El Milenio de Plata

Hola Espero que todavia se acuerden de mi, les mando este fic que la verdad esta buenisisimo no es mio lo aclaro todos los personajes conocidos son de Naoko Takeuchi y los inventados son de la autora de este fic: Tenou Haruka, yo lo lei hace tiempo y me gustó mucho y vagando por internet lo encontre este fic es del 2000 si alguien conoce a la autora diganle que tome prestado su fic, porque esta obra no puede quedar en el olvido. Si quieren saber mas de el escribanme.

Y a los que les interese ya mero subo mi prox. capitulo me quedee bloqueada por mucho tiempo pero ya recobre la creatividad o bueno eso creo yo.

Prólogo

Cuentan los ancianos que hace ya más de mil años existió un Reino en la Luna. Aquel pequeño satélite de la Tierra, aquella perla envuelta de negrura, fue avanzando económica, política y socialmente y entabló tratados de paz con los planetas que le rodeaban. Contactó con Mercurio, Marte, Júpiter, Venus, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón y todos aceptaron el pacto de paz. El Reino de la Luna, al contar con más tecnología y un reino bien establecido, se convirtió en la capital del sistema, que se denominó Milenio de Plata en honor al color de los cabellos de la soberana, la Reina Serenity.

El Reino de la Luna también intentó que la Tierra se uniera al Milenio pero los humanos de la Tierra rechazaron la oferta de la Luna porque tenían miedo de que los habitantes de los demás planetas quisieran colonizarles y tiranizarles. El Milenio de Plata se fue olvidando de la Tierra y comenzó a desarrollarse de forma próspera. Creó una milicia comunitaria, cuyos representantes eran las Sailor Senshi, un escuadrón de Guerreros compuesto por la princesa heredera de cada planeta. Las princesas eran llevadas desde su más tierna infancia al Palacio de la Luna, donde eran entrenadas con dureza y disciplina para convertirlas en Guerreros. Tenían mucha fuerza y un poder mágico superior al de cualquier habitante del Milenio de Plata, eran un grupo de combate invencible.

Y de esta manera se vivieron años de esplendor, bailes a la luz de las estrellas, días repletos de luz y calor y noches llenas de romántico misticismo.

La paz duró poco. La leyenda dice que Caos, un ente oscuro proveniente del espacio exterior, quiso apoderarse del sistema solar. Los mismísimos dioses tuvieron que salir del paraíso para combatir aquel ente malvado, dotando a cada Guerrero del dominio de un elemento de la naturaleza, poder, fuerza y valor y a la Reina de la Luna un mágico Cristal de Plata capaz de obrar milagros. Dicen que la luz de aquella joya dotada de misterio simbolizaba la seguridad del Reino. El Milenio de Plata viviría mientras aquel frágil cristal conservara su luz.

Caos fue derrotado pero su semilla se instaló en los Planetas Exteriores, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón, convirtiendo a las Outer Senshi, las Guerreros de esos planetas, en seres crueles, codiciosos, en guerreros sedientas de sangre que serían capaces de vender su alma al diablo a cambio de poder.

Fue tal su ambición que las cuatro, dirigidas por Guerrero Saturno, diosa de la destrucción, y formando un bloque sólido y unido por el odio, dieron un golpe de estado en la Luna. Tuvo lugar una cruenta batalla entre las Inner Senshi, las guerreros de los planetas cálidos, y las Outer Senshi.

Y el odio se habría apoderado del Milenio de Plata si en el último momento no hubiera aparecido una luz blanca, virginal, cegadora y sublime que destruyó el Caos que reinaba en los corazones de sus Guerreros. La Reina Serenity, con su belleza sobrenatural, el vestido flotando contra el viento y sus cabellos refulgentes bañados por la luz de los planetas, había usado el Cristal de Plata. Los abuelos cuentan a sus nietos que aquéllos que presenciaron la batalla lloraron al ver aquella luz serena. Y que después sólo hubo silencio.

La paz volvió al Milenio de Plata pero la Reina Serenity no perdonó la traición cometida por aquellas 4 Guerreros. Las sumió en un Sueño Eterno del que no despertarían jamás. Las Inner Senshi depositaron a las Outer Senshi en cámaras de cristal, en los palacios de sus respectivos planetas, y juraron no despertarlas a menos que el Milenio de Plata dependiera de ello.

Más allá de las fronteras del Milenio de Plata se creó un reino paralelo al de la Luna: el Reino Oscuro. Envidiaba la buena salud de la que gozaba el Milenio de Plata y atacó en numerosas ocasiones al Reino de Serenity, con demonios y seres procedentes de los más tenebrosos rincones del infierno. Poco a poco el Cristal de Plata fue perdiendo su luminosidad, adoptando un color grisáceo, presagio de que la situación se hacía crítica.

