Himitsu (Suzuya Juuzou x T/N)
Original en inglés pertenece a klein-k, os dejo su página de deviantart:
T/N: tu nombre.
El viento gélido despeinaba tu cabello mientras caminabas por la calle. El cielo había oscurecido hacía ya unas dos horas, así que no mucha gente se cruzaba contigo, y tú dabas gracias por ello. Desde la mañana te sentías realmente enferma. Tu estómago dolía y sentías cómo podrías vomitar en cualquier momento. Pero incluso así tú saliste con nada más y nada menos que con Suzuya Juuzou.
¿Por qué tenía que ser él? ¿Por qué salías con un humano e investigador de la CCG? Ni siquiera tú podías responder a esas preguntas. Cada vez que tus amigos te preguntaban por los humanos no sabías qué decirles, qué contarles.
Era complicado.
A veces soñabas que eras humana. Todo lo que querías era comer algo de tarta y sentir su dulce sabor en tu boca, vivir con tu propia familia y no tener secretos con aquellos que más quieres.
Cada día debías esconder tu verdadero yo por temor a ser asesinado. Estabas segura, si alguna vez confesabas a Juuzou que eras un ghoul, él te mataría, sin dudarlo. Él era un investigador de todos modos. ¿Por qué tenía que ser tu vida tan difícil? ¿Por qué no podía ser normal?
Absorta en estos tristes pensamientos bajaste la cabeza y suspiraste. Esa era tu vida y no podías hacer nada al respecto.
-¡Hey, chica! –oíste cómo tras de ti te llamaba una voz masculina.
Sorprendida, tus ojos se ensancharon pero no te atreviste a mirar atrás. El hambre te estaba volviendo loca. Sangre, carne -¡carne humana! Estabas tan hambrienta. Tan tan hambrienta. ¿Hacía cuánto no comías bien? ¿Un mes? ¿Dos?
-¡Te estoy hablando! –la voz estaba justo a tus espaldas. Una mano se posó en tu hombro derecho.
-Por favor, déjeme sola –rogaste sin mirar al desconocido.
Inevitablemente tus ojos se tornaron negros y rojos y tuviste que morderte los labios para no atacar al hombre. Olía a cerveza y tabaco pero aún podías percibir el agradable aroma de su carne.
Después de todo era un humano… Y tú necesitabas comer.
-Pero una chica tan bonita no debería andar sola por la noche, ¿no crees, preciosa? –te giró por tus hombros para encararlo. La sonrisa en su rostro se borró para mostrar la expresión asustada del desconocido al ver tu Kakutani. Sus ojos se dilataron y abrió su boca con terror- ¡U-un ghoul! –gritó en un tono agudo.
-¡Cállate! –le ordenaste a la vez que lo presionabas contra el edificio más cercano.
-¡Ah! ¡No me comas! –no paraba de gritar más y más fuerte. Tus uñas se clavaron más profundo en sus brazos haciéndole chillar de dolor.
-¡Cállate! –gritaste enfadada- ¡Solo cierra la maldita boca! –el hombre enmudeció. No se atrevió a decir nada más ni a moverse. Choqueado, todo lo que hizo fue mirarte fijamente. Podías verte reflejada en sus ojos como si se tratase de un espejo. En ese momento no parecías humana.
Eras un monstruo, un animal. Un ghoul. Y estabas hambrienta. Tan. Malditamente. Hambrienta.
Lentamente dirigiste tu cabeza a su hombro izquierdo y clavaste tus dientes en su carne tibia, llevándote un trozo de esta a la boca, sacándole un grito de dolor y desesperación. Tu víctima se movió inquieta, intentando apartarte en vano. La carne estaba tan deliciosa que no podías evitar seguir devorándolo. Después de un momento se paralizó y no se movió más. Estaba muerto. Lo mataste. Pero no podía importante menos.
Solo querías comerlo. ¡Devorarlo por completo!
-¿Ghoul-san? ¡Sé que estás ahí! –escuchaste una voz familiar no muy lejos del lugar donde te encontrabas.
Abruptamente tus ojos volvieron a su color normal y dejaste caer el cuerpo –o lo que quedaba de él- al suelo. Reconociste esa voz rápidamente. Conmocionada, retrocediste hasta topar con un muro a tu espalda. Con tus manos ocultando tu rostro te deslizaste por este.
