El camino hacia un final feliz
Patada alta, patada baja, puñetazo a la costilla, salto hacia atrás y patada alta. Agacharse y esquivar un puñetazo a la cara, giro y puño hacia la quijada. De nuevo, patada, patada, puño, esquivar, sudor y sangre.
-¡Al extremo, Sawada! –grito Ryohei luego de caer sentado al piso secándose el sudor que caía de su frente.
-Je, gracias Onii-san –le respondió Tsuna de lo más tranquilo mientras suspirada. Hacia dos años de la aparición de Reborn en su vida y gracias a él y a las constantes peleas en las que se veía envuelto, se había echo de una condición física excelente.
Tsuna y los demás guardianes, así como sus amigas, estaban finalmente en último año a excepción de Ryohei que se había graduado el año anterior pero gracias a su buena condición física fue contratado como el maestro de Educación Física y a pedido especial de Tsuna, se había vuelto su entrenador personal mientras estaba en el instituto pues Reborn, con su ahora cuerpo adulto, no podía andar libremente por el colegio o lo tildaban de pervertido, sin, aunque a Reborn no le importaba, accedió a no asomarse al colegio por el simple echo de que Tsuna le rogo que no lo hiciera además cabe mencionar la ausencia de este ultimo desde hacia seis meses
Muchas cosas habían cambiado desde que Reborn llego a su vida, Tsuna ahora tenia 17 años y ya no era ni la sombra del que era conocido como el Dame-Tsuna pero bueno, nadie sabia de eso salvo, obviamente, sus guardianes y amigos cercanos. A los ojos de todos los demás estudiantes seguía siendo el mismo Dame que cuando era niño, pero eso ya no era así.
Tsuna era un gran alumno con unas notas de puros 100 en todas las materias pero a su pedido especial y a una amenaza de Reborn, los maestros accedieron a no decir cuales eran sus notas por los que todos seguían pensando que era un Dame aun sin saber sus notas. En los deportes ahora era el mejor, incluso supero a Yamamoto y de nuevo, pidió que no se dijera nada y durante las clases de E.F. nunca hacia nada, manteniendo las apariencias. Se han de preguntar ¿Por qué diablos Tsuna, siendo tan sobresaliente, se hacia pasar por Dame? Sencillo, él sabia que una vez salido del instituto no tendría una vida normal pues tomaría su puesto al lado de Nono para comenzar a poner en practica lo que Reborn le venia enseñando desde que tenia catorce años, así que decidió seguir con la pantalla de Dame por lo menos un tiempo mas.
De milagro Reborn se lo había permitido pero le dejo en claro algo.
*Flash Back*
-Escúchame, Dame-Tsuna, te permitiré tu capricho pero el ultimo año de instituto tienes que dejar bien en claro que no eres un Dame, hable con tus maestros para que muestren tus notas del año pasado y TODAS las notas de este año que comenzara. – dijo Reborn mientras tomaba de su expreso mirando desafiante a Tsuna pero este ni se inmuto, hacia mucho que las miradas intimidantes de Reborn no le afectaban en lo mas mínimo.
-Me queda claro, Reborn, desde el comienzo del año pondré de mi parte y te sentirás igual de orgulloso que siempre. –Sonrió, mostrando aquella mirada que se había endurecido gracias a la experiencia de batalla. Ya no era una mirada de niño inocente, ahora era la mirada de un adulto que conocía lo peor y más cruel del mundo, era fría y seria, justo como su mirada en estado Híper. Cruzo su pierna derecha sobre la izquierda y tomo de su café negro extra-fuerte del que se había echo fanático desde hace muchos años, pues descubrió que era una muy buena forma de calmar sus nervios luego de un trabajo de campo como Decimo Vongola.
-jum… has cambiado, Tsuna, apenas tienes 16 años pero ya no eres un niño.- Su mirada, por un momento, pareció mostrar pena y remordimiento por haberle quitado la niñez a aquel pobre chico. Suspiro, ya no había marcha atrás.
Tsuna sonrió con la taza sobre sus labios aun y luego la bajo, dejándola sobre el platito en el que venia –Me vi obligado a crecer, Reborn, no me puedo permitir ser un niño estando en el mundo en el que estoy –una sonrisa, esta vez amarga, se poso en sus labios y le dio otro sorbo a su café.
