Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, la historia está levemente inspirada en skins.

Bueno, ¿hola? No estoy segura de si este fandom es visitado o simplemente es un pueblo fantasma, sin embargo, el otro día vi un capítulo de los Rugrats Crecidos y dije Wow! Obviamente Kimi y Tommy tienen una conexión cuática que puede ser muy explotada en muchas historias (se nota bajo mi persepción) que ambos muy bien pudieron terminar juntos en la serie y lo veo muy probable. Entonces, me puse a buscar fanfictions de ellos y pues, me encontré con un fandom y una pareja que no era muy activa y me dio tristeza y me dije, pues... Dale pues. Y aquí estoy, subiendo un capítulo de 6,157 palabras.

Bien. con respecto al fanfic, no sé si lo dejaré aquí, porque de igual manera este cuenta como un final, ya que supongo que es obvio lo que pasará :) o quizás no tanto pero bueno, bajo mi punto de vista esto puede terminar como un One shot pero que sin embargo, si quizás por ahí me instan a seguirlo (sí estoy chantajeándolas para que me dejen reviews, claro si es que alguien lo lee xd) bueno, la cosa es que si me dejan comentarios pidiendo que continue lo haré, o sino, bueno, al menos contribuí con una historia en un fandom en el que no mucha gente aporta y lo cual es bastante triste.

Como sea. Espero les guste. Si quieren que continue lo haré pero diré de antemano que los capítulos no serán siempre bajo la "perspectiva" de Tommy (sé que esto no es bajo el POV de él, pero simplemente todo el tiempo solo se enfoca en sus emociones y en lo que él está viviendo) el próximo sería sin duda de Lili, quien no aparece mucho en este capítulo pero que sin duda la potenciaré en otros.

Bueno, si me leen, genial, sino pues, en otra oportunidad.

Ahora a leer!


Un segundo

Tommy.


Si había alguna palabra que pudiese definir de manera completamente precisa a Tommy Pickles era: Perfección.

Y aunque el muchacho de cabellos azul brillante odiaba que la gente lo tildara de perfecto, nadie podía negar que las mil y una cualidades del mayor de los Pickles lo marcaban como el chico "soñado" que toda joven quisiera tener, y aunque en algunas ocasiones ser demasiado perfecto era algo molesto para alguna, con una sola palabra, o sonrisa que les diera Tommy provocaba alguna sensación positiva en su receptor.

Quizás era por eso mismo que era tan popular entre la población femenina. Y, ¿por qué no decirlo? Masculina también. Aunque nunca se había aprovechado de aquello.

Y mientras sus dedos largos se enredaban en el cabello azulado de la chica que en ese momento tenía justamente bajo de él, besando con suavidad cada parte descubierta de su cuello, pensaba en cómo habían llegado a eso y en lo irónico que era la vida.

Kimi en ese momento soltó un gemido lleno de excitación cuando con un ligero movimiento sus sexos se rozaron. Y a Tommy aquello le hizo perder la cordura. Sus manos subieron por su espalda desnuda, recorriendo la piel ardiente de la chica, acercándola aún más a su cuerpo, besando con más fiereza sus labios.

No quería mentirse y sabía que tampoco estaría mintiéndole a ella.

No era como si estuviese enamorado de Kimi. No.

Si bien había tenido cuando pequeño un ligero flechazo de la chica de ojos almendrados —cosa que jamás le contó—, solo había sido por un par de semanas y porque obviamente las hormonas a la edad de catorce años comenzaban a alborotarse, sobre todo cuando veías sin querer a tu amiga (y hermana menor de tu mejor amigo) con un simple corpiño.

Y aquello era irónico. Porque después de aquello se burló de sí mismo al creer que entre Kimi y él pudiese pasar algo, porque obviamente eran amigos, porque ella era la hermana de Carlitos y porque definitivamente no era de su gusto… Aunque, siendo sincero consigo mismo, ¿quién diablos no encontraría atractiva —en demasía— a Kimi Finster?

Pronto todo rastro de ropa entre ambos desapareció. La mano de Kimi se entrelazó con la de Tommy y él acercó su rostro para unir nuevamente sus labios, y entonces la penetró.

En medio del beso Kimi gimió y tiró su cabeza hacía atrás mientras apretaba con más fuerza su mano entrelazada a la de Tommy. Él abrió sus ojos y la miró de cerca.

Su piel pálida estaba ligeramente manchada por un color carmín que adornaba sus mejillas, sus ojos cerrados y fuertemente apretados demostraba lo largo y oscura de sus pestañas y su pequeña y respingona nariz no había más que hacer una perfecta combinación con sus labios en forma de corazón.

El mayor de los Pickles pensó seriamente que nunca se había fijado en lo jodidamente hermosa que era la chica.

Exactamente todo había cambiado hace tres semanas atrás, casi ya un mes.

Dios, un mes teniendo sueños bastante vergonzosos con la chica que ahora bajo de él estaba gimiendo con cada embestida.

