Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada.

DÍAS DE INFANCIA

Capítulo 1 Mi mamá

El dulce olor que venía desde la cocina lo despertó de su reconfortante siesta. Arropado sobre el futón se sentía cómodo y protegido. Se removió unas cuantas veces antes de decidirse a levantarse para poder disfrutar lo que su mamá estuviera preparando. Caminó despacio, ordenando sus ropas, para sorprenderla en la cocina con un tierno abrazo. Pero antes de llegar, él fue el sorprendido por unos brazos que lo rodearon con cariño.

—Ikki… ya despertaste —dijo su mamá sonriéndole dulcemente.

—Mami, ¿qué haces? Huele rico.

—Pan dulce. ¿Quieres?

—Mmm, ¡qué rico! —habló emocionado, saltando mientras aplaudía.

—Veamos, déjame contar cuántos puedo dejar para nosotros.

—¿Viene Izumi-sama?

—Sí, así que debes portarte muy bien —le dijo, sacudiéndole el cabello.

—¿Cómo está mi hermanito?

—Muy bien. Es tan tranquilo que puedo trabajar sin problemas.

—Y yo, ¿cómo era?

—Jajaja, muy inquieto, querido Ikki. Siempre estabas pateándome la pancita.

En ese momento, el pequeño se acercó a su mamá y le acarició el vientre con cariño.

—¡Hola hermanito! ¿Cuándo vas a salir de ahí? Ya quiero conocerte…

—¿Sentiste? Tú hermanito ya te conoce, saltó en cuanto escuchó tu voz.

—¿Cómo se va a llamar, mami?

—¿Sabes qué es lo que más me gusta, Ikki?

—Sí, las estrellas —contestó emocionado.

—Exacto. Como me gustan tanto las estrellas, te puse Ikki, que quiere decir "el más brillante". Eras tan inquieto ya desde la pancita, que supe que serías como esas estrellas que brillan incesantemente en el oscuro cielo nocturno, el más brillante de todos, querido hijo.

—¿Y mi hermanito?

—Se llamará Shun —dijo acariciándose el vientre con ternura—. Es tan tranquilo, como esas estrellas que destellan con suavidad en la noche.

—¿Shun? —repitió para no olvidarlo—. ¡Hey, hermanito! ¡Ya tienes nombre! Te llamarás Shun —le gritaba a la pancita.

—Sí, bebesito, ya tienes nombre —su rostro se tornó triste por un momento—. Ahora, ¿qué te parece que vayamos a comer? Tu hermano está muy tranquilo, debe tener hambre, igual que tú —le dijo tocando la punta de la nariz con su dedo índice. Ikki de inmediato se agarró de su mano y dando brincos de alegría siguió a su mamá hasta la cocina.

Disfrutaba de los deliciosos panes dulces junto con su taza de leche, cuando escuchó que golpeaban la puerta. Su mamá se levantó, dirigiéndose a la entrada, mientras era observada por él. Sabía que era Izumi-sama, la joven de la panadería que le compraba los panes dulces a su mami. Escuchó que hablaron un momento, para luego entrar en la cocina.

—¡Ikki!

—¡Izumi-sama! —gritó el pequeño emocionado, lanzándose a los brazos de la recién llegada.

—Cuidado pequeño, casi me botas. Cada día estás más fuerte —dijo acariciándole la cabeza—. Eso es muy bueno, ya que debes cuidar a tu mamá y muy pronto a tu hermanito.

—¡Shun!

—¿Cómo?

—Mi hermanito se va a llamar Shun.

—Oh. ¡Qué lindo nombre!

—Pronto voy a conocer a mi hermanito —habló mientras corría de un lado a otro.

—Mmm. Tengo muchas ganas de comer una naranja —dijo de pronto Izumi, mirando al pequeño de reojo.

—¡Naranja! ¡Yo , yo puedo ir a buscar una a mi arbolito!

—¿Tienes un árbol de naranjas, Ikki? —preguntó como si no supiera nada.

—¡Sí! Mi mami me lo regaló. Tiene muchas naranjas.

—Ve a buscar algunas —le dijo su mamá con cariño, entregándole un recipiente.

Ambas mujeres se quedaron de pie mirándolo mientras corría por el pasillo. La sonrisa se borró del rostro de la joven embarazada siendo abrazada por su amiga con suavidad.

—¿Cómo te has sentido?

—Bien. Pero tengo claro que eso da lo mismo en mi situación.

—¿Qué te dice el doctor?

—He visto tantos y ninguno me da una solución satisfactoria.

—¿Qué soluciones te dan, entonces?

—Dicen que tengo que tratarme o si no voy… a morir —dijo en un hilo de voz, con las lágrimas agolpándose en sus ojos verdes.

—Amiga…

—No puedo morir, no puedo dejar solo a Ikki… pero tampoco puedo abortar…

—¿Cómo?