¿Qué podías hacer? Habías matado a un hombre. Eras una asesina, un monstruo.
-¡No te escondas, ghoul-san! –ahora esa voz era más nítida y cercana.
Aunque podrías haber huido solo permaneciste donde estabas. Era el momento perfecto para decírselo. Este secreto te estaba matando día a día. ¿Cómo podía no saberlo aún? Trataba con monstruos como tú cada día. Incluso aunque Juuzou era en parte escalofriante y loco tú lo amabas. Amabas su forma de reír, su forma tan dulce de hablarte. No era un humano malo en absoluto. Solo hacía lo que debía hacer.
-Ah… ¡Aquí estás, ghoul-san! –canturreó felizmente acercándose a ti.
Tus manos se sacudieron violentamente. ¿Qué debías hacer? ¿Te reconoció ya? ¿Te dispararía?
-¿Sabes? Estoy de humor gracias a una chica especial, así que puedes decir unas últimas palabras –rió mientras tu corazón se paró por un segundo. ¿Era por ti? ¿Estaba deciendo la verdad?
Abriste la boca para decir algo pero tu garganta no formó ningún sonido. Lágrimas silenciosas cayeron por tus mejillas. Estabas feliz. Desde el mismo día en que lo conociste lo habías sabido, algún día tenías que morir. Pero ser asesinado por esa persona especial es mejor que perder la vida de mano de algún otro investigador.
-¿Eh? ¿Pasa algo, ghoul-san? –ladeó su cabeza, mirándote confuso.
-L-lo… siento… Juuzou… -susurraste finalmente.
-¿T/N? –preguntó él de manera infantil.
-Sí, soy yo. Soy… un ghoul… -lo miraste con lágrimas abrasadoras deslizándose por tu rostro. Estas se mezclaban con la sangre alrededor de tu boca y caían al suelo. Una última sonrisa apareció en tus labios. Sabías que tenías que morir justo ahora. Se acabó.
-Pero… ¿T/N-chan? ¿Cómo puedes ser un ghoul? Pasaste mucho tiempo conmigo, incluso comiste conmigo. No entiendo.
-Lo hice por ti. ¿Recuerdas cuán a menudo me encontraba enferma? La comida humana me hacía sentir enferma cada vez que no la vomitaba. Juuzou, siento haberte hecho perder el tiempo conmigo –dijiste tranquilamente, preparada para acabar con todo.
-¿Suzuya? ¿Dónde estás? –escuchaste a otro hombre llamar a tu chico. En unos minutos os encontraría y si Juuzou aún no te había matado, él lo haría.
-Vamos, mátame –le rogaste.
-¿Por qué debería hacerlo? Todo sería taan aburrido sin ti –confesó arrodillándose a tu lado. Estabas confusa. ¿De veras quería decir lo que decía o solo estaba jugando contigo? Sabías demasiado bien cómo jugaba con la vida de otros antes de acabarlos.
-P-por favor no me mientas –fue todo lo que dijiste.
-Nunca te he mentido, ¿verdad, T/N-chan?
Sacudiste tu cabeza. Nunca lo hizo.
-Volvamos a casa juntos. O no, ¡mejor vuelve a casa mientras me encargo de Amon-san! ¡Sí, esa es una gran idea!
-¿Es-tás… seguro? ¿No me matarás?
-Oh debería hacerlo… pero estaría aburrido y creo que te echaría de menos –dijo mientras jugaba con los puntos de sutura en su labio inferior.
-¿Pero qué pasará ahora? Sabes que soy un ghoul…
-Oh… solo cálmate y deja de llorar –con cuidado secó tus lágrimas con su mano y acarició tu pelo- Será nuestro pequeño secreto –nunca olvidarías esas palabras. Su voz se notaba tranquila y dulce. Sabías que era su manera de demostrarte sus sentimientos. Incluso los humanos tenían problemas con ellos.
El chico te ayudó a levantarte, te dio un tierno beso en los labios y solo entonces corriste rápidamente dejándolo solo en el callejón.
Desde entonces Juuzou y tú tendríais un pequeño secreto que cuidar.
No importaba que fueses un ghoul y él un maníaco.