Todo comenzó cuando entró al camarín del equipo de futbol para buscar a Philli y rogarle que se apresurara en bañarse para ir pronto por unas malditas y heladas cervezas, sin embargo, supo que había sido un error garrafal el entrar al camarín sin hacer notar su presencia. Justamente Philli no se estaba bañando, más bien, estaba teniendo una acalorada sesión de besos justamente con Kimi.

Ninguno lo vio, o eso creyó él.

Después de eso no podía quitarse de la cabeza los muslos de Kimi alrededor de la cintura de Philli y cuando el tiempo avanzó se dio cuenta de que ya la imagen se había distorsionado y ya no era Philli quien se aferraba a su trasero, sino que él.

Y de pronto, de un día para el otro se dio cuenta de lo malditamente sensual que eran los movimientos de Kimi para hacer cualquier cosa. Cuando salían a beber no había día en el que la chica no lo mirase y le sonriese con esa maldita sonrisa que parecía retarlo a que se le acercara y la besara. Luego ya no podía bailar con ella como bailaba con Lili, sus manos instantáneamente rodeaban su cintura y lo acercaba a él, y su maldito olor… Su maldito olor a liras le estaba haciendo perder su jodida cabeza.

Nada pasó entre ellos durante tres semanas exactas, simples coqueteos y miradas juguetonas, simples jueguitos.

Hasta ese día.

Él llegó de su práctica de futbol y ella lo esperaba justamente en la entrada de su casa, sentada y mirándolo venir con una pequeña sonrisa en su rostro.

Tommy sintió como las manos le sudaban y las piernas estaban amenazándole con flaquear.

Tengo un poco de marihuana —dijo levantándose del suelo—, Carlitos no fuma y quería compartirla con un amigo, ¿te apetece?

Sus padres andaban de viaje visitando a los abuelos y su hermano no llegaría hasta entrada la noche. Obviamente le apetecía.

En su cuarto armaron el cigarrillo y sentados en su cama comenzaron a fumar. Primero todo había sido risas, luego Kimi le hizo una pregunta existencial y de pronto, sin saber cómo sucedió o quién dio el primer paso, ambos se estaban besando.

Tommy cerró los ojos y recostó su cabeza entre el cuello y el hombro de la chica, sintiendo como llegaba al más exquisito éxtasis alcanzado.

—Oh, dios… —gimió Kimi soltando al fin la mano de Tommy corriéndose esta vez ella.

El muchacho pudo escuchar los latidos del corazón de la chica, se mantuvo por un segundo así, dentro de ella y luego se giró para quedar acostado a su lado, mirando el techo.

Su estómago subía y bajaba producto de su respiración, no quería girar su rostro y ver a Kimi, por primera vez sentía miedo y no sabía qué hacer.

No era su primera vez —tampoco la de ella—, sin embargo, con las otras chicas era más fácil, simplemente se giraba y se dormía, o se hacía el dormido para que ellas se dieran cuenta que se debían de marchar, o si querían dormían, pero ellas lo sabían y él siempre se había preocupado de dejarles las cosas claras. Solo un buen polvo y luego adiós.

Pero con Kimi de por sí era diferente.

Era una de sus mejores amigas. Y la hermana pequeña de su mejor amigo. Las cosas se complicaban, sobre todo si pensaba en cómo todo esto había comenzado. Obviamente ella y Philli habían tenido relaciones sexuales en algún momento.

La curiosidad pudo con él y giró su cabeza entonces para toparse con la espalda desnuda de la chica, quien se encontraba sentadas en la orilla de la cama abrochándose el sujetador.

—Hm… —carraspeó y al darse cuenta que la chica no se iba a girar al estar preocupada de buscar su camiseta, él se decidió a hablar—, ¿te irás? —preguntó.

—Sí —respondió mientras recogía la camiseta y se la colocaba por la cabeza, su cabello azulado se quedó dentro de la camiseta y ella se lo quitó con elegancia—, debo llegar antes de que llegue Carlitos —agregó.

—Oh —soltó el chico y se sentó en la cama para buscar su bóxer, de pronto se sentía ligeramente expuesto—, eso está bien —susurró él con suavidad mientras se colocaba rápidamente su ropa interior.

Kimi se levantó de la cama y Tommy pudo ver su redondo y parado trasero ser cubierto solo por su ropa interior, estúpidamente se sonrojó.

Ella se giró mientras tomaba sus pantalones y le regaló una sonrisa.

—Te ves un poco incómodo —le dijo con suavidad mientras se ponía con tranquilidad los pantalones.

Tommy se quedó sentado en la cama mirándola nervioso.

—¿Yo? —preguntó estúpidamente y ella enarcó una ceja. Él suspiró—, sí bueno —se encogió de hombros—, nunca me había tocado que la chica arrancara luego del acto —dijo medio broma medio enserio, ya que, aquello era cien por ciento real.

Kimi soltó una vibrante risa que provocó que algo dentro de Tommy se agitara, sonrió.

—Bueno, siempre hay una primera vez, ¿no? —le dijo abrochándose los jeans

—Creo que sí —rió Tommy con suavidad.