—Esa es la solución que me dan… que aborte para empezar mi tratamiento lo antes posible. Me dicen que es imposible que este embarazo llegue a término, que mi enfermedad me consumirá antes…

—Yûko, ¿en qué puedo ayudarte? —dijo, intentando consolarla.

—Ya es suficiente con lo que haces dándome trabajo. Lo demás se verá más adelante.

—Debes pensarlo muy bien. Si no controlas tu enfermedad, puedes morir tú y el bebé, e Ikki se quedará solo.

—Ese es mi martirio diario. No puedo escoger entre uno u otro. Ikki es tan pequeño aún, depende completamente de mí, pero es fuerte e inteligente. Estoy tan orgullosa de él. Y este bebé… aunque llegó en un momento inesperado, lo amé con todo mi corazón desde que supe que lo esperaba e Ikki también. Jamás podría abortarlo, jamás… —dijo, llorando y abrazándose el vientre con fuerza.

—Esperemos entonces que puedas resistir hasta que el bebé pueda nacer. ¿Cuántas semanas tienes?

—Veintiséis… el médico dice que a las treinta y una podría intentar inducir el parto o hacerme una cesárea para así empezar el tratamiento.

—Esas son buenas noticias entonces.

—Tal vez. Aun así, insisten en lo del aborto, porque dicen que en mi condición el bebé no se desarrollará normalmente y nacerá más pequeño aún. Mi bebesito Shun…

Sintieron los pasos del niño en el pasillo que venía feliz con las naranjas en el recipiente, por lo que Yûko limpió rápido sus lágrimas y ordenó un poco su largo cabello. Hizo como que estaba contando los panes para que Izumi se los llevara, cuando el pequeño llegó a la cocina.

—¡Mira, Izumi-sama! —dijo, alzando un poco el recipiente.

—¡Qué ricas naranjas, Ikki!

—Tráemelas para lavarlas —le habló sonriente su mamá.

Muy contento se acercó y entregó el recipiente, sentándose después en una silla moviendo de atrás hacia adelante sus piernas que quedaban colgando. Izumi lo miraba con tristeza al pensar que ese niño o se quedaría sin mamá o sin hermano. ¿Qué le depararía el futuro? Entonces, se propuso ayudarlo pasara lo que pasara.

—Cuando tu mamá tenga al bebé, ¿te quedaría conmigo en casa, Ikki?

—¿No puedo ir con mamá?

—No, hijito. Estaré dos días en el hospital y después regresaré a casa.

—Ah… entonces, ¿puedo quedarme con Izumi-sama?

—Por supuesto.

—Deberé llevar a Totoro.

—¿Totoro?

—Es su peluche. No se duerme si no lo tiene.

—Menos mal que queda tiempo para conocer sus costumbres y que así no te extrañe mucho.

—Muchas gracias, Izumi. Si no fuera por ti, estaría completamente sola.

—De nada. Además, sería muy torpe si no vendiera tus panes. De hecho, se venden solos, siempre me dicen que son los panes dulces más deliciosos que han probado —dijo sonriendo.

Después de un rato, la joven dueña de la panadería se fue con una enorme caja donde llevaba los panes dulces y una bolsa con las naranjas de Ikki.

Un pequeño mareo alertó a Yûko, quien tuvo que afirmarse de la pared del pasillo para no caer. Ikki iba corriendo hacia su dormitorio, por lo que no notó el percance de su madre, la que tuvo que hacer un esfuerzo para caminar hasta la habitación. Ya ahí, se recostó sobre el futón que su hijo había usado para dormir la siesta.

—Mami, mami… ¿No vas a armar tu futón?

—No, Ikki, dormiremos juntos hoy.

—¡Sí!… ¿me lees un cuento?

—¿Qué te parece que te invente uno mejor?

—¡Bueno! —dijo.

El hiperactivo niño corría por el cuarto con su peluche en brazos, saltando de vez en cuando, sin darse cuenta del mal estado en el que se encontraba su mamá.

—Ikki, creo que no podré contarte el cuento. ¿Podrías jugar mientras duermo un rato? Es que estoy muy cansada.

—Está bien. Yo te cuidaré como dijo Izumi-sama.

Yûko le sonrió, pero dentro de su pecho sentía su corazón estrujarse de dolor al pensar en que su pequeño hijo de dos años tenía que actuar como un niño mayor debido a su enfermedad. No sabía hasta qué punto lograría aguantar esa situación y lo único que podía hacer era rogar en silencio porque dos hijos pronto pudieran vivir juntos, y si el destino era generoso con ella, poder disfrutar de ambos.

Continuará…


Notas:

Espero les haya gustado este breve inicio. La inspiración me llevó hacia una nueva historia, la que tendrá unos pocos capítulos, en los que intentaré relatar la vida de Ikki cuando niño, junto a su hermanito.

Muchas gracias por leer ;D

Saludos, Selitte :)