Crónicas

Uno

"Mira, si es la nada-guapa de Rose Weasley."

Sorprendida, levanté la cabeza de mi libro (muy fascinante, por cierto). Podía sentir como la expresión de mi cara se transformaba en el instante en el que reconocí la voz del snob con el que, por desgracia, tendría que pasar la mayor parte de mi tiempo este año, aunque yo no lo supiera aún. Resoplé, y analicé con mi eléctrica mirada al ende que se encontraba despreocupadamente apoyado en el marco de la puerta. La forma en la que sus brazos se cruzaban, la forma en la que se apoyaba, la forma en la que algunos mechones de platino caían por su frente, todo indicaba la arrogancia estereotipada de un chico consciente de lo bueno que está. Y objetivamente hablando, era verdad. De lo que no era consciente es de su horrible personalidad. Para demostrar este punto, rodé los ojos y lo miré con repugnancia.

"Vete a la mierda, Malfoy."

Sonrió amargamente (seguro que dominó esa sonrisa desde el momento en el que salió del vientre de su madre y miró a su padre) y avanzó unos pasos. Seguro que ha venido aquí en busca de la atención que no se merece, así que me niego ni siquiera a mirarlo y centraré mis pensamientos en mi libro. El problema, como veréis, es que el pequeño espacio del compartimento del tren se ha impregnado rápidamente de su atractiva colonia. Y las colonias atractivas, de seductores expertos, son difíciles de bloquear, incluso si están acompañadas de gilipollas tan repugnantes.

Conociéndolo, probablemente, la elaborará él mismo, añadiendo algunos elementos de seducción aquí y allá.

No me sorprendería para nada.

Trato, de verdad que trato de ignorarlo durante cinco minutos completos, pero el olor persistente no desaparece. Cuando vuelvo a despegar los ojos de mi libro me doy cuenta de que se ha sentado enfrente de mí. Una arruga en su entrecejo estropea sus rasgos de Dios griego y es obvio que se muere por soltar otro de sus insultos.

Tres hurras por mí.

"Sabes, Weasley…" comentó con desgana. "Cuanto más mayor te haces, más se evidencian tus genes. Me das algo de pena… a ver, has heredado todas las malas cualidades de tus padres. Te las resumiría, pero estoy seguro de que la falta de chicos merodeándote lo dice todo ¿verdad?"

Hay momentos en los que tengo que controlarme con todas mis fuerzas para no acercarme a él y arrancarle esa bonita cara para hacérsela pedazos. Por un momento, permito deleitarme con fantasías encantadoras (incluyen a Malfoy, un cuchillo y ojos rodando por el suelo). Pero me corrijo a tiempo, suspiro e intento poner la voz más aburrida mientras formulo alguna frase retorcida, pero ingeniosa, que devolverle. Con suerte conseguiré callarle la boca, con suerte.

"Sabes, Malfoy, no es que tus insultos me afecten para nada. Eres inhumana y enfermizamente pálido, tienes una cara demasiado puntiaguda y no concuerda con tu cuerpo ni con el resto del mundo, eres vanidoso. Cada vez que te miro me recuerdas a un colchón barato…" De repente, dejo de hablar cuando una idea se me cruza por la cabeza. "¿A qué has venido? ¡Este es el compartimento de los prefectos!"

"Vaya, tus observaciones me sorprenden." Señala sarcásticamente.

Cierro el libro de golpe, causando un sonido sordo, y un destello en su pecho llama mi atención. Mis ojos se abren como platos al ver una placa en la izquierda de su corbata verde.

Oh, no.

Tiene que ser una broma.

Miro hacia abajo, hacia mi propia placa colocada en mi corbata azul y entonces mi mirada se encuentra con sus fríos ojos grises. "¡Ni de coña! No puede ser que te hayan dado esa placa… ¡la has robado!"

Rió burlonamente. "Tienes razón, Weasley, seguro que la he robado. Porque claro, ¿por qué le iban a dar la posición de prefecto al chico más rico, inteligente, y además el más fuerte del colegio? Por Merlin, ¡qué absurdo sería eso!"

Una vez más, me encontraba en el mundo de yupi fantaseando sobre cómo asesinar a Malfoy lenta y dolorosamente.

Si las fantasías pudieran hacerse realidad…

Por desgracia, nunca creí en los cuentos de hadas.

Le dediqué una mirada que hubiera asustado a cualquiera. Pero era Scorpius Malfoy, y como esperaba, ni se inmutó. De hecho, colocando ambas manos detrás de la cabeza, se acomodó en su asiento y subió las piernas sobre la mesa que nos separaba.

Por Merlín, debía de ser la persona más insoportable que ha conocido jamás. Al igual que algunas personas estaban hechas las unas para las otras, para amarse eternamente bla bla bla. Scorpius Malfoy había nacido para hacerle la vida miserable.

Casi me pongo a gritar de desesperación al ver aparecer esa sonrisa torcida tan característica suya. Pero me recuerdo a mi misma que solo está haciendo esto porque le gusta irritarme. No le daré la satisfacción. Cuento hasta tres y entonces, lo más calmada que puedo, digo "Por muy a gusto que me encuentre aquí contigo, tengo que irme. Prefiero no pasar demasiado tiempo en la misma habitación que… bueno, alguien como tú. Podrías pegarme alguna enfermedad, infectarme con tus gérmenes…"

Recojo con rapidez mi libro y mi capa de Hogwarts, mientras susurro un hechizo para cerrar la maleta. Trato de no susurrar otro hechizo, esta vez algo más peligroso, para el rubio que tanto me irrita. Me encamino hacia la puerta del compartimento, la idea de encontrarme con Albus y Lily me anima, pero escucho su voz odiosa de nuevo.