—De cualquier manera —dijo la oriental—, estuvo bien —sonrió.

Tommy se incorporó.

—¿Bien? —preguntó apresuradamente y luego se dio cuenta de su error, se sonrojó ligeramente y carraspeó—, es decir…

Kimi lo miró por una última vez antes de salir de la habitación. Sonriente le dijo con suavidad.

—Grandioso.

Y salió de la habitación.

El adolescente miró con perplejidad el umbral vacío de la puerta y luego cuando oyó la puerta de entrada siendo cerrada con un golpe, no pudo hacer otra cosa más que reír y caer de espaldas en la cama con una amplia sonrisa en sus labios.

*.*.*.*

—Vamos, Philli —decía Carlitos en la cafetería de la escuela. En ese momento solo se encontraban ellos tres. Tommy, Carlitos y Philli…Aunque este último parecía no contar entre ellos, ya que, se mantenía en silencio y revolvía con parsimonia su comida sin siquiera mirar a sus amigos.

Tommy bebía tranquilamente de su caja de jugo, sin saber muy bien el qué le estaba insistiendo Carlitos al muchacho castaño. En esos momentos, el peliazul no podía evitar sentirse mal consigo mismo al tener en frente a su mejor amigo y no poder decirle que un día atrás había cogido con su hermana en su habitación. Sabía que lo correcto sería decirle, sin embargo, no podía evitar sentir cierto tomar ante su reacción y él tampoco podría prometerle a su mejor amigo que nunca más pondría un dedo encima de Kimi otra vez.

—Déjame en paz, Carlos —soltó mordaz Philli sin mirar a su amigo.

Aquello sin duda sorprendió a ambos chicos, sacando a Tommy de sus cavilaciones y logrando que el mayor de los Finster diera un respingo en su asiento ante las palabras del gemelo DeVille.

—Philli…—susurró extrañado Tommy en su puesto.

Él conocía a su amigo muy bien y el hermano gemelo de Lili era demasiado alegre e hiperventilado como para estar tomando esa actitud. Creía que Carlitos estaba exagerando, pero su amigo era demasiado perceptivo como para haber notado que algo andaba mal con Philli de un principio. O quizás Tommy había estado tan enredado en sus pensamientos que no lo había notado antes.

El castaño se giró a mirar a Tommy, quien enarcó una ceja extrañado, el muchacho suspiró y luego miró a Carlitos con rostro compungido.

—Cielos, amigo —suspiró—, lo siento, he estado un poco estresado últimamente —dijo el chico y se pasó una mano por su cabeza, preocupando a ambos muchachos, sin embargo, luego de desordenarse su cabello castaño miró a sus amigos y sonrió—. ¿Qué dicen de ir a relajarnos a algún pub o algo así? —preguntó.

Carlitos frunció las cejas.

—No creo que un pub sea relajante —le aseguró.

Philli se encogió de hombros.

—¿Vamos o no?

—¿A dónde iremos?

La voz detrás de Philli sobresaltó a los tres muchachos. Tommy sintió dentro de su estómago que algo le tironeaba cuando sus ojos oscuros hicieron contacto con los negros de Kimi, quien tenía las manos puestas dentro de una chaqueta. Lili —quien había preguntado—, se encontraba con una bandeja de comida entre sus manos y miraba a los tres chicos con una ceja enarcada.

El chico DeVille se giró y todo rastro de sonrisa desapareció de su pálido rostro. Frunció ligeramente el ceño y entonces, se levantó de la mesa y se marchó sin decir nada, sin tomar su bandeja y sin responder a la pregunta hecha por su hermana.

—¿En serio? —Lili miró a sus amigas mientras dejaba la bandeja en la mesa corriendo la de su hermano hacia un lado y sentándose en el puesto vacío que había dejado—, ¿qué bicho le picó? —preguntó mirando aleatoriamente a Tommy y a Carlitos.

Tommy miró a Kimi fijamente con una sonrisa, ella le devolvió la sonrisa y se sentó a su lado, el muchacho se golpeó mentalmente al sentirse demasiado obvio.

—Creí que tú sabrías algo —dijo Carlitos arreglando sus lentes en su nariz—, ha estado así desde ayer.

—No recuerdo haberle dicho nada como para hacerlo molestar —susurró Lili en su puesto.

—Tranquila, Lil —le sonrió Kimi en su puesto—, no debe ser tu culpa —dijo la chica y luego sin decir una palabra le dedicó una última mirada a Tommy y caminó en dirección a la salida mientras él seguía todos sus pasos.

—¿A dónde fue? —le preguntó Carlitos a la mejor amiga de su hermana.

Lili comió un poco de su pollo y se encogió de hombros.

—Kimi también ha estado extraña en este último tiempo —dijo la muchacha y se encogió de hombros—, supongo que cuando quieran decir qué diablos les pasa entonces lo sabremos.

—Ah —dijo Carlitos.

Tommy perdió de vista a Kimi y entonces prestó nuevamente atención a sus amigos.

—¿Y dónde quería ir Philli después de todo? —le preguntó la castaña a su amigo Tommy mirándolo con una ceja enarcada.