-Por lo menos sabes fingir que sigues siendo un niño inocente con las manos limpias de sangre frente a tus padres y amigos. De verdad me sorprende que tan buen actor eres –Aspiro el aroma de su expreso y volteo a ver a Tsuna que lo miraba divertido.
-Tengo un muy buen maestro ¿no te parece?
-Así parece –termino su expreso y salió de la habitación de Tsuna.
*Fin Flash Back*
-Oye Sawada ¿te sientes mal? –pregunto Ryohei al ver que Tsuna miraba a la nada con una sonrisa que el jurada, se veía amarga.
Tsuna reacciono y sonrio con esa alegría contagiosa, mientras le extendía la mano a Ryohei para que se levantara. –Estoy bien, Onii-san. –bostezo perezosamente mientras se estiraba –Sera mejor que valla a darme un baño y luego me valla a clases –dijo con aquella sonrisa que lograba engañar a todo el mundo menos a Reborn y ,por supuesto, a él mismo.
-¡Claro Sawada! ¡Tienes que estudiar al extremo! –grito haciendo su típica pose alzando un brazo.
-Claro… claro –dijo con un goterón, y tomando sus cosas se fue a dar un baño para diez minutos luego ir corriendo al salón de clases.
*en el salón de clases*
Tsuna llego corriendo y aunque la carrera fue larga, llego sin agitarse ni sudar ni un poco. Abrió la puerta y la sorpresa que se plasmo en su cara, no paso desapercibida por nadie.
-¡Byakuran! –grito sorprendido al ver a aquel chico albino con un pantalón de tela marrón y una camisa manga larga blanca, sosteniendo un libro de italiano en sus manos.
-Hola Tsuna –hablo en italiano el, ahora, sensei.
-¿Qué diablos se supone que haces aquí? ¿Qué no estabas en Italia? –pregunto aun sin salir de su estupor.
-Bueno es que Reborn me pidió que viniera a esta escuela como maestro y no solo a mi, nos lo pidió a varios de tu circulo de amigos pues dice que hay una promesa que debes cumplir – dijo el albino mientras sonreía infantilmente como siempre, aunque esta vez su sonrisa era mas burlona al ver la cara de estúpido que tenia su amigo/enemigo.
-¿Enserio la piensa cumplir a una semana de haber comenzado clases? ¿Es que esta loco? Maldito Reborn, ni siquiera me dejo disfrutar un poco mas mi tiempo como Dame-Tsuna - Renegaba el joven Decimo, sin darse cuenta de las caras estupefactas de todos los presentes al escuchar al alumno mas Dame de todos los tiempos hablar italiano como si el mismo lo fuera.
-Cálmate un poco, Tsuna-kun estas asustando a tus compañeros –sonrió Byakuran.
Tsuna salió de su burbuja de maldiciones para girar la cabeza y ver como sus compañeros estaban a punto de tener un derrame cerebral y ante todo pronostico, Tsuna suspiro exasperado con el seño fruncido. Se paro justo a la par de Byakuran y los miro a todos con una mirada seria y fría, y con la vos más irónica que conocía, habló.
-¿No se esperan que sea Dame-Tsuna para toda la vida, verdad? –Suspiro- Tenía una apuesta con mi tutor personal. La apuesta iba que fingiría ser un Dame por dos años mas, pero el ultimo año, o sea este, dejaría de fingir ser un Dame y portarme como un estudiante normal –dijo como si estuviera diciendo el clima.
Exasperado por el silencio de la clase, se fue a su puesto y se sentó. Volteo a ver al resto de la clase y sintió un vacio en su pecho. Yamamoto y Gokudera habían tenido que irse a una misión y no volverían hasta la semana siguiente, Kyoko estaba enferma y no asistiría a clases en un tiempo y Chrome se había sometido a un nuevo entrenamiento con Mammon y Fran. Suspiro de nuevo y volteo la mirada a la ventana.
La clase de Byakuran paso de lo mas normal, en lo que cabe decir, a cada respuesta correcta uno que otro alumno lo volteaba a ver como si le hubiera nacido una segunda cabeza. La siguiente clase había sido Contabilidad, como siempre, él era el blanco de sus maestros por ser su "peor" alumno pero, al igual que con Byakuran, se levanto de su silla e hizo un balance perfecto.
