The Wedding.

Tienda Bodas

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Aquel lugar era enorme y su localización era de lo más acertada. Ahí, en medio del centro de la ciudad, se encontraba una de las tiendas más prestigiadas de todo Japón, conocida por poseer a los mejores diseñadores de ropa en Tokio: The Wedding. Se especializaban en los trajes de boda, ya sean los tradicionales o los de última moda. Por supuesto, no era nada barato, así que sólo personas importantes y de dinero, elegían ese lugar para comprar sus trajes para el día más importante de su vida, cuando se unirían a esa persona especial por el resto de su existencia.

Y, por ese motivo, él se encontraba ahí, de pie frente a la enorme tienda, sin querer entrar. Bueno, no es que no quisiera, simplemente se encontraba ligeramente nervioso. El lugar era imponente. Se podía ver, a través de las paredes de vidrio, la cantidad de diseños de boda que había en el lugar. Desde trajes tradicionales blancos japoneses con estampados de flores de sakura, hasta vestidos de novia que no dejaban nada a la imaginación.

La verdad, era demasiado para él. Hubiera preferido comprar su traje en cualquier lugar sin necesidad de gastar tanto dinero, pero su madre y su abuela lo habían obligado a ir a ese particular lugar con excusa de que, para un día tan especial, necesitaba un traje especial. Y pues, quién era él para contradecir a esas dos imponentes mujeres.

Abrió la puerta y se adentró al lugar.

Lo primero que notó fueron los colores que predominaban, el blanco y el negro. En la parte izquierda de la tienda, donde se encontraban todos los tipos de vestidos de novia, las mujeres, que habían ido a medirse sus vestidos, platicaban entre ellas sobre sus bodas, derrochando felicidad. Mientras que en el otro lado del lugar, donde estaban todos los trajes para caballero, lo hombres hablaban felizmente entre ellos, al igual que sus futuras esposas, sólo que con el ligero cambio de tema, hablaban de deportes o cosas superficiales, lo único que comentaban sobre sus bodas era lo caro que iba a salir. Por supuesto, los dos lugares estaban muy bien separados, ya que las mujeres no querían que sus parejas las vieran con el vestido especial antes de su boda.

-Disculpe…

Una voz femenina lo sacó de su distracción.

-¿Si?

-¿Tiene cita?

-Etto… -lo pensó por unos segundos, trataba de recordar el nombre de la diseñadora que le había dicho su madre, la cual se había ocupado de hacerle la cita –Sí, con… creo que se llama Mary –sonrió al haber recordado el nombre –Sí, Mary. Soy Asakura –se presentó mientras extendía la mano la cual fue estrechada enseguida –Asakura Yoh.

-Un gusto Asakura-san –la mujer respondió con una sonrisa en el rostro –Mi nombre es Matty y soy asistente de Mary-san, quien le atenderá en unos minutos. Puede tomar asiento, si lo desea –dijo apuntando el enorme sillón en forma de medio círculo tras de él.

El castaño hombre afirmó con la cabeza y se sentó en el lugar indicado. Como casi todo lo demás, el sillón era de piel, de color blanco con cojines negros, muy cómodo, muy caro. Miraba todo a su alrededor, podía escuchar a lo lejos las risas de las mujeres mezcladas con la voz del locutor del canal de deportes en la parte de los hombres (los dueños del lugar se habían visto obligados a poner un televisor con exclusivos canales masculinos para que los novios no estuvieran quejándose del tiempo) Miró la mesa de vidrio que estaba frente a él, sobre ella habían muchas revistas de boda y diseños únicos. Tomó una y la hojeó.

Su mirada se desvió de la revista para poder posarla en la persona que acababa de entrar en la tienda. Una hermosa mujer había llamado su atención. Entraba como si fuese dueña y señora del lugar, su esbelta figura le robaba el aliento a cualquiera, su mirada llena de superioridad congelaba a quien se le pusiera enfrente y su cabellera rubia caía sensualmente sobre su rostro.

-Tengo una cita con Mary –dijo al posarse frente a la asistente de la diseñadora –Soy Kyouyama Anna.

-¡Oh! ¡Señorita Kyouyama!- exclamó la chica pelirroja al verse en presencia de aquella imponente mujer –Mary-san vendrá en unos momentos.

La rubia no respondió. Dio vuelta y se sentó en el gran sillón, cerca del castaño. Se cruzó de piernas, tomó una revista y se entretuvo en ella.

