiera hablar con vos... en privado- dijo mirándolo a los ojos de serpiente.

Se escuchó una exclamación general y muchos de los encapuchados murmuraron cosas inaudibles que emitían sorpresa. El Lord llevó a la chica a una mansión cercana, la mansión de los Riddle y en la sala de la chimenea ofreció vino a la chica y la invitó a hablar.

-¿qué es lo que querías pedirme?- dijo seriamente interesado -Sr. Yo no soy una persona que deba agradarle mucho, soy una muggle con magia adquirida por medio de rituales y... bueno no es nata. -¿crees que puedes venir a pedirme favores así como así sin que nada pase? ¿Acaso has visto acto de benevolencia en mis prácticas? No practico el altruismo pero veo que tienes valor, no tiemblas y no hay ninguna reacción física... eres valiente sin duda -¿acaso no es verdad que usted tiene el mejor olfato de todos? ¿No puede oler mi miedo? Estoy aterrada Sr. Sus actos me hacen pensar que no es condescendiente con nadie pero mi necesidad es mucha, apenas trabajo y mi hijo cumplirá ya seis meses, temo por su vida y por la mía, temo por la vida de mis allegados y sobre todo temo no lograr lo que me he propuesto. -¿qué te hace pensar que seré condescendiente contigo? -solo esperanzas vanas, ¿acaso no ha sentido la necesidad de hacer las cosas? Yo no escucho a mi cabeza que me dice que no debo estar aquí con usted, solo escucho a mi corazón que dice que haga lo que sea para proteger a mi pequeño del mal que le rodea y de la posible suerte que tendrá si no lo hago. -no he olfateado tu miedo, solo escucho tus palabras y percibo tu valor, tienes gran poder y destreza, tienes inteligencia y sobre todo tienes el corazón que alguna vez tuve... hace tanto tiempo que solo quedan vagos recuerdos... con gusto te aceptaría en mis filas... -no señor, yo no quiero unirme a ustedes, solo he venido a pedirle por la vida de mi hijo, por la mía, no he tenido un camino fácil y vine aquí a iniciar una nueva vida, pero no puedo hacerlo si vivo rodeada de temores... tal vez no le interese, pero mi hijo es lo único y lo mejor que me ha pasado... no tengo un marido, me mantengo sola, soy camarera en un bar, gano apenas lo suficiente para mantener a duras penas a mi pequeño... su padre huyó de mi lado cuando supo que estaba encinta... yo estaba muy enamorada... he logrado cambiar lo suficiente como para recordar que el amor no es más que un trato entre dos personas que tienen que ser correspondidas, si una no pone de su parte no es amor... -Bueno...- dijo pensativo -tu historia es como muchas otras, tal vez por ello me resulte familiar, se ve que has luchado duro pero... ¿acaso no crees que la mejor forma de protegerse es uniéndose a mí? -tal vez- respondió -pero veo en ustedes un tipo de magia que va contra mis principios Wicca, no debo interferir en las decisiones de los demás, y una regla es "vivir y dejar vivir" y el último verso de mi rede dice "Siete palabras La Rede Wicca es:

Haz lo que quieras, a nadie dañes" como verá mis principios son opuestos a los suyos, no puedo cambiarlos así de pronto, no puedo exponerme de esa manera, mucho menos estando sola... -he pensado un poco, tus palabras suenan coherentes, pero no puedo hacerte un favor así como así, no es mi estilo, no practico el altruismo, ya te lo había dicho -Lo sé, y estoy dispuesta a considerar cualquier condición que me ponga -¿qué te parece darme algo a cambio? -¿a qué se refiere exactamente? -tal vez llegue a recuperar mi poder nuevamente, nuevos seguidores y nuevas víctimas pero no estoy seguro de ser eterno, después de todo no conseguí la piedra filosofal... -no puedo darte la vida eterna- dijo Morgan confundida -pero eres mujer... eres inteligente, poderosa, atractiva... ¡fértil!- dijo con malicia -no podría cuidar a dos hijos- dijo ella adelantándose al Lord -yo también me haría cargo, ¿qué tan difícil puede ser darte una pensión? Mantendría a tus dos hijos como si ambos fueran míos -bien... por lo menos me gustaría ver tu verdadero rostro, quiero conocer al verdadero padre de mi futuro hijo -Pides demasiado -quieres un heredero ¿cierto? -Está bien- dijo resignado, hizo una mueca y en menos de cinco segundos su rostro de reptil tomó la forma de un rostro humano... era atractivo, pero la maldad seguía llenando sus ojos, tanto que a Morgan la recorrió un escalofríos. -Serás la elegida para procrear a mi heredero, te encargarás de su educación y de su mantenimiento, por supuesto que de vez en cuando tendrás que traerlo conmigo... te encargarás de que crezca para ocupar mi lugar en el trono