El peliazul se encogió de hombros.

—No tengo ni idea…

*.*.*.*

Debía admitir, que desde que tuvo relaciones con Kimi —hace exactamente tres días—, sentía que su aroma a lirios estaba impregnado en sus fosas nasales. No podía evitar sentir su olor en algunos momentos en los que era imposible para él poder sentirlos. Como en la cafetería o incluso ahora mismo, en donde ella se encontraba sentada unos cuantos puestos más adelantes y, sin embargo, Tommy podía jurar que el aroma de la chica le llegaba directamente a la nariz.

Y se estaba exasperando ante eso.

Porque el aroma a Kimi le hacía recordar exactamente el momento en el que ella le quitó su camiseta, en el que ella lo besó casi con violencia, en el que ella acarició su pecho, su espalda…

Se sonrojó en medio de la clase y se sintió ligeramente excitado ante eso. Miró a su profesor que hablaba y hablaba en clase y eso solo le estaba mareando.

Necesitaba despejar su mente y necesitaba alejarse al maldito aroma de Kimi. Y entonces, en medio de la clase y sin importarle nada, se levantó de su asiento y se encaminó con rapidez hacia el baño.

Entró y se miró al espejó fijamente, se remojó la cara y se obligó a bajarse la calentura que le provocaron los malditos recuerdos.

Maldita Kimi. Y maldito aroma. Y malditos labios de Kimi y todo de ella.

La puerta del baño de hombres se abrió y se dejó ver la cabeza de la chica en cuestión. Tommy tragó en seco.

—¿No hay nadie? —preguntó la chica enarcando una ceja.

El Pickles negó rápidamente con la cabeza, Kimi dio una mirada hacia atrás antes de entrar al baño y cerrar con pestillo la puerta. El muchacho se volvió visiblemente nervioso y susurró con voz ahogada.

—¿Qué haces?

Kimi se giró y dio un paso hacia él, enarcó una ceja.

—¿Quieres que me vaya?

Entonces, él, sin siquiera pensarlo dos veces, negó con la cabeza efusivamente. La oriental rió y acortó los centímetros que los separaba para tirarle los brazos al cuello y unir sus labios en un efusivo beso.

Y Tommy nuevamente perdió la cabeza.

Sin siquiera importarle que estuviesen en un baño de la escuela en media jornada, se hincó ligeramente para pasar sus manos por los muslos de la chica y elevarla por los aires. Kimi colocó ambas piernas alrededor de las caderas de Tommy y este la apoyó en el lavamanos mientras la besaba.

En ese momento amó el hecho de que la chica se encontrase con falda, sus manos subieron tentadoras por sus piernas hasta encontrar el inicio de su ropa interior, Kimi al sentir los dedos helados del muchacho cerca de su feminidad soltó un ligero quejido.

El hermano de Dil bajó su ropa interior separándose ligeramente de ella para quitársela. La chica sonrió entre medio del beso y bajó sus manos apresurada para desatar su cinturón. Le bajó los pantalones cuando su tarea estuvo hecha y entonces llevó sus manos al trasero de él para acercarla a ella.

Gimió cuando lo sintió dentro y se aferró con más fuerzas a él. Sus uñas se clavaron en la camiseta del chico y él aprovechó el momento para comenzar a besar el cuello de la peliazul, depositando sus labios en la piel expuesta que encontrase.

La chica elevó su vista y entonces pegó nuevamente los labios de él a los suyos mientras entre medio de besos soltaba variados gemidos.

Toc-toc.

Tommy detuvo sus movimientos y giró su rostro con miedo hacia la puerta. Kimi lo empujó con suavidad con sus manos y se arregló rápidamente la ropa interior. Él soltó una maldición y se subió los pantalones junto con su ropa interior y se arregló.

—¿Hay alguien ahí? Sé que hay alguien, he oído ruidos —preguntó una voz de algún conserje.

—Mierda —murmuró Kimi y sonrió divertida en su puesto mientras se arreglaba su ropa.

—No es divertido —soltó el muchacho con los dientes apretados.

—No seas tan aguafiestas —le dijo divertida al tiempo que otro golpe se oía y unas maldiciones del otro lado, ella soltó otra risa que hizo eco en las paredes.

Abran la maldita puerta —siguió diciendo el conserje mientras se movía frenéticamente la perilla.

Tommy apretó los dientes y luego miró a Kimi, quien se estaba acercando a la ventana que había en una esquina del baño.

—Vámonos por aquí —sugirió.

Él enarcó una ceja.

—Vamos, Tommy —Kimi rodó los ojos—, salgamos de aquí y vayamos a emborracharnos o algo, la escuela está algo aburrida.

Y entonces ella le sonrió. Y él, como siempre pasaba cuando ella le sonreía, no podía decir que no.

Cinco minutos después y con ayuda de una herramienta, el conserje logró abrir la puerta rompiendo la cerradura. Sin embargo, dentro del baño ya no había nadie, el hombre frunció el ceño y miró fijamente cada esquina del lugar.