Paso lo mismo en matemáticas, lengua, español, física elemental, química y biología. En todas paso de lo mas sobresaliente dejando a todos los maestros a punto de perder las quijadas. Finalmente había tocado Educación Física.
Fue al vestidor para cambiarse de ropa. Todos se sorprendieron, de nuevo, pues el nunca se cambiaba en los vestidores. Tsuna se quito el uniforme, dejando ver sus brazos con una buena musculatura; muy firme, su abdomen con los músculos marcados, sus piernas finas y largas, torneadas con musculatura no muy exagerada, pero lo que mas llamo la atención de aquellos chicos, era una cicatriz bastante extensa sobre su abdomen, justo encima del apéndice que, aunque quisieran creerlo, sabían que no era por una operación. Su piel blanca, pronto fue cubierta con una camiseta blanca y unos buzos azul cielo y sus tenis negros.
Sin mirar a nadie salió de los vestidores directamente al gimnasio donde ahí lo esperaba Ryohei y el maestro, quien se sorprendió un poco al verlo llegar pues ya sabia que él no era un alumno atlético.
Tsuna suspiro y le paso una nota que había echo entre clases pues ya se había cansado de repetir la misma historia una y otra vez. Su maestro la leyó indiferente para luego devolverle la nota al muchacho que tenia una expresión de profundo aburrimiento.
-Bien mocosos –hablo el maestro- comiencen a trotar –ordeno, mientras sonaba su silbato.
Tsuna comenzó siguiendo a sus compañeros pero a medida que la clase avanzaba, iban viendo que aquel "dame" seguía tan fresco como una lechuga. Ryohei sonreía con superioridad al ver como su jefe les pateaba el trasero a todos con su gran resistencia.
Luego de la clase, tocaba el almuerzo, en ese momento Tsuna ni siquiera se quedo en su salón de clases, se fue corriendo a la azotea para intentar calmar sus ánimos. Se sentó en una esquina del lugar, a la par de la puerta entre el enrejado y la pared. Miraba con cierta nostalgia el patio escolar, su mirada se torno profunda y madura mediante se perdía en sus pensamientos.
Ya han pasado dos largos años desde que todo comenzó y pese a estar aquí, en este punto… no me siento feliz de la vida que llevo. Si Reborn no estuviera a mi lado… no se que aria… -suspiro - quisiera volver a ser un niño que sentía vergüenza cuando su madre le daba un beso en la mejía en publico… Chicos, de verdad que los extraño…
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por los chicos problema de las otras secciones de su mismo año.
-Oye Dame-Tsuna –dijo el matón mientras pateaba un pie de Tsuna y sonreía malicioso.
-¿Qué quieres? –pregunto de lo mas tranquilo. La verdad que ver a ese tipos queriendo hacerle pelea… no era de extrañarse, una de las razones por las que quería evitar, a toda costa, quitarse la mascara de Dame era por tipos como ese.
El tipo arrugo la frente en molestia y tomo a Tsuna de la camisa escolar, levantándolo un poco del suelo -Te crees mucho ¿verdad, Dame-Tsuna? –dijo entre burla y molestia, haciendo que sus compañeros rieran en complicidad.
Tsuna lo miro indiferente, pero levanto una mano y agarro por la muñeca al sujeto, apretó ligeramente y el matón lo soltó, sorprendido por la fuerza de agarre del perdedor.
Suspiro –Escucha… como sea que te llames, no quiero problemas, solamente quiero comer tranquilamente en mi lugar favorito así que, si no es mucho pedir… lárgate tú y tus amigos. Perturban mi paz –dijo Tsuna levantándose del lugar, dejando su bento a su lado.
El chico retrocedió un paso al ver la mirada fría que este le dirigía pero haciéndose el valiente, apretó un puño y quiso golpear a Tsuna. Luego de eso todo pasó en cámara lenta.
El chico malo lanzando un puñetazo, Tsuna esquivando el golpe con un giro de su cuerpo, inclinándose ligeramente para levantar una pierna y darle una patada en el pecho al sujeto, que de inmediato escupió saliva debido al golpe y a la sorpresa.
Todos los amigos del tipo miraron como el líder caía inconsciente al suelo, luego miraron como Tsuna suspiraba, recogía sus cosas y salía de ahí, había perdido el apetito.