Hicieron lo que tenían que hacer, ninguno de los dos puso barreras y ambos lo disfrutaron, fue su momento. Se acordó también que ni ella ni el bebé tendrían la marca tenebrosa para que no hubiera sospechas. Durante un tiempo Morgan regresó a América, ella quería que su hijo que tenía ya seis meses de nacido, conociera un poco el país de su madre y quiso presentarlo ante la Rede Wicca como el legítimo heredero de Wicca, también pidió consejo a sus compañeros, porque allí no hay jerarquías, un brujo es un brujo y la tradición trasciende. Intentó localizar a Joan, cuándo lo encontró, había una gran brecha entre lo que ella conoció y lo que era en ese momento, era un vagabundo, la mujer por la que había dejado a Morgan lo había dejado en la calle y sin un techo en donde vivir para después casarse con un ebrio que había conocido en un bar

-¿Morgan?- exclamó al ver a la chica -te vez hermosa -gracias Joan, pero tu no luces muy bien supongo que la vida te ha tratado mal -Sydney se ha llevado todo lo que me quedaba, se casó con un desgraciado borrachín que conoció en un bar... -me apena escuchar eso... ¿recuerdas lo que dice Wicca? -¿la ley de las tres veces? -si... todo lo que hagas, bueno o malo se te regresará por triplicado, lo siento mucho, tu lo decidiste, de cualquier forma... no estábamos destinados a estar juntos -¿cómo lo sabes? -solo lo sé... -¿dónde vives ahora? -en Europa, en Londres -bueno... supongo que te ha de ir bien -me ha costado trabajo establecerme, sobre todo encontrar trabajo, no es fácil que te acepten cuando tienes un hijo que cuidar... -¿dónde está él? -¿Ephram? Aquí está- dijo sacando una silla de bebé que traía al pequeño que dormía como un ángel -es hermoso -se parece a ti -me alegro -espero que sea igual de inteligente -no lo dudes...

El encuentro terminó con buenos deseos y halagos al bebé, al parecer no había más amor entre ambos y nada más que hablar, ella regresó a visitar lo que había sido su casa, se encontró con enormes bardas y un suelo de concreto en lo que había sido su jardín, una enorme fuente adornaba la entrada y las figuras religiosas colgaban de la ventana. El regreso a casa fue más añorado de lo que pensaba, había dicho a Remus que visitaría a Joan y que se tomaría unos días libres, pero el viaje duró poco y un día después estaba de regreso. Todo salió como lo esperaban, el cuarto curso del niño que vivió terminó como Voldemort lo esperaba, solo detalles que no estaban en el plan. Sin duda el quinto curso sería difícil, y habría un lugar esperando por una nueva maestra, lugar que Lupin le había reservado a Morgan. El bebé había nacido, Morgan lo justificó con Lupin diciendo que había tenido una aventura con Joan cuando lo visitó, Lupin lo creyó y no hubo más problemas. Dumbledore se encariñó pronto con los dos pequeñines a quienes Morgan cuidaba más que a su vida y las maestras de Hogwarts pronto reaccionaron ante sus nuevos juguetes.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-**-*-*-*-*-*-* notas finales.- este capítulo ha sido algo corto, no esperaba poder escribir esta idea, no es en especial sobre Harry, de hecho lo veremos poco dentro de este fic; también necesito su opinión, en capítulos posteriores se verán necesitadas sus opiniones... dejad review!!!