Se sintió idiota y avergonzado de sí mismo. Maldita sea que él tendría que pagar con su salario esa cerradura rota.

*.*.*.*

Ambos peliazules corrían calle abajo mientras reían divertidos ante su pequeña travesura dentro de la escuela. La chica de rasgos orientales tomó su mano y jaló de él por entre diversos bares que había en la calle.

En cada uno de ellos tomaron un cortito de algún alcohol destilado. Empezaron con vodka, para luego terminar con tequila. Y Tommy amaba el tequila.

Ya se estaba haciendo de noche cuando ambos entraron a una disco que estaba abierta las 24 horas del día, al menos, esa era su publicidad, aunque ninguno de los dos sabía qué tan cierto era aquello.

—¡Dos cervezas, por favor! —pidió Tommy sonriendo al barman, el hombre les llevó las cervezas solicitadas y entonces ellos con sus botellas caminaron al medio de la pista para comenzar a bailar.

El muchacho nunca había podido recordar otro día en el que lo había pasado mejor, había estado todo el día con Kimi bebiendo, coqueteándose descaradamente sin importarles quién estaba cerca.

La chica le pasó sus brazos por el cuello y pegó su frente a la de él mientras se movía al compás de la música, él pasó sus manos por la cintura de la chica y la acercó aún más a él. Ella acarició su mejilla y entonces él cerró sus ojos.

Y sintió los labios de la chica sobre los suyos. Él pudo darse cuenta entonces de la menta mezclada con el alcohol y de lo suave que eran los labios de Kimi, correspondió su beso acercándola aún más a él. Su cerveza cayó al suelo provocando que la botella se rompiera en pedazos.

Pero no le importó. A ninguno le importó.

*.*.*.*

Estaba ebrio. Completamente ebrio y él sabía que ella también.

Pero no le importó.

Ya no todo era fuego y efusividad. Tommy la recostó con suavidad en la cama mientras la miraba fijamente, ella acarició su mejilla sin apartar su vista. Se volvieron a besar y terminaron nuevamente teniendo relaciones sexuales.

Él no recuerda en qué momento de la noche se durmió, sabe que tenía entre sus brazos a Kimi, sin embargo, cuando despertó la otra mañana ella ya no estaba ahí.

Se levantó sintiendo como la cabeza le martillaba y se alegró internamente que fuese día sábado, porque dudaba mucho que pudiese ir a la escuela con aquella resaca que le estaba partiendo el cráneo.

Se pasó una mano por su cara intentando recordar el día anterior y una estúpida sonrisa en su boca. Se sentía asquerosamente mal, sin embargo, no por el completo. Estaba, con una resaca odiosa pero completamente feliz.

Dos golpes simples se dejaron oír en su puesta y el masculló en un quejido un ronco pase.

—Vaya, hermanito —Dil entró sonriente mirándolo ligeramente divertido.

Tommy rodó los ojos.

—Me duele la cabeza, Dil —le advirtió, dándole a entender de inmediato que no estaba para tonterías.

—Aquí huele a alcohol rancio y a sexo, Tommy, será mejor que abras la ventana —le dijo su pelirrojo hermano.

El muchacho se sonrojó, sin embargo, le hizo caso al chico y se levantó de la cama para correr las cortinas y abrir la ventana.

—Mamá dice que el desayuno está listo —habló nuevamente su hermano mirándolo extrañamente con una mueca de diversión.

Su hermano menor siempre había sido muy extraño, sin embargo, era sin duda una de las personas más inteligentes que conocerá en su vida, solo que él no se potenciaba en algún ámbito… Normal.

—Ya iré —susurró con suavidad caminando hacia la puerta para ir al baño.

—Ah, y… —Dil hizo una sonrisa malévola—, solo por si te preguntabas, tu novia, Kimi, se marchó a eso de las siete de la mañana, debiste al menos tener la consideración de ir a dejarla a la casa o a alguna parada de bus.

El muchacho se sonrojó hasta la raíz del cabello y miró a su hermano completamente avergonzado. No sabía qué decirle, qué responderle, ¿acaso Dil se habrá despertado justamente a esa hora? Apretó la mandíbula al tiempo que su pequeño hermano salía de su habitación soltando una risa que demostraba que con sus palabras había recibido el efecto deseado.

*.*.*.*

Durante todo el día se mantuvo pensando en mandarle un mensaje a Kimi, jugueteaba con su teléfono, escribía un par de palabras para luego borrarlas pensando en lo estúpido que era preguntarle el cómo estaba.

Se pasó una mano por su cabello y soltó un bufido de resignación.

¿Qué diablos le estaba pasando? Creía que acostándose una vez con ella podría al fin detener el jueguito del coqueteo, los roces y esas cosas, sin embargo, acostándose con ella solo había todo empeorado.

Debía admitir que el sexo con Kimi era demasiado surrealista, ella lo era.

Nuevamente tomó su teléfono e intentó escribir un par de cosas, sin embargo, borró todo con fastidio.

