A Tsuruga Ren no le gustaba...

...nada nada de lo que su madre cantaba.

— Estoy bien mamá... Si...si.- dijo cada vez más serio. —Si, estoy en casa... Claro que si, mamá. - agregó relativamente molesto, dejando de lado el plato de miso que su adorada kohai y amiga le había echo con tanto cariño; era dejarlo de lado o verlo derramado, futura mente, sobre el piso. — Mamá, dame con... con papá.- pidió recordando que Kyoko aun desconocía la identidad del hombre.

— ¿Esta todo bien, Tsuruga-san?- preguntó Kyoko dejando de comer al ver como las respuestas del actor salían más apresuradas y en un tono molesto.— ¿ Tsuruga-san? -preguntó nuevamente viendo como sus ojos se ensombrecían lentamente.

— Madre, por favor...- pidió tomándose un tiempo de medio minuto antes de apretar su teléfono fuertemente contra la mesa.

— Solo digo, hijo, que necesitas una novia... Que te cocine y que te ayude en los momentos difíciles. - dijo una dulce voz, en todo su esplendor desde el movil. —Claro, también que sea linda e inteligente... Es por eso que iré a visitarte. Llevare a Merry conmigo, ¿Te acuerdas de ella?... Seguro que se llevaran muy bien.-

Kyoko miro a Ren sin saber que decir, ¿Había algo que ella pudiera decir en ese momento?.

— Cocina muy bien... Seguramente mucho mejor de lo que tú te cocinas. Porque, escucha bien, hijo, estoy segura que lo que tú dices comer de cena y desayuno no es nada más ni nada menos que la comida envasada que venden por ahí en los mini súper.- agregó la voz proveniente del altavoz del teléfono celular del actor.

— No, madre. Hace meses que deje de comer esas... delicias...- dijo su hijo mirando curioso la dulce sonrisa que tenía dibujada Kyoko en el rostro.

— Si tú lo dices... Creo que tendré que creerte; al menos hasta que yo misma lo corrobore.- entono la voz logrando ensombrecer la mirada del talentoso actor

— Disculpe que irrumpa en la conversación que tienen, pero no he podido pasar por alto parte de lo que he oído. — dijo Kyoko saliendo de su mundo de hadas, para convertirse en la defensora de su sempai. — Su hijo no le miente, oba-san...

— ¡¿OBA-SAN!?- chillo la mujer robándole una dulce sonrisa a su hijo. — No, no no. Tu, querida, dime oka-san.-

Oka-san, pensaron los dos actores al mismo tiempo, sonrojándose levemente ante las ideas de la mujer que llamaba a Ren. —Bien, oka-san. Su hijo dice la verdad, confíe en él...

—¿Y como sabes tú eso?- preguntó la mujer curiosa, presintiendo el gato encerrado. —Como puedes estar tan segura que come bien y que no necesita un mejor cuidado en la alimentación.

Kyoko sonrío de oreja a oreja. — Porque...Oka-san. Cada noche, soy yo quien cocina para él...- dijo en un hilo de voz, escondiendo todo el rubor que cubría tímidamente sus mejillas.

La mujer que estaba al otro lado del teléfono sonrío y miro al hombre que la acompañaba haciéndole un gesto aprobatorio. — uf... Qué alegría que una chica tan dulce como tú se encargue de él. Aún así, hija, iré a visitarlo un día de estos... Tú sabes, una madre siempre...- dijo cortando su discurso al escuchar que algo se quebraba al otro lado del teléfono. Un — ¿esta todo bien?- escapo de sus labios, en una clara pronunciación inglesa.

—¿Que sucede?- preguntó el hombre que estaba sentado frente a ella con una picara curiosidad.

— Tienes que escuchar esto.- comento la mujer colocando el aparato en altavoz.

— ¿¡Estas bien!?... No, espera... ¿Fue ese gato?...¡Espera!... Déjame verlo... El minino esta bien... Corre la mano...¡No, Ren! Basta, déjalo, esta bien...

Los dos mayores se miraron preocupado, al escuchar los gritos de la chica y las insistencias del hombre.

— Los llamare. Tengo que asegurar el bienestar de mis actores.- dijo el hombre sentado frente a la madre de Ren; con una clara descicion en su mirada.

— ¡Kyoko, corre las manos!... No, no. Ni muerta... Kyo...Ni se te ocurra seguirme. Trae una olla con agua helada y el botiquín...-

La madre de Ren le quito el teléfono a su acompañante y sonrío. —Déjalos, ellos ya son grandes... Saben cuidarse solos.- agregó guiñándole un ojo.

— Entonces, también démosles privacidad.- dijo cortando la llamada que la mujer se empeñaba en escuchar.

El silencio y la curiosidad, despertó en su corazón la ferocidad...

— Permiso... Lory, Querida, ...¿Que es lo que esta pasando aquí?- pregunto al ver como su esposa tenía a su mejor amigo agarrado por las solapas de la chaqueta de cowboy. — ¿Interrumpo algo?- preguntó al verse amenazado por la mirada de su esposa.