El castaño había dejado de verla hacía unos segundos atrás, ya que se iba a ver muy evidente que la estaba admirando. Sacudió su cabeza de un lado a otro. Se iba a casar en un par de meses y no era tiempo de mirar a otras mujeres. Pero se le hacía raramente familiar. La había visto en otra parte.

-¡Lamento hacerlos esperar!- Una mujer, no muy alta, de cabello rubio y ojos verdes, se había parado frente a ellos con una sonrisa en el rostro, captando la atención de ambos –Es un gusto conocerlo joven Asakura –extendió la mano, y el chico inmediatamente se puso de pie y al estrechó.

-El gusto es mío –dijo, sonriendo.

-¡Hola Anna! –luego de saludar al castaño, se acercó a la rubia.

-Más te vale que mi vestido sea único… -susurró, congelando al castaño.

-Lo sé –contestó la rubia de ojos verdes con una gran sonrisa, ya estaba más que acostumbrada a la frialdad de aquélla mujer -¡Bien! –Juntó sus manos con ánimo –Acompáñenme por favor, aquí está muy lleno para poder charlar, iremos a la parte de arriba.

La chica les hizo una seña con las manos para que la siguieran. Pasaron por un largo pasillo que estaba en medio de los dos salones, el de damas y caballeros, y se adentraron al elevador que estaba al final de éste. El edificio era bastante grande, tenía cuatro pisos, el primero donde estaban los clientes, el segundo un salón parecido al primero sólo que privado, el tercero donde se hacía la magia y el cuarto donde guardaban los accesorios.

El elevador se detuvo en el segundo piso. Los tres descendieron de él y se adentraron a un salón bastante espacioso, luminoso, con muebles rosas y amarillos, y fotos de diseños de ella y de los demás diseñadores que trabajaban en la misma empresa.

Yoh notó que en varias de las fotografías, que colgaban de la pared, salía Anna.

-Bien, pues –comenzó Mary llamando su atención –Los dos son clientes muy especiales y se casan casi en la misma fecha –decía mientras sacaba algunos diseños de su maletín –Por eso decidí hacer sus trajes al mismo tiempo, sólo me dedicaré a ustedes. ¿Está bien?

-Por supuesto –contestó el castaño.

-Me da igual –dijo la rubia.

-Entonces, ahora regreso –anunció luego de guardar sus dibujos de nuevo en el maletín –No recuerdo donde dejé los diseños más recientes que he hecho –dijo sonriendo –Los iré a buscar, no tardaré –y salió de la habitación dejando a los dos jóvenes solos.

La rubia miró de reojo al chico quien estaba entretenido mirando las fotografías.

-Sales bien.

Escuchó de repente.

-Gracias –respondió.

Hubo uno segundos minutos en silencio.

-Asakura Yoh –el chico se acercó a ella y se presentó.

-Kyouyama Anna –respondió.

-¿Trabajas para ellos?

-Sí, a veces –se sentó en un sillón individual, frente al chico.

Se miraron directamente a los ojos, por unos segundos. Silencio invadió la habitación. A los dos les parecía graciosa y ligeramente irónica la situación. Esas miradas sostenidas eran dignas de un par de adolescentes tratando de descifrar la atracción emergida entre ellos, pero por supuesto, esa no era su situación. Ni eran adolescentes, ni se atraían y mucho menos podían pensar en cometer un locura un par de meses antes de sus bodas.

-¡Lamento la espera!

La voz de la diseñadora rompió el contacto entre sus miradas y el silencio absorbente de la habitación.

Los minutos pasaron. Mary les enseñó los diseños más resientes de sus bellos trajes que fueron aprobados por los dos jóvenes. Ella siguió hablando por unos minutos más. Entre ellos, el castaño y la rubia, no hubo otra palabra.

-Los veré el viernes –se despidió con una gran sonrisa la diseñadora y salió de la habitación –Y comenzaremos con esto –dijo antes de perderse de la vista de los dos jóvenes.

Los dos sólo se miraron.

Ella salió primero que él.

Sin despedirse ni nada, los dos se perdieron de vista.

El viernes se volverían a ver y, esperaban, que aquella sensación al verse, no ocurriera de nuevo.

Continuará.

Nota. Wua, tenía que sacarme esta historia de la cabeza (ya sé que no he seguido mis demás fics, pero tenía que hacerlo). Por supuesto es un Yoh x Anna. No tendrá muchos capítulos, talvez unos 5 nada más. Es una historia simple, todo se desarrolla en ese lugar, The Wedding.

Espero le guste!

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