La Reina Serenity llamó a la Guardia. Las Inner Senshi aparecieron ante su soberana y agacharon la cabeza solemnemente, hincando una rodilla en el suelo como señal de respeto. Serenity sonrió. Las Guerreros habían demostrado ser una fuerza de combate insuperable, una única fuerza física y mental. Aquellas cuatro mujeres compartían un vínculo que iba más allá de la amistad, más allá del amor. Exponían su vida a la muerte para protegerla a ella y a su familia. Dirigió una mirada de soslayo al Cristal de Plata y las lágrimas se agolparon en sus ojos, luchando por salir.

Había visto en el Cristal que esta vez el enemigo era diferente, más poderoso. Dudó. No sabía si saldrían con bien de ésta y... tomó una decisión, esperando con todo su corazón no haberse equivocado. Escoltada por las Inner Senshi se dirigió a los Planetas Exteriores.

Primero se dirigió a Urano, el planeta del viento. Sin su protectora el planeta se había convertido en un lugar árido, desértico, donde el viento imponía sus normas a una gente que había sido abandonada tiempo atrás. Serenity sintió remordimientos ya que cuando selló a las Outer Senshi al Sueño Eterno, también acabó con las Princesas de aquellos planetas. Y las luchas contra los demonios y su propia codicia habían dado de lado a la gente de aquellos planetas consumidos por el hambre y la guerra.

Guerrero Venus, la líder de las Inner Senshi notó que su Reina temblaba y, al levantar la vista, vio que sus mejillas brillaban bajo la luz de los satélites de Urano. ¿Lágrimas?

Júpiter dio el primer paso y depositó las manos sobre la urna de cristal que contenía el cuerpo de Guerrero Urano, cuya mente vagaba por las tierras del Sueño. Marte y Mercurio la imitaron, dejando que la energía se acumulara sobre el cristal. Venus puso la mano en el hombro de su Soberana.

"Es lo correcto", musitó.

Entonces, Serenity, suspirando apesadumbrada, depositó las manos al lado de las de Venus, en la urna.

Apareció sobre el cristal una luz dorada y Guerrero Urano abrió los ojos. Serenity no vio restos de Caos en aquella confundida mirada verde. Sonrió aliviada.

Se dirigieron al planeta Neptuno, donde el Palacio era el único edificio que asomaba entre las furiosas olas y los cantos de las sirenas. Repitieron la operación esperando que, al despertar, no hubiera rastro de Caos en la Guerrero de los Océanos. Una luz verdeazulada apareció sobre el cristal de la urna en la que reposaba Neptuno y una joven de ojos azules despertó tras decenas de años de inactividad.

La Reina Serenity dirigió una mirada al Cristal de Plata, que poco a poco iba perdiendo su luz y su poder a medida que los demonios iban entrando en el Milenio de Plata y atacaban los planetas y sus satélites. Se preguntó si también debía despertar a Plutón y a Saturno. Plutón era la Guardiana del Tiempo y el Espacio, tenía un poder desconocido y una forma de actuar llena de misterios. Plutón nunca dio explicaciones a nadie sobre su comportamiento y fue la más sanguinaria durante la Guerra. Y Saturno, la Guerrero de la Destrucción, el Mesías del Silencio... sus poderes eran incalculables. Ella sola podía destruir un planeta entero con un ligero movimiento de la Vara del Silencio, aquella gran hoja afilada que blandía su mano derecha como si de la Guadaña de la mismísima Muerte se tratase.

Guerrero Mercurio le había confesado en una charla hacía unas semanas, que sólo la energía de todas las Guerreros del sistema solar sería capaz de vencer la oleada de terror que les amenazaba y que la unión de sus energías podría renovar el espíritu del Cristal de Plata. Guerrero Mercurio siempre fue la más inteligente, la más cerebral. Confió en que en esta ocasión tampoco se equivocase.

Se dirigió al Planeta Plutón y, con la ayuda de las Inner Senshi, de Urano y de Neptuno, despertaron a la Guardiana del Tiempo.

La Reina Serenity dirigió la vista, con terror, a los anillos que protegían Saturno. ¿Sería correcto despertarla?

Sintió una mano en el hombro y un cálido apretón. Guerrero Marte, la líder espiritual de su Guardia Personal. No necesitó mirarla para comprender que debía hacerlo. Era la única forma de salvar el Milenio de Plata.

Y la leyenda cuenta detalladamente cómo el aura benefactora de las Guerreros del Milenio de Plata, unida de nuevo, pudo regenerar el Cristal de Plata y traer la paz al Reino de la Luna. Y cómo la Reina decidió dar una segunda oportunidad a las Outer Senshi, pues vio que en sus corazones ya no quedaba rastro de Caos.

Pero cuando los niños preguntan a sus abuelos cómo pudo llegar a caer el Milenio de Plata los maduros ojos de sus mayores se llenan de sombras y recuerdan cuánto abarcaban las ruinas del Palacio de la Luna, las flores muertas del jardín, las fuentes rotas, cómo aparecían los cadáveres mutilados de los soldados, los cuerpos sin vida de las Guerreros, de la Familia Real... y el lento descenso de la Guadaña de la Muerte sobre un Milenio nacido para brillar. Así nació la leyenda.