No es como si a él nunca le hubiese gustado una chica en serio —tampoco es como si Kimi le gustase en serio…—, sin embargo, las cosas con la hermana de Carlitos eran muy distinta por muchas cosas. Ella era muy distinta y todo lo que le hacía sentir a él también lo era. ¿Cómo podía lidiar con algo tan extraño que ni él mismo sabía lo que era?

Parecía ser que Kimi Finster era una maldita mujer que calaba jodidamente profundo.

Su teléfono vibró en su mano y por un momento sintió la esperanza de que fuese ella, sin embargo, toda esperanza se quebró cuando leyó en su pantalla el nombre de su amigo Philli.

—Hey —contestó sonriendo ligeramente.

Supongo que lo sabes, ¿no? —habló por el otro lado del teléfono con voz entusiasta.

—Creo que no —susurró él extrañado—, ¿qué sucede?

Sucede que hoy es sábado —dijo lo obvio—, y será noche de chicos.

—¿Noche de chicos? —Tommy frunció el ceño—, ¿por qué? —preguntó—, ¿y las chicas?

¡Qué se jodan!, está noche iremos a cazar chicas de verdad —habló con voz ganadora—, no necesitamos a Lili y mucho menos a Kimi, esta noche, tres guapos solteros irán a una disco llena de chicas bellas y cada uno se llevará mínimo una para la casa.

Y cortó.

Tommy frunció el ceño y luego suspiró.

Bien. Quizás esta era una señal, quizás si se acostaba con otra chica que no fuera Kimi por fin podría quitársela por un maldito momento de la cabeza.

*.*.*.*

Philli tenía razón. Dentro en la disco había muchas mujeres, él podía proporcionar al ojo al menos que el 80% en el lugar eran chicas. Y chicas bastante guapas.

Como siempre Carlitos se mantuvo tranquilo hasta precisamente que se emborrachó luego de su cuarto vaso de vodka con soda, cuando Tommy se sintió lo suficientemente ebrio para salir a bailar y no hacer el ridículo, se levantó del asiento para seguir por la pista de baile a su amigo Philli, dejando a Carlitos en la barra conversando animadamente con una chica que si bien no era igual a las que estaban en ese lugar, era al menos aceptable, sobre todo para su pelirrojo amigo.

El corazón de Tommy se aceleró tremendamente cuando encontró a su amigo Philli, besándose como si el mundo se fuese a acabar con una chica de cabello de casi el mismo color que el de Kimi. Pero no era ella y pudo suspirar entonces aliviado.

Pocos minutos después se puso a bailar con una pequeña pelirroja de curvas pronunciada, no era precisamente su tipo, pero la chica era demasiado bella como para negarle un baile. Pronto se besó con la muchacha y de repente ya se encontraba con ella apegada en la pared cerca del baño de damas del local.

Iban besándose hacia el baño y cuando llegaron la chica estaba desabrochando los pantalones de Tommy para cuando él soltó en un suspiro.

—Kimi… —se dio cuenta inmediatamente de su error y abrió sus ojos asombrado.

La chica pelirroja se alejó de él enarcando una ceja.

—¿Kimi? —preguntó extrañada.

Él se relamió los labios mientras la chica sonreía coquetamente.

—Si quieres jugar a cambiarnos el nombre, entonces está bien, seré Kimi… —soltó entonces la chica.

Tommy sintió su corazón bombear sangre con efusividad en ese momento, la chica se irguió para alcanzar sus labios nuevamente, sin embargo, el mayor de los Pickles la empujó con suavidad y la alejó. Sacudió su cabeza y sin decir una palabra más se alejó de la pelirroja.

Salió de la disco de pronto sintiéndose un tanto aturdido, tomó su teléfono y marcó el número de la chica a quién había querido hablarle durante todo el día.

El ring sonó un par de veces hasta que se escuchó su voz por el otro lado.

Hey —susurró Kimi por el otro lado, su voz se oía cansada, quizás la había despertado.

—Hey —respondió él y por un momento sintió que había sido una mala idea. Suspiró—. Creo que te he despertado…

No, está bien —dijo—, estaba viendo una película, ¿cómo va esa noche de chicos? —preguntó.

—No tan bien —respondió él y suspiró nuevamente—, me hubiese gustado que estuvieras aquí…

Tommy… —la voz de Kimi sonó como un reproche.

—¿Podemos vernos? —preguntó con suavidad—, por favor.

Estás ebrio —sacó por conclusión.

Él bufó.

—Solo un poco.

Nos vemos otro día, Tommy —le dijo ella con voz cortante.

Y cortó.

Él no se quería dar por vencido, sin embargo, estuvo a punto de llamarla otra vez cuando la voz de Carlitos a su espalda lo sobresaltó.

—¡Tommy!, aquí estás —el pelirrojo se acercó a él rápidamente—, debes ayudarme con Philli…

El muchacho no oyó más y pronto entró siguiendo a su mejor amigo a la disco. El castaño se había emborrachado mucho más de la última vez que lo había visto y se estaba agarrando a los golpes con otros muchachos.