"Muy ingeniosa, Weasley. Es una verdadera lástima que parezcas un experimento fallido surgido de la mezcla entre castores, hipogrifos y babosas."

Continué mi camino apretando los dientes con fuerza.

Afortunadamente, encontré a Albus a un par de compartimentos de distancia. Lily y Hugo estarían en otra parte, probablemente celebrando la sustitución de sus prefectos. Cuando abro la puerta, unos cinco pares de ojos me miran cuestionables. Unos pertenecen a Albus, otros a mi primo Louis Weasley, y el resto a una parte de su club de fans.

Merece ser mencionada la obsesión que algunas chicas llegan a tener por ciertos muchachos:

A) Albus Severus Potter

B) Louis Weasley (gracias a su herencia Veela)

C) -inserte sonido de nauseas aquí- Scorpius Malfoy

¿Por qué él? No lo sé. Siempre será un misterio para mí. Es una de esas cosas de las que nunca estás segura, ya sabéis, así como no se sabe a ciencia cierta cómo surgió nuestro planeta, ni el universo, nunca sabré que es lo que ven en un sucio albino como Malfoy.

No digo más.

"Voy a saltar de la maldita Torre de Astronomía." Es lo primero que solté al entrar en el compartimento, haciendo caso omiso a las miradas asesinas que me echaban aquellas niñas bonitas cuando me hice de un asiento entre Albus y Louis.

Albus me sonrió con simpatía. "¿Qué pasa, Rosie?"

Louis pasó un brazo sobre mi "Espero que no sea demasiado malo."

Bueno, voy a dejar una cosa en claro. El lazo que nos une a mis dos mejores amigos y a mi es puramente platónico. Son mi familia. Pero si no me encontrara con este tipo de humor habría sonreído con suficiencia, al ver la cara de aquellas chicas, que parecían querer comerme. A pesar de que seguro contengo muchas calorías.

"Adiós vida" Exclamé dramáticamente "¡Se acabó! ¡Está más que acabada!"

"Cuéntanos, Rosie."

Respiré hondo y coloqué las dos manos en sus piernas. "Scorpius Malfoy ES PREFECTO."

Louis y Albus parecían congelados mientras me miraban con horror.

(No es necesario añadir que las tres chicas, boquiabiertas, habían entrado en un estado de semi-coma, con la idea de poder compartir una sala común con Malfoy)

"Pero…" Albus gruñó "Mafoy es idiota ¿por qué iban a hacerlo prefecto?"

Louis, siempre hablando con razón, respondió. "Bueno, tiene sentido si lo piensas, tiene las segundas mejores notas de todo el colegio."

"Sí… ya me lo ha dicho él antes" Escupí amargamente.

"¿Te ha dicho algo malo?" Preguntaron sincronizadamente.

Me encojo de hombros en un intento de quitarle importancia. "Lo de siempre… ¡espera! Voy a citar 'eres un experimento fallido surgido de la mezcla entre castores, hipogrifos y babosas'."

Las tres chicas rieron.

(Apuesto a que comparten la misma mente, porque individualmente no tendrían neuronas suficientes como para funcionar decentemente.)

Mis primos casi saltan de sus asientos.

"Hijo de puta." Susurró uno.

"¡Lo mato!" Gritó el otro.

"Es insoportable." El primero habló de nuevo.

"Y un cabrón mentiroso" Añadió el segundo.

"De verdad, Rose, no eres fea"

"Eres muy guapa en realidad"

Un ligero rubor se extendió por mis mejillas, mientras jugaba con mis dos manos esperando a que acabaran de solar la retahíla. Estaba acostumbrada a esta situación, es como un patrón que siempre se repite. Primero llego quejándome de Malfoy. Entonces, Albus y Louis, furiosos, comienzan a insultarlo y a maldecirlo, incluso planean su muerte. Después de eso me convencen de mi apariencia, porque a Malfoy parece divertirle tratarme como a un trapo en ese sentido (y en todos). Nunca falla, siempre es igual. Durante estos minutos me siento en silencio hasta que al final:

"No pasa nada, de verdad" Dije en voz baja. "Me importan bien poco sus insultos. Pero me gustaría no tener que cruzarme con su estúpida cara todos los días."

Albus asintió pesadamente. "Te entiendo perfectamente. Claro que estás acostumbrada a una decadente sala común, pero-"

La mirada que tanto Louis como yo le dedicamos lo cayó rotundamente.

Albus nunca ha superado el hecho de que sus mejores amigos fueran clasificados en otras casas. Como era de esperar, el sombrero seleccionador lo puso en Gryffindor, y sorprendentemente, no hizo lo mismo conmigo. Debo admitir que me sentí muy mal por el al principio, porque, seamos sinceros, toda mi familia había sido Gryffindor. Pero cuando Louis se sentó en aquella silla vieja y el sombrero gritó 'Ravenclaw' el peso sobre mis hombros desapareció y casi asfixio a Louis de tanto abrazarlo. Me acuerdo vagamente de él con la cara roja y tartamudeando, lo que es bastante irónico si lo piensas ahora. Louis nunca se sonroja ni tartamudea con ninguna chica.

Después de esto viene la siguiente fase, la siguiente etapa en la que Albus y Louis están seguros de que estoy bien, y por lo tanto cambian su atención hacia los tres floreros sentados en el asiento de enfrente.

Resoplo.

Al menos, la semana que viene no me dejarán de lado.