Disclaimer: los personajes y todo lo que reconozcan pertenece a Stephenie Meyer


Sábado 10 de diciembre de 2009, 10:00 am. Nueva York

Nueva York siempre ha sido una ciudad cosmopolita, llena de vida, gente va y viene por las calles, sin embargo, parece que hoy el mundo se ha dado una pausa. Las calles, generalmente bulliciosas, están silenciosas y se percibe en el aire una tranquilidad que nada tiene que ver con la ciudad. Casi no pasan autos por la calle y la gente camina sin hacer el menor escándalo. El clima, pese a ser una ciudad extremadamente fría, parece conceder una precaria paz con los habitantes, el sol brilla en el cielo, no hay ninguna nube que indique una posible nevada y hasta el viento sopla suavemente, como el roce de una mariposa sobre la piel desnuda.

Es un día extraordinario, en toda la extensión de la palabra. El frío invierno ha concedido la petición de una novia, que el día sea perfecto. A las diez y media, la gente comienza a llegar a la Iglesia Católica de San Pedro. Las mujeres llevan vestidos exquisitos, mientras que los hombres lucen elegantes esmóquines y trajes sastre de colores oscuros. Las damas ya están presentes, todas con sus vestidos de seda de un color turquesa que las identifica de las demás invitadas. Todo el mundo va ocupando sus lugares en aquella hermosa iglesia. Debido a que el color blanco es el predominante en el interior del recinto religioso, las flores que adornan y endulzan el lugar, son de color rojo.

Todo el mundo está ahí, la crema y nata de la sociedad neoyorquina se encuentra presente. Los padres del novio llegan puntuales y se colocan en las puertas de la iglesia para seguir recibiendo a los invitados. Esme y Carlisle Cullen sonríen con verdadera emoción. Han esperado por más de un año que este evento tome lugar y ahora, no puede haber padres más orgullosos que ellos…excepto quizás, los de la novia. Carlisle Cullen es un hombre digno de ser admirado y respetado: médico, filántropo, esposo y padre de familia. Esme Cullen, una mujer que ha demostrado que el arte no está peleado con la ciencia: restauradora, doctora en museografía, esposa, madre y próxima suegra.

La siguiente pareja que llama la atención al llegar, es la conformada por los hermanos del novio: Edward y Alice Cullen. Mellizos y hermanos menores del futuro esposo. Edward, un hombre joven, atractivo, poderoso, influyente…y con una reputación que escandalizaría a la mayoría de las damas de más edad que se encuentran presentes…claro que aquella reputación no le llega ni a los talones a la del hombre que está próximo a contraer matrimonio. Alice Cullen, la pequeña hija del matrimonio, es una joven llena de vitalidad y alegría, tachada a veces de extravagante, nadie puede decir que esta mujer no tiene buen gusto en lo que a moda se refiere. La moda ha encontrado en ella al siguiente gigante del mundo de la belleza estilística.

Diez minutos después de la hora fijada, la limosina que transporta a la novia y a sus padres, por fin llega. Las damas apresuran a los invitados a tomar sus lugares. Alice toma su lugar como dama de honor de su futura cuñada. Algunas de sus compañeras la miran con extrañeza, mientras una que otra le sonríe sinceramente. El novio ya está en el altar, esperando a que su futura esposa haga su magnífica entrada. Los padres de la novia salen del auto y van a saludar a aquellos que serán sus consuegros.

Las damas de honor ayudaron a la novia a bajar y a arreglarse el velo, todos los ahí presentes sonrieron al verla, aunque una boda implicase a dos personas, la novia siempre era la que más bella lucía, y ella, resplandecía. Carlisle le tiende el brazo a la madre de la novia y le sonríe con calidez mientras comienzan su camino hacia la iglesia. Edward le tiende el brazo a su madre, que lo toma complacida y sigue a su marido y a su consuegra a la iglesia. Las damas terminan de arreglar el vestido de la novia y comienzan su desfile por la isla. El padre de la novia la conduce del brazo y antes de que entre, comienza la marcha nupcial, los invitados se ponen de pie y el novio se endereza mientras una sonrisa de adoración curva sus labios.

Rosalie POV

Realmente era un día perfecto, las calles que daban a la iglesia parecían estar desiertas (seguramente los Cullen tenían que ver con aquella situación) y todos los invitados lucían increíblemente elegantes. La iglesia lucía preciosa y la elección de las flores no había podido ser más adecuada. Los músicos parecían haber salido de una sinfónica, pues la melodía era precisa y la armonía entre los instrumentos era digna de mención.

Todo era perfecto. La iglesia, las flores, la música, los invitados, los vestidos de las damas, incluso los pajecitos son adorables. Y qué decir del novio, Emmett Cullen, guapo, rico, de buena familia, con una carrera prometedora y con una increíble pasión por la vida y el amor. Una mujer no podría pedir nada más, este era un digno inicio para un cuento de hadas. La boda perfecta, con el novio perfecto. Sin embargo, para mí este es el peor día de mi existencia…porque la novia no soy yo.


No me pude resistir! Ya ando aquí con un nuevo fic para todos aquellos amantes de Rose y Emm y claro, saben que jamás dejo a las otras parejas fuera. Espero que les haya gustado este pequeño adelanto. Y también espero sus comentarios, que siempre son muy importantes para mí.

Un beso a todos

Dayan


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