El líder del grupo se metió a defender a su amigo, sin embargo, de lo único que sirvió fue para amortiguar un golpe que le cayó directamente en la boca y pronto se vio arrastrado del local por unos guardias gorilas. Estos lo tiraron en la puerta hacia afuera y cuando cayó al suelo de bruces se dio cuenta de que a su lado había caído Philli de rodillas y estaba riéndose escandalosamente.

Carlitos salió entonces siendo empujado por un guardia más pequeño. Cuando cerraron las puertas del local, ambos amigos se giraron para ver al muchacho que seguía riendo ahora de espalda al suelo mientras se limpiaba la sangre de su nariz.

—¡Cómo se te ocurre ponerte a pelear con esos tipos! —gritó entonces el Finster.

—Ellos comenzaron… —se defendió él deteniendo de apoco su risa.

Tommy torció el gesto.

—¿Por qué te pusiste a pelear con ellos? —le preguntó medio molesto mientras intentaba no pensar en el golpe que tenía en su labio.

—Dijeron que estaba metiéndome con su chica y no sé qué más —detuvo entonces por completo su risa y se sentó con dificultad, se puso unos dedos en el puente de la nariz y presiono para detener el sangrado.

—¿Te metiste con la chica de uno de esos tipos? —preguntó Carlitos indignado.

Philli se encogió de hombros.

—No sabía que tenía novio —aseveró—, ni mucho menos que su novio se encontraba ahí mismo —se encogió de hombros—. De todos modos, le dije al tipo que no era mi culpa y que todas las malditas chicas eran iguales… Claro, a excepción de mi hermana.

Carlitos rodó los ojos y agregó.

—Y la mía…

Y entonces la risa de Philli volvió, haciendo eco en las paredes. Tommy se levantó del suelo limpiándose los vaqueros y miró con el ceño fruncido a su amigo ante su risa burlona. Su mejor amigo cruzó sus brazos a la altura de su pecho.

—¿Qué te causa tanta gracia, Phil? —preguntó el pelirrojo.

El castaño lo miró desde abajo y soltó sin más.

—Kimi es la peor de todas las chicas.

La sangre dentro de Tommy corrió con fuerza y rapidez por sus venas, estuvo a punto de despotricar contra su amigo de no ser porque Carlitos se encargó de hacerlo primero.

—Retira lo dicho, Philli —gruñó—, no tienes derecho de hablar así de mi hermana…

—¡Tengo todo el derecho del mundo! —gritó Philli mirando a su amigo con ojos desafiantes—, es una...

—Philli te lo advierto… —rugió Carlitos.

—¡Tu hermana se hace la maldita santa frente de ti! —le gritó levantándose del suelo y mirándolo fijamente—, o quizás —torció una sonrisa— eres demasiado ingenuo para darte cuenta de cómo es tu hermana.

—¿Qué sabes tú de ella? —escupió Carlitos, Tommy miraba su expresión y podía notar lo dolido que estaba su mejor amigo, sin embargo, él no podía hacer nada, necesitaba saber lo que su amigo iba a decir, estaba desesperado.

—Me acosté con Kimi, Carlos —soltó él y parecía que de verdad quería hacerle daño—, cogimos de todas las maneras de la que te puedas imaginar —continuó—, y yo… —apretó los puños y la mandíbula—. No pude evitarlo —susurró—, le dije que la amaba y ella… Es una maldita zo…

No pudo terminar la frase, porque de pronto el puño de Carlitos se estampó contra la mandíbula de su amigo, pronto el chico de pelos rojos se quejó por el golpe acariciando sus nudillos. Philli cayó nuevamente a tierra y se aferraba la boca mientras se quejaba.

—Te lo advertí, DeVille —le dijo Carlos—, de-deja de decir mentiras sobre mi hermana.

Sin embargo, por otro lado Tommy tenía el eco de la voz de su amigo en su cabeza. "Le dije que la amaba…" ¡Y un demonio!, su amigo estaba enamorado de ella.

—Philli, ya basta —con voz ahogada habló por primera vez Tommy, Philli no dijo nada y Carlitos siguió acariciando la mano con la que golpeó a su amigo.

La noche de chicos había sido un verdadero desastre.

*.*.*.*

Cinco minutos después de que Tommy le mandó el mensaje a Kimi, la chica salió de su casa envuelta en un saco de color calipso y con las manos en los bolsillos.

Cuando despertó a la mañana siguiente de la noche de chicos, se había duchado y había salido a buscar a Kimi. Él no podía con la angustia, tenía que hablar con ella y aclarar las malditas cosas de una buena vez.

Se sentía un asco, el peor amigo del mundo.

No solo se había metido con la hermana menor de su mejor amigo, sino que también y como un condimento especial, se había acostado con la chica de la cual su amigo estaba enamorado.

Ella se acercó a él con un semblante extraño, no se acercó a saludarlo, ni le dijo nada. Ambos estaban en una plaza que solían visitar cuando eran niños. Se sentaron en los columpios y se mantuvieron en silencio por varios segundos.

—Tommy —habló Kimi en un susurró, él giró su vista a ella y lo miró con cierta expresión dolida.

