Los siguientes personajes forman parte del videojuego Eternal Champions, publicado por SEGA, no soy propietario de ninguno de los personajes. Hago uso de ellos por mero entretenimiento sin fines de lucro.

Luego de que Larcen Tyler ganara el torneo "Eternal Champions", volvió a abrir los ojos a cumplir el cometido que lo sentenció a una rápida pero a su vez terrible muerte.

Como detective y fiel cazador de jefes de la mafia, siempre estuvo acostumbrado a ver la existencia desde un punto de vista lúgubre donde la gente iba y venía para nunca regresar. Incluso no estaba de más decir que fue ateo, logrando pensar que esa vida era la única que podía tener, llegando a conformarse con ciertas cosas pero, cuando se vio en la necesidad de matar a otros en "el otro lado", cuando se vio envuelto en una terrible lucha donde el premio lo valía todo... supo que había algo que le esperaba, aún si era incluso algo muy feo.

Tyler se encontraba en su oficina, no podía creerse aún lo que había vuelto, que podía ver nuevamente a sus compañeros de trabajo, a sus amistades y la gente que apreció antes de partir, parecía un sueño, quizás siempre lo fue y estaba dormido aún... pero no, para su mente era imposible no olvidar los cadáveres de los otros luchadores ardiendo, sufriendo de muchas formas, siendo mutilados y desgarrados por escenarios creados por un ente maldito, mismo que le dio libertad.

Tomaba un vaso con café caliente dentro, creía que era un hipócrita, un malnacido. Aún si su trabajo le pedía que matara a su contrincante para salvaguardar su vida, él prefería luchar a puño limpio, que las artes marciales que tanto practicaba dieran apoyo suficiente, sirvieran de algo... y vaya que lo hicieron.

Pronto lo ascendieron de rango, dejó de ser un detective y pasó a tener un rol mucho mayor como un jefe, ahora él lideraba hombres, tenía gente bajo su cuidado y, no repetiría los mismos errores del pasado.

Pasaba días y noches cuestionando lo que había sucedido en esa sala de hospital, cuando las bombas detonaron y él fue enviado como un cebo, una simple basura reemplazable, cuyo lugar sería ocupado por un terrible hombre subordinado del hombre que lo mató una vez.

Él estaba en la tierra, había vuelto, pero ¿Aquellos fantasmas que carcomían su sueño?, ellos seguían luchando para enmendar los errores del ayer, seguían matándose entre sí para poder respirar nuevamente, ver un brillante sol, no salas de tortura, lugares repletos de sadismo y deceso.

Nadie le creería lo que vio.

Estaban en su derecho ya que esos temas eran desconocidos para la humanidad.

Pero se sentía feliz, eso era lo que importaba en la vida de Larcen.

Antes de ascender al mundo terrenal, no se olvidó de escuchar las historias de aquellos dejados atrás, aquellos que pedían que alguien fuese su fiel mensajero y compartiera señales entre dos realidades distintas.

Así lo hizo.