—¿Por qué no me dijiste que Philli está enamorado de ti? —listo, directo al grano.

Los ojos almendrados de la chica se abrieron en obvia mueca sorprendida. Pickles soltó un ligero suspiro y miró hacia el frente.

Ella se encogió de hombros.

—No sabía que…

—¡No mientas! —le gritó mirándola con furia en sus ojos, ella sabía que si él lo hubiese sabido no habría tenido sexo con ella—. Ahora no solo resulta que tuve relaciones con la hermanita de mi mejor amigo, sino que como punto extra tuve sexo con la chica de la cual mi amigo está enamorado.

—Yo no quería que pasara eso —susurró Kimi mirando hacia el frente, sintiéndose culpable.

—¡Pero pasó! —gritó—. ¿Por qué no le dijiste a Philli que no se podía enamorar de ti?

—¡Pero lo hice, Pickles! —chilló ella levantándose del columpio y colocándose delante de él—, en un principio —susurró entonces bajando la cabeza—, le dije que no podía hacerlo, que yo no le correspondería y que… —tragó saliva—. En el momento en el que me lo dijo le respondí que ya no podríamos seguir viéndonos —aseguró.

Tommy la miró fijamente y supo entonces que ella decía la verdad. Sin poder evitarlo, y sintiendo como su corazón latía a mil por horas dentro de su pecho soltó sin más.

—¿Y yo? —preguntó. Ella lo miró extrañada—. ¿Me pedirás eso?

Kimi asintió.

—Es solo diversión —se encogió de hombro—, solo es eso… No puede haber nada, ¿entiendes? Ninguna clase de sentimientos.

Y Tommy se sintió ligeramente dolido, no sabía porqué pero por un momento creyó que no sería lo mismo con él que con Philli y de pronto se sintió como una mierda.

—¿En serio quieres eso? —le preguntó en un murmullo bajo.

Kimi asintió con suavidad.

—¿Entonces qué? —preguntó él chico.

La chica lo miró fijamente y soltó con suavidad.

—Carlitos ha salido temprano esta mañana —habló metiendo nuevamente las manos a los bolsillos de su saco—, papá y mamá estarán en el Java Lava durante todo el día —continuó—, estaré sola ahora… Decide tú —lo miró con profundidad—, la puerta quedará abierta.

No dijo más, simplemente se giró y se marchó.

Sabía lo que Kimi le estaba diciendo, no era idiota, por supuesto que pudo interpretar cada una de sus palabras. Si iba a su casa nuevamente cogerían como animales, y se besarían y él sentiría su maldito aroma otra vez. Si no llegaba entonces, era porque daba por finalizado todo.

Y por supuesto que lo último era lo correcto.

No podía traicionar de esa manera a Carlitos, y mucho menos a Philli, los amigos no se metían con las chicas de sus amigos, aunque la chica en cuestión no sienta nada por el otro… Y aquello para Tommy no era lo más importante de todo eso.

A él también se lo advirtió. Solo es diversión, tómalo o déjalo.

No sentimientos. Solo sexo.

Y estaba bien, no era como si él se fuese a enamorar de Kimi como lo haría Philli. Claro que no. Y ella tampoco podría enamorarse de él, tampoco.

Si entraba a la casa de Kimi, entonces, no habría vuelta atrás y si se marchaba a su casa, tampoco lo habría.

Se levantó de los columpios y se alejó de la casa, caminó cabizbajo y cuando llegó a la puerta giró la manilla y entró. Sin importarle entrar con los zapatos manchados con barro pasó directamente a la escalera y subió al trote la escalera, se dirigió a la puerta entre abierta y empujo.

Kimi estaba preparando un cigarrillo de marihuana en la cama con una media sonrisa en su rostro. Tommy se quedó en el umbral.

—Tu tampoco puedes enamorarte de mí —le informó.

Kimi lo miró con una ceja enarcada.

—Eso no sucederá —le aseguró.

Y Tommy sabía que era verdad, después de todo, en el fondo él sabía que si alguien podría salir con el corazón roto en todo este cuento sería nada más y nada menos que él mismo.

Tommy se quitó rápidamente la chaqueta, Kimi se acercó a él y saltó a su cuello con las piernas abiertas. Él la agarró del trasero y la besó con desespero.

Debía admitirlo.

Tommy era un chico perfecto. Pero la perfección estaba sobrevalorada, jodidamente sobrevalorada.


Ahhh había olvidado acotar que los personajes son adolescentes de 17 años y si alguien encuentra extraño el hecho de que se drogen, o beban, pues, no saben realmente entonces como es la adolescencia. Los tiempos cambian y los jovenes solo quieren siempre probar todo en cuanto puedan. Solo eso!

Espero les haya gustado! Cualquier opinión es bien recibida y por supuesto que críticas también. Si se dieron la molestia de llegar hasta aquí, entonces, no se asusten, que dejar un comentario se hace apretando el botoncito de acá abajo y no quita mucho tiempo.

Saludos y besos virtuales!

GRACIAS POR LEER :)

